La Arista Oeste de Campaniacha o Sarasé.
Caseta
de Arrials, Barranco de San Bartolomé, Collado Punero y Arista Oeste. Descenso
hasta Punta Loba, faldeo de Campaniacha y Caseta de Arrials.
24-09-2011.
Salida 12
h. llegada 16
h.
Mixto.
Muy
fácil.
Ascensión.
Rosa
Mª. Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa de Campaniacha procedente de Prames. Vía en amarillo.
El
sábado 24 de Septiembre de 2011 nos levantamos tarde ya que también nos
acostamos tarde, la cena se alargó hasta
pasadas las dos de la madrugada. Además nos cuesta un imperio conseguir la
Llave del Puerto de Gavín, tras no conseguir la del Puerto de Yésero.
La
pista de San Bartolomé es muy larga y a mí hacer pistas sin objetivo concreto no
me apetece nada: una pista debe ser un medio y nunca un fin.
Más
arriba de la bifurcación, o más abajo ya que a partir de ese punto la pista se
ahonda en busca del Barranco del Infierno, cruzamos un barranco subsidiario del
principal y nos encontramos con la advertencia de una cacería. Mi chica no
quiere saber nada y tras dar la vuelta alcanzamos el cruce de pistas yéndonos
por el ramal que se orienta en busca del Barranco de San Bartolomé. Un par de
kilómetros más adelante alcanzamos la Cabaña de Arrials y aparcamos en las
inmediaciones de la misma a 1600 metros de altitud.
Caseta de Cochatón o Arrials.
Charlamos
con una pareja que también se ha dado la vuelta por la partida de caza y poco
después cogemos las mochilas y nos ponemos en marcha.
La
pista, que parece recién limpiada prosigue en dirección norte y en suave
ascenso pero enseguida se reduce devorada por el sotobosque y se convierte en
un camino en el que han limpiado algunas ramas de jóvenes pinos silvestres.
La
senda, sobre una tiradera de madera se orienta al noroeste y se aleja del
barranco avanzando hacia el oeste hasta que termina por perderse y nosotros no
queremos meternos en el fondo del barranco ya que el sotobosque está mojado de
la noche anterior. La pareja con su perro van por la orilla izquierda del
barranco y nosotros tras volver unos metros sobre nuestros pasos nos vamos para
arriba por la derecha.
La
ladera del pinar es bastante erguida pero está limpia de malezas y nos permite
avanzar de manera medianamente cómoda en franca dirección norte.
Hago
algunas citas con ramas secas para reorientar nuestro camino de vuelta y tras
alcanzar la pradera alpina al aclararse los pinos, sorteamos algunas masas de
enebros rastreros y llegamos el amplio Collado Punero situado a 1975 metros de
altitud. Hemos salido a las doce y es la una y cuarto.
Agujas de Lasieso.
Al
oeste del amplísimo collado la masa del pinar se llega hasta la alomada cima de
Punta Punero situada unos pocos metros más arriba y al este una arista alomada
se eleva suavemente en busca de la Cima de Campaniacha, también conocida como
Acochata y allí tomamos el camino que nos ha de conducir hasta allí.
Punero.
La
senda transita un praderío alpino que enseguida perderá los pinos y nos
mostrará al norte la Selva de Lasieso, las nieblas nos impiden ver el “skyline”
de la zona con Peña Blanca, Peña Roya y Sabocos.
Refugio Alto de Gavín.
La
senda gana altura suavemente hasta que alcanza el resalte somital donde se
inclina un poco más para depositarnos en la Cima de Campaniacha a 2196 metros
de altitud. Son las dos menos cuarto.
Estamos en el
límite de las nieblas. Al sur y un poco más abajo está Puyas Lanas o Cochatón
y el Barranco de San Bartolomé; debajo y
al este las Canales del Infierno y el refugio más alto del barranco donde se
encuentran los coches de los cazadores; al nordeste y entre nieblas adivinamos más
que vemos la Peña de Forato y el Mallo las Peñas; al norte la arista que
conduce al Collado de Gavín o Loba; al noroeste la Selva de Lasieso y al oeste
Punero.
La cima es un
pequeño casquete herboso utilizado como mallata por el ganado y está lleno de estiércol
por lo que no nos quedaremos aquí a comer y a esperar a que levanten las
nieblas. Esperamos a que llegue la pareja con la que hemos charlado y que
conoce la zona bastante bien, charlamos aun rato agradablemente y nos vamos
todos, arista norte abajo. Unos metros adelante nos quedamos a comer.
Descenso hacia el Collado de Gavín.
Son las dos y
cuarto y en un cuarto de hora tenemos suficiente para echar un bocado. Las
nieblas, creo, que van bajando poco a poco en lugar de disiparse.
Atrás Puyas Lanas y Campaniacha.
La arista
siempre fácil desciende un par de cortos resaltes y se alarga hasta la cabecera
de otro más consistente que nos bajará hasta la Caseta Loba. Allí se dan la
vuelta nuestros amigos que también se han detenido a echar un bocado, mientras
nosotros nos vamos arista para abajo.
Hacia el refugio de Gavín.
Hay que bajar un
resalte algo más consistente para alcanzar un collado en el que descansa un
pequeño rebaño de bacas, en las inmediaciones de la semiderruida Caseta Loba.
Todavía
remontamos unos pocos metros para alcanzar la Cima de la Loba a 2061 metros de
altitud, lugar desde el que contemplamos el Collado de la o Gavín situado a
2000 metros de altitud y el amable crestón que en su día recorriéramos
partiendo del Refugio de Gavín camino del collado y de Sabocos.
Las nieblas,
cada vez más bajas nos invitan a darnos la vuelta sobre nuestros pasos sin
pérdida de tiempo.
Bajamos hasta la
caseta y remontamos seguidamente el resalte inferior en busca del camino que a
media cresta parte por el este para flanquear Campaniacha.
Tomamos la senda
en medio de un montón de caminillos de ganado y nos vamos prácticamente en
horizontal engullidos por las nieblas. En algún momento la senda ha de alcanzar
la Arista Sur de Campaniacha y pasar a la vertiente de San Bartolomé. Gotea.
Creo que el camino no alcanza el pequeño collado entre
Campaniacha y Puyas Lanas sino que rodea las dos puntas y luego vuelve al sur
para salir del Barranco del Infierno y entrar en la vertiente del Barranco de San
Bartolomé pero allí lo perdemos y
decidimos bajar al sur, en algún momento encontraremos el camino que han abierto
recientemente y que sube desde la Caseta de Arrials hasta el Collado Punero,
aunque nosotros no lo hemos visto hasta que no hemos llegado al Collado.
Verdasco o gordolobo.
Buscamos los
claros de la pradera alpina cada vez más cubierta de enebros rastreros y
bajamos paulatinamente en medio de una lluvia que ya nos ha obligado a ponernos
los cortavientos.
Un rato después
alcanzamos un pequeño rellano herboso en el que hay un nutrido rebaño de ovejas
y tras cruzarlo hacia el oeste nos tropezamos con el camino recién abierto.
Una mini retro
ha abierto un camino ancho, no llega a ser pista, y con él nos vamos para
abajo. La tierra está mojada y sobre el barro hemos de bajar con sumo cuidado.
Ya muy abajo,
todavía lo perderemos momentáneamente en un claro del bosque, pero recuperado
de inmediato, nos conducirá enseguida a la pista por la que hemos partido de la
Cabaña Arrials. Son las cuatro de la tarde cuando nos llegamos al coche
bastante mojados, ya se sabe que lo que el cortavientos quita del cuerpo se
deposita en las piernas. Las nieblas se han quedado poco más arriba y ahora
gotea débilmente.
San Bartolomé.
Nuestros
compañeros ya se han ido, han liquidado un poco antes que nosotros la jornada
en la que hemos movido un desnivel de 700 metros. Los encontraremos en Gavín
devolviendo la llave de la pista.
Para ver más fotos.
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