Mala Cara Subiendo a Truchas.
Aparcamiento
de Astún, Rinconada de Astún, Corredor Noroeste y Mala Cara.
Aparcamiento
de Astún, Prado Llano y La Raca.
23
y 24-04-2013.
Salida 14h. Llegada 18
h.
Salida 22
h. Llegada 02
h.
Sol.
Luna.
Muy
fácil.
10
p.
2
d.
Esquís
de travesía y raquetas.
Florián Oliván y Pili López, Jesús
Manero y Maribel Bergua, Encarnita Lanaspa, Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Astún procedente de Prames. Vía en amarillo.
En
esta temporada no habíamos subido a Astún a pesar de que suele ser uno de los
lugares que solemos frecuentar en invierno.
La
estación ha cerrado la temporada y nosotros queremos subir al Mala Cara, una de
nuestras peregrinaciones anuales.
Lo
hacemos el 23 de Abril de 2013 y vamos a llevar a nuestros vecinos Miguel y
Mari Carmen.
La
tarde, son las dos y media, está espléndidamente soleada y cálidamente
primaveral cuando salidos del Aparcamiento de Astún, 1700 metros de altitud, y
por la pista de siempre, la de los Toboganes que se desarrolla por la orilla
derecha del Barranco de Astún marchamos tranquilamente hacia el este.
Se
suceden los pequeños rellanos y suaves resaltes hasta que alcanzamos la
Rinconada de Astún, superamos el último resalte y ganamos la pista que
prácticamente en horizontal se llega hasta las inmediaciones del Ibón de las
Truchas.
La
gente ha ido bajando y hemos charlamos
con Solitario, forero de pirineos3000 y su compañero que lo hacen, sonrientes,
de Mala Cara.
La
pista no existe este año pues no la han pasado con las máquinas, o si lo
hicieron está completamente rellena; solamente se adivina, y por allí marchan
nuestros compañeros de jornada peleando con las raquetas y con la nieve blanda
mientras que nosotros nos introducimos en el Tubo Noroeste de Mala Cara.
La
entrada está muy rellena y uniforme y enseguida alcanzamos el pequeño y plano
rellano desde el que comprobamos que el tubo está relleno de nieve y no existe.
Debe tener al menos, en relación a su estado habitual, media docena de metros de nieve sobre el
fondo y es prácticamente una suave ladera vestida de nieve primavera que se
sube muy bien.
De
manera placentera alcanzamos la arista situada al sudoeste de la cima y por una
amplia rampa suave y corta alcanzamos la Cima de Mala Cara que está adornada
con cornisas. Estamos a 2269 metros de altitud.
Son
las cuatro de la tarde y sobre la alargada cima echamos un trago, contemplamos
un paisaje conocido con el Midi de Ossau sin gorro, en un día de cielo azul;
hacemos alguna fotografía y tras preparar los esquís nos vamos para abajo con
la esperanza de un corto disfrute.
La
nieve del corredor cede tres centímetros que no los mejora ni la mejor nieve
polvo del invierno. Amortiguan los giros y nos permiten un descenso como no
recordamos otro. Dejamos el corredor con un traje de mil vueltas a lo ancho de
casi toda su amplitud que fotografiaremos luego desde Truchas.
Prácticamente
en la salida del mismo hacemos una diagonal en su parte norte y atajamos de
camino hacia el ibón.
Luego
seguimos una diagonal sobre la Ladera Sudoeste del Pico de Astún hasta alcanzar
el emplazamiento del mismo cubierto
completamente de nieve.
Son
las cinco menos cuarto cuando iniciamos el descenso, la nieve está blanda pero
se gira bastante bien, mejor las zonas pisadas que las vírgenes pero siempre de
manera agradable.
Alcanzamos
el arranque de la Silla de Canal Roya y hacemos un pequeño descanso para echar
un trago y comer unos dulces y unas naranjas. Luego, tranquilamente rellenamos de giros la pala final de la Pista
de los Lirios que está deliciosa y deslizando cómodamente nos llegamos al
aparcamiento.
¡Qué
bien salen algunas cosas cuando menos te lo esperas!
Al
día siguiente hay prevista una noche estrellada pero a mediodía aparecen nubes
que no quieren disiparse con la caída de la tarde, pero es víspera de luna
llena, las predicciones para días siguientes son malas y hemos quedado con los
amigos. Al final, tras alguna deserción de última hora pues el cielo no invita,
seremos ocho “jubilautas” los que nos presentamos en el Aparcamiento de Astún.
Ninguno tenemos que madrugar para ir al trabajo a la mañana siguiente.
La
tarde ha sido cálida, la noche también lo es y las nubes se han disipado a las
diez de la noche cuando nos ponemos en marcha, de nuevo por la Pista de los
Toboganes que, por cierto, está labrada y blanda y en nada se parece a la de
ayer tarde.
En
la primera bifurcación tomamos en dirección sur la Pista Sarrios I y
tranquilamente con el ritmo adecuado al grupo nos vamos para arriba mientras
ocasionalmente, la luna juega al cucú con alguna nubecilla residual que deambula
por el firmamento.
Continuamos
con la Pista de Enlace tras alguna parada que otra y alcanzamos Prado Llano
donde se reconfortan los espíritus más delicados.
Luego
tomamos la Pista de la Raca y subido el pasillo bajo las afloraciones rocosas
de la arista norte, tomamos aire en el rellano y afrontamos la pala somital
vestida de nieve un tanto dura. Los dos esquiadores nos hemos puesto las
cuchillas por si hay que echar alguna mano en la parte más erguida y para subir
con más comodidad.
Partimos
la pala con suficientes lazadas para que no se convierta en muro y alcanzamos
la Cima de la Raca a 2277 metros de altitud cuando son las doce de la noche.
Luces del valle del Aragón.
En
la cima comprobamos la satisfacción de las tres primerizas en estas faenas y
repetimos el acostumbrado ritual que pasa por asomarse para ver las luces de
Canfranc, contemplar absolutamente diáfano el Midi de Ossau, el Aspe y demás
etcéteras que se distinguen casi como si fuera de día y departir bizcocho de unos,
galletas de choco de otros, rosquillas de un cumpleañeros de solo hace unos
minutos, con unos cafés y leches de
termos calentitos.
Falta Florián.
Media
hora después nos vamos para abajo por el mismo camino. Los raqueteros a
disfrutar de una nieve divina para las cuchillas de las raquetas y los
esquiadores a padecer un descenso decente en la pala somital, complicado en una
zona de sombra de la arista norte del pico que bajamos “a guevo” y de un resto
con nieve durísima y labrada por las máquinas que han pasado cuarteándola de
manera impensada para terminar con la peor bajada de la Raca de entre muchas y
con muchísimas ganas de acabar tras el tramo de pista de los Toboganes que está
imposible.
A
las dos de la mañana hemos recogido todo en los coches y nos volvemos para casa
tras comprender claramente pos qué hemos estado esta noche en completa soledad:
la estación cerrada, las pistas sin pisar y labradas y un rehielo tras un día
cálido de auténtica primavera. Pero nos queda el recuerdo de una experiencia
inolvidable para un trío de novatas y otro día más.
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