En la Corona de Senegüé viento y Güé muy lejos.
Pista de la Corona de Senegüé y Arista
Sur descenso por Collado Norte de Güé, Pista de la Pardina del Barranco del
Abate y Corona de Senegüe.
04-02-2015.
Salida 10 h. Llegada 16 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Güé procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Ayer,
subiendo al Cordal de los Capitiellos hacíamos una foto de Punta Güé que iba a
resultar premonitoria. Mi chica quería pero yo estaba empeñado con mis
Capitiellos… mañana vamos a Güé antes de que se estropee el tiempo.
Son
las diez de la mañana cuando entramos a la Pista de la Corona de Senegüé desde
la Carretera a Biescas, hemos elegido esta entrada a la de los huertos ya que
es más probable que tengamos sitio para aparcar y así será, lo hacemos en las
primeras naves que han limpiado por su parte delantera. Hay una rodada de
todoterrenos pero no nos fiamos.
Iniciando la marcha en la parte baja de la Pista de la Corona de Senegüé.
Sabemos
que la jornada será interesante pues hay que chuparse toda la pista hasta la
parte alta de la Corona del Campamento o de Senegüé, en ella estaba un
campamento militar utilizado por el acuartelamiento del pueblo, y arrancamos
prácticamente desde la carretera a 820 metros de altitud.
Han
anunciado viento pero aquí, debajo de la corona hace abrigo mientras avanzamos
pista arriba en dirección norte.
Hay
que remontar alrededor de 50 metros de desnivel de manera suave mientras
contemplamos como las huellas de los coches terminan por desaparecer a la
entrada del rellano.
Foqueando con garbo. Atrás los Capitiellos.
Atajamos
la primera vuelta y enfilamos el rellano con aire marcial y convenientemente
ventilados por un viento racheado que se lleva nieve de manera considerable.
Tanto que no advertimos la huella que un tractor con cazadores ha dejado al
estar completamente venteada y rellena de nieve.
Preferimos
foquear por fuera de la pista pues al menos aquí tenemos la nieve con una
profundidad más uniforme y entramos en calor con la excepción de los dedos de
las manos que quieren enfriarse.
Son
las once menos cuarto cuando alcanzamos la parte alta del rellano y coincidimos
con la pista que se ahonda un poco para continuar hacia el Pozo de Gas Natural.
Es aquí donde advertimos la huella del tractor pero ya da lo mismo puesto que
inmediatamente abandonamos la pista y nos introducimos en el conocido camino
que ascenderá la Arista Sur de Güé. Estamos a 970 metros de altitud.
Foqueando fuera de la huella mientras se pueda.
Hay
una huella de raquetistas que aunque no es demasiado útil para los esquís al
menos nos sirve para confirmar el camino completamente cubierto de nieve. Desde
luego que conocían el camino aunque de cuando en cuando se permiten alguna
licencia.
Avanzando sobre bojes y genistas contemplamos Oroel.
En
la parte baja de la ladera y antes de alcanzar el pinar aprovechamos tramos de
nieve suave que cubre claros de la vegetación para progresar por fuera de la
huella. Luego la pendiente se acentúa poco a poco, la vegetación va creciendo y
no queda más remedio que utilizar la huella.
El camino se arrellana en el pinar.
Algún
pequeño escalón del camino nos requiere un poco más de esfuerzo pero la nieve
polvo sujeta muy bien las pieles de foca y alcanzamos con comodidad el pinar en el que el camino se
toma un breve descanso llaneando hacia el oeste.
En el rellano bajo Santa Lucía.
Una
rampa suave en el extremo del pinar nos saca al primer rellano, estaremos sobre
los 1200 metros de altitud, desde el que volvemos a contemplar la Cima de Güé
mientras llaneamos entre genistas completamente cubiertas y el camino se
convierte en una trinchera que marcha en busca de un nuevo tramo de pinar en el
que los pinos aparecen cargados de nieve.
El camino es una trinchera entre pinos cargados de nieve.
El
segundo resalte de nuevo nos obliga a algún esfuerzo extra más frecuente y se
hace un pelín más largo ya que la pendiente ha ido en aumento y abandonar la
huella ya no es ni tan fácil ni conveniente con vegetación alta.
Llegando al Rellano de Santa Lucía.
Poco
después la vegetación se aclara y nos indica que estamos llegando al Rellano de
Santa Lucía situado a 1350 metros de altitud cuando son las doce. La capa de
nieve ha ido creciendo y salvo en algunos lugares que se empieza transformar
aparece polvo y profunda indicándonos que el tajo se puede poner peleón de aquí
para arriba. La huella de los raqueteros ha desaparecido y tenemos para
nosotros Punta Güé toda virgen.
Güé desde el Rellano de Santa Lucía.
El
rellano de Santa Lucía es el más consistente de todos los de esta arista y
hacia el norte se eleva muy suavemente mostrándonos una loma limpia y blanca
antes de que el teórico camino se yerga y sumerja en el pinar.
Zeteando en la zona erguida de la Arista Sur de Güé.
Conocemos
el camino en seco y no nos engaña ahora con nieve. Las rampas se yerguen, nos
requieren algún esfuerzo considerable, nos propician algún chapuzón en la base
de algún boj desde la que salir resulta complicadillo, el personal se ayudará
de todo lo que permita progresar incluidas ramas de boj o pino pero finalmente
alcanzamos un claro tieso en el que zeteo un poco sin necesidad de hacer
vueltas marías.
Zona de vegetación aclarada por el incendio.
A
partir de allí la vegetación se aclara, de ello se encargó el incendio y
avistamos la torre de observación: Güé es nuestro.
Llegando a la Cima de Güé.
Seguimos
zeteando como procedimiento de ganar metros cómodamente, pasamos la pista casi
sin darnos cuenta pues está completamente rellena de nieve y alcanzamos la Cima
de Punta Güé situada a 1579 metros de altitud.
En la Cima de Punta Güé.
Erata
está que se sale de nieve, Telera y Tendeñera así como las Argualas tienen
alguna nubosidad y nieblas que se apelmazar en cualquier parte, Oturia, Santa
Orosia, y Oroel están completamente limpias de nubosidad y Guara queda muy
profunda e inconcreta. Todo un ámbito amplio y lechoso bañado por un espléndido
sol.
Oturia y Santa Orosia desde Güé.
Es
la una menos cuarto cuando junto al vértice geodésico nos hacemos algunas fotos
para luego bajar unos metros buscando el abrigo del viento en los bojes y echar
un café caliente con un dulce y la satisfacción de subir aquí con los esquís,
Juan con sus raquetas.
Quitamos
pieles y enseguida iniciamos el descenso cuando es la una. Vamos a bajar por la
pista y así haremos la circular.
Entrando a la pista aunque no lo parezca.
Un
par de giros de salida nos colocan en la pista que en una primera largada nos
baja hasta el Collado Norte de Güé.
Bajando al Collado Norte de Güé.
Allí
la pista se introduce el un valle orientado al oeste y llena de nieve polvo
prácticamente sin transformar nos anuncia que deslizar va a ser un lujo escaso.
La pista arrellana mucho y hay que foquear de manera casi continua con la
excepción de un tramo poco más abajo del collado norte en el que la pendiente
nos permite algún suave giro.
Casi el único tramo esquiable de toda la pista de descenso.
Le
sucede un rellano consistente al final del cual y al abrigo del viento nos
sentamos sobre los esquís para comer.
Media
hora después terminamos con el rellano y proseguimos vuelta a vuelta con la
pista por la Arista Oeste de Güé. Nos iremos asomando sucesivamente al Pozo de
Gas, a Larrés y de nuevo a Güé mientras bajamos hacia la Pardina del Barranco
del Abate cuyas ruinas no son fáciles de divisar ya que están muy cubiertas de
nieve.
La pista hay que foquearla entera y se hace larga.
La
pista se hace larga, Juan ataja de cuando en cuando pero nosotros nos relevamos
haciendo huella para que el de detrás deslice un poco. Incluso se me llegan a
hacer zuecos puntualmente y ya es la leche.
La
pista muy llana y soleada se desarrolla luego orientada al sur y tras
mostrarnos Santa Orosia y Oturia se decide a bajar al fondo permitiéndonos un
breve tramo en el que deslizamos un poco.
Tramo final de descenso y remonte posterior.
Llegados
a la pista que hemos abandonado por la mañana hay que remontar, mi chica pone
pieles pero yo subo a pelo sin ningún problema pues la nieve de la huella del
tractor aguanta perfectamente.
Hasta el rabo todo es toro pero vosotros podéis con ello.
Cerramos
el bucle abierto a la mañana y alcanzada la parte alta de la Corona de Senegüé
tratamos de deslizar un poco pista abajo cosa que conseguiremos en la parte
alta. Luego, la mayor parte de la corona hay que remarla con relativa comodidad
pero las piernas pesan ya lo suyo, no en vano la pista hasta el cruce tendrá
alrededor de siete kilómetros y luego
otros tres hasta el coche. Menos mal que terminada la Corona de Senegüé la
pista nos ofrece una pendiente deslizable con cuidado por las rodadas.
Son
las cuatro de la tarde cuando llegamos al coche con ganas tras una jornada peleona y satisfactoria a partes iguales
y en la que hemos movido un desnivel de 780 metros con una meteorología mucho
mejor de lo anunciada: ha sido una excelente jornada de monte sin nada de
esquí, poco deslizamiento y mucho foqueo tanto para arriba como para abajo.
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