En la Cubeta Lacustre de Baiau. Al fondo Balpeguera.
Pla de la Selva, Aparcamiento de Vall
Ferrera, Pla de Boet, Estany de Escorbes y Refugio de Baiau. Vuelta por el
mismo camino hasta Pla de la
Selva y posteriormente hasta las inmediaciones de Areu.
17-07-2004.
Desnivel ascendido 937 m.
Desnivel descendido 1167 m.
Distancia recorrida 22500 m.
Tiempo efectivo 07:45 h.
Sol.
Muy fácil.
Travesía.
Agua en los
Estanis de Baiau y en el Refugio de Vall Ferrera. Hay que tener cuidado puesto
que en la Zona
de Boet y alrededores hay mucho ganado.
Las
travesías que no son circulares tienen el gran inconveniente del transporte que
en la montaña suele ser una complicación añadida con la que habrá que contar.
Recuperar el coche desde Areu al Túnel de Viella es tarea complicada que
solventamos con una inmensa fortuna.
Rosa Mª.
Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa del Pla de la Selva a Baiau procedente de Prames. Vía en rojo.
Parece ser que hemos decidido
madrugar y nos levantamos a las seis de la mañana al viernes día 17 de Julio de
2004. El día promete ser espléndido.
Desayunamos, recogemos la borda y
llevamos a la tienda todo lo sobrante dejándolo en su interior. En las mochilas
lo justo para estar al mediodía de vuelta en la tienda.
Son las siete menos cuarto cuando
por camino conocido de ayer iniciamos la marcha hasta al Plan de la Selva en el que encontramos
un coche y un grupo vivaqueando. Se debe tratar del coche que oímos ayer noche.
Al final del plan la pista se va
para abajo pero nosotros nos introducimos en el GR. que sale a la derecha de la
misma.
El camino asciende fuertemente a
través de un viejo abetal y me mosquea porque a la vez se aleja del cauce del
barranco que se queda allá abajo. Luego, tratando de imaginar la situación del
Refugio de Vall Ferrera que ya conocimos en nuestro aproximación para hacer el
Circo de la Pica
d’Estats, el camino tan pronto baja un poco con lo que nos alegra, como
asciende otro tanto o más con lo que nos hace polvo la moral. De cualquier
forma se alarga hasta que al fin confluye con la pista en el aparcamiento que
recordamos vagamente.
El aparcamiento está que peta de
coches, la Pica
atrae mucho siendo sin duda uno de los valles más transitados de Cataluña.
Nosotros proseguimos pista adelante
unos metros hasta que aparece el indicador del refugio y abajo el puente sobre
el barranco. Unos metros más arriba en la ladera derecha del valle se ve el
refugio.
Hasta aquí hemos venido en dirección
este y a partir de ahora vamos a comenzar a girar para orientarnos al
sur-sudeste y acabar con la pista que muere a la entrada del Plan de Boet,
lugar concurrido de acampada al que ya no se puede llegar con el coche, hay que
dejarlo frente al Refugio de Vall Ferrera.
Rio Baiau debajo del Refugio de Baiau.
El Plan de Boet se queda enseguida
allá abajo mientras que el camino gana altura, pero no nos alejaremos demasiado
del barranco.
Vamos en ascenso con poco equipaje y
a ritmo y nos introducimos con el camino valle adentro mientras especulamos en
cuál de los tres circos que divisamos se encontrará nuestro destino.
Poco después el camino confluye con
el barranco en el Plan de Arcalis. No resulta fácil seguir las balizas entre
los diseminados bloques de granito depositados junto a los meandros del
barranco aunque nos ayuden los retazos de camino instalados sobre la pradera
alpina.
Finalmente terminamos por cruzar la
parte superior del rellano y continuamos hacia el valle central por terreno un
tanto indefinido.
Dejamos de nuevo el barranco a
nuestra izquierda mientras el camino, a empujones, inicia de nuevo el
ascenso en una media ladera con pino
negro sobre pradera alpina y con abundante ganado vacuno.
Pasamos junto a una lagunilla que
nos despista puesto que creemos que se trata del Estany de Escorbes. El estany
está algo más arriba y la llegada al
mismo nos vuelve a despistar pensando que se trata del de Baiau.
Estany de Escorbes.
Pero a pesar de ello, el camino se
ha introducido en medio del rellano ente las laderas del valle, virando un
tanto al sudeste. Deambula con un característico rompepiernas entre pradera
alpina muy corta y nos conduce, tras habernos cruzado con un campamento de jóvenes
que va para abajo, a la cubeta lacustre de Escorbes a 2360 metros de altitud.
Pasamos por su orilla nordeste y
terminamos por atravesar toda la cubeta lacustre, ascender un pequeño resalte
casi en dirección sur y retomar más de llano la dirección este que nos conduce
al Estany de Baiau, guiados por la silueta del Refugio de Baiau con su antena,
que se recorta sobre un pequeño promontorio situado al este del estany.
En el Refugio de baiau dispuestos a rematar nuestra travesía.
Son las diez y cuarto de la mañana,
estamos en el Refugio de Baiau a 2517 metros de altitud y ya no caminaremos más al
este: el GR11. de la
Provincia de Lérida, los catalanes dicen Lleida, ha sido
nuestro.
El refugio, que es casi un
semicilindro metálico anclado con sirgas sobre una loma, se encuentra en
perfectas condiciones. Cuenta con tres pisos de literas a ambos lados del
pasillo central y en el hueco trasero se han eliminado las literas de un lado
para hacer un poco de comedor con una mesa y unos bancos corridos de madera.
Hay colchonetas y mantas, emisora de radio, velas, restos de comida, está
bastante limpio y aprovechando bien el espacio pueden dormir acostados
alrededor de 30 personas. Deberíamos tener el Pirineo cosido de refugios
similares, pero esto no parece posible en este “jodido país” en el que la
educación es un auténtico artículo de lujo.
Almorzamos dentro puesto que fuera
corre un biruji desagradable mientras hablamos del refugio, de la montaña y de
todas esas cosas que nos hacen soñar con el paraíso que debería ser el Pirineo.
Luego, salimos del refugio dejándolo
perfectamente cerrado, nos encontramos con un francés que ha llegado por allí
haciendo una ruta circular de tres días, nos hace una foto y dándole la espalda
al sol, nos vamos para abajo a desandar el camino que nos ha traído hasta aquí.
Llevamos con el francés un ritmo
parecido por lo que iremos bajando y coincidiendo repetidas veces mientras nos
cruzamos con mucha gente que sube de paseo por el valle.
Bajamos persistentemente por terreno
conocido, entramos en calores valle abajo y nos cruzamos con la pareja del
Cámpig de Areu, de la pareja que encontramos en el Ibón de Anglós no hemos
vuelto a saber nada. Quizás les adelantáramos en el Refugio de Colomers o tal
vez abandonaran la marcha puesto que ella estaba bastante resfriada; nunca lo
sabremos, la montaña es muy amplia y las personas y sus circunstancias
extraordinariamente diversas.
Debajo del Plan de Boet alcanzamos
al campamento que está descansando en la pista, charlamos con ellos un poco y
les indicamos dónde coger agua.
Nosotros llegamos al desvío del
refugio y nos vamos a echarle una ojeada.
Refugio de Vall Ferrera.
Un camino que no recordamos nos
conduce al Refugio de Vall Ferrera en diez minutos tras pasar por el puente de
madera sobre el Noguera de Vall Ferrera y cruzar posteriormente el Barranco de
Aresic.
La fuente baja caliente, el refugio
es para dos docenas de personas y está lleno de cachivaches alrededor del
mismo. No creemos que sirva en modo alguno para satisfacer la demanda de la
zona pero los montañeros nos tenemos que aclimatar a lo que haya mientras los
turistas copan las instalaciones que deberían estar a nuestro servicio, pero
¡el negosi es el negosi!
Suben unos cuantos jóvenes a
rellenar las cantimploras de todos cuando nosotros nos vamos para abajo.
En el camino nos cruzamos con el francés y charlamos un buen rato.
Mantenemos una de esas conversaciones típicamente entrañables que solamente se
mantienen en la montaña y con un extranjero especialmente.
Praderíos con bosquetes de pino negro en Vall Ferrera.
Nos despedimos y nos vamos hasta el
aparcamiento mucho más lleno de coches que por la mañana: es sábado y con buen
tiempo.
Decidimos bajar por la pista para
recordar y mosqueados por el camino que hemos llevado a la mañana.
La pista baja junto al río, los
coches siguen subiendo. Nosotros a buen ritmo vamos haciendo pista para
terminar ascendiendo hasta el emplazamiento del Plan de la Selva.
Enseguida dejamos la pista, tomamos
el camino y llegamos a nuestra tienda que nos espera seca al sol pues son las
dos y cuarto de la tarde.
Lo primero que vamos a hacer es
irnos por la herbosa pista horizontal hasta el barranquillo y echar unos tragos
a la vez que nos lavamos un poco y nos cambiamos de ropas. Luego, de vuelta a
la tienda comemos, es la hora y el momento de hacerlo ya que luego no sabemos
cómo puede desarrollarse la tarde.
Después de comer hay que desmontar
todo el campamento y las mochilas y volverlo a enmochilar todo. Lo haremos de
forma distinta a la que lo hemos hecho durante la travesía: repartimos ropas,
comida y dinero por si nos tuviéramos que separar, metemos dentro de las
mochilas absolutamente todo ya que para hace autoestop no es conveniente que
vean mochilas con mucho aparato exterior, disponemos de un poco de agua en cada
contimplora y me tomo nota del número del móvil de mi chica por si acaso, ya
que no me lo sé.
A las tres y cuarto nos echamos al
hombro las mochilas y por camino sombreado en descenso y con la intención de no
sudar demasiado, nos vamos para abajo.
Hemos ido previendo distintas
situaciones, a lcanzamos la pista sobre los 1450 metros de altitud,
son las cuatro de la tarde, recojo el altímetro y saltando a la pista saco el
dedo ya que bajan dos coches.
Esquema de la etapa 6.
El primer coche nos para, va una
pareja de catalanes que han intentado hacer la Pica y no han llegado. El coche es pequeño pero
con nuestras mochilas en las piernas nos vamos con ellos para abajo.
Nos llevan hasta Llavorsí de una
tacada, puesto que ellos han de continuar para abajo y charlamos. La cosa se
pone bien para empezar. Terminamos echando unas cervezas
Nos despedimos y nos vamos calle
adelante hacia la salida con obras en la carretera por lo que hemos de volver
unos metros y en una curva de la misma que cuenta con una salida de calle para
que los coches puedan parar nos ponemos a hacer dedo de nuevo casi sin tiempo
de mirar la hora.
A pesar de que hemos comido muy bien
y hace poco rato, se nos ha hecho hambre; debe ser ese hambre que aparece
después de una actividad en la que se ha tenido que desarrollar una cierta
continencia. Rosa se va a la tienda a comprar pan y embutido para hacernos un
bocata sin necesidad de sacar nada de las mochilas.
Yo sigo sacando el dedo y para un
coche. No llevamos ni un cuarto de hora en la carretera.
Nos puede llevar hasta Viella. Paso
como una moto a la tienda y le digo a Rosa
que está pagando en la caja, que deje los cambios, que nos vamos.
Es un chico, le gusta la montaña y
charlamos de ella y de la problemática general de la vida en la montaña.
Comprobamos que la situación es similar en casi todo el Pirineo.
Pasamos el Puerto de la Bonaigua, ell trayecto se
nos hace un suspiro y nos deja en Viella junto a la estación de autobuses
puesto que lo primero que vamos a hacer es ver si algún transporte pasa el túnel.
Localizamos la parada del autobús y
no la estación de autobuses, pero en un cartel comprobamos que no hay
transporte por el túnel hasta las cinco de la mañana del día siguiente.
Una vez liquidado el bocata y las
cervezas que hemos comprado cogemos las mochilas y subiendo 200 metros por la calle,
llegamos a la plaza circular y nos vamos en dirección sur caminamos unos metros
hasta la gasolinera. El pueblo ya se acaba allí en curva y en cuesta, por lo
que nos quedamos en el ensanchamiento de la salida de la gasolinera para hacer
dedo de nuevo. Hago dedo a todo lo que se mueve.
Llegan unos franceses con sus
mochilas a hacer dedo también, cuando para un coche matrícula de Huesca. Son
una pareja de rumanos que van a Zaragoza y que han comprado el coche en
Barbastro porque allí resultan más baratos.
Conduce de pena y a toda pastilla.
Rosa pasa miedo pero poco, pues cuando se quiere dar cuenta estamos ya en la boca
sur del Túnel de Viella.
Ya se pasaba de largo para abajo,
pega un frenazo y para en el arcén de la carretera comentando que solo faltaría
que le denunciaran por hacer eso.
Sacamos las mochilas del maletero y se pierden para abajo casi sin tiempo para
despedirnos.
Nosotros nos quedamos allí, unos
metros debajo del aparcamiento en el que está nuestro coche, como llovidos del
cielo. Son las ocho de la tarde. ¿Se puede pedir más suerte?
Con el coche nos bajamos hasta
nuestro campamento particular.
Estamos perplejos todavía del
resultado final del día. Hemos liquidado la sexta y última etapa de nuestra
travesía tras recorrer 22,5
kilómetros, con 937 metros de subida sin
peso y 1167 metros
de descenso, también sin peso la mayoría de ellos, empleando en ello nueve
horas y cuarto. Además hemos hecho dedo tres veces y hemos recorrido en tres
coches 110 kilómetros,
todo ello en cuatro horas. Con todo esto hemos conseguido prácticamente ganar
un día entero. La conclusión es inequívoca. Como dice Serrat: “Hay que pisar
mucha mierda para tener tanta suerte.”
Nos refrescamos un poco en el río,
preparamos la cena y poseídos por el síndrome del final nos empiltramos en el
coche y mañana será otro día.
Llueve por la noche y a la mañana
amenazadoras nubes de gran desarrollo entren por el sur en el valle. El tiempo
está mal y a la vista del día tomo la decisión de volvernos para casa a pesar
de que Rosa se quiere comer hoy medio mundo pase lo que pase.
Son las ocho de la mañana y sin
ninguna prisa nos vamos carretera abajo. Echamos gasolina en la primera
gasolinera que pillamos de camino y nos vamos a Vilaller para dar una vuelta
por el pueblo y pasar directamente hasta Campo pero sin ir por Castejón de Sos,
así conoceremos algo nuevo.
Enseguida tomamos otra carretera que
sale al sur hacia Bonansa.
Visitado el pueblo continuamos hacia
el Alto de Bonansa para transitar posteriormente por el corto, aunque no por
ello menos espectacular Congosto de Obarra. Paramos a contemplarlo y hacer
alguna fotografía sin dedicarle damasiado tiempo ya que lueve ligeramente.
Pasamos junto al Monasteriode
Nuestra Señora de Obarra y nos encontramos con una carretera en obras que está
sencillamente infernal.
Abandonamos las obras en dirección a
Villacarli a cambio de ponernos en una carretera todavía más estrecha.
Estos pueblos del Pirineo, como
todos, están pasando una nueva primavera, el tema va bien y eso se nota. No sé
si se curará la enfermedad que padecen pero de momento hacen mejor cara y van
tirando con el parche. Ya veremos que pasa cuando la cosa vaya a menos.
Decidimos subirnos hasta las Vilas
del Turbón mientras recordamos nuestras andanzas con nuestra hija cuando era
pequeña.
Las casa del balneario están, pues
eso, ni fu ni fa, a lo mejor el balneario no da para más que carteles; y la
embotelladora sigue siendo una cochinada que están ampliando al estilo de
ahora, osea, hecho una cochinería.
Nos llegamos hasta el hotel del otro
lado del barranco y a la vuelta, tras coger agua que llevaremos a mi abuela,
nos sentamos en un banco de la carretera a almorzar un poco.
Luego nos vamos poco a poco hasta
campo, después Ainsa y por la
Guarguera a casa cuando es la una y media del mediodía.
Hemos rematado completamente nuestra
ración especial de “montaña de verano.”
Han sido seis días de marcha en los
que hemos estado de camino 62 horas y diez minutos con una media de diez horas
y veintiún minutos incluyendo las paradas; hemos subido 8433 metros d desnivel
con una media de 1405
metros diarios y bajado 8613 metros, a 1413 metros por día; y
hemos recorrido más o menos 133 kilómetros lo que hace una media de 22,1 kilómetros
diarios. Además de estas cifras que tienen su indudable interés y enjundia,
hemos disfrutado de un tiempo sensacional que nos ha permitido disfrutar, como
se puede entender el disfrute, de la montaña, hemos conocido un poco el Pirineo
de Lérida y nos hemos acercado un poco a un peregrino objetivo que ya ronda
hace tiempo por nuestras mentes y que consiste en hacer el GR11. de mar a mar.
También nos ha servido para tomar el pulso a etapas de media montaña que pueden
ser, de alguna manera, la medida para las etapas próximas a los dos mares y
que, la verdad sea dicha, no nos han gustado gran cosa; a lo mejor en Otoño o
en Primavera sin demasiadas prisas sean otra cosa, quien sabe.
El peso, bueno, lo hemos soportado
decentemente gracias a una excelente logística lo que ocurre es que todo se
puede mejorar y habrá que ir pensando en ello.
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