Centro Cívico, Avenida de los Pioneros, Miradores,
Piedras Blancas y Cerro Bariloche. Descenso por el camino de ascenso hasta
tomar la Senda Directa.
07-12-2025.
Salida 14:30 h. Llegada 18:30 h.
Sol.
Fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Bariloche
será el último lugar que visitemos en Argentina pues todo llega y todo pasa.
Habíamos visto, como no y nos anunciaban algo diferente que no terminábamos de
creer pero cuando nos llevan al hotel el 8 de Diciembre de 2025 vemos, haciendo
el transfer, algo que puede confirmar los anuncios.
Es
mediodía y después de comer un poco, sobre las dos y media salimos del hotel.
Frente al mismo hay un cartel que nos encamina a nuestro objetivo que había
preparado desde casa: el Cerro Otto.
Tirando
de lógica hay que ir ascendiendo al oeste y alejándose del lago Nahuel Huapi
ganar altura ya que San Carlos de Bariloche está a 890 metros de altitud y
Cerro Otto nos espera a 1405 metros.
Vamos
subiendo por la Avenida de los Pioneros con calorcillo pues el mediodía está
muy soleado y un rato después la calle
se queda sin casas y se convierte en pista. Justamente en ese momento un cartel
a la izquierda de la misma nos indica el inicio del camino que nos interesa.
Coincidimos
con una senderista que aclara nuestras dudas y con ella nos vamos para arriba
pues sube a muy buen ritmo en un camino terroso, sombreado y bastante
inclinado.
Ganamos
altura rápidamente y enseguida alcanzamos el Primer Mirador al que nos asomamos
para ver el enorme conglomerado de la Ciudad ya a nuestros pies y el Lago
Nahuel Huapi que es el titular de la zona.
De
similar manera continuamos ascendiendo al oeste hasta que poco después aparece
el Segundo Mirador que cuenta con un panel de indicaciones y comenzamos a
fijarnos en la zona oeste del lago salpicado de pequeñas islas y por donde
suponemos transcurrirá nuestra visita al Circuito Chico.
Nuestra
compañera se da la vuelta y nosotros continuamos con un sendero menos exigente
y que va perdiendo poco a poco la sombra hasta que finalmente confluye en una
amplia y polvorienta pista que nuestro camino ha ido atajando.
La
pista se arrellana muy soleada al alcanzar las Piedras Blancas, es un parque de
multiaventura en pleno funcionamiento y la base de un circuito de esquí de
fondo. Allí hay otro mirador que ofrece una dilatada vista similar a las
anteriores y también sobre unos bloques rocosos claros pero no precisamente
blancos.
Pasamos
al lado de una zona de pasarelas y tirolinas y proseguimos pista adelante en
suave ascenso, no sabiendo si nos molesta más el polvo o el calor pero es lo
que hay.
Ya
hemos intuido la situación del Cerro Otto pero cubierto de una espesa masa de
coníferas de buena talla no visualizamos las instalaciones que según sabemos
son una cafetería y la estación término de un teleférico.
Poco
más arriba aparece la entrada al Refugio Berhof que está cerrado y enseguida
visualizamos las instalaciones a las que llegaremos tras rodearlas por el norte, es decir, a
canasta pasada.
Nos
ha costado poco más de una hora alcanzar Piedras Blancas y otra llegarnos hasta
la cima ocupada por el Edificio de la cafetería que está cerrada y en obras.
Charlamos
con un vigilante ya que suponemos que han terminado la jornada de trabajo. Nos
hace una foto difícil sin sacar materiales de las obras y unos minutos después
iniciamos el descenso, buscamos una sombra y nos sentamos a comernos una
manzana.
La
pista cuesta abajo se lleva mejor y llegados a las Rocas Blancas tratamos de
conseguir agua en las instalaciones pero resultará estéril nuestra búsqueda.
Nos queda poca pero será suficiente.
Por
debajo de Piedras Blancas continuamos por la pista hasta que alcanzamos una indicación de que
hay dos opciones para el descenso: la de los Miradores que ya conocemos y la
Directa que es la que vamos a tomar.
Directa,
sombreada, polvorienta y vertiginosa, la senda se desploma directamente por una
ladera vestida de arbolado que negocia con una infinidad de zetas cortas y que
en un plis-plas nos deposita en el inicio del camino que hemos tomado hace tan
solo tres horas.
Enseguida
callejeamos hasta alcanzar uno de los innumerables chiringuitos que venden
bebidas frías entre otras cosas y saciamos de inmediato nuestra sed que no ha
ido a mayores.
Son
las seis y media cuando llegamos al hotel pues el final lo hemos tomado con
calma. El desnivel habrá rondado los 500 metros pero nos habremos chupado
alrededor de 19 kilómetros y hemos tenido que aprovechar el tiempo.
Los
calcetines y los pantalones tendremos que ponernos en una bolsa y guardarlos
pues esa polvareda no se quita de cualquier manera. Luego la ducha se encarga
de lo demás y un rato después saldremos a cenar por allí y mañana pisaremos una
buena parte de lo que hemos visto y que inicialmente tiene el aspecto de que
nos va a gustar.

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