30 jun 2012

39-12. TEBARRAY DESDE SALLENT. 30-6-2012.

Tebarray desde más arriba del ibón de la Sartén.

Ermita de San Pedro de Sallent, Pinar de San Juan, Barranco de Pondiellos, Ibónes de las Salbas y la Sartén, Ibón de Tebarray y Arista Sur. Descenso por la Carsa Sudoeste y Barranco de Pondiellos.

30-06-2012.

Salida 07 h. Llegada 13 h.

Sol.

Fácil.

Ascensión.

Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Tebarray procedente de Prames. Vía en amarillo.

            El Tebarray es un viejo conocido que visitáramos allá por noviembre del 91 en una larga caminata ya con nieve profunda a partir de Bachimaña tras vencer las dudas que el pico nos había despertado acerca de si por Panticosa o Por Sallent.

            Había ganado la opción de partir desde el Balneario de Panticosa debido a la mayor altitud del punto de partida que desde Sallent, además de contar con un transitado camino; pero la duda quedaba en pie, duda que se convertiría en reto, años después, también en Octubre del 2005  y con nieve, cuando lo contemplamos mágicamente luminoso y desafiante desde  la Arista de Torozuelo antes de cambiar de valle y visitar los recónditos y encantadores Ibones de las Salvas y la Sartén.

            Madrugamos hoy 30 de Junio de 2012 y a las seis estamos recogiendo a Juan y a las seis y media entramos en Sallent para buscar el inicio del camino.

            Sabemos que el camino parte de las inmediaciones de la Ermita de San Pedro en la orilla izquierda del Barranco de Pondiellos a 1300 metros de altitud y lo tomamos pero desistimos inmediatamente pues nos parece que se aleja del Barranco de Pondiellos

            Sallent ha cambiado mucho en los alrededores del barranco y consecuentemente los inicios de los caminos han debido de cambiar por lo que lo buscamos hacia la zona de acampada pero sin demasiado éxito, así que nos vamos al nordeste ascendiendo por los pequeños prados medio enterrados en un sotobosque en el que impera el rosal silvestre. Vamos a ver cuánto nos ayudan las vacas puesto que son las únicas que practican trochas entre el inclinado praderío adyacente al Pinar de San Juan.

            Ascendemos con alguna dificultad y bastantes pinchazos de los rosales hasta que un poco más arriba alcanzamos un lomo aclarado donde predomina el praderío y dejando de ganar altura nos vamos en horizontal hacia el norte en busca del camino que suponemos sube por la orilla izquierda del Barranco de Pondiellos. Desde aquí vemos la silueta tornasolada del Pico Tebarray muy lejos al contraluz del este


            Perdiendo unos metros y un rato alcanzamos un camino que suponemos más transitado por vacas y pescadores que otra cosa pero con el nos vamos suavemente para arriba por la orilla izquierda del barranco.

            No hay citas pero al rato localizamos una baliza azul marino y no sé por qué respiramos puesto que el camino se pierde continuamente además de obligarnos a jabalinear con frecuencia.


            Poco más adelante alcanzamos el camino que nosotros buscábamos y que se acerca al barranco desde más arriba. A partir de allí presenta citas que vamos siguiendo y enseguida alcanzamos la Majada de Pondiellos donde el barranco se ensancha.

            Es la confluencia del Barranco de Pondiellos con el Barranco de las Salbas y la subida directa a Tebarray se puede realizar por la orilla derecha del Barranco de Pondiellos, pero nuestro objetivo no va por allí: daremos una pequeña vuelta, rodeando al Garmo de la Mina o Chiminel y de paso visitaremos los Ibones de las Salbas y la Sartén.



            Hemos subido en dirección nordeste y aquí nos orientamos al sudeste y nos enfrentamos al Barranco de las Salbas. Estamos a 1820 metros de altitud cuando dejamos el fondo del barranco principal y nos enfrentamos a la suda de por dónde superar el resalte.

            El Valle tiene un doble desagüe. Recuerdo que terminamos bajando por medio de los dos después de probar el descenso cerca del menos caudaloso y situado más al este y adjunto al Garmo de la Mina. Hoy estamos ya en la orilla izquierda de la Cascada de las Salbas y nos vamos de momento para arriba.

            Localizo el lugar por donde bajamos en su día  en la orilla derecha del barranco principal pero seguimos por la izquierda hacia arriba con la intención de cruzarlo más arriba. Hemos visto un punto donde se arrellana la cascada brevísimamente y al otro lado hay una rampa herbosa bastante erguida pero que nos va a permitir salir del barranco.


            El barranco baja crecidísimo y espumosamente primaveral pero nos permite cruzarlo con más facilidad de la supuesta en principio un poco por debajo de los 2000 metros de altitud; luego ascendemos la rampa herbosa que hemos localizado y que nos saca a un pequeño lomo desde el que accedemos a un barranquillo herboso y prácticamente seco que se va para arriba paralelo al que hemos abandonado.

Calderones.

            Por el barranquillo lleno preciosos y vistosos calderones ganamos altura a la vez que se acuesta poco a poco y nos deposita en un rellano herboso bajo el cierre de los ibones de las Salbas. Todavía hemos de seguir en ascenso a la sombra del Garmo de la Mina hasta que alcanzamos la cola del Ibón de las Salvas situado a 2200 metros de altitud.


Ibón de las Albas.

            Van a ser las nueve cuando nos sentamos a la orilla del ibón a echar un bocado. A la sombra se hace fresco en las espaldas sudadas y desprotegidas de las mochilas., así que, no vamos a perder demasiado tiempo y un cuarto de hora después proseguimos barranco arriba al encuentro del Ibón de las Sartén.


            Se trata de una ladera metamórfica en la que anida ligeramente sobre la parte norte el diminuto Ibonciecho de las Salvas. A partir de allí crece hacia el sudoeste la metamórfica Arista de Torozuelo de gratos recuerdos.


            Poco más arriba nos enfrentamos al corredor que nos permitiera bajar de la arista para alcanzar el Ibón de la Sartén al que llegamos ahora por la orilla derecha del desagüe del mismo.

            Son las nueve y media un poco pasadas cuando alcanzamos la orilla noroeste del Ibón de la Sartén situado a 2400 metros de altitud.

            Nuestras mentes se van atrás en el tiempo para rescatar la belleza plástica de este maravilloso rincón  sumergido entre el Garmo de la Mina al norte, la Punta Torozuelo al sudoeste,  Zerez, Feniás y Algas al sur y el Garmo Negro al este.

Ibón de la Sartén.

            Hacemos algunas fotos, disfrutamos brevemente del momento y del lugar y siguiendo el quiebro del barranco proseguimos ahora en dirección norte en suave ascenso y en busca del pequeño Collado Este del Garmo de la Mina.


            Desde el collado a 2420 metros de altitud se abre una larga incógnita que es una travesía ascendente en busca del Ibón de Tebarray y posteriormente del pico perfectamente visible desde aquí.

            Se trata de una travesía en una ladera ascendente sin rastro alguno de camino y en la que se intercalan depresiones sucesivas que habrá que ir afrontando conforme vengan.

Garmo Negro.

            A nuestra derecha tenemos la larga Arista Oeste del Garmo Negro que conforma el cierre de la Cubeta Lacustre de Pondiellos y que prosigue en forma de pared por debajo de la misma. Nosotros iniciamos la travesía por debajo de la misma en un terreno mixto, bastante estable que nos conduce hacia la Cascada de Pondiellos por la que se despeñan las aguas de los ibones.


            Antes tenemos que enfrentarnos a un resalte de una veintena de metros verticales que presenta una amplia fisura vertical muy escalonada que vamos a probar antes de faldearla muy por abajo en una cuenca muy hundida y rodeada de paredes.

            Se trata de una serie de pasos de segundo grado que superamos tranquilamente. En la cabecera del resalte proseguimos en busca del Barranco de Pondiellos bajo la Cascada Superior.

            El paso del barranco a pesar de la cantidad considerable de espumosas aguas que lleve resulta muy sencillo y la continuación nos lleva a una zona de mármoles grises, medianamente inclinados pero extraordinariamente adherentes que pasamos bien siguiendo en suave ascenso. Nos recuerda que estamos faldeando las Marmoleras de los Infiernos en su parte más occidental.

            Proseguimos en suave ascenso por un terreno en el que nosotros nos desenvolvemos a las mil maravillas ya en busca de entrar al Barranco de Tebarray.

            Un rato después llegamos al barranco sobre los 2550 metros de altitud que está relleno de nieve en su fondo. Juan inicia su ascenso por la nieve y nosotros por su orilla derecha, se puede subir un poco por cualquier parte hasta que se estrangula un poco en las inmediaciones del ibón.

            Sin ningún problema alcanzamos la Cola del Ibón de Tebarray situado a 2700 metros de altitud. El Ibón de Tebarray es uno de esos rincones del pirineo que tiene una magia mineral inigualable de la categoría del Lac de Opale, del ibón de Tucarroya o del Ibón de Basa de la Mora, del  Lac Vert de Maupás o del Ibón de la Escarpinosa.


            Son las diez y media. La superficie del agua del ibón está absolutamente irisada agitada por el viento, un viento más fuerte que frío pero que contrasta con la tremenda calima que estamos padeciendo en estos últimos días.

            Allí tomamos la cara sur del pico y negociamos el ascenso con el viento. Se trata de una ladera metamórfica que se puede subir por cualquier parte y cuando se hace fresco te haces una lazada al sur y cuando se te hace calor la haces al norte; todo en constante ascenso en busca de un rebaño de cabras domésticas que se ha enterado del viento y de nuestra presencia.

            Son las once de la mañana cuando alcanzamos la Cima del Pico Tebarray situado a 2916 metros de altitud. Hacemos fotos al Macizo de Frondiellas, Balaitus, Arista del Diablo y Cristales, luego al Este Canbalés, Aragón y discreta la Faxa, los Zarre, Gaurier, Piedrafita y Marmoleras al este, los Infiernos, el Garmo Negro y el Algas al sur y hacia el oeste la Partacua perdiéndose en la Moleta, Anayet, el Midí y la Arista Oeste del Portalet culminando en Arriel y Pallas.

Llena de Cantal.

Ibón de la Sartén.

Marmoleras y Piedrafita.

            Buscamos el abrigo del viento hacia Llena de Cantal y echamos un trago mientras picamos paisajes y recuerdos. Los valles franceses llevan el gorro puesto.

            Media hora después nos ponemos de pié al viento y nos vamos para abajo con un trotecillo ligero que mitigue los efectos de la ventolera por medio de la cara sudoeste.

            Bajamos por cualquier parte orientados por el fondo del Barranco de Pondiellos y buscamos los tramos más descompuestos para patinar como podemos las pedrizas, siempre con la vista muy abajo tratando de anticipar soluciones a los resaltes que aparecen desperdigados por la pared.

            Nuestra trayectoria tiene en general una dirección sudoeste hasta bajar en diagonal al sur y con cierto cuidado un pequeño muro relleno de bastante verdura que aparece sobre los 2500 metros de altitud.
            La continuación es por una ladera un poco más clemente tratando de no introducirnos en el encajonado Barranco de Pondiellos que ha recogido las aguas del Barranco de Tebarray y para ello hay que evolucionar por su orilla derecha descendiendo un tanto al este.

            Localizamos a una pareja que sube y nos acercamos pensando que quizás traten de visitar los Ibones de las Salvas y la Sartén. Nos encontramos sobre los 2100 metros de altitud y son una pareja de Huesca que suben a Tebarray, uno de ellos ha perdido una apuesta al encontrarse con nosotros. Yo también la hubiera perdido.

            Echamos media hora de agradable charrada y luego cada uno a lo suyo. Son las doce y media.


            La parte inferior de la pared es un resalte bastante vertical que no se puede pasar por cualquier parte pero una poco clara línea de citas nos conduce a un corredor muy quebrado y lleno de verdura que orientado un tanto al oeste nos baja hasta la Majada de Pondiellos. Desde allí fotografiamos con mejor perspectiva la zona de los Barrancos de las Algas y tras cruzar el Barranco de Pondiellos tomamos el camino por su orilla izquierda.

            Alcanzada la zona de las escorrentías del Barranco de Torozuelo paramos a comer a la agradable sombra de un pino negro, el viento se ha quedado por arriba y se hace calor.

            Media hora después reemprendemos camino y en un momento concreto abandonamos la orilla del barranco y nos vamos por un camino que prosigue horizontal atravesando la ladera cubierta de pradera alpina al encuentro del Pinar de san Juan.

            Hay una serie de trochas de vacas en su tránsito constante por los puertos, no juraría que la travesía del puerto la hagamos siguiendo el camino, pero de cualquier forma utilizamos las que nos parecen más convenientes que nos aproximamos al pinar en las inmediaciones de una caseta pastoril de lo más rústico que imaginarse pueda.

             Allí, aparece un camino ni demasiado transitado ni limpio, que a través del pinar primero lo transita un poco horizontalmente y cuando está a la altura de Sallent, se decide a bajar para atravesar los prados más bajos y depositarnos en la pista de servicio de los mismos que hemos desechado esta mañana.
Inicio y final del camino junto a la Ermita de San Pedro.

            Son las dos y media la tarde y hemos liquidado una jornada interesante previo pago de 1650 metros de desnivel reafirmando la idea de que estos casi tresmiles suelen ser la leche en casi todos los sentidos.

            A las tres y cuarto, antes de lo esperado, estamos cada mochuelo en su olivo.  

Aquí tienes más fotos. 

              

               


   

27 jun 2012

38c-12. CASCO. 27-6-2012.

Corral Ciego y Casco desde nuestro vivac.

Paso de los Sarrios, Corral Ciego, Cara Sur y Arista Este. Vuelta al Paso de los Sarrios, Brecha de Rolando, Refugio de Sarradets y Col de Tantes.

27-06-2012.
 
Salida 08 h. Llegada 14 h.

Sol.

Fácil.

Ascensión.

 Clara Abadía, Raúl López, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre

Mapa del casco procedente de Prames. Vía en amarillo.
 
            Tras una noche extraordinaria, no para nuestros compañeros a los que se les han pinchado los colchones, nos despertamos  con el día sobre las cinco de la mañana pero en el saco se está bien y son las siete y cuarto cuando, sin prisas, nos ponemos de pié en el 27 de Junio de 2006.

            Recogemos con sigilo y esperamos a que despierten cosa que harán sobre las ocho de la mañana.

            Desayunamos y tras recoger un poco el campamento. Son las ocho y media de la mañana cuando nos ponemos en marcha hacia el Corral Ciego con el sol ancho patalero. Para ello remontamos la descompuesta ladera que nos permite alcanzar la base de la Pared Sur del Casco tras ascender  40 metros de desnivel en dirección norte.

La Sudoeste del Casco con la entrada al Corral Ciego.
 
            Estamos a 2750 metros y tomamos la senda que se introduce en suave ascenso hacia el este para entrar en el  Corral Ciego. La nieve está muy buena y una más que aceptable huella nos permite avanzar seguros sin la necesidad de poner los crampones. Es un tramo de nevero que ya hiciéramos ayer de vuelta del Perdido.

Entrando al Corral Ciego.
 
            Enseguida la huella se abre en dos y nosotros tomamos la que marcha al norte pues hemos decidido hacer en primer lugar el Casco. Mientras tanto damos tiempo a que la nieve a la sombra blandee un  poco más.

 
            Hago huella cuidadosamente ya que la existente es meramente testimonial y superando una treintena de metros medianamente erguidos salimos del nevero para transitar por el borde sur de la pala que conduce hacia la Cima del  Casco.

            Hay un nevero residual que rellena el centro de la pala llegándose hasta los paredones somitales y en principio habíamos pensado superarlo por el oeste pero ya en el ajo comprobamos que llega hasta la pared lo que nos va a obligar a atravesarlo por lo que decidimos subir por su orilla este y así fuera el problema.

 
            Hay caminillos por la orilla este del nevero pero son de bajada sobre una ladera medianamente erguida y bastante descompuesta en la que hay que buscarse la vida. Pero apenas será a lo largo de 100 metros de desnivel y no constituyen mayor problema buscando afloraciones de caliza madre. Unos minutos más tarde alcanzamos ya sobre materiales más estables la Arista Este del Pico.

Taillón y Bacillac desde la Este del Casco.
 
            El collado entre el Casco y la Torre  es amplio, llano y vestido de verticales paredones en su vertiente norte que inicia un suave ascenso hacia el casquete somital del Casco sobre materiales bastante cuarteados pero estables.

Cojín de silene acaulis.
 
            Enseguida, un corredor descompuesto y fácil nos introduce en la pared y unos pasos también fáciles nos retornan al filo de la arista. Allí, unos quiebros escalonados nos permiten superar unos bloques y ganar un poco de altura hasta que la arista se acuesta un poco y sin ningún problema nos deposita enseguida en la amplia y plana Cima del Casco a 3006 metros de altitud.


Torre de Marboré.
 
            Son las nueve y cuarto de la mañana  y en la cima visualizamos parte de los recorridos de los dos días anteriores, hacemos algunas fotos  y un cuarto de hora después, sin prisa pero sin pausa, iniciamos el descenso.

            El descenso no tiene otra historia que desandar el mismo camino que hemos llevado en ascenso pero ahora buscando los terrerillos para bajar con la más absoluta comodidad que poco o nada tiene que ver con el ascenso,

            Llega el momento de la decisión entre sí Torre si o si Torre no, y como el personal parece no tener gran interés en el asunto, ante ligeras discrepancias decido bajarnos al campamento y emprender la vuelta tranquilamente.

Allá se queda la Torre de Marboré.
 
            A la salida del nevero Raúl pone un pie en una trampa de nieve y la otra rodilla golpea con una piedra con lo que se hace un par de cortes, uno de ellos bastante profundo.

            Llegados al campamento lo curo de emergencia pues sangra bastante y tras almorzar un poco y montar las mochilas iniciamos el regreso. Son las once y cuarto.

En el Paso de los Sarrios.
 
            Remontamos hasta la Base de las Paredes de la Sur del Casco, pasamos el Paso de los Sarrios y en descenso la cadena que hay instalada. En los neveros siguientes nos cruzamos con una cordada que viene en sentido contrario, les dejamos paso introduciéndonos en la rimaya y casi tenemos un pequeño altercado con el guía italiano que tiene una filosa descomunal e irresponsablemente me pasa la cuerda por la espalda para asegurar al grupo mientras que detengo a uno que ha perdido un pie e inicia el descenso nevero abajo. Menudo plan y luego que pasan cosas. Nadie baja a recuperar ni la botella de agua ni un bastón que ha caído unos pocos metros.


Vertiente Sur de la Brecha de Rolando.
 
            Visto lo visto, arreamos para arriba y que el guía se apañe con sus clientes.

Vertiente Norte de la brecha de Rolando.
 
            Alcanzamos la Brecha de Rolando enseguida y nos vamos nevero abajo por fuera de la huella o conservándola para los que suban pero no hay que preocuparse que bajan detrás un trío de imbéciles  que la van a dejas hecha un patatar. Siempre pasa lo mismo.

Desde el Col de Sarradets.

            En el refugio de Sarradets al que llegamos en un cuarto de hora desde la Brecha, echamos un trago y proseguimos.
 
Casco desde el Col de Sarradets.

            En el Col de Sarradets nos echamos nevero abajo y luego lazada a lazada nos llegamos hasta el barranco que cruzamos con cuidado porque baja crecidísimo.

            Luego tratando de no perder demasiado tiempo desandamos camino hasta el Collado de Bujaruelo y hacemos la carretera despacio puesto que le empieza a molestar la rodilla a Raúl.

            Son las dos y cuarto de la tarde cuando llegamos al aparcamiento del Col de Tantes poniendo fin a nuestro recorrido en Ordesa en el que hemos movido un desnivel de 2900 metros.

Tráfico pirenaico en el Aubisque.
 
            Montados en el coche nos llegamos a Gedre donde paramos a comer un poco para proseguir hasta Arrens, El Aubisque y el Portalet seguidos para llegarnos directamente al ambulatorio de Sabi, a las seis de la tarde, donde aplicarán  la rodilla de Raúl cuatro puntos de sutura.

            Después un refresco en casa y carretera de nuevo hasta Huesca, hay que ver el España- Portugal. 

Puedes ver más fotos.

 
Aquí tienes, por si quieres, el Principio.

26 jun 2012

38b-12. MONTE PERDIDO. 26-6-2012.

Corredor Oeste a Monte Perdido.

Collado de los Sarrios de Ordesa, Collado del Tozal del Fraile, Barranco de Góriz, Ibón Helado y Corredotr Oeste al Perdido. Descenso al Ibón Helado, Sur del Pitón Suroeste del Cilindro, Collado de la Cascada, Sur de la Torre y Corral Ciego.

26-06-2012.

Salida 08 h. Llegada 17 h.

Sol.

Fácil.

Ascensión.

Clara Abadía, Raúl López, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Monte Perdido procedente de Prames. Vía en amarillo.
            La noche excelsamente estrellada se hace larga y no por fría sino por falta de costumbre al ser la primera de la temporada sobre la esterilla. Es una larga noche de estrellas que negociamos con abundantes vueltas.

            Nos hemos cubierto con unas grandes bolsas de basura pero a media noche las mandamos a freír espárragos ya que están humedeciendo los sacos debido a la falta de traspiración.

            Finalmente cuando son las siete y cuarto de la mañana nos echamos al 26 de Junio de 2012 tras una noche impagable a 2700 metros de altitud.

Recogido nuestro vivac.

            Desayunados sin prisa, hemos preparado unas mochilas reducidas, nos ponemos en marcha en para recorrer la grada en la que nos encontramos con dirección este. Son las ocho de la mañana.


            Una pareja ha pasado hacia el Corral Ciego, creo que irá a hacer los picos. Nosotros nos vamos grada adelante sobre una buena nieve y siguiendo múltiples citas. A nuestra izquierda llevamos una grada importante que espero pierda potencia y desaparezca en el acceso a los Picos de la Cascada y Marboré, desde allí remontaremos en busca de el paso por debajo del Pitón Sudoeste del Cilindro.
            La grada alcanza un pequeño collado y se prolonga al este siempre por debajo de las paredes que llevamos a nuestra izquierda. Más adelante comenzamos a ver el Perdido pero yo no estoy demasiado convencido de que llevemos el camino que busco: la faja sigue descendiendo suavemente, las paredes no pierden potencia, no aparece la entrada a Marboré y La Torre y el Col de la Cascada me da la impresión de que ya se han quedado atrás; pero hace ya tantos años que no hacemos este camino que prefiero perseverar con las citas que siguen adelante.
            Pasamos un nuevo y pequeño lomo transversal, cogemos un poco de agua pues la mañana es muy cálida y se hace un poco de sed y nos aproximamos a un amplio collado que conduce al Barranco de Góriz. Nos orienta la inconfundible Punta de las Escaleras.

            A estas alturas ya estoy seguro de que no llevamos el camino que quería pero da lo mismo, entraremos al Barranco de Góriz y confluiremos con la subida del refugio al Ibón Helado. La única incógnita reside en cuánto desnivel habremos perdido.


            En el Collado  del Tozal del Fraile avistamos el Refugio de Góriz y el camino que sube barranco arriba. Estaremos sobre los 2600 metros de altitud, casi 400 metros por debajo de lo esperado pero era lógico pues en lugar de ir subiendo hemos ido bajando aunque muy suavemente.

            Desde la parte alta del collado y por encima de las paredes de la derecha del Barranco de Góriz, una senda recorre en descenso la cabecera de un pequeño circo en el que hay una nutrida manada de Rebecos.

            En la parte alta del circo comenzamos a subir en busca del lecho del barranco por el que desagua el circo que no el ibón, ya que es sabido que se filtra para engrosar la Gran Cascada de Gavarnie.

            El circo es muy amplio por encima de la Ciudad de Piedra y tampoco tenemos deseos de pasarla por lo sabidamente incómoda que resulta. Así que mejor será ir subiendo por libre que ya a parecerá el camino.

            Finalmente alcanzamos el barranco sobre los 2800 metros de altitud y por debajo de los resaltes bajo el Ibón Helado.

            Seguimos camino arriba, superamos el primer resalte y nos engaña el resalte de cierre que suponíamos más próximo pero de cualquier forma, alcanzamos el Ibón Helado situado a 2980 metros de altitud cuando van a ser las once de la mañana. Teníamos que haber llegado en suave descenso y nos hemos chupado un ascenso final interesante.

Dedo de Monte Perdido.

            Sentados en el inicio del lomo del Corredor Oeste del Perdido muy por debajo de la Escupidera almorzamos un poco. Luego nos ponemos los crampones.

            Un trío llega a nuestra altura y saca sus crampones. Enseguida la chica me dice que si le puedo ayudar con los crampones. Lo primero que le digo es que no debería pues no los ha utilizado nunca. A pesar de ello le enseño. El chico no pierde prenda pero lo que no sé es que pinta allí el que parece ser el padre. La nieve está buena y espero que no tengan problemas.

            Mis crampones nuevos que se los he dejado a Raúl le van a dar problemas ya que lleva una bota excesivamente blanda a mi juicio. Se le desajustan enseguida y mientras los ajusto de nuevo nuestras chicas se van para arriba.


            Cuando vamos a cogerlas otra vez lo mismo. Terminaremos juntándonos por encima de la Escupidera cuando se presenta la parte más erguida del corredor que con buena huella no supone ninguna dificultad.

Los Pliegues tumbados del Cilindro desde el Hombreo de Monte Perdido.

            El corredor tiene un desnivel de alrededor de 300 metros pero se suben bien a pesar de que el sol ya calienta lo suyo. Arriba se arrellana y nos conduce al Hombro del Perdido mientras recordamos la tormenta de nuestro vivac en la cima.


            En el hombro, la huella gira al sudeste y supera el resalte somital para alcanzar suavemente la Cima de Monteperdido con sus 3355 metros de altitud. Hemos subido el corredor en tres cuartos de hora  pues son las doce de la mañana.

            En la cima, fotos y recuerdos: allí está el Balcón de Pineta, los Astazu, el Soum de Ramond y los Baudrimont, la Torre de Góriz y la espléndida imagen del Cañón de Ordesa formado por el Arazas y el Cilindro de Marboré con su pliegue tumbado característico y el Ibón Helado a sus pies. Nuestros amigos casi están dispuestos a montar unas tiendas y quedarse por allí pero no será en esta ocasión puesto que nos queda la vuelta.


            Alrededor de las doce y media iniciamos el descenso tras reajustar de nuevo los crampones de Raúl. El descenso del Corredor Oeste del Perdido resulta ligero e incluso agradable y nos lo cepillamos en un visto y no visto sin correr pues en lugares como este no se debe hacer nunca.



            En el Ibón Helado nos juntamos con cuatro leoneses que nos preguntan por el camino a Sarradets.

            Les indico el inicio y les digo que si esperan un poco mientras echamos un bocado, nosotros vamos hacia allí.

            Charlamos un poco y prefieren adelantarse. Nosotros nos sentamos para quitarnos los crampones y comer contemplando el ibón que nos muestra más hielo que agua.

            Son las dos menos cuarto cuando nos ponemos de nuevo en marcha en dirección oeste y en suave ascenso para atravesar un par de neverillos residuales en los que hay una buena huella.

Rodeando el Cilindro.

            Enseguida alcanzamos un punto alto situado sobre los 2925 metros de altitud en la Sur del Pitón Sudoeste del Cilindro y desde allí continuando con el faldeo iniciamos el descenso hacia la entrada de las gradas inferiores al Circo de los Picos de la Cascada y Marboré que recordaba perfectamente y que esta mañana no apareció por ninguna parte.

            Los cuatro leoneses han tomado una huella alta en lugar de salir por el fondo del circo y se dirigen hacia uno de los collados existentes entre los Picos de la Cascada. Les hacemos alguna señal pero también sabemos que hay gente que maneja el tema. Así que nosotros nos vamos para abajo para bajar la pared por el punto en que pierde toda la verticalidad y potencia para tomar la grada por debajo de la pared y proseguir al oeste.

            La grada es muy larga además de amplia y está llena de nieve pues la última nevada de la temporada debió dejar algo más de un metro de espesor. Nosotros la recorremos por el borde sur siguiendo una de las múltiples líneas de citas.

            La grada se va elevando, alcanza un pequeño collado y nos muestras su amplia prolongación bajo el largo Collado de la Cascada.

            Como no hay más que remontar una treintena de metros les propongo a los socios asomarnos al Circo de Gavarnie. Para ello faldeamos a media ladera hasta alcanzar un pequeño dorso rocoso lleno de gravilla y con cierta pena alcanzar la parte este del collado justamente en la base de los Paredones de la Espalda.


            Desde allí contemplamos la inclinadísima terraza que  termina convirtiéndose en los verticales paredones por los que salta la Cascada de Gavarnie, Gavarnie, Sarradets, los Astazu el Pimené y los brutales paredones que tenemos sobre nuestras cabezas. Estamos a 2950 metros de altitud.

            Abandonamos el collado y nos volvemos al fondo de la grada para proseguir nuestra peregrinación hacia el oeste en busca del Corral Ciego, pues por lo visto por la mañana habrá que llegar por allí al n o poder bajar directamente a nuestro campamento.

            Tras comprobar la imposibilidad de bajar a una terraza inferior continuamos por el borde sur de la grada siguiendo una línea de citas que nos lleva a lo largo de un pasillo aéreo, estrecho, horizontal y transitado y que desemboca en un corredor que nos permitirá descender la pared.

            Se trata de un corredor que en dos tramadas sucesivas desciende alrededor de 30 metros muy encajonado, vertical  y con unas presas estupendas que será de segundo grado y que no recuerdo de haber pasado.

            Ya en la base del corredor nos vamos por la nueva grada adelante buscando su orilla sur que está defendida por otro potente paredón que es el que nos separa de nuestro campamento.

Allá abajo está la tienda y nuestro vivac.

            La grada se estrecha engullida por la Cara Sur de la Torre y nos conduce ineludiblemente a una terracilla estrecha salpicada de neverillos residuales en los fondos de los barranquillos que va a travesando y en los que un camino nos muestra huellas recientes.

Entrada al Corral Ciego y Casco.

            Atravesada la Sur de la Torre aparece el Corral Ciego que, lleno de nieve recorremos siguiendo la huella horizontal que pasa bajo el corredor de entrada a la Torre y se alarga hacia la Sur del Casco en busca del Collado de los Sarrios.


            Al final del nevero abandonamos el camino al Paso de los Sarrios y Brecha de Rolando y bajando una treintena de metros nos llegamos a nuestro campamento cuando son las cinco y cuarto de la tarde. Misión cumplida y un nuevo camino en Ordesa y con el que nos hemos chupado alrededor de 975 metros de desnivel.

Silene acaulis.
            La tarde es mejor todavía que la de ayer y el personal está un poco más sobado así que el descanso se agradece aprovechando para picotear y beber. Además, alrededor de las siete aparecen en la Sur de la Torre los leoneses, han debido llegar a alguno de los Picos de la Espalda, han visto el tomate, supongo que también el emplazamiento del refugio y ahora están medio enriscados en la pared.
            Dejamos la garganta hasta que entienden que han de subir a la Cima de la Torre y desde allí bajar.

            Suben, recorren la alargada y plana cima de lado a lado y terminan por iniciar el descenso por el lugar correcto pero se eternizarán con el tema al tener que poner crampones y abordar el descenso de un nevero bastante erguido. Pasamos una hora entretenida y ellos más. Al fin, cenamos y al pasar por encima de donde nos encontramos nos dan las gracias y prosiguen camino.

            Nosotros liquidamos nuestras tareas, bajamos a coger agua ya que por la mañana no hay fusión suficiente y sin más nos empiltramos dispuestos a descansar con los puños prietos. Será la segunda noche en nuestro vivac en la que repetiremos agradables sensaciones.
Segunda noche en el vivac.






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