15 abr 1990

2-90. EL TURBON POR LAS VILAS. 15-4-1990.


Casquete Somital del Turbón. 22-3-09.

Balneario de las Vilas del Turbón, Barranco Torcida, Captación de Agua, Collado Porroduno, Cabecera del Circo de San Adrián y Arista Norte.
15-04-1990.
Salida 08:20 h. Llegada 16:20 h.
Mixto.
Fácil.
Ascensión.

Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano Javierre.

Mapa del Turbón procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Estamos en plenas vacaciones de Semana Santa 90 y como vamos algo cargados de tarea nos conformaremos con subir el domingo 15 de Abril al Turbón.
            Qué lejos quedan algunos lugares desde la comodidad que supone una hora de coche a lo sumo para estar ya en marcha sobre la montaña. Sabiñánigo es para eso un lugar de privilegio, con un a hora de coche tienes  Canfranc, Sallent, Panticosa u Ordesa; ¿se puede pedir más?
            Hemos llegado a campo Tras subir por el Valle del Isábena y cruzar por el Puerto de Fadas pues vamos a aprovechar el largo desplazamiento.
            El tiempo que anuncian absolutamente inseguro nos ha respetado con sacratísima devoción. Hemos estado en Barbaruens en medio de una tarde espléndida y tras no encontrar butano e informarnos del estado de la carretera, tomamos nuestra caravana y nos vamos para arriba en dirección al balneario.
            La carretera es estrechísima aunque está bien asfaltada, son 19 kilómetros de curvas que vamos a subir a golpe de claxon. Suerte que la circulación es prácticamente inexistente pues en otro caso seguro que hubiéramos tenido algún problema.
            La ruta confirma la idea que teníamos sobre la aproximación a esta montaña: vamos dándole la vuelta por el sur para atacarla luego por el norte.
            Llegamos a Egea y unos jóvenes nos dicen que lo malo ya ha pasado. También nos dicen que ayer subieron al pico y que hay bastante nieve.

Inicio del camino en las Vilas del Turbón. 15-4-90.

            De allí para arriba, casi sin darnos cuenta llegamos a los primeros hoteles del Balneario de las Vilas del Turbón. Me voy a buscar un sitio para dar la vuelta y aparcamiento para pasar la noche y unos vascos que bajan del pico me dicen que hay mucha nieve para una cría pequeña pero ya lo veremos nosotros mismos.
            Pasamos la nueva planta embotelladora  y en el ensanche de la vieja, damos la vuelta y aparcamos. Es un buen lugar y está en el inicio del camino.
            Después nos iremos a ver la capilla que está más adelante junto a otro hotel y como no hay mucho que ver, tras reconocer el inicio del camino, nos preparamos la cena y después de liquidarla nos acostamos los tres en la cama grande pues estamos a 1450 metros de altitud y puede hacer frío.
            Nos levantamos a las siete y media, recogemos un poco, acabamos las mochilas, preparamos el desayuno y despertamos a Biola.
            Bien vestidos pues el tiempo puede ser cambiante a las ocho y veinte salimos para arriba con un cielo que se ha ido arañando, aunque lo peor está hacia el sur. De cualquier forma no parece nada serio.
            Tomamos el lado derecho del barranco dejando inmediatamente el inicio de la pista y nos vamos por la huella terrosa y sin vegetación de la conducción del agua. Progresamos por fuerte pendiente sobre gravera caliza entre abundante matorral de boj.
            Con el sol en la espalda vamos quitándonos algunas ropas y dejando atrás restos de viejas conducciones de agua hasta llegar  a una zona vallada y cubierta de pino silvestre situada al amparo de unos paredones calizos que es la zona de captación de las aguas minero-medicinales que comercializan en el balneario.

Bajo la Fuente de Canals. 15-4-90.

            Rodeamos por debajo la zona y encontramos la pista que llega hasta aquí y que se encuentra en bastante mal estado. Estamos a 1750 metros de altitud y continuamos subiendo en busca del collado que aparece más adelante. Lo hacemos por fuerte pendiente en la que se van alternando bojes y genistas sobre pradera quemada por el invierno.
            El tramo es pendiente, el lugar está abrigado y se hace calor. Por arriba se cuelan nubes de escaso desarrollo. Al final la pendiente se empina un poco más y ganamos el apradado collado situado a 1950 metros de altitud. Allí nos recibe un fresco viento que nos pone la ropa.
            Delante de nosotros aparece el siguiente collado al que hemos de ir. Para ello, pues en medio tenemos un pedregoso y profundo valle que se ahonda a nuestra derecha, tenemos que contornearlo hacia el norte para no perder altura y patear sin camino fijo unos canalones en el pedregal calizo en el que todavía se asienta la nieve, son los primeros vestigios resto de las tardías nevadas de esta primavera.
            Absolutamente inestable, protegiendo a Biola de la nieve para que no se mojen ya sus botas, se hace largo y pesado. También es cierto que a pesar de que no lo parezca ascenderemos bastante de uno a otro.
            Próximos al segundo collado paramos a almorzar, son las diez y cuarto, estamos a 2100 metros de altitud y se nos ha hecho hambre.
            Debajo de nosotros, en el fondo del valle hay un grupo de montañeros a los que no volveremos a ver, posiblemente se darán la vuelta.       
            A las diez y media continuamos ya a la izquierda del collado ganando altura  en busca de unos mojones de cemento que creemos encontrar enseguida al frente.

Arista Sur del Castillo del Turbón. 22-3-09.

            No vamos hacia el que hemos visto sino que viramos al sudoeste y continuamos el ascenso por fuerte pendiente nevada. La nieve es profunda y está blanda, por ello cambiamos a Biola de botas poniéndole unas de agua.
            Superado el tramo continuamos por unas suaves lomas nevadas en un día maravillosamente poblado de sol. Vamos a muy buen ritmo.
            Superamos un pequeño corredor con nieve venteada y desde la cresta orientada este-oeste a la que llegamos, avistamos la cima del pico con su vértice geodésico. ¡Qué lejos está todavía! y ¡qué vuelta hay que dar!
            Son las once y diez y para alcanzar la arista del pico hay que pasar dos promontorios siguiendo la cresta, atravesar el valle de separación sin perder altura e incorporarse a la fuerte pendiente que remata en la cresta.
            -Hora y media tenemos.
            -¿Tanto?
            -Ya lo verás.
            Suerte que  Biola va encantada con sus botas katiuskas y de momento seca. Continuamos a muy buen ritmo animados por el “rollo” de que vienen detrás de nosotros.
            Pasamos unas calizas rojizas al atravesar el valle y nos incorporamos, siguiendo las huellas que encontramos en la nieve, a la fuerte pendiente que, de nuevo en dirección norte, nos acerca definitivamente a la cima.
            Pero lo que también hace la pendiente es introducirnos en las nieblas que acaba de cubrir la zona superior del pico, lo que no nos preocupa demasiado ya que sabemos a dónde vamos y ya lo hemos visto hace un rato.

En la Cima del Turbón.

            Comienza a ventisquear y nos vestimos, pero la pared se allana a la vez que comenzamos a virar un poco al este para alcanzar la cresta somital que nos conduce por una amplia arista a la Cima del Turbón.
            Son las doce y veinte, hemos subido en cuatro horas 1050 metros de altura pues estamos a 2492 metros de altitud tras haber realizado un dilatado recorrido. La verdad es que el Turbón está lejos en todos los sentidos, pero… siempre hay algo que te mueve, por suerte.
            Nos resguardamos del viento como podemos: al abrigo del vértice geodésico. Hacemos una foto, comemos y bebemos un poco en compañía del viento, la niebla y la nieve, hacía tiempo que no teníamos tanta compañía en una cima.
            Es una cima pequeña y a la vez amplia. Fuera de esto no hay nada que ver excepto el blanco inmaculado de la nieve y la niebla que nos envuelve. Nos hemos quedado sin Ordesa, Robiñera, Perdiguero, Aneto Vallibierna, Besiberri, etc, pero ¡qué le vamos a hacer!
            Un cuarto de hora más tarde nos vamos para abajo por las mismas huellas que hemos hecho en ascenso. Bajamos casi al trote pues la nieve, muy blanda, nos permite el juego. La niebla nos acompaña y el viento en lugares expuestos arrecia.
            Cruzamos el valle y ya fuera de la niebla hablamos con unos franceses que se van a dar la vuelta pues llevan a otros dos más atrás. La cima sigue vestida de niebla.

El Valle de San Adrián desde Fontarruego. 22-3-09.

            El viento arrecia y lo hace de tal forma que se nos lleva a poco que nos descuidamos. Llega a ser tan fuerte que tenemos que pararnos pues en lugar de transitar las lomas nos arrastra hacia la pendiente, hacia los paredones,  ya que mis mujeres queriendo dar un paso adelante dan dos o tres para abajo. Jamás habíamos soportado un viento tan intenso y eso que hemos visitado solemnes collados. Suerte que no es muy frío  y que en poco más de quince minutos dejamos la zona expuesta y va remitiendo poco a poco conforme encontramos abrigo. Casi me he tenido que enfadar con Rosa para que se contuviera  pues marchaba para abajo y yo no podía detenerlas a las dos.
            Casi fuera de la nieve calzamos a Biola con otras botas y calcetines secos y ganamos el collado salvando definitivamente los cortados y colocándonos al abrigo del viento definitivamente.
            Paramos a comer en mitad de la pedrera, son las dos y media y la verdad es que en la cima no apetecía demasiado.
            A las tres y diez reanudamos la marcha, terminamos de atravesar la pedrera y las barras de nieve para alcanzar el otro collado y cambiar de día de allí para abajo: un día claro, cálido y soleado que nada tiene que ver con lo pasado. La verdad es que Biola se ha asustado un poco con el viento y lo cierto es que para ella había motivo más que sobrado.
            Poco después cruzamos de nuevo la pista y en un registro de la conducción de agua bebemos a gusto la auténtica Agua de las Vilas del Turbón, pues se hace sed.
            A las cuatro y veinte estamos en la caravana de nuevo. Hemos empleado menos de tres horas en el descenso.

El Turbón desde Egea. 25-11-08.

            Nos encontramos de maravilla y eso que en este invierno no hemos hecho casi nada: los pies conservados por la nieve.
            De vuelta, la carreta nos parece  más ancha y mejor sin nada de circulación para llegarnos a Campo donde compramos el helado prometido a nuestra hija y sin nada de sueño, ¡oh maravilla!, parece ser que la atención prestada en la primera parte de la vuelta lo ha despistado definitivamente. Luego tras pasar el Puerto del Serrablo nos incorporamos a la riada de coches que va en dirección contraria que termina su puente al igual que nosotros.

            A las siete y media en casa.