Cerro Ferrera desde el Vado de Jánovas.
Vado
de Jánovas, Jánovas, Camino a Aguilar, Carretera a Silves Alto y Arista Sudoeste.
17-07-2024.
Salida
06:15 h. Llegada 12 h.
Sol.
Fácil.
Juan
Castejón y Mariano Javierre.
Mapa de Ferrera procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
El
término Ferrera en el Sobrarbe tiene para nosotros connotaciones poco
agradables. La prominencia situada al Este de Montañesa fue infumable en su día
cuando subimos desde Foradada del Toscar y el macizo que conforma la Sudoeste
del Congosto de Jánovas nos había rechazado en un primer intento desde
Santadoñola.
Subimos
la primera en su día y hoy 17 de Julio de 2024 volvemos a la segunda en un
nuevo intento y dispuestos a lo que haga falta.
Tomando el camino en Jánovas que está inicialmente infernal.
Hemos
elegido subir por la Arista Sudoeste del Cerro Ferrera motivados por la imagen
que nos regaló hace unos días desde el Puerto de Serrablo y que nos permitió
abrigar algunas esperanzas.
Rosa
se queda con los críos mientras que Juan y yo madrugamos, de tal forma que a
las seis y cuarto estamos aparcando junto al Vado de Jánovas a 660 metros de
altitud y nos vamos hasta el pueblo pues recordamos la indicación de un camino
que transita la cara oeste de nuestro objetivo y que se llega a las
inmediaciones de Aguilar. Juan sabe algo acerca del mismo y yo no lo propuse en
su día porque tenía dudas de su continuidad por lo que el regreso fue con
vuelta incluida por San Felices de Ara.
Subiendo un crestón de margas entre dos barranquillos.
El
camino se anuncia con una hora y cincuenta minutos pero su inicio entre paredes
de piedra nos obliga a avanzar con hierba húmeda hasta la cintura por lo que
nos las vemos para alcanzar el primer cruce del Barranco de la Fuen.
El camino conduce a la recién asfaltada carretera cerca de Aguilar.
Un
poco a huevo cruzamos de nuevo el barranco y entre seguirlo y cruzarlo por
tercera vez, alcanzamos una baliza de madera mal pintada y un caminillo por fin
que abandona el lecho del barranco en dirección sudeste. A tramos hemos utilizado algunas huellas de
tránsito en los campos de cereal adjuntos al camino.
Primero
por un pinar seco, entre torrentes profundos labrados sobre margas, ganamos
altura siempre a la sombra para entrar en un encinar por el que avanzaremos
largamente y que a la postre nos acompañará casi hasta la cima.
En la Arista Sudoeste de Ferrera.
El
camino ya confirmado asciende suavemente salpicando algún pequeño tramo más
pendiente, pasa junto a una caseta derruida, atraviesa varios torrentes de
entre los que uno de ellos baja con agua y se alarga agradablemente hasta que
alcanzamos la Pista de Silves a Aguilar recientemente asfaltada lo que recuerda
aquel viejo refrán que dice que con la pólvora del Rey todos los jodidos
generales hacen salvas.
Más arriba, la vertiente oeste tiene un caminillo de cazadores.
Sobre
los 980 metros de altitud nos introducimos en la carretera para ascender un
poco al norte hasta que alcanzamos el
acceso natural a la arista que tenemos que subir y que coincide con el acceso a
una de las torres del tendido eléctrico, cuya limpia hemos atravesado poco
antes y por donde se podría atajar un poco aunque igual no merece la pena.
Nosotros entraremos a la arista un poco más arriba empleando las manos ya que
hay que pasar junto a un colmenar y no nos apetece en una mañana tan caliginosa
como ésta.
Foto de Cima en Ferrera.
La
arista aparece parcialmente limpia de vegetación o comparte ámbito con
encinillas de poco porte, algo que ya hemos imaginado pues la roca madre
afloraba de una pobre capa de tierra.
Estamos
ascendiendo el tramo que visualizáramos desde el Puerto de Serrablo mientras
suponemos que la espesura de la vegetación nos lo pueda poner más complicado,
pero no será así.
Se puede atajar un poco utilizando la limpia de la Lafortunada a Sabiñánigo.
Hay
una línea de indicadores de coto de caza y encinillas cortadas de viejo que nos
indican que la loma ha tenido alguna limpia, posiblemente a cargo de cazadores
y poco más arriba la ladera oeste, suavemente inclinada y algo clara se rellena
de pastizal basto lo que permite ascender un poco por cualquier parte.
Subimos
haciendo hitos y colocando balizas de plástico en lugares visibles hasta que
poco más arriba hasta aparecen tramos de camino que terminarán con una pequeña
limpia con el objeto de hacer una espera sobre un viejo pino. También la ladera
oeste debe ser corrida por algo de ganado menor.
De vuelta cerca de Aguilar.
Pasamos
la antecima sur y tras una casi imperceptible depresión alcanzamos la Cima de
Cerro Ferreras situada a 1393 metros de altitud. Son las nueve de la mañana
cuando liquidamos la “temida” loma que con alrededor de 2 kilómetros y más de
300 metros de desnivel nos podría haber proporcionado demasiada fricción. No ha
sido así.
La
cima vestida de pino y boj que han acudido a la parte alta de la misma cuenta
con un hito cimero derruido que levantamos. Hacemos unas fotos horripilantes
con esta calima inusual por su densidad y nos sentamos a echar un bocado
mientras tratamos de contemplar algo al norte detrás de Santa Marina y nada más
aunque esta cima debe tener unas buenas vistas en otras condiciones.
Milenrama bajando a Jánovas.
La
ladera norte se ahonda suavemente hacia una pequeña prominencia desde la que
posiblemente se descuelgue por los canales de pedriza que tantas y tantas veces hemos visto al
pasar por la carretera en el congosto llamándonos poderosamente la atención,
pero allí están y allí se quedan.
Media
hora después iniciamos el descenso balizando la ruta que la hará imperdible.
En
la parte baja de la arista alcanzamos la limpia de la línea de alta tensión y
prosiguiendo por un pequeño crestón nos llegamos al colmenar y a la carretera
por donde no hemos querido acceder a la mañana.
Alrededor
de medio kilómetro de carretera nos depositan en el inicio del camino de nuevo
en las inmediaciones de Aguilar. La tablilla no tiene leyenda.
El primer cruce del barranco de vuelta a Jánovas.
Si
el ascenso ha sido muy agradable a la sombra de la mañana, el descenso lo será
igualmente al tornasol que nos propicia la fronda del bosque, hasta que
llegados al barranco, continuaremos balizando el camino en los cruces y en las
inmediaciones del camino sepultado por la vegetación. Son alrededor de 300
metros que agradecerían una limpieza aunque en que cosechen los campos ya no
será problema avanzar por la orilla de los mismos.
Son
las doce cuando llegamos al coche contentos por haber saldado nuestra
particular contienda con esta montaña y con 750 metros de desnivel muy
llevaderos y otro día más.