31 ene 2016

9-16. PEYREGET EN CIRCULAR DESDE ANEU. 30-1-2016.

Peyreget desde los Laquettes de Pombie. 

Aparcamiento de Aneu, Col de Soum de Pombie, Refugio de Pombie, Col Peyreget, Cara Norte, Peyreget, Col Peyreget, Lac de L’Iou, Col y Peña del Col de L’Iou y Aparcamiento de Aneu.
30-01-2016.
Salida 11 h. Llegada 16:30 h.
Mixto.
Fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Peyreget procedente del ING. francés. Vía en amarillo.

            El Pic Peyreget, quizás hijo orográfico de su padre el Midi de Ossau es un pico de contrastes en el que se unen abruptas paredes con laderas incluso amables.
            Notorio y notable como objetivo aproximativo  al “icono de los deseos” de muchos montañeros, lo hemos subido bastantes veces, por diversas vías y épocas del año pero… estaba pendiente con los esquís: nos hacía tilín pero nos daba respeto pues los esquís no son “nuestro reino” si es que tenemos alguno.
            Queríamos contornearlo y de paso…
            Sería bueno pillarlo con un día soleado y con nieve recién caída o primavera, ¡no te jode! como para todos; más  hoy 30 de Enero de 2016 que dan un espléndido día vamos a ver qué pasa con el propósito de echarle la paciencia necesaria.

Hacia Peyreget desde Aneu.

            Salimos de casa relajados sobre las nueve de la mañana y nos pilla la retención del día siguiente a San Valero en Búbal pues hay razones por las que, a pesar de saber la casuística, somos víctimas de la misma.
            A las once nos echamos al monte tras aparcar comiéndonos un trozo de carril en la carretera y a media distancia entre el Portalet y el Aparcamiento de Aneu pues está todo a tope.

Hacia el Col de Pombie.

            El día está espléndido y la nieve dura cuando bajamos para pasar los puentes de los Barrancos del Valle de Aneu a 1710 metros de altitud hasta que ponemos los esquís bajo el primer resalte y tomamos las suaves campas bastante cubiertas de nieve que en dirección oeste nos tienen que llevar a la Cabaña Senescau 100 metros más arriba.
            Foqueamos entre raquetistas y esquiadores en este paraíso invernal y nos acercamos a la Pared del Soum de Pombie ya en dirección norte  con la vista puesta en los pasillos de nieve puesto que la ladera está bastante pelada y en los grupos que nos preceden, varios y numerosos.

En el Collado de Pombie. 

            Atravesando algunas pequeñas peladuras ganamos la terraza intermedia bastante nevada y con una nueva diagonal nos llegamos al Col de Soum de Pombie situado a 2129 metros de altitud  cuando todavía no son las doce.
            La arista hacia el Soum está para hacerla, el Saoubiste tiene una preciosa estampa y no hay huellas visibles pues de los 2000 metros para arriba hay un par de centímetros de nieve nueva y del Midí para qué decir nada: allí está como siempre.

Descendiendo hacia la Cabaña de Pombie. 

            Hay que perder suavemente alrededor de 100 metros para alcanzar la Cabaña de la Pombie a 2031 metros de altitud pero para tan incómodo y pírrico descenso, que conocemos, ni siquiera quitamos las pieles. Será un acierto puesto que la nieve de los varios barranquillos que atravesamos está muy dura y la capilla de nieve reciente de poco  sirve.

Saoubiste y Pombien detrás del Refugio de Pombie.

            Pasamos casi media hora entretenidos hasta que en las inmediaciones del Refugio de Pombie viramos al oeste e iniciamos el ascenso en busca del Col de Peyreget.

La vía hacia Peyreget es amable.

            Siempre que hemos pasado por este corredor lo hemos hecho por su ladera izquierda y recordamos que es bastante irregular sobre todo en la zona de los laquettes por lo que no descartamos tener que quitarnos los esquís para superar alguno de los pequeños muros por los que transita   el camino y consecuentemente vamos con las “orejas tiesas.”

Hay un centímetro de nieve reciente.

            No encontraremos esa profunda huella con la que se suele soñar cuando vas por terreno desconocido pero nuestra agradable sorpresa será mayúscula: el camino discurre amablemente siempre por la ladera derecha del corredor y salpicado de suaves resaltes, nos pasa por el lecho de los laquettes y tras afrontar un muro no demasiado erguido y en el que no son necesarias las cuchillas que hemos puesto nos deposita en el Col de Peyreget a 2320 metros de altitud cuando es la una del mediodía.

La zona más erguida no lo es demasiado. 

            La nieve recién caída no parece servir más que para hacerme incómodos zuecos y en el collado la de debajo está costrosa. El cielo se está cubriendo de nubes altas y el día sin ser malo no era lo prometido.

La Norte de Peyreget desde el collado del mismo nombre.

La Cara Norte de Peyreget es amble y compuesta de suaves resaltes sucesivos que se pueden subir con relativa facilidad practicando largas zetas de hombro a hombro.

Rampa cimera en la Norte de Peyreget.

Ganamos altura hasta mitad de ladera y próximos a la arista este aprovechamos un rellano protegido para dejar los esquís. Rosa quería continuar y luego le daré la razón pero yo subía incómodo con los zuecos que persistían en mis esquís. Quedaba una larga y suave diagonal al este para alcanzar el rellano cimero y el tramo final de pared un poco más erguida pero con un poco más de nieve reciente aunque sigue costrosa.

Hacia Aspe y Bisaurín desde Peyreget.

Nosotros  llevamos crampones y piolets que no emplearemos, nos vamos de frente para arriba aprovechando alguna huella y en alrededor de diez minutos alcanzamos la Cima de Peyreget a 2487 metros de altitud cuando es la una y media pasadas.
En la cima a la que el personal no llega con los esquís pues los deja en una brecha de la arista este para iniciar los descensos por ambas caras, hacemos y nos hacen fotos, charlamos con el personal, contemplamos un paisaje con nubosidad alta creciente y recordamos algunas de las muchas visitas que realizamos a esta zona a la que venimos con tanta frecuencia: siempre es un placer.

En la Cima de Peyreget.

Tranquilizamos a un grupo que nos dice que una esquiadora se ha caído pero ha logrado detenerse y un cuarto de hora más tarde, habíamos echado el café al poner las cuchillas, nos vamos para abajo.
La nieve costra cede a los tacones de las botas de plástico y en un pis-pas nos llegamos a los esquís.
Podríamos haber subido con ellos hasta arriba, no había mala salida pero no lo sabíamos. Desde aquí la salida es estupenda y para nosotros es muy importante tener una salida agradable. Unos giros con nieve costra que negociamos bien buscando las acumulaciones de nieve reciente nos conducen de nuevo al Col Peyreget al que llegan un trio de esquiadores que han subido el corredor oeste que queremos bajar.

En la Vertiente Oeste del Col Peyreget.

No hay huellas de bajada y solamente una débil de subida por lo que estamos tentados de bajar por donde hemos subido y olvidarnos de la circular. Charlamos con el primero de ellos que nos dice lo que ya esperábamos: nieve dura, algo de hielo y peladuras además de rocas, pero estamos dispuestos a todo.
Iniciamos el descenso del primer resalte que enseguida se pone muy tieso y que liquidamos con unos giros decentes y una diagonal hacia Midí. Alcanzado el fondo del corredor aparece la nieve dura y el hielo entre grandes bloques rocosos. Me asomo para reconocer el patatar y hay que quitar los esquís, poner crampones y bajar el segundo resalte con los esquís en la mochila.

Resalte Intermedio del  Corredor Oeste de Peyreget.

Se trata del resalte que recordaba como muy erguido y lóbrego pues está a la sombra de la Pared Oeste de Peyreget por lo que apenas ve el sol. No tiene tan mala pinta como queríamos recordar pero tiene una mitad pelada que se puede subir con cuidado pero no bajar y arranca en hielo de fusión entre rocas.
Veinte minutos de preparación y en menos de otros diez nos bajamos tranquilamente la treintena de metros de corredor y nos ponemos los esquís. El resto de corredor está muy tumbado y girando entre bloques pues no hay demasiada nieve como ya sabemos, nos vamos para abajo a por el tercer resalte que descenderemos por el norte aprovechando nieve bastante buena.
Nos deposita en nuestro comedor, la cabecera de una pared que cae vertical sobre el Lac de L’Iou. Son las tres de la tarde.

Echando un bocado en nuestro comedor con el Midi. 

Comemos sentados en un enebro rastrero sin nieve mientras contemplamos la Norte de la Peña Peyreget. Nos guarda las espaldas el Midi. La nubosidad va descendiendo poco a poco y a pesar de que cuando en cuando el sol se quiere traslucir la visibilidad desciende.

Remonte hacia el Col de L'Iou.

No será problema para que media hora después nos bajemos girando placenteramente hasta el Lac de L’Iou y desde la superficie helada del mismo a la que llegamos, pongamos pieles e iniciemos el remonte en busca del Col de L’Iou. Se puede evitar este último resalte haciendo una diagonal por la ladera oeste del pico que estamos rodeando.

Poniendo pieles en el Lac de L'Iou.

Estamos a 2074 metros de altitud y nos queda un suave remonte que está de cine para bajarlo y que en un cuarto de hora nos deposita en el Col de L’Iou e inmediatamente en la Cima de la Peña del Col de L’Iou a 2216 metros de altitud.

En la Cima de la Peña del Col de L'Iou.

Son las cuatro de la tarde y el tiempo apremia. Quitamos pieles y nos vamos inmediatamente para abajo haciendo la diagonal alta que nos deposita en la Arista Sudoeste de Peyreget por encima de la Falsa Peña del Col de L’Iou para desde allí descender la amplia y amable ladera del Valle de Aneu, cruzar los barranquillos por puentes de nieve cómodos, pasar por la Cabaña Senescau y quitar la nieve de los esquís en el primer puente del barranco.

Esquiando en el Valle de Aneu.

Con los esquís en el hombro remontamos hasta la carretera y a las cuatro y media liquidamos los 1050 metros de desnivel de nuestra circular a Peyreget con la satisfacción de haber cumplido uno de nuestros viejos retos.

Negociando nieve costra en el Valle de Aneu.

Nada más llegar al Corral de las Mulas tenemos un conato de caravana que se disuelve tras la Circular de Sextas pues la gente va desembarcando en Marchica. Hoy ha sido una jornada de concurrencia en los Valles de Tena y Aneu.

28 ene 2016

8-16. PICO PEIRO EN CIRCULAR. 27-1-2016.

Peiró siempre presente,

Arguis, Pista Central del Valle, Hayedo y Collado Peiró, Pico Peiró, Hayedo Peiró. Collado Sarramina, Altiplano Gratal, Barranco Forcegabarda, Presa Embalse Arguis y Arguis.
27-01-2016.
Salida 10 h. Llegada 16 h.
Sol.
Muy fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Peiró procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Hacía días que queríamos ir al Peiró. Se trata de una pirámide que se hace patente siempre que echas la vista al oeste del Embalse de Arguis hacia Rasal. Modesto en altura es uno de esos retos que guardas en Guara para esos días que todos sabemos que llegarán por unas u otras circunstancias.
            Hoy 27 de Enero de 2016 y aprovechando que tenemos que pasar por Huesca vamos al turrón y,  por una vez aunque solo sea, con buen tiempo; las nieblas ocuparán las hondonadas y allí estaremos a salvo de ellas.

Iniciando la marcha desde Arguis con el barranco de descenso al fondo.

Son las diez de la mañana cuando saliendo del Caserío de Arguis por una pista que recorre el valle por la zona más hundida del mismo, aparcamos y nos vamos de camino pista adelante y en dirección oeste. Estamos a 1020 metros de altitud.
Teníamos la opción de salir desde la Presa del Embalse de Arguis que transita la cara nordeste de la sierra o tomar la pista que avanza  por la vertiente sudoeste del valle y que nos podía acercar al pico un considerable tramo. Pero como queremos conocer y hacer una ruta circular tomamos la opción  desconocida.
La pista en suave descenso, enseguida mejora pues está recién arreglada y sinuosamente a través de campos de labor medio abandonados se adentra por el valle entre retazos de pinar asediados por la procesionaria. Pasamos junto a una perrera y poco más adelante cruzamos algunos barranquillos que bajan de Bonés.

Las Canales de la Nordeste de Peiró. 

Poco a poco nos acercamos al Barranco La Garona en cuya cabecera hemos de transitar de camino al pico. Alcanzamos una intersección de pistas a la que acude una nacida de la que transita la Sur de Bonés y enseguida un tramo de camino bien indicado y limpio ataja una revuelta de la pista  para proseguir recorriendo la lazada más occidental de la misma hasta el lugar donde un cartel nos introduce definitivamente en el camino sobre los 1150 metros de altitud. Llevamos una hora de marcha aproximadamente.
El camino se pone tieso inmediatamente atravesando un pinar húmedo. Se trata de uno de los Caminos de la Hoya de Huesca en el que aparecen escalinatas de madera. Dudamos de que la finalidad sea la defensa de la erosión pero…

Hacia el Hayedo de Peiró. 

En el pinar van apareciendo hayas que nos anuncian la presencia del Hayedo Peiró. Enseguida llanea el camino y aparecen barandillas de madera y de hierro que son absolutamente innecesarias.

En el Hayedo de Peiró.

Hemos entrado al barranco por su orilla derecha y  buscamos la opuesta en una travesía horizontal  entre bojes de pequeña talla.  Hemos pasado bajo la vertical del Collado de Sarramiana y ya en la ladera oeste tomamos un crestoncillo en el que los bloques de margas sacan la cabeza de entre bojes y genistas y que agradablemente soleado nos invita a parar y echar un bocado. Parece que por arriba se mueve algo.

Hacia el Collado de Peiró.

Alrededor de las doce menos cuarto proseguimos ascenso por camino que sigue transitado y que nos deposita enseguida en el Collado Peiró sobre los 1500 metros de altitud.

Peiró desde el collado del mismo nombre.

Giramos al nordeste y siguiendo el caminillo entre bojes ascendemos vuelta a vuelta  para alcanzar el crestón calizo cimero y recorrer la largada Cima del Pico Peyró situada a 1579 metros de altitud. Son las doce y cuarto. 

En la Cima de Peiró.

Hemos contemplado desde el collado el Caserío de Bentué de Rasal asomándose entre girones de niebla que cubren el valle y que se extienden hacia el oeste llenándolo todo en busca de la Ribera del Ebro y ahora desde aquí añadimos una buena parte del Pirineo Axial que emerge sobre la Sierra de Bonés, vestido de blanco en altitud pero un tanto distante; al nordeste el Aguila y Guara y girando al sur la Sierra de Gratal y Caballera.

Ordesa por encima de Bonés desde Peiró.

Hacemos algunas fotos, contemplamos la Sierra Caballera algo descoyuntada y con aspecto de poco transitada, y un cuarto de hora después nos vamos para abajo.
Nuestra atención está puesta  en recorrer la parte próxima de la Sierra Caballera  que nos permita enlazar con la de Gratal pero enseguida hemos advertido que carece de camino aparentemente y la cubierta de boj y genista es suficientemente disuasoria si se pretende recorrer la cabecera de la misma, por cierto con algún accidente puntual.

Remontando hacia el Collado Sarramiana.

Consecuentemente, bajamos al Collado Peiró, comprobamos la ausencia de camino y nos vamos para abajo en busca del Hayedo Peiró. Cuando lo abandonábamos hemos visto el camino al Collado Sarramiana.

Llegando al Collado Sarramiana.

Alcanzado el desvío sobre los 1350 metros de altitud tomamos el camino que  conduce a Bolea y que en dirección sureste gana altura por medio del hayedo y cosido de escaleras y barandillas absolutamente innecesarias, lo que es una muestra más de la nefasta gestión de los bienes públicos y del despilfarro de esta sociedad que no tiene otro norte más que el consumismo puro y duro, quizás como procedimiento útil de untarse las manos al manejar aceite; pues eso: no solamente aeropuertos desérticos, palacios de cualquier clase, auditorios mastodónticos, autovías vacías, remodelaciones sin necesidad ni cabeza… no sé si hemos aprendido algo de estos últimos años. Creo que no y no hay nada peor que no ser capaz de aprender.

Peiró desde el Collado de Sarramiana.

Alcanzamos el Collado Sarramiana de nuevo sobre los 1500 metros de altitud cuando es la una del mediodía.
Acceder a la Loma de Sarramiana  para recorrerla y bajar al Barranco Forcegabarda que es por donde pasa el Gaseoducto requiere de un jabalineo suficientemente disuasorio como para olvidarnos del tema a pesar de que no habrá más de 300 metros de distancia en suave ascenso.

Pista en la Oeste de Sarramiana.

Al collado llega una pista por el sur y en la distancia aparece la cúpula del Pico Gratal que nos va a guiar mientras descendemos suavemente con la pista.
Primero al sur por el Reguero Tacho y luego al sureste, iremos rodeando la cabecera de la Loma Sarramiana. Bajaremos hasta los 1350 metros de altitud y cuando nuestra pista se iba a cruzar a la ladera derecha del Reguero surge otra pista que marcha al este como si hubiera estado trazada expresamente para nosotros.

Crocus vernus en Peiró.

Pista utilizada por cazadores tiene unas rodadas profundas pero a nosotros nos viene de cine mientras se agranda Gratal y nos deposita en un altiplano que reconocemos puesto que se trata del altiplano en el que se asienta el Vértice de Gratal y que se alarga hasta San Julián y posteriormente a las Calmas.
La pista algo húmeda se abre en dos, la que sube a la cabecera y la otra por la que continuamos nosotros. Enseguida alcanzamos el Barranco Forcegabarda  y nos vamos al norte en fuerte descenso ya por terreno conocido.

El Aguila, Calma Alta y San Julián.

Estamos casi a 1450 metros de altitud, una vez más, y el tramo erguido nos baja alrededor de 200 metros para proseguir en suave descenso al amable sol del mediodía. Hay un camino que baja directamente desde el Altiplamo de Gratal atajando el camino que hemos hecho al Barranco Forcegabarda. Lo hemos visto pero queríamos concretar el conocimiento de la zona.

Bajando el Barranco Forcegabarda. 

Paramos a comer en unas piedras al sol y media hora después proseguimos para abajo al encuentro de la pista.

Peiró desde el Barranco Forcegabarda. 

Alcanzamos la pista en una cerrada revuelta a 1150 metros de altitud y nos vamos con ella par bajo enseguida saldrá al oeste el ramal hacia Peiró que nosotros continuareamos en dirección opuesta: la conocemos y nos llevará a la Presa de Arguis.

Precioso eléboro en flor en Arguis.

Cruzar ente zonas baldías  y campos directamente hacia el Poblado de Arguis se puede llevar más tiempo del que parece y resulta más una cuestión de fortuna encontrar caminos que sorteen los sotos arbustivos entre campos. Alguna vez ya lo hemos hecho pero hoy proseguimos con la Cricular al Pantano de Arguis.

Pantano de Arguis. 

La pista muy sombreada en esta época está muy húmeda y recorre la umbría de las Calmas  en suave y lineal descenso que nos deposita en la presa a 970 metros de altitud. Son las tres y cuarto.

Pantano de Arguis desde la Ermita de Soldevilla.

Cruzamos la presa del embalse más antiguo de Aragón actualmente en uso y que data de principios del siglo XVIII y tomamos la carretera vieja que nos lleva por la, en otro tiempo, zona turístico-hostelera actualmente casi abandonada para salir de ella y dirigirnos directamente al Pueblo de Arguis por el camino que pasa por la Ermita de Soldevilla no ha mucho restaurada.

Llegando a Arguis.

Enseguida alcanzamos el pueblo y la pista que nos lleva al coche. Son las cuatro de la tarde y hemos liquidado una circular de fortuna en la que entre unas cosas y otras hemos movido un desnivel de alrededor de 850 metros en una, inusual para nosotros, jornada de senderismo en la que nos hemos hartado de pistas solamente por necesidad. Para que luego diga mi chica que no la llevamos por camino.

25 ene 2016

7-16. ESPELUNCIECHA DE DIA Y LA RACA DE NOCHE. 24-1-2016.

La Sudoeste de Espelunciecha. 

Aparcamiento de Anayet, Glera de Anayet, Barranco Culibillas Cara Sudoeste y Arista Oeste.
Aparcamiento de Astún, Prado Llano y Cara Norte.
24-01-2016.
Salidas 10 h. y 22 h
Llegadas 13 h. y 24 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Espelunciecha procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            El 24 de Enero de 2016 había sido voceado a los cuatro puntos cardinales como un día espléndido. Era luna llena y nos apetece todo para tratar de aprovechar la poca nieve decente que queda a mediana altitud pues con estas temperaturas se va a malograr de nuevo.
            ¡Cómo nos llama Bious! Pero terminaremos desoyendo su llamada y buscaremos algo más corto y así poder disfrutar también por la noche en una jornada doble, como en los cines de antaño, si señor: haremos una sesión doble.
            No hay demasiadas opciones si no se quiere portear algo para pasar una mañana agradable y elegimos Espelunciecha
.
En busca de la Glera de Anayet.

            Son las diez de la mañana cuando hemos aparcado en Anayet y con los esquís en la mano nos acercamos a la zona de la cafetería donde ponemos los esquís y marchamos en busca de la Glera de Anayet.
            Inmediatamente abandonaremos la pista y en dirección oeste siempre ascenderemos al sur de la pista que sube hasta el Cuello Garmé. Es una ladera amplia, amable, soleada y bastante transitada que nos permite alcanzar la Glera de Anayet en su parte sur de manera cómoda y sin molestar a los esquiadores de pista.
La nieve está divina y el foqueo es amable a pesar del desagradable ronroneo de la lengüeta de mi bota derecha que amortiguaré con un ibuprofeno.

Garmet y Espelunciecha desde la Glera de Anayet.

Alcanzada la Glera, contemplamos la Arista de los Farallones,  la Este de Espelunciecha, el amplio Collado de la Glera de Anayet y la arrogante imagen de Garmet y colineando nos dirigimos en suave ascenso hasta el Collado de la Glera de Anayet situado a 2070 metros de altitud y 350 metros más alto que el punto de salida.
Desde el collado hay que dejarse caer al Barranco Culibillas. Lo más cómodo es  perder unos metros y remontarlos cómodamente por el fondo donde transita la vía del Barranco Culibillas, pero siempre hay huellas a media ladera que te invitan a racanear un poco tratando de mantener la altura.

Barranco Culibillas desde el Collado de la Glera de Anayet.

Hoy hay tres huellas. La más alta la desechamos porque hay que ganar todavía altura por encima del collado y tomamos la intermedia cómoda en principio pero que finalmente se pone en la ladera súper erguida pudiendo resultar como casi siempre más cara de esfuerzo que la tercera que baja al barranco.
Hoy no es el caso puesto que sin grandes dispendios  y ganando altura por buena nieve nos colocamos en la mitad de la Pala de Cierre de los Ibones de Anayet.

A media altura en la Pala de Cierre de los Ibones de Anayet. 

La atravesaremos cómodamente con una larga diagonal hasta casi la cascada del barranco, siguiendo una suave línea ascendente y con un par de quiebros sin necesidad de vueltas marías remontar al encuentro del Rellano de Anayet situado a 2230 metros de altitud.
Desde el rellano además de disfrutar del espléndido Diente de Anayet contemplamos la Cara Sudoeste de Espelunciecha con sus clásicas zetas que se incorporan a la arista sureste que es la vía más utilizada para acceder al pico.
La arista sudeste parece tener demasiados cortes en su mitad superior, el corredor central tiene demasiada piedra para bajarlo así que nos decidimos por hacer nuestra propia vía aunque a mi chica no le guste en principio.

La Sudoeste de Espelunciecha.

Atravesamos el rellano lacustre orientados hacia la cima y  seguidamente  iniciamos una larga diagonal que atravesará cómoda y uniformemente toda la cara sudoeste para alcanzar el hombro inmediato a la arista oeste: es una vía de libro que no se suele utilizar fundamentalmente porque te deja en el resalte cimero de la arista en el que suele faltar la nieve y si se quiere llegar a la cima con los esquís hay que portearlos unos metros.

Con el Diente de Anayet. 

Alcanzada la arista, y comprobando los diferentes estados de la nieve: dura y venteada en la arista y amable y soleada en la cara sudoeste, nos llegamos al nicho que ofrece la arista, es un abrigado espacio  donde puedes dejar los esquís con toda comodidad y seguridad.

Termminando la travesía de la Sudoeste de Espelunciecha.

Solamente queda, tras dejar los esquís, ascender una treintena escasa de metros mixtos que nos depositan en la Cima de Espelunciecha situada a 2396 metros de altitud cuando son las doce menos cuarto.

La Oeste de Espelunciecha.

En la cima un montañero me confunde con Julio Benedé. Su cara me suena y finalmente nos presentamos: es Donato Molina al que he visto en algún selfie de los Blogs de Sendero Límite o lameteoqueviene. Me ha confundido por las barbas y porque desde luego no me ha visto esquiar. Julio es un crac y yo un eterno principiante.

Cima de Espelunciecha.

Charlamos un rato, echamos un bocado, es un tipo franco amable y cordial, mientras corre una ligera brisa pero se está muy bien al sol con los cortavientos.
Media hora después dejamos las variadas conversaciones con el personal que va llegando y nos vamos para abajo en busca de los esquís.

Esquiando la Oeste de Espelunciecha.

La arista nos ofrece un par de giros sobre nieve dura y seguidamente la cara sudoeste nos proporciona un placer indescriptible que alargamos cuanto podemos hasta entrar en el Rellano de Anayet.
La pala de cierre está hecha un patatar  pero no resulta incómoda. No sucederá lo mismo con el tramo de pala siguiente pues quiero recorrer el camino de la subida. Hay una parte a la que ya ha llegado la sombra y en unos minutos ha puesto la nieve dura,  costrosa y desagradable. Suerte que es una terraza bastante plana y enseguida un erguido faldeo nos saca al sol y a la diagonal suavemente ascendente que hacemos con las taloneras sueltas y que nos devuelve al Collado de la Glera de Anayet.

Campo Troya y Garmet desde la Glera de Anayet.

El descenso desde la Glera de Anayet va a ser sin duda el mejor que recordamos: arriba nieve polvo poco profunda que se gira maravillosamente y luego, siempre al sur de la pista disfrutamos de una nieve primavera inmejorable que hasta parece que sepamos esquiar algo. Solamente el pero de que no hay nieve en ninguno de los tubos como hemos visto a la subida, que hubieran convertido el descenso en inenarrable.

Infiernos, Argualas y Campo Troya desde la Glera de Anayet.

A La una estamos en el coche tras salvar 680 metros de desnivel acumulado en una preciosa y breve jornada de las de repetir.

Mapa de la Raca procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

Unas horas después, son las nueve menos cuarto cuando nos ponemos de nuevo en el coche para marchar a Astún pues nos espera la Raca.
Después de variadas deserciones por diversas causas seremos los tres los que iremos: habíamos tomado la decisión de ir a disfrutar la luna llena independientemente de quien viniera.
Son las diez menos cuarto cuando empezamos a foquear desde el edificio de la Clínica de Astún que, por cierto, no tiene luz. Estamos a 1700 metros de altitud y hace una noche de auténtico sebo con 7º C. Creo que se trata sin duda de una de las noches de luna llena más cálidas que recordamos de entre las numerosas que hemos disfrutado y también padecido.

Más abajo de Prado Blanco.

La nieve de la Pista de Enlace está arreglada y se ha endurecido ya pero hay varias máquinas que están faenando y que nos lo pondrán cómodo, sobre todo la que está en la Zona Alta de la Raca.
Antes de incorporarnos a Sarrios  charlamos con Jesús Sánchez y sus compañeros que ya bajan y seguidamente, el resalte duro por el que se abandona la orilla del barranco nos coloca en Sarrios para ascender persistentemente en busca de Prado Blanco entre las máquinas que trabajan por aquí y por allá.

En prado Blanco.

Me he tomado mi ibuprofeno pues la lengüeta me sigue machacando y así asá iré subiendo. La noche es espléndida, está absolutamente despejada pero la luminosidad está un pelín apagada, lo que no es ningún problema para el ascenso.
Tras recorrer todo Prado Blanco tomamos la Pista de la Raca  con su tramo estrecho algo duro a pesar de que la máquina acaba de bajar.

Coronando la Raca.

Luego del rellano, decidimos no poner cuchillas en previsión pues el muro final siempre está duro y ascendemos sin demasiadas diagonales aprovechando las últimas pasadas de las pisanieves que han dejado surcos en los que la adherencia de las pieles es muy buena.
Son las once y media cuando alcanzamos la Cima de la Raca a 2277 metros de altitud. Debemos estar alrededor de 4º C.
En la cima encontramos a un grupo de cuatro jóvenes. Son de Hecho y alrededores. Charlamos un  rato con ellos y nos asomamos para ver el Valle del Aragón sembrado de luces en medio de la noche.

Cima de la Raca.

Media hora después, hemos olvidado el termo del café, hemos sido  invitados a té caliente, compartimos dulces y nos vamos para abajo.

Valle del Aragón desde la Raca.

La nieve se ha endurecido un poco pues al estar la nieve bastante húmeda enseguida  endurece y en la parte alta como en la baja rascan los cantos de lo lindo. Solamente la parte central tiene una nieve estupenda.
Al estado de la nieve hay que añadirle una perfecta superficie gracias al trabajo de las máquinas y también, por el contrario, la luna no ofrece una gran luminosidad con lo que el descenso no es de lo más placentero que recordamos. Bajamos sin más e incluso Rosa terminará bastante mareada por falta de visibilidad.

Tramos de buena nieve bajando de la Raca.

Pasadas las doce llegamos al coche que marcara 7º C. Hoy ha sido pequeño el placer para los casi 600 metros ascendidos. La luna, que por cierto, estaba muy alta ya cuando hemos llegado no ha estado por la labor. ¡Pero quién se pone con la luna!