La Sudoeste del Tozal de las Fuebas.
Pista
del Sorrosal y arista sur.
06-05-2007.
Salida 10 h. Llegada 17 h.
Nieblas.
Muy
fácil.
Ascensión.
Rosa
Mª. Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa del Tozal de las Fuebas procedente de Prames. Vía en amarillo.
Al
que le entra el mal de montaña, no tiene remedio. Se morirá de lo que sea pero con
ese mal a cuestas.
Y
va a la montaña en verano, en otoño y en primavera por supuesto, y cómo no:
también en invierno. Y eso es así pero no queda allí el asunto. Va con buen
tiempo, con mediano esperando que mejore y con malo pues algo se podrá hacer. Va
con crampones o con raquetas, o si no con esquís de travesía o con las botas de
pescar y el paraguas de pastor si es preciso. Más alto, más bajo, hacia el
norte o hacia el sur pero va.
Hay
cosas para hacer hasta con nieblas: Oturia, Oroel… y otra, por qué no, el Tozal
de las Fuebas: tiene un buen trozo de pista, un par de refugios y una loma para
no perderse. No es demasiado larga la actividad y mueves un desnivel asequible.
Si además hay vistas puede ser la leche.
El
domingo 6 de Mayo de 2007, sin madrugar y esta vez con intención pues ya
estuvimos en una anterior ocasión repelidos por el mal tiempo, nos vamos al
Tozal de las Fuebas.
Pasamos
Cotefablo y tras dejar atrás Linás de Broto, aparcamos junto a la barrera de la Pista del Sorrosal. Son las
diez y media de la mañana y estamos a 1220 metros de altitud.
Las
nieblas están por arriba y quiere gotear, es “rabia de tiempo”.
Tomamos
la conocida pista en dirección norte que llanea más que asciende y nos vamos
valle adentro por la ladera orográfica izquierda.
Borda de ensueño en el Sorrosal.
Enseguida
alcanzamos las primeras bordas y las vacas que pastan bajas todavía.
Poco
después contemplamos los corredores de Mondiciero, cogemos agua de la Fuente del Furco y a
lazadas ascendemos el primer resalte que
con atajo incluido nos lleva al primer refugio situado a 1640 metros de altitud.
Barranco Suaso.
Echamos
una ojeada para comprobar que está solamente decente y proseguimos pista
adelante, ya casi horizontalmente, para dejar sucesivamente a nuestra izquierda
o norte primero el Barranco de la
Arriesas y seguidamente el de Suaso.
Bajan
cumplidos de agua proveniente del deshielo de las nieves del final del invierno
como ya es costumbre, convenientemente amamantadas con las copiosas lluvias y
nieves de esta primavera.
Cruzado
el barranco Suaso en una pequeña depresión alcanzamos el segundo refugio a 1720 metros de altitud.
Son las doce y cuarto y por lo tanto, vamos a almorzar un poco.
Junto
al refugio hay un todo terreno de guardas forestales que, como es lo suyo, se
ha plantado allí destrozando con sus ruedas la hierba de la pradera alpina que
está completamente harta, trazando un nuevo destrozo por encima de la mallata.
Pero no hay problema. En este “país de soborno y chanchullo”, la envidia de los
lugareños y la holgazanería de algunos “interesados” guardas forestales cierran
las pistas para que el personal de a pie no dañe ni contamine el medio natural;
ya se encargarán ellos de sobra, probablemente paseando a amiguetes o a
turistas, por un módico precio, que se embolsarán sin rubor alguno. Ellos tienen
derecho a todo. ¿Quién les habrá otorgado semejantes derechos? ¿Y cómo podremos
sacar a esos cochinos de estas zolles?
Cuatro
“señoritos” vienen de… ¿se podrá saber qué hacen un domingo a media mañana
estos cuatro tíos por aquí haciendo horas extraordinarias? Localizaré sus
huellas provenientes del Collado de Yésero. ¿Qué habrán ido a hacer cambiando
de valle cuando pueden subir por la pista del Barranco del Infierno, además de
destrozar la pradera con el todoterreno?
Barranco las Fuebas.
En
dirección noroeste nos acercamos a la rama izquierda del Barranco de las Fuebas
que tiene una cascada preciosa y tras cruzarlo nos encaramamos, poco a poco, a
la loma sur del pico aprovechando que las nieblas se van remangando conforme
nos aproximamos.
La Pared de Tendeñera desde el Tozal de las Fuebas.
El
repecho se quiere asentar en nuestros gemelos pero enseguida alcanzamos la cima
del Tozal de las Fuebas a 1972
metros de altitud. Es la una y media del mediodía.
Collado Norte de Fañanizas Altas.
Vertiente Este del Collado de Yésero.
Circo de las Fuebas.
Las
nieblas nos permiten ver al oeste el cordal que nace en Cotefablo con la Planas , el Toronzue y
Navariecho que culminan en el Collado de Yésero siendo el límite con el
Barranco del Infierno. Al Norte se adivina más que se ve el Ripera o la Blanca , la entrada al
Collado de Tendeñera, Tendeñera, la
Pasata de Tendeñera, las Torres de Otal, y el Otal. Al este
se adivina Fenez, Comas y Mondiciero y por delante las Fañanizas y el Tozal de
Suaso. Al sur el valle se difumina en el cordal de Pelopín y Manchoya.
Torreones de Tendeñera.
La Sur de Tendeñera.
Ripera o la Blanca.
Seguimos
adelante descendiendo una pequeña depresión y ascendiendo a la punta norte: hay
que contemplar de cerca la preciosa calzada de la pared inferior de Tendeñera:
¡Qué maravilloso tablero de ajedrez!
Comas y Mondiniero.
Mallata las Fobas y Otal.
Bajamos
hasta el nacimiento de la pared y dando media vuelta descendemos al rellano
entre Fuebas y Fañanizas que es una deliciosa majada.
Barranco las Fuebas de vuelta.
Atravesamos
el rellano en dirección sur y nos bajamos hasta el refugio alto para pasar de
largo y llegarnos hasta el bajo. Son las tres y cuarto y vamos a comer.
Prímulas elatior.
La Sur de Fenez desde el Sorrosal.
Se
hace fresco a pesar de estar al sol y al abrigo del viento que ahora sopla
pretendiendo poner en fuga a las persistentes nieblas de la mañana.
El Puerto de Linás de Broto.
Media
hora después tomamos el atajo y luego por la pista nos bajamos hasta el coche.
A las cinco hemos liquidado los 800 metros de rigor de la actividad. Media hora
después estamos en la ducha.
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