La Norte del Puntal de Labata que en invierno suelta tremendos aludes.
Aparcamiento de Candanchú, Collado
Causiat, Paso de Aspe, Cantalera, Huerto Estanés, Laderas de Cantal, Fisura
Arista Nordeste y Cara Norte. Descenso a Fisura, Foya de Aragüés, Lapiaz y
Valle Colgado de Bernera, Valle de los Sarrios, Cantal de Escuarez y Paso de
Aspe.
31-07-2013.
Salida 08 h. llegada 17 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa del Puntal de Labata procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
El
Puntal de Labata o Lie Labate como figura en algunos mapas es un pico que suele
despertar inquietud cuando lo contemplas en las inmediaciones del Valle de los
Sarrios.
Si
pasas por la Cantalera después de contemplar los Torreones del Huerto de
Estanés aparece la espectacular placa de su cara norte de aspecto inaccesible
más si contemplas, al transitar por sus alrededores, las aristas este, y oeste
defendidas por paredes verticales y te dices que algún día entrarás por el sur.
Luego otro día te llegas por el sur a la Foya de Aragüés y en la cresta
adviertes que la cima es un castillo defendido por una arista con dos torres de
auténtico respeto.
Los
aludes de placa más colosales que he visto en el Valle del Aspe provienen de la
Norte de Labata cuya pared se parte todos los años propiciando tan espectacular
como peligroso aspecto, aunque por suerte, se trata de una zona poco transitada.
Es
un pico similar al Liouviella Norte que ya ascendiéramos en su día tanto en
ubicación como en estructura y materiales y hoy, 31 de Julio de 2013 nos vamos
a echarle un tiento.
Son
las ocho y cuarto cuando aparcamos el Candanchú a 1600 metros de altitud. La
mañana está espléndida y presagia un buen día de monte.
Iniciamos
la marcha en dirección este y de llano para tomar el GR 11. y alcanzar el
Collado Causiat a 1634 metros de altitud. A partir de allí el camino desciende
suavemente por praderío alpino muy verde para introducirse enseguida en la
Cabecera del Hayedo de Sansanet.
Pasamos
bajo las Paredes de Espert y alcanzado un punto bajo sobre los 1530 metros de
altitud iniciamos la travesía de la pedriza primero vestida de verdura
completamente florida y después desnuda, terrosa e inclinada que nos conduce al
Paso de Aspe.
Las
lluvias y los aludes de este pasado año han deshecho un poco la senda y ha sido
trazada un poco más abajo. Nosotros pasamos por donde siempre, cogemos agua en
el Barranco de Aspe que baja crecidillo y proseguimos adelante por la cabecera
del hayedo hasta atravesar un par de
barranquillos secos.
Inmediatamente,
cuando la senda quiere empezar a descender en dirección norte para pasar bajo
unas paredes características, abandonamos el camino principal y tomamos una poco
marcada senda en la pedriza, que en dirección oeste va a ascender por la
Cantalera, un pequeño barranco lleno de grandes bloques calizos desprendidos de
los Mallos del Huerto Estanés. Hay que saber donde se inicia el camino, ya que
no está demasiado marcado.
Ascendemos
bajo las paredes de los mallos y tras pasar una ladera de verdura en la que hay
flor de lys atravesamos la pedriza y alcanzamos el Huerto Estanés, un precioso
rellano en el valle en el que encontramos un primer nevero residual y asfódelos
todavía con capullos sin abrir, para atravesarlo longitudinalmente al noroeste y
salir del mismo en persistente ascenso en busca del corredor que se resolverá
con buenos pasos en la pared izquierda y que nos deposita a la entrada del
Rellano del Cantal de Escuarez o de Escurez, como se quiera. Estamos a 1900
metros de altitud y van a ser las nueve y media.
Aquí
abandonamos nuestro particular camino al Valle de los Sarrios y a Estanés y partimos en dirección sudoeste en busca de
nuestra quimera que discretamente asoma en el horizonte.
El
Puntal de Labata es un contrafuerte (puntal) de la arista que conforma la Foya
de Aragüés cuya cima está separada un centenar de metros de la cabecera del
cordal. Por el norte se asienta sobre una ladera bastante uniforme de calizas
claras salpicada de pequeños resaltes que se superan fácilmente con algún
pequeño quiebro en el camino o empleando un poco las manos si no quieres
molestarte en buscar paso.
Las Laderas del Cantal que acogen neverillos residuales ascienden paulatinamente
hasta alargarse a la base de la placa somital defendida por los restos
moribundos de los aludes de la temporada.
Ascendemos
de frente hacia la mitad de la pared y especulamos sobre el lugar por el que
vamos a empezar.
La
arista noroeste parece algo más amable y tumbada que la nordeste y que el
conjunto del perfecto triángulo que conforma la placa; pero nosotros, según
recuerda Juan, hablamos el día que subimos este invierno a la Mujer Muerta de
una especie de vira de entrada a la arista nordeste que parecía permitir el
acceso a la mitad de la placa. La entrada directa es un poco lisa y como que no
nos apetece afrontarla desde abajo a pesar de que está bastante cuarteada y de que
tenemos seguridad de poder subirla.
Consecuentemente,
tomamos una amplia vira herbosa que se aproxima
a la arista nordeste y tras pasar bajo el inicio de la misma continuamos
para arriba ligeramente al este, a través de una ladera descompuesta que se
puede subir por cualquier parte.
Nuestra
vista recurre continuamente a los paredones verticales que defienden la arista
advirtiendo que la parte superior no tiene buen aspecto y no aparece en
principio la vira de entrada que buscamos.
Pasamos
frente a una fisura que se podría ascender y proseguimos un poco separándonos
de las paredes para tener perspectiva.
Lo
que vemos es desalentador, no hay nada oculto que pueda ser utilizable y
decidimos atacar la fisura.
Bajamos
unos metros y nos acercamos a la entrada. Se trata de una fisura vertical de
alrededor de 20 metros que no tiene mal aspecto salvo la entrada que tiene un
paso largo y liso. Sacamos la cuerda, sube Juan y desde arriba asegurará un
poco a Rosa que también sube sin ningún problema salvo la dificultad para ella
de la entrada.
Hago
alguna foto y subo detrás. La fisura tiene caliza bastante descompuesta pero
presenta sobrados apoyos francos lo que supone una trepada entretenida.
Salimos
ligeramente por encima del rellano herboso de mitad de la pared y tras salirnos
unos pocos metros de la arista entramos en la placa y nos vamos para arriba
siguiendo grietas que articulan la pared y en algunas de las cuales hay
pequeños asentamientos de pratenses.
La
placa de la cara norte nunca supera los 40º y ofrece variadas alternativas de
progresión. Nosotros vamos atravesando la pared en diagonal hacia el oeste
hasta que tomamos una potente grieta que asciende más decididamente
aproximándonos a la arista noroeste.
Me
alargo hasta arista, compruebo que las paredes persisten también a lo largo de
toda la arista y luego, ya un poco por cualquier parte, la placa se acuesta un
poco, alcanzamos la Cima del Puntal de Labata situado a 2407 metros de altitud.
Son las once menos cuarto.
Hay
unos bloques tras los que la cima se
alarga hacia el sur unos metros hasta un escalón bajo el que aparece un potente
gendarme y más allá otro todavía más erguido y sobresaliente. En la base del
escalón hasta el que destrepo hay unos viejos anclajes de rápel.
Desde
la cima contemplamos de este a oeste desde la Zapatilla hasta la Llena del Bozo
aquí mismo y detrás del Ruabe del Bozo. El Circo de la Foya de Aragüés prosigue
con el Puntal del Bozo, una pirámide innominada y posteriormente el Cresterio
Calizo Claro de Olibón. Más allá Bisaurín, Secús, Portaza y Liouviella. Detrás
aparecen muy nítidos Acherito, Petrechema, Mesa y Anie; delante Acue, Estanés y
Aguas Tuertas muy neblinoso. En el norte Sesques con el Caperan, Serous,
Gazies, Midi y perfilándose casi al este la silueta del Diente de Anayet.
Almorzamos
y disfrutamos de esta cima tan largamente ansiada. No sube mucha gente ni hasta
aquí ni por aquí.
Media
hora después, desestimamos la idea de bajar por la arista noroeste y siguiendo las citas que he ido haciendo con
las pocas piedras sueltas que quedan en la pared nos vamos para abajo. El mayor
problema de estas paredes es perder la vía y terminar enrallado, lo que no es
demasiado difícil.
Destrepo
la fisura de espaldas al valle y seguidamente lo hacen mis chicos. Será de IIIº
seguro en descenso.
Recogemos
la cuerda y nos vamos para arriba en busca de la arista. Ascendemos un tramo
descompuesto y seguidamente entramos en la zona de placas donde se puede elegir
camino para progresar. Hay que decir que 200 metro más al este hay una rampa
herbosa que sube fácilmente hasta la cresta pero nosotros no nos vamos a
molestar en ir a buscarla.
Tomamos
una grieta muy amplia y erguida que tiene un bloque empotrado y salimos
directamente a la arista. Son las doce y estamos a 2400 metros de altitud.
Los Torreones de la Sur del Puntal de Labata.
Lo
suyo hubiera sido tras bajar la grieta marcharse de vuelta pasando o no por el
Ibón de Estanés con lo cual ya habría una vuelta cumplida. Nosotros queremos
dar una vuelta por el Valle Colgado de Bernera que conocemos parcialmente pues
el Pirineo aunque conocido, siempre guarda novedades.
Iniciamos
el descenso a la Foya de Aragüés por praderío y en dirección sudoeste
contemplando por la ventana que aparece entre la Llena del Bozo y Olibón a
Napazal y Mesola que dan paso al oscuro
Pirineo de pinares.
Llena del Bozo.
Bajamos
tranquilamente, cogemos agua fresca en una surgencia y faldeando por la ladera oeste hacemos una travesía en
busca de la entrada de Lapiaz de Bernera lo más alto posible y alejados del
praderío del fondo de la Foya de Aragüés.
Bajaremos
finalmente hasta los 2200 metros de altitud lugar en el que accedemos al lapiaz
iniciando el faldeo de la Cara Sur de Olibón
Ascendemos
suavemente por el lapiaz entre Olibón al norte y las dos puntas de Ruabe
Bernera al Sur hasta que tras sortear un persistente nevero por su orilla norte
lo cruzamos cuando se arrellana en el Collado de Ruabe Bernera a 2370 metros de
altitud.
La
mañana está muy pesada y lo notamos. También lo debe notar el rebeco que se
deja aproximar de manera poco usual, haciéndonos pensar que estaba enfermo. Ni
siquiera nos acercamos para que los socios conozcan la trepada de los Dientes
de Olibón y contemplar desde allí el Valle de los Sarrios. Nos reunimos allí e
iniciamos el descenso del valle colgado en dirección oeste-noroeste mientras preside el Bisaurín.
Bisaurín.
Se
trata de un pequeño valle glaciar vestido de pequeños resaltes de calizos
completamente lleno de simas. Nos ha de conducir al Barranco de los Castillones
por el que desagua la parte occidental del Valle de los Sarrios pero en modo
alguno queremos bajar hasta el refugio de los Forestales: vamos a buscar algún
atajo y sabemos que puede ser complicado.
La
Arista Oeste de Olibón que desciende paulatinamente hasta la Plana Mistresa
vistiendo de paredes al valle de los Sarrios ofrece hacia el sur una ladera
pedregosa y transitable fuera de las paredes cimeras. Nosotros a medio descenso
del valle colgado lo abandonamos para introducirnos en la ladera siguiendo
caminillos de animales que nos hacen el tránsito más cómodo ya que está bastante
descompuesta.
Sobre
los 2225 metros de altitud nos acercamos a la arista para comprobar que no
podemos atravesar todavía la sierra. Tendremos que bajar una ladera inclinada y
vestida de verdura para ver si más abajo
es posible. Solamente por no dejar cabos sueltos me acerco de nuevo a la arista
y me tropiezo con un corredor estrecho y erguido que rompe las paredes y
termina en la pedrera lateral del Valle de los Sarrios.
El
corredor arranca alrededor de los 2150 metros y nos deja en la pedrera fácilmente
tras bajarnos alrededor de 50 metros fáciles.
Son
las dos menos cuarto cuando nos detenemos a la sombra en la base del corredor
vestido de jugosa y fresca verdura a comer. Como decimos aquí hace “una calor”
importante y es que por aquí distinguimos entre el calor y la calor, qué vas a
comparar.
Media
hora después continuamos con una travesía suavemente descendente por inestable
pedriza para buscar el fondo del Valle de los Sarrios en las inmediaciones de la divisoria de
aguas.
Ibón Viejo.
Alcanzada
la divisoria a 2120 metros de altitud nos apartamos del camino unos metros para
visitar el Ibón Viejo vestido de verdosas y encantadoras aguas en el que
todavía moja sus pies un neverillo residual.
Luego
proseguimos en suave descenso y en dirección oeste al encuentro de la
turbera que rezuma agua por doquier y
tras la que tomamos el camino de salida en la Trinchera.
Valle de los Sarrios.
Bajamos
unos metros por el camino y cuando éste gira al noroeste para desembocar poco
más abajo en Estanés, nosotros lo abandonamos
para recorrer el Rellano Herboso del Cantal de Escuarez en dirección
este y cerrar el bucle que hemos abierto a la mañana. Van a ser las cuatro de
la tarde.
Descendemos
el corredor, atravesamos el Huerto de Estánés, bajamos la Cantalera y nos
introducimos en el Hayedo de Sansanet con ganas de sombra.
Amapolas pirenaicas.
Tras
cruzar el Barranco de Aspe faldeamos con el camino bajo las paredes de Esper en
las que fotografío unas amapolas pirenaicas y tras transitar la última zona de
hayedo remontamos cansinamente hasta el Collado Causiat para llegarnos con ganas al Aparcamiento de Candanchú. Son
las cinco un poco pasadas y hemos liquidado con muchísimas ganas nuestra
jornada que entre unas cosas y otras se ha ido a los 1250 metros de desnivel,
aunque creo que lo peor del día ha sido el calor incluso por encima del
desnivel.
En
Canfranc paramos a coger agua fresca para empezar a reponer los líquidos que
hemos perdido a raudales.