Hortichuelas Bajas, Sendero de la Molata, Castillo
de San Ramón, Collados Bergantines y San José, Cerro de los Lobos, Collado San
José y Carretrera Rodalquilar a Hortichuelas.
04-11-2021.
Salida 09:30 h. Llegada 14 h.
Mixto.
Fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
No
conocíamos el Parque Natural del Cabo de Gata pues siempre lo habíamos dejado
en la lista de pendientes, pero finalmente y aunque es un poco tarde nos
bajamos haciendo camino y conociendo, como es nuestro estilo hasta Carboneras.
El
4 de Noviembre de 2021, hemos dormido en Agua Amarga, a las nueve y media de la
mañana dejamos la furgo en el cruce entre Las Negras y Rodalquilar, en las
inmediaciones de Hortichuelas Bajas y nos vamos a dar un paseo, la mañana está
espléndida aunque quieren aparecer algunas nubes altas que no suponen amenaza
alguna.
Tengo
alguna referencia de un sendero que recorre el Cerro de la Molata y he
proyectado una circular que lo incluye: se trata de conocer un poco.
Estamos
a 90 metros de altitud y comenzamos caminando por la carretera que avanza al
este hacia las Negras. No llevamos más que medio kilómetro cuando la
abandonamos para proseguir camino por la Rambla del Cuervo, un torrente
ocasional completamente seco por el que avanza una pista, también ocasional y
de acceso a algunas huertas.
La
pista rodea el cámping y se llega hasta
las inmediaciones de la Cala del Cuervo hasta que justamente en el comienzo del
arenal se inicia el acartelado Sendero de la Molata.
Un destartalado camino con alguna baliza verde y blanca gana altura brevemente hasta alcanzar unas ruinas pintarrajeadas desde la que contemplamos la Cala del Cuervo y las Negras. Hemos virado ya al sur y abandonado las balizas que faldearán el Cerro de la Molata ligeramente por el interior. Nosotros vamos a seguir un caminillo que se introduce en los acantilados y que parece algo más interesante; todo será que nos obligue a darnos la vuelta o a remontar por libre en un terreno volcánico en el que a duras penas se instala una vegetación arbustiva y baja que desconocemos´
El
camino inicialmente bastante transitado se llega a los acantilados para
recorrerlos con sucesivos entrantes y salientes desde el que contemplamos los
embates del mar en los mismos en una zona de rocas amarillentas, en contraste
con el tono oscuro del resto, bastante erosionadas.
Siempre
unos metros por encima de la superficie del agua seguimos el camino que se va
difuminando paulatinamente y que terminará por perderse a pesar de visualizar
un par de hitos.
Creemos
localizar la Cueva de las Palomas y terminamos un poco por libre avistando la balaustrada
de un mirador unos metros por encima de
nosotros. Se puede pasar al nivel en el que nos encontramos, pero optamos por
trepar un corredor de una veintena de metros en el que empleamos las manos
sobre roca muy adherente. El inicio es vertical pero fácil para acostarse luego
y depositarnos en el Mirador de San Ramón al que llegan las balizas que hemos
abandonado.
Desde allí y al este contemplamos la Fortificación del Castillo de San Ramón, es propiedad particular, está cerrada y algo desmejorada. Son casi las diez y media cuando la visitamos por el exterior y visualizamos siempre al este el Playazo de Rodalquilar y lo que suponemos como el Collado de Bergantines, lugar por el que vamos a continuar ya que la circular se marcha ya hacia el interior en busca de Rodalquilar.
Recorremos
el Arenal del Playazo al que llegan los vehículos por una pista encementada que
utilizaremos posteriormente y abandonando el arenal ascenderemos casi 100
metros por terreno pedregoso y con alguna vegetación arbustiva hasta alcanzar
el Collado de Bergantines donde nos sentamos a echar un breve bocado.
Al
collado llega un camino que sube desde la Rambla de Rodalquilar algo más al oeste
e inicia el descenso hacia la Rambla de San José que desemboca en la Cala de
Bergantines.
No
bajaremos a la cala sino que seguiremos el camino balizado de azul y blanco que
faldea en suave descenso la ladera izquierda de la rambla en un terreno
bastante vestido de arbustos en el que destacan los palmitos y las retamas.
Alcanzado
el fondo de la rambla, el camino la cruza para iniciar ascenso al oeste en
busca del Collado de San José. Para entonces ya sabemos dónde queremos ir ya
que desde el Collado Bergantínes hemos visualizado alguna antena de telecomunicaciones.
Tras
un cómodo ascenso de otros 100 metros alcanzamos el Collado situado a 164
metros, al que llega la pista de servicio de las instalaciones de la cima.
La
pista que es una carreta asfaltada medio comida por la vegetación serpentea en
la amplia ladera oeste del cerro pero
nosotros trataremos de subir de frente aprovechando que es una ladera muy
acostada.
No
se sube mal sobre todo cuando coincidimos con algunos tramos de senda y algún hito, muy
poco transitada, que facilita la tarea. Tocamos la pista en una revuelta y
terminamos los últimos metros por la misma.
Son
las doce cuando alcanzamos la Cima del Cerro de los Lobos situada a 264 metros
de altitud. Allí encontramos dos antenas, el vértice geodésico y el Torreón del
Faro de la Polacra.
Contemplamos
hacia atrás la mayor parte de nuestro recorrido visualizamos al sur la Isleta
del Moro y la doble cima de del Domo de los Frailes, un antiguo volcán que
supone la mayor elevación del parque.
Un
cuarto de hora después iniciamos el descenso tras despedirnos del azul profundo
y encantador de las aguas del Mediterráneo. La parte alta la bajamos por la
carretera cruzándonos primero con un coche de mantenimiento de las antenas y
luego con algunos que suben por ella
hasta que la abandonamos siguiendo un camino que desciende al noroeste a
partir del Collado de San José. Nos conducirá hacia un cortijo en ruinas,
cuando ya el Caserío de Rodalquilar se queda al oeste, a nuestra izquierda.
Alcanzaremos
la carretera que se alarga al norte hacia
Hortichuelas y tras un par de kilómetros que ascienden algo, descenderemos
luego hasta la furgo cuando quieren caer unas gotas.
Son las dos de la tarde cuando terminamos nuestra circular en la que habremos recorrido alrededor de 13 kilómetros con un desnivel acumulado de 300 metros. Ha salido mejor de lo esperado en un territorio completamente desconocido que nos ha permitido hacernos una idea bastante amplia del parque natural a pesar del reducido recorrido.
Luego nos llegaremos hasta el Playazo para comer en la furgo a la vista del agua, aunque las contadísimas gotas que caigan malogren la tarde de playa para mi chica.
Hola Mariano.
ResponderEliminarSiempre es agradable caminar por la costa, para los de interior, es algo a lo que no estamos acostumbrados. Estuvimos por la zona a finales del mes de Junio, hace ya unos años, a mí me dejo un poco indiferente, quizás porque con los calores del verano, se reducen mucho las posibilidades, creo que elegisteis una buena época.
Por cierto, aun aguanta el otoño en el pirineo o se han caído las hojas?
Salud y montaña.
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarCereo que nuestro problema fundamental, si a eso se le puede llamar problema, es que hemos visto costas arenosas, acantiladas, vírgenes, profanadas...bueno, yo prefiero esto a algunas masificaciones veraniegas que aún siendo tolerantes se hacen inaguantables.
Hoy hemos estado en Lavati, final del Valle de Aragués del Puerto y aunque quedan colorres otoñales, una buena parte está en el suelo, pero esos colores cálidos y tornasolados que produce el sol al colarse por entre las copas der los árboles, todavía da mucho juego.
¡Que vaya bueno!