Balsa de Bonés y Ermita de Santa Magdalena.
Carretera Vieja de Monrepós por encima
de Arguis, Ladera Sur, Vertiente Norte de de la Sierra de Bonés, Ermita de
Santa Magdalena, Punta Cardón, Pista de Bonés, Mesón Nuevo por camino y
Carretera hacia Arguis.
12-02-2012.
Desnivel acumulado 450 m.
Distancia recorrida 12000 m.
Tiempo efectivo 02:50 h.
Sol.
Muy Fácil.
Recorrido circular para hacer en cualquier época del año.
El Tramo final de descenso hacia el Mesón Nuevo se puede hacer también por pista
Agua en la fuente de Balsa de la Ermita
de Santa Magdalena. No sé si se agotará a finales de temporada.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Bonés procedente de Prames, Vía en amarillo.
Desechados
algunos proyectos que no parecen muy
adecuados, más por el viento que por los fríos anunciados a bombo y platillo, decidimos marchar un poco al sur; y para nosotros el sur es la Sierra de Guara.
La
Sierra de Bonés, limítrofe con el territorio de Guara, es una alineación
montañosa más de las varias que conforman el Prepirineo Oscense: Gabardiella,
Javierre, Cancias, Belarra… las hay a barullo y casi todas tienen elementos en
común como la ubicación, el manto vegetal, la altitud y, por supuesto, la
actual falta de población y el desconocimiento.
Es
conocido el Puerto de Monrepós entre
otras cosas por la espléndida visión que proporciona del Pirineo al coronarlo y
estoy convencido de que muchísimos no saben que está atravesando la Sierra de
Bonés. Bueno, estas cosas pasan.
Hoy
12 de Febrero de 2012 nos vamos a dar una vuelta pues tampoco conocemos gran
cosa de la zona.
Son
las diez menos cuarto cuando tras recoger a Juan a las nueve nos bajamos por
Monrepós hasta Arguis. Allí tomamos la vieja carretera de imborrables recuerdos,
pasamos por el pueblo y nos subimos medio kilómetro más arriba del desvío a
Bentué de Rasal aparcando junto a una especie de depósito de agua en la orilla
este de la carretera. Estamos a 1125 metros de altitud.
Nuestro
camino aparece junto a un cartel en la orilla oeste de la carretera unos pocos
metros más arriba. Es las inmediaciones hay pequeños ensanches donde dejar aparcados
los coches.
En
dirección nordeste y en mediano ascenso iniciamos el subida de la ladera este
de la sierra a través de un transitado camino que en algunos momentos aparece
muy empedrado y me recuerda a la Calzada Romana del Valle de Tena, uno de cuyos
tramos que se conservan no está demasiado lejos de aquí.
La
mañana es fresca pues en el Hostal de Ipiés nos marcaba el termómetro 12 grados
bajo cero, pero aquí, al sol y sin viento se está maravillosamente.
El
camino discurre por una ladera entre margosa y caliza, muy seca y en el que hay instalada una pobre
vegetación con predominio del roble el boj y la genista. Dejamos atrás un
desvío hacia la Ralla de las Tiñas y un rato después, unas lazadas altas tras atravesar
sobre el trazado del gaseoducto nos depositan en la cabecera de la sierra a la
que nos hemos ido aproximándonos paulatinamente.
Las Calmas.
Estamos
sobre los 1400 metros de altitud y nos recibe una brisa bastante fría que
domina sobre las Majadas de la Sierra de Bonés.
Al
oeste arranca la loma de la Ralla del Pozo y nosotros siguiendo por el camino
la rodeamos y nos vamos en horizontal
ligeramente al norte de la misma. Atravesamos el pinar que está instalado en la
vertiente norte mediante un camino muy
limpio que cuenta con un cumplido seto de bojes a ambos lados a modo de
trinchera. Sobre el lecho del mismo anidan algunas manchas de nieve.
Poco
más adelante, habremos recorrido alrededor de un kilómetro en horizontal,
atravesamos una ligera depresión en la que aparece claramente el haya y el pino
tiene mayor porte y enseguida alcanzamos la pista que viene muy llana desde el
este. Nuestro camino ha ido bastante paralelo a la misma.
Desde
la intersección, divisamos la Ermita de Santa Magdalena acostada en el solano
ligeramente al norte.
Unos
metros por la pista nos conducen a un hito que indica el lugar por el que la
abandonaremos para introducirnos en el abrasado praderío, hacia el norte, en
busca de la ermita.
En
las inmediaciones de la misma hay una balsa con la superficie completamente
helada, el hielo solamente ha respetado La cañería que trae el agua del recién
nacido Río Flumen que tiene su lecho, también helado, unos metros al norte de
la ermita. El sol que calienta la superficie de la balsa está produciendo la
dilatación del hielo que cruje como si de un glaciar se tratase.
Son
las once y cuarto de la mañana cuando nos situamos en la pared sur de la Ermita
de la Magdalena situada sobre los 1425 metros de altitud. Al delicioso sol y al
abrigo del vientecillo echamos un bocado.
La
ermita, más parecida a una cabaña que otra cosa, es una nave rectangular
dividida en dos partes. La de la derecha cuenta con la puerta de entrada y un
fuego bajo además de algunos muebles sencillos y unas ramas secas. La sala de
la izquierda a la que se accede desde la principal tiene un hueco de ventana
limpio y está completamente vacía. La puerta cierra al menos y lo mejor que
tiene son las paredes y el techo de losa del país. Hay bastante leña en los
alrededores.
Está
algo sucia y descuidada pero en caso de necesidad podrían pernoctar algo más de
una docena de personas. Es muy fácil barrer los suelos con una escoba de boj.
Llega
una pareja que ha subido desde el Mesón Nuevo y que desconoce la zona, les
damos alguna información y un cuarto de hora después les dejamos para
marcharnos a recorrer los alrededores de la ermita.
Había
pensado acercarnos hasta la Ralla del Pozo pero la ladera es un pinar bastante
cerrado y mejor lo dejamos para otra ocasión. Mejor será que nos acerquemos a
las lomas del norte, ahora bien soleadas para contemplar más paisaje.
Oroel, Bisaurín y Aspe.
Utilizando
senderillos de animales y dando consecuentemente algunas vueltas progresamos
ladera adelante en suave ascenso hasta que alcanzamos el rellano superior por
el que transita una terrosa pista. Cruzamos la pista y alcanzamos la “Punta
Cardón” que de punta no tiene nada. El rellano comienza a descender hacia el
norte donde se encuentra el Valle de San Vicente y Serué y nos permite
contemplar el Pirineo pobremente vestido de blanco de Peñaforca a Cotiella,
Turbón incluido. Al este aparecen Guara, Gabardiella y el Aguila y al oeste
Oroel.
La Sur de Tendeñera.
Serué.
La
pista, muy llana, cubierta de nieve primero y con hielo después producido por
las ruedas de los coches, se alarga bastante hacia el este. Nosotros
recorreremos un par de kilómetros largos, atravesaremos una portera para el
ganado y cuando estamos sobre la vertical del Túnel de la Manzanera y divisamos
las bocas de algunos de los túneles de la futura autovía, la abandonamos para
tomar un caminillo que gana la próxima cabecera de la sierra y se introduce en
la ladera sur sobre los 1350 metros de altitud.
Proseguimos
para abajo en dirección sudoeste por un camino también empedrado y amplio a
tramos que en suave descenso no deposita en el Mesón Nuevo situado sobre los
1200 metros de altitud.
Hemos
bajado contemplando la Ladera Oeste de la Punta del Aguila y el valle que se
ahonda hacia Belsué y aquí alcanzamos la vieja carretera a unos pocos metros de
la Boca Sur del Túnel de la Manzanera. Solamente nos queda proseguir carretera
abajo recordando nuestro tránsito por la misma hace ya algunos años, saludar a
la pareja de la ermita que ha terminado haciendo la circular en sentido inverso
al nuestro y alcanzar el coche cuando es la una del mediodía, un mediodía aquí
y ahora espléndido.
Arguis.
Finalizamos
nuestro recorrido por la sierra de Bonés en el que habremos supera un desnivel
de 450 metros con un recorrido de 12000 metros. A la próxima que será la
tercera hemos de venir a por robellones.
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