La Sudoeste de Ardiden desde cerca de la Brecha de Agudes.
5 y 6-9-09.
Salida 18 h. Llegada 16 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.
Ni
el Cestrede, ni el Garliz, ni el Gran Barbat ni el Arbizon, tenía que ser el
Ardiden el que entrara en nuestra agenda por procedimiento tan extraordinario
como indeseado. Queríamos ir al Ardiden quizás con la peregrina ilusión de
encontrar alguna explicación medianamente lógica para lo inexplicable… ¡Qué
infelices!
El
Ardiden es uno de esos picos, que en el Pirineo Francés son legión, que los
tenemos relativamente cerca pero que en la práctica están bastante lejos. Esos
picos más largos de coche que de camino.
Dos
horas y media largas de coche del sábado
5 de Septiembre de 2009 nos sitúan en el Aparcamiento de La Fruitiere. La carretera nos
lleva por el Aubisque hasta Cauterets que está lleno a rebosar a pesar de que
el verano toca a su fin. Allí tomamos la carretera hacia Pont d’Espagne y a
medio camino, un desvío perfectamente señalizado nos introduce en una
estrechísima carreterucha terminal que en poco más de 2 kilómetros nos
deposita en la Hospedería
de La Fruitiere
a 1371 metros
de altitud.
Guingays, Culaus, Cestrede, Pebignau y Labás.
Son
las seis de la tarde cuando iniciamos
por el fondo del valle en dirección sur, un transitadísimo camino que
conduce a la marabunta hasta el Lac d’Estom.
La
gente fundamentalmente vuelve en una tarde un tanto agrisada por una levísima
capa de nubosidad ahorcada en lo más alto del cielo. El tiempo previsto es
bueno.
Labas, Seda y Estibe Aute desde el Valle de Lutour.
El
camino en territorio del Parque Nacional transita la orilla derecha del
Barranco de Lutour primero por plano praderío alpino que poco a poco se
introduce en un pequeño laberinto de bloques erráticos de granito entre los que
se asienta el abeto blanco, un poco más oscuro que de costumbre, valga la
paradoja.
Asciende
suavemente, pasa junto a la original e inigualable Cabaña de Pouey Caut y
enseguida se bifurca. Abandonamos el camino del fondo del valle y tomamos el
que nos ha de llevar al este en busca del Plateau des Agudes.
El
camino al principio llanea paralelo al del fo arándanos, gayubas y
frambuesas para alcanzar un rellano de grandes bloques de granito y afrontar un
pequeño y último resalte que nos deposita en la zona inferior del Plateau des
Agudes en el que se encuentra el Refugio Russell.
Debajo del Plateau Rusell.
ndo del valle pero enseguida describe una amplia lazada y se introduce en el abetar. Luego, lazada a lazada, ya en fuerte ascenso progresa en la ladera rellena de sotobosque de rododendros,
Refugio Russell.
Son
las siete y media y estamos a 1980 metros de altitud lo que significa que
hemos subido a nuestro particular ritmo y que dure. La sudada ha sido interesante.
El
Refugio Russell es un sólido caserón de piedra con dos plantas propiedad del
T.C.F.: la superior es un dormitorio abuhardillado para una docena larga de
personas con colchonetas y mantas y la inferior tiene una entrada que sirve de
leñero y un amplio comedor con hogar bajo que en conjunto puede dar cobijo
hasta una treintena de personas. Fuera hay una fuente entubada y proveniente
del Plateau. Al un lado tiene un anexo cerrado y en el tejado unas placas
solares que proporcionarán luz a la noche.
Hay
un numeroso grupo de franceses con los que compartiremos refugio.
Nos
cambiamos de ropa, preparamos la cena, cenamos y terminamos por encender el
fuego, servirá para que se sequen las sudadas camisetas. Además traemos leña
para no menguar las existencias.
Alrededor
de las nueve y media nos empiltramos todos en la planta superior pues los dos
que vivaquean fuera tienen sitio.
La
noche resulta cómoda y cálida. Los franceses, madrugadores ellos nos despiertan
pero nosotros nos resistimos en los sacos hasta las siete menos cuarto hora a
la que, más o menos, ya habrán puesto los caminos para el 6 de Septiembre.
De Ardiden a Chanchou.
Desayunamos
y con las mochilas ligeras puesto que dejamos en el refugio todo lo innecesario
nos vamos para arriba.
Un
marcado camino sobre la pradera alpina que crece salpicada de bloques de
granito nos lleva en suave ascenso y dirección este por el Plateau des Agudes
que inmediatamente se rellena de pedrera granítica. El camino que frontalmente
conduciría al Col Culaus, lejos de atravesarla en dirección este se va a
rodearla por su orilla sur para aprovechar una discontinuidad de la misma y
girar 90º orientarse al norte y abandonar el Plateau por una ladera herbosa,
una antigua morrena glaciar, que enseguida se pone tiesa.
Atrás el Ardiden.
Desde
el Plateau hemos visto el pico al que vamos y la arista este que conduce al Pic
Chanchou pero ahora en la base de la pared desaparece el horizonte de picos y
también la arista sudoeste que es nuestro objetivo próximo.
Subido
el resalte la ladera se allana y se alarga un poco más clemente. El camino,
lleno de citas, hace un poco de travesía hacia el noroeste rematando la pradera
alpina e incorporándose a un canchal granítico compuesto de bloques de
considerables proporciones, siempre al oeste de un enorme cono de deyección,
ocupado por una descompuesta y amplísima pedrera que baja directamente desde
muy arriba y que conforma la cara sur
del Ardiden.
Llegando a la Brecha de Agudes.
A
través del canchal ganamos altura hasta alcanzar la base de la pared de la
arista sudoeste. Bajo la misma el camino gira un poco hacia el norte para
enfrentarse a un amplio e inclinado corredor de verdura en el que hay
establecidas una serie de lazadas que conducen fácilmente a la también amplia
Brecha des Agudes a 2566
metros de altitud. Son las ocho y media de la mañana.
Resalte de la Brecha de Agudes.
Desde
la brecha contemplamos los dos vallecillos en los que la parte inferior de la
cara oeste está dividida por la
Tuque des Limouras y unas citas que nos sacan de la brecha
para situarnos horizontalmente en la pared.
La
pared oeste del Ardiden es una ladera medianamente inclinada y cubierta de
bloques graníticos de entre medianas y pequeñas proporciones hacia la parte
central y grandes proporciones en la arista. Puedes elegir camino.
La Sudoeste de Ardiden.
En
las proximidades de la arista, llena de citas, disponemos de un trepada
medianamente atlética pero fácil que siempre te ofrece escapatorias hacia el
centro de la pared; fuera de la arista y
sobre los materiales de menor tamaño se desarrollan tramos de caminillo más o
menos continuo también con citas y bastante transitados.
Ordesa desde la Sudoeste de Ardiden.
Faldeamos
un poco hacia el centro de la pared un primer resalte y tras obtener una
perspectiva general de la casi totalidad de la misma volvemos a la arista y
proseguimos el ascenso contemplando al paso algunos corredores que rompen la pared en la vertiente sudeste de la
arista, localizando alguno que incluso permite la incorporación a la pedrera de
la cara sur del pico.
Un poco de luz sobre la Sudoeste de Ardiden.
La
ascensión es toda igual y subimos a ritmo pues es bien cierto que si quieres no
das ni un solo paso de llano. De esta manera, alcanzamos un minúsculo rellano
en el que la arista se ensancha y se aloma conformando el casquete somital en
el que vamos a encontrar los bloques de mayor tamaño.
Hay
citas por todas partes en un caos de bloques con variadas alternativas.
Eligiendo y sin ninguna dificultad especial alcanzamos la cima del Pic d'Ardiden
situada a 2988 metros
de altitud cuando son las nueve y media de la mañana. Hemos subido en dos horas
desde el refugio.
Lac Badet la Sudeste de Ardiden.
La
cima es un amontonamiento de bloques de granito de grandes proporciones pero
tiene cuatro aristas perfectamente definidas y un paisaje circular ciertamente
interesante. Es una pena la enorme dureza del contraste de luces y sombras de
la mañana además de las neblinas de la distancia.
Lacs de Ardiden y el Soum de Naou Costes.
Sentados
tranquilamente en la cima contemplamos los delicados Lacs d’Ardiden situados al
nordeste, una de las vías utilizadas para la ascensión al pico; al norte y en
el valle la población de Cauterets; al oeste toda la arista que separa el Valle
de Gaube con el de Lutour con especial atención a los recónditos y altísimos
Lacs de Estibe Aute, dejando de teloneros los Macizos desde Balaitus al Argualas; al sur hay un tomate de
la leche: todo el macizo de Vignemale, la vertiente sur del Valle d’Ossoue
con La Seda , el Labas, el Estom Soubiran, el Mall Arrouy
y el Cestrede; y al este, aquí debajo el precioso Lac de Badet y la Arista al Chanchou en la
distancia los perfiles fronterizos de Ordesa desde Gabietos a Astazus, el Circo
de la Munia
iniciando el contraluz y los azulados y oscuros perfiles del Macizo de Cap Long
cerrando ya al nordeste con la inconfundible estampa del Midi de Bigorre.
Estamos
tres cuartos de hora en la cima y cuando llega el grupo de franceses que salió
del refugio cuando nos levantábamos nos vamos para abajo. Son las diez y
cuarto.
Casquete Somital de Ardiden.
Por encima de la Brecha de Agudes.
Si
durante el ascenso reflexionamos fundamentalmente, en el descenso que hacemos
tranquilamente, vamos escudriñando la pared y tratando de localizar algún
nefasto lugar en el que podría ser lógico un accidente. No hay nada lógico a
partir del extravío del camino en el descenso de este pico sin nieve y sin
nieblas y cualquiera que haga esta vía concluirá en que aparentemente se puede
subir o bajar por cualquier parte de la pared oeste, que no hay pasos obligados
y que solamente la mala suerte pudo ser la causa del fatal accidente en el que
perdió la vida nuestra amiga Rosa. Había llegado su hora y estaba haciendo lo
que le gustaba. Solamente el destino nos ha gastado una mala pasada.
Vertiente Oeste de la Brecha de Agudes.
Culaus, detrás Estom Soubirán y Labas.
Sentado,
de vuelta en la Brecha
des Agudes y contemplando la pared del Ardiden no sería capaz de explicar la
tremenda mezcla de sentimientos que ensombrecen mi ánimo y me hacen sentir
absolutamente impotente y minúsculo. Hay que bajar, como mínimo para honrar el
ímpetu y la entereza que ponía Rosa en todo lo que hacía, ya que ella no pudo.
Y no dejamos nada allí, ya se nos había quedado algún jirón de nuestra alma en
este lugar, entonces desconocido.
El
descenso no tiene historia. Por el mismo camino alcanzamos el refugio Russell,
echamos unos tragos de agua, recogemos todo nuestro material y a la una menos cuarto continuamos el
descenso al encuentro del Barranco de Lutour.
Nos
cuesta alrededor de media hora bajar hasta las inmediaciones del puente sobre
el barranco. Hemos decidido darnos una vuelta hasta el Lac d’Estom.
Por
el puente pasamos con el camino a la orilla izquierda del Lutour y proseguimos
hacia el sur primero prácticamente de llano hasta que alcanzado el resalte en
el que hay establecido un delicioso abetar, proseguimos el medianamente
empinado camino a la vez que vamos contemplando las sucesivas cascadas en las
que vigorosamente espumea el barranco.
Lac de Estom y atrás Labas y Seda.
Hace
calor y se nos hace un pelín larga la llegada al lago pero es que son 250 metros de desnivel,
un poco más de lo esperado, cuando alcanzamos el Lac d’Estóm situado a 1804 metros de altura.
Son las dos de la tarde.
El
lac es sencillamente delicioso a pesar de que tiene unas considerables
dimensiones y está abarrotado de visitantes y no hablemos de los multicolores
parasoles del refugio hostellería. Es una
pena que las nortes de Labas y La
Seda estén un tanto difuminadas por la luz del mediodía.
Media
hora más tarde y un tanto cansinamente emprendemos el descenso todo al norte y
con el piloto automático puesto. Bajamos en medio de una auténtica marea que
sube y baja a nuestro alrededor.
Cabaña Pouey Caut.
Hacemos
una brevísima parada junto a la viejísima Cabaña de Pouey Caut de estructura
caprichosamente semicilíndrica y a las cuatro estamos poniendo fin a una
actividad en la que hemos movido 1875
metros de desnivel. Nos queda un largo regreso en coche pasando por el
Aubisque y la pesadilla del sueño hasta que lleguemos a nuestra casa sobre las
ocho de la tarde.
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