Collado de Santa Isabel, Pedrera Este y
Arista Este, Llerga, Palomera, Basa de Llerga y Pedrera Este.
01-11-2020.
Salida 10:15 h. Llegada 15 h.
Sol.
Muy fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Llega
el primer puente del Otoño con un tiempo de Verano y nos proponemos
aprovecharlo haciendo alguna actividad un poco más lejana de lo habitual y así
hacemos dos con un desplazamiento y de entre las varias que tenemos proyectadas
elegimos finalmente ir hasta El Collado de Santa Isabel para hacer un par de
cosillas por allí.
Es
31 de Octubre de 2020 y sin prisas nos vamos a Saravillo, que no está tan
lejos. Sacamos el tique para la pista y para arriba. La pista está bastante
bien incluso el tramo en que repetidamente cruza la Gran Pedrera de la Este de
Llerga y en hora y media nos llegamos al collado para aparcar junto al refugio
situado a 1530 metros de altitud, cuando son las diez de la mañana.
El
Frontón de Palomera, una perfecta pared triangular de la Este de Punta
Palomera, está perfectamente soleado cuando el collado todavía está a la sombra
y un cuarto de hora después iniciamos la marcha pista abajo para coger un camino
que recordamos vagamente pues hace casi 20 años que estuvimos por aquí.
Perdemos unos metros y en la primera vuelta a derechas, un hito marca el camino
buscado que avanza suavemente en ascenso por el pinar al encuentro de las
paredes.
Enseguida
nos llegamos a las mismas por un camino bastante transitado, para recorrerlas
por su base en busca de la Gran Pedrera situada en la cara este del enorme
monolito conformado por Llerga y Palomera, un
baluarte perfectamente aislado y resistente a la erosión que conformó el
Valle del Cinca.
El
camino marcha al oeste, pedrera arriba
por la orilla izquierda del corredor tratando de aprovechar materiales más
estables hasta coincidir con el barranco que articula la ladera.
El
barranco muy escalonado gira ligeramente al sur pero el camino lo cruza y
prosigue para arriba dando vueltas entre bojes y pinos salteados y algo más
terroso, hasta que alcanza un inclinado praderrío que recuerdo haber subido,
pero el caminillo que se difumina bastante lo cruza y marcha en busca de la
arista este en la que aparecen las calizas escalonadas y las genistas.
No
recuerdo haber subido por aquí pero no hay problema porque la arista está
bastante tumbada y escalonada.
Rodeamos
un resalte por el norte, pudiéndolo hacer por el sur y ganamos altura mientras aparecen
a nuestra vista los promontorios cimeros a la vez que entramos en el praderío
somital.
Poco
después alcanzamos la hoya en la que se asienta la Basa de Llerga carente de
agua y dejándola a nuestra izquierda proseguimos en busca de un vallecillo que
articula la zona norte del praderío desde el que avistamos el vértice
geodésico.
Un
tramo corto de ascenso muy suave nos deposita en la Cima de Punta Llerga
situada a 2266 metros de altitud cuando son las doce menos diez. Es el domicilio
habitual de un reducido rebaño de cabras que nos deja sitio.
El
día es espléndido y algo caliginoso desluciendo un enorme paisaje en el que destacan
Castillo Mayor, el Conglomerado de Ordesa. los Macizos de la Munia y Neouvielle, Fulsa y Suelza, Arbizón, Culfredas
y Machimala, Posets, Perdiguero, Maladetas y Cotiella. Se trata de un mirador excepcional.
En
la cima nos sentamos a echar un bocado mientras el sol seca nuestras espaldas.
No tenemos prisa.
Un
buen rato después iniciamos un corto descenso por praderío, colineando al este
en busca de Punta palomera, es un ratillo extremadamente agradable.
Punta
palomera en una amplísima y plana loma herbosa situada a 2232 metros de altitud
con un pequeño hito que corona una inexistente cima pero tiene la virtud, para
nosotros, de mostrarnos la Ereta de las Brujas que queremos recorrer mañana:
allí esta el recorrido de acceso a la misma que ya hemos hecho en alguna
ocasión y la zona sudoeste de la misma que pretendemos recorrer y en la que
destacan los Mobisones, Ramón de Espouy, Cotiella, Ereta de las Brujas, Gorda,
Cués y Gradiello.
Son
la una y media cuando iniciamos el descenso buscando directamente la Basa de
Llerga para seguidamente y tras un pequeño tramo de arista abandonarla para
descender el inclinado praderío ceteando al gusto y recuperar el camino que nos
bajará al barranco.
Cruzado
el barranco descendemos la pedrera, faldeamos las paredes y alcanzamos el
praderío en el que se asienta el refugio volviendo al mismo directamente sin
hacer el corto tramo de pista, no necesario, de nuestra subida.
Son
las tres y cuarto de la tarde cuando terminamos una corta jornada en la que
hemos superado un modesto desnivel de alrededor de 800 metros.
Tenemos
una enorme tarde para charlar con una pareja que está mirando setas, recoger
unas cuantas de las pocas que hay, acercar leña al refugio y encender el fuego
pues dormiremos dentro al estar solos y ya sabemos de lo fríos que acostumbran
a estar estos casetones. El refugio de Santa Isabel tiene un hogar bajo, una
mesa con dos bancos corridos y un jergón de madera. Está limpio y recogido y lo
emplearemos a pesar de que hemos traído materiales para dormir fuera en caso
necesario.
Nos
haremos unas setas, cenaremos tranquilamente peleando un poco con el humo que es compañero inseparable
de los fuegos en los refugios y a las ocho y media nos ponemos en horizontal
dispuestos a pasar una noche que se prevé larga y que esperamos deliciosa.