En la Faja del Mallo.
Aparcamiento
de la Pradera
de Ordesa, Camino de Salarons, Corredor Nordeste del Tozal del Mallo, Collado
Norte del Tozal, Faja del Tozal del Mallo, Murallones de la Gatera , Barranco de Gabieto
y San Nicolás de Bujaruelo.
29-10-2006
Tiempo efectivo 06:00
h
Sol.
Bastante
fácil.
Agua
en los Barrancos de Salarons y de Gabietos en Ordesa y en San Nicolás de Bujaruelo.
Ocasionalmente según temporada en la filtración del Ibón de Narronal pero no
hay que confiar en ella.
El
Corredor Oeste del Tozal del Mallo que es opcional sobre la Normal al Tozal da cierto carácter a la actividad. El Tramo de
camino del Saco de San Bastán a los Murallones de la Gatera no es opcional y
confirma la seriedad del recorrido que no dejará indiferente a nadie que lo
aborde. No hay problema con las aglomeraciones de Ordesa.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de la Faja del Mallo procedente de Prames. Vía en amarillo.
Octubre de 2006 se recordará por ser
un mes a la antigua usanza: con lluvias abundantes y buenas temperaturas;
también lo recordarán algunos como el mejor mes de bolsa española desde hace
muchos tiempos. Parece que se va a despedir con buen tiempo y nosotros lo vamos
a aprovechar.
Ha venido Biola de Madrid, el sábado
28 vamos a buscar setas a la
Espata , así el domingo lo tendremos para la montaña a pesar
de que tenemos cena. Bien se vale que toca cambio de hora y eso nos da un poco
más de respiro.
Insólita imagen del Tozal del Mallo.
El domingo día 29 lo comenzamos a
las siete menos cuarto. A las siete estamos en el coche y a las ocho menos
cinco dejo a Rosa con las mochilas en las Casas de Oliván y mientras que ella
se va para arriba yo me acerco al aparcamiento de la Pradera de Ordesa, dejo el
coche y me vuelvo al trote tras dejar una cerveza a refrescar en el Arazas.
La mañana está cálida y entre los
trotecillos y el ritmo se me hace larga la subida a través del bosque mixto que
rellena el fondo del Cañón de Ordesa. El camino comienza a cubrirse de hojas
caídas y hay que prestar cierto cuidado a los apoyos sobre las viejas raíces
que frecuentemente afloran al camino.
El Tozal del Mallo y el Corredor Sudeste que vamos a subir.
Algo arriba saco la cámara, hago
alguna foto al Tozal y al corredor que pretendemos y tras adelantar a una
pareja alcanzo a Rosa en las inmediaciones del abrigo de troncos, ya con ganas,
continuando para arriba con un ritmo más relajado.
Salimos del bosque con las miradas
en nuestro corredor y enseguida cruzamos el Barranco de Salarons abandonando la
dirección norte para girar un tanto al noroeste por el praderío del circo
inferior.
Entrada al Corredor Sudeste del Tozal del Mallo.
Hemos salido a 1300 metros de altitud
y alrededor de los 1800
metros abandonamos el camino de los Llanos de Millaris y
nos vamos hacia la base de la
Cara Sur del Tozal del Mallo, poniendo en tranquila fuga a un
pequeño rebaño de sarrios.
Ascendemos un pequeño dorso cubierto
de pratenses y alcanzamos la entrada del Corredor Sudeste del Tozal del Mallo
que, a primera vista, es una flecha que anuncia complicaciones en el inicio y
en el final. Vamos sin ninguna referencia del mismo y no las tenemos todas con
nosotros.
Inicialmente presenta un zócalo de
alrededor de 20 metros
de altura que de lejos no tenía buen aspecto pero que ahora en el tajo se
aborda con relativa facilidad por la
parte izquierda del mismo para hacer una travesía en horizontal utilizando una
estrecha vira y rematar ascendiendo por un diedro fácil en el centro del
corredor. El pasaje es de calizas ocres bastante desgastadas, fundamentalmente
exento de basura y luego sabremos la razón.
Superado el zócalo de entrada la Aguja del Corredor Sudoeste del Tozal.
El zócalo vertical se acuesta
ligeramente y nos deposita en una rampa muy inclinada en la que se alternan las
afloraciones de calizas ocres con asentamientos de pratenses alpinas que
enseguida nos depositan en un barranco descompuesto, muy inclinado y relleno de
basura del que tratamos de salir en busca de materiales más firmes en ambos
lados del fondo.
Con el barranco subimos alrededor de
100 metros
y alcanzamos un resalte rocoso algo vertical en el que aparecen de nuevo
calizas ocres bastante desgastadas que nos facilitan el ascenso a la vez que el
corredor se ensancha y nos muestra una dificultad añadida: la presencia de una
nutridísima manada de sarrios que nos vigila expectante: no hay huellas pues
por aquí no debe subir nadie y no tienen costumbre de compartir la indiscutible
propiedad del pasto.
Me doy cuenta del asunto cuando
localizo a la primera pareja que después de especular un rato, a toda pastilla
se lanzan para abajo por la orilla derecha del ahora amplio corredor, pasan a
nuestra altura y se pierden para abajo por el tramo de barranco que acabamos de
ascender. No deben tener salida por arriba y eso supone un importante problema
para nosotros.
El Corredor Sudoeste del Tozal del Mallo es erguido y continuado.
Voy un poco delante y le digo a Rosa que se orille todo lo que pueda a
la izquierda del corredor que ahora es una amplia rampa muy inclinada y llena
de verdura, al objeto de dejarles limpia la zona derecha como escapatoria y
para quedar lo más lejos posible de la zona por la que pueden caer las piedras
que puedan derribar al escapar.
Ellos controlan, yo más y cuanto
menos sepa la parienta mejor.
Enseguida una pareja a la que no le
ha gustado gran cosa las estrechas fajas del Tozal da la vuelta y atraviesa
horizontalmente el corredor saliendo un poco de nuestra vista en la base de la
espléndida aguja que se asienta sobre la parte izquierda del corredor e
inmediatamente, cautelosa, se pone en marcha
la manada en la misma dirección. ¡Lo que faltaba!
Van cruzando, vamos ganando altura
sin decidirnos a salir al centro de la rampa y cuando los vuelvo a ver están
pasando por la base de la aguja e inician la huida hacia abajo por una
inclinadísima rampa de verdura cubierta de enebro y situada a la izquierda de la aguja. La manada que
cuenta con un nutrido grupo de cabritos está a salvo y nosotros también. No nos
han tirado ni una sola piedra porque en una rampa tan vertical no hay nada
suelto que tirar. Estos bichos deben subir y bajar el zócalo por el lugar que
hemos utilizado nosotros y por eso estaba tan limpio.
Estamos ya en el último tercio de
corredor, hemos dejado atrás la aguja que desde aquí ya no es tal sino una
estrecha proa perdida en medio de una accidentada y vertical pared y el
corredor comienza a cerrarse ya que ahora es un circo de considerables
dimensiones, cubierto de verdura pero inclinadísimo que tendrá una pendiente de
alrededor de 70 grados y subir puedes
hacerlo por cualquier lado pero hay que utilizar la hierba como presa de manos.
El Muro de Salida del Corredor Sudeste del Tozal del Mallo.
La rampa termina alcanzando un
resalte de calizas ocres, vertical y de una docena de metros de altura que era
el problema que se veía desde abajo. Pero no es tal. Se trata de una pared muy
larga y rota por varios lugares que se puede salvar directamente por una fisura
estrecha de la parte central.
A mitad de la fisura Rosa se va en
travesía hacia la izquierda de la fisura para tomar un pequeño espolón y
terminar ascendiéndolo como procedimiento un poco más atlético pero más seguro.
Alcanzamos el Collado del Tozal del Mallo a 2260 metros de altitud
que está al norte del pico y que es único.
El corredor visto desde encima del muro de salida.
Rosa respira pero parece ser que hoy
no va a ser un día de su agrado. El corredor tiene por encima de los 500 metros de desnivel y
la pendiente media estará sobre los 60 grados. Ha subido refunfuñando y lo que
le queda. Bueno, al menos ahora llega un tramo que ya conocemos y que nos tiene
que conducir al encuentro del Paso de la Gatera.
Son las diez menos cuarto y en el
collado de verdura ni nos detenemos, ascendemos ligeramente y tomamos los vagos
restos de senda más de sarrio que de montañero y nos vamos faja adelante en
dirección fundamentalmente noroeste.
Zona Oriental de la Faja del Tozal.
Corredor Superior del Saco Betetuas.
Pasado el primer saco llega el Saco
del Barranco, más reducido y en el que la faja asciende ligeramente. Se trata
de un pequeño circo que cuenta con un barranco que rompe los paredones
superiores de Mondarruego y que nosotros ya utilizamos para subir en busca de la Foya Narronal.
Torres del Espolón Sur de Mondarruego.
La Oeste del Tozal del Mallo poco habitual.
Estamos en la vertical norte del
Centro de Interpretación frente al Ara
viendo toda la amplitud del Valle. Arriba tenemos Mondiniero, el Tozal de
Comas, Fenez, Otal y aquí debajo el Tozal del Cebollar de grato y próximo
recuerdo.
Murallones en el Saco del Barranco.
Nariz de Mondarruego en el Saco de San Bastán.
Continuamos siempre por la parte
inferior de la faja pues estamos próximos al lugar desde el que nos dimos la vuelta
y sabemos que por arriba no hay nada que hacer.
En busca del paso bajo la Nariz de Mondarruego, el punto clave de la faja.
Corredor en el Saco San Bastán, promesa de paso.
Podemos bajar desde aquí al estrecho corredor relleno de caliza blanca
que aparece sucesivamente al oeste y desde el que podemos acceder al último
barranco antes de alcanzar los Murallones de la Gatera , pero
el paso es bastante delicado y prefiero bajar por la arista en busca de
algo mejor.
Corredor de salida del Saco San Bastán y acceso a los Murallones de la Gatera.
Los dos corredores que son la llave en el Saco San Bástán.
Espero a Rosa que baja detrás y tras
alcanzar el fondo del inclinado y descompuesto corredor pasamos en travesía
ascendente el siguiente barranco que nos deposita en otro estrecho, inclinado y
descompuesto corredor de alrededor de 40 metros que conduce a la Arista de los Murallones de
la Gatera.
Espolón del paso clave visto desde los Murallones de la Gatera.
Son las doce del mediodía hemos
encontrado el paso y hemos resuelto el problema y nuestro reto. Rosa llega
detrás prometiéndoselas muy felices. Yo, entre tanto, he visto casi todo lo que
tenía que ver, y de felices, nada de nada.
Murallones de la Gatera y Tozal de Cebollar.
Los Murallones de la Gatera son, como ya
imaginaba, impracticables para el descenso, además de que en la parte inferior
se cortan sobre la pista; San Nicolás de Bujaruelo está aquí debajo y,
consecuentemente, me creo que habrá que bajar hasta allí y olvidarse de acceder
al Puente de Santa Ana.
Estamos sobre los 2500 metros de altitud
y encima de nosotros tenemos los paredones de la Nariz de Mondarruego. Por
tanto, hay que proseguir en horizontal y
hacia el norte.
San Nicolás de Bujaruelo.
Continuamos superando un par de
proas prácticamente en horizontal sobre materiales calizos claros bastante
incómodos de transitar, un delicado martirio para mi señora y más ahora que ya
está un pelín zurrada. Nos conducen a otra arista que baja en dirección
noroeste y que nos enseña el Circo Oeste de los Gabietos, un espacio de colosales
proporciones propiedad exclusiva de las calizas claras que se han derrumbado de
Narronal y de Catuarta y que transitamos a la agradable sombra de los
mencionados picos que nos custodian con
soberbias y verticales paredes de una luminosidad absolutamente
espectacular.
Bajo las Paredes de Punta Narronal
Queremos perder el camino pero es
allí donde va a iniciar el descenso. Nuestro objetivo es el ramal norte del
Barranco de Gabieto que queremos alcanzar sin embarques pues va a ser la una y
media.
Hay que espabilar sobre la tasca y
dejarse guiar por la experiencia para recuperar el poco transitado camino que
perdemos continuamente. Nos resulta de gran utilidad la localización de los
restos de una vieja caseta de pastor junto al barranco. Por allí tiene que
pasar el camino que suba de San Nicolás de Bujaruelo y hacia allí orientamos
nuestros pasos ya en claro descenso.
Cascada del Barranco de Gabieto.
Son las dos menos cuarto de la tarde
cuando alcanzamos el Barranco Alto de Gabietos y contemplamos la preciosa
cascada de las inmediaciones del viejo
aprisco pastoril.
Estaremos sobre los 2200 metros de altitud
y tras cruzar el barranco continuamos el descenso ahora por su orilla derecha.
San Nicolás está perdido allá abajo todavía.
Tenemos que resolver algunas dudas inmediatamente antes de que el
camino se introduzca en los paredones de la cara oeste de Punta Escusaneta,
pero a partir de allí seguir el poco transitado camino resulta más fácil en un
medio tan inclinado y vestido ya de pino negro.
Parte baja del Barranco de Gabieto.
El pinar gana densidad y el camino
se derrumba en una ladera inclinadísima en dirección oeste y menos mal, ya que
solamente hay que bajar 900
metros de desnivel. Y ya puestos a bajar lo va a hacer
sostenida e inmisericordemente, haciéndonos pensar en la subida que debe hacer
muy poca gente.
Entramos en el hayedo y el camino
sigue bajando salvajemente. La ladera se viste de hoja caída y nos agarramos a
todo lo que está a nuestro lado al objeto de asegurar una bajada rápida y como
prevención de fáciles culadas en un terreno con estas condiciones.
Siempre en las proximidades de la
rama norte del Barranco de Gabieto del que contemplamos su cascada final
alcanzamos el rellano próximo al Ara en las inmediaciones del cámping en medio
de un profundo hayedo que otoña a todo trapo. Allí tomamos el GR 11 que en
cinco minutos nos lleva al Puente de San Nicolás junto al que pulula un nutrido
grupo de disfrutadores de un fin de semana anticiclónico, no sin antes pasar
junto a la nevera convertida en garaje de una señal de peligro de aludes.
Son las dos y media de la tarde y
estamos a 1338 metros
de altitud. Hemos liquidado una espléndida jornada con una actividad de
auténtica categoría en la que hemos movido
alrededor de 1400
metros aunque no sea esto lo más importante en esta
ocasión.
Nos queda ahora la recuperación del
coche que está en la Pradera
de Ordesa y dispuestos a que no se nos pase ni una oportunidad de hacer dedo
nos vamos a la salida del cámping y nos ponemos a comer junto a la pista. Son
doce kilómetros que trataremos de hacer sobre ruedas.
Abrimos nuestra acostumbrada lata de
sardinas que comemos en primer lugar mientras acordamos táctica para el caso de
que no nos bajen a los a la vez.
Enseguida para un coche y me baja.
Me voy con la mochila y unas galletas.
Son tres vitorianos que han venido a
pasar el fin de semana. Les indicaré algunas cosas de por aquí y les informaré
un poco del GR11. Ellos me han venido muy bien a mí y yo espero que también les haya resultado de provecho.
A las tres y cuarto me desmonto en
el Puente de los Navarros y me echo carretera arriba. Solamente quedan 5 kilómetros .
No llevaré caminado más allá de
medio kilómetros cuando me para una pareja de Toledo. Es la primera vez que
vienen al Pirineo y les organizo un par de días en Ordesa. En la Pradera les indico
convenientemente y nos quedamos todos más contentos que chupillas. Son poco más
de las tres y media cuando recupero el coche, luego la cerveza fresca y me voy
carretera hacia abajo. ¡Mejor imposible!
Y como la contraley de Murphi dice que todo lo bueno se puede mejorar,
cuando llego al Puente de los Navarros, Rosa me espera allí. Ha hecho dedo
inmediatamente después que yo y la han bajado.
Luego nos vamos de corrido a casa
para llegar antes de las cinco y tener tiempo suficiente para estar con nuestra
chica además de disfrutar de las espinas que mi señora se ha traído en los
dedos y de las agujetas que le acompañarán largamente durante el principio de
la semana siguiente.