Lenito adornado con sus Túbos.
Puente de Lenito, Refugio de Chilburro,
Faja Batimala, Tubo de Lenito y Arista Oeste. Descenso por la Arista Este,
Vallecillo Colgado, Arista Sudoeste y Puntal de Lenito. Descenso por corredor
directo al Refugio Chilburro.
13-11-2012.
Salida 09 h. Llegada 17 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa de Lenito procedente de Prames. Vía en amarillo.
Siempre
que nos acercamos al Valle de Hecho y antes de llegar al pueblo aparece ante
nuestros ojos una muralla calcárea en principio enigmática. Luego descubriríamos
que estaba compuesta por Peñaforca, Achar de Forca, Lenito y el Puntal de
Lenito.
Tantas veces vista desde antes de llegar a Hecho.
A
Peñaforca hemos subido repetidamente por dos de sus vertientes pero del Collado
de Arriba o de Lenito al este nunca habíamos estado. Hoy 13 de Noviembre de 2012
vamos a acceder a la sierra por la vertiente sur, esa que tantas veces hemos
visto desde el coche y que desconocemos.
Son
las nueve menos cuarto de la mañana cuando aparcamos junto al Puente de Lenito
y frente al inicio de la Carretera a Gabardito. Allí, a 950 metros de altitud
se inicia en acartelado Camino de Lenito que enseguida se orienta al oeste
separándose del que conduce a la Calzada Romana.
Se
trata de un viejo camino, a tramos empedrado, que atraviesa unos prados y
coincide con una vieja tiradera de madera siempre por la orilla izquierda del
Barranco de Lenito. Balizado en amarillo y blanco se eleva suavemente por medio
de un bosque mixto en el que abunda el pino y el haya con sotobosque variado
con predominio del boj.
Subimos
tranquilamente al sol de la mañana que atraviesa alegremente la masa forestal
mientras contemplamos la presencia de setas varias que dejamos para la vuelta
en el supuesto caso de que volvamos por el mismo camino.
Siempre
cerca del barranco ganamos altura y alcanzamos un rellano de praderío en el que
se asienta el Refugio Chilburro y al que nos conducen unas marcas amarillas y
verdes, las del PR se nos han perdido en el rellano. Estamos sobre los 1500
metros de altitud y nos hemos tirado una hora cumplida de bosque.
Collado Bajo de Lenito.
Al noroeste se recorta suavemente amable el
Collado bajo de Lenito al que suponemos conducirán las balizas, luego sabremos
que la vía de acceso recorre la suave arista entre los dos Collados de Lenito.
Al
norte está nuestro objetivo y por medio del praderío salpicado de elegantes
hayas vestidas de otoñales hojas nos vamos en suave ascenso.
Hay
un corredor que nos tienta, situado justo al oeste de los Tubos de Lenito y que
desechamos porque nos llevaría directamente al Puntal de Lenito pero eso será,
en todo caso, nuestro segundo plato. Así que nos olvidamos del corredor que
utilizaremos para el descenso y nos vamos de frente en busca de la base de la
Faja Batimala que no tiene mal aspecto a pesar del nombre.
Alcanzamos
la pared y un primer resalte que superamos por un corredor cualquiera y fácil
en el que hay que echar las manos en algún momento. Tampoco hemos buscado nada.
Superamos
la altura del Collado Bajo de Lenito y esperamos localizar el camino que suba
desde el mismo, cosa que no sucederá y tras ascender por unas rampas
medianamente herbosas y suavemente inclinadas nos sentamos a almorzar sobre los 1900 metros de altitud al agradable
sol de la mañana cuando van a ser las once menos cuarto de una espléndida mañana.
Un
cuarto de hora más tarde proseguimos con la rampa que se rellena paulatinamente
de claras pedrizas calizas y que nos conduce a un corredor corto y fácil por el
que se rompe el Resalte Intermedio y en el que aparecen las primeras manchas de
nieve.
Por
encima del resalte el corredor se amplía y se convierte en una ladera kárstica
a la vez que nos enseña la cabecera de la sierra vestida de blanco pero para
ello hay que seguir subiendo pues nuestros objetivos están todavía bastante
lejos.
La
ladera termina coronando una sucesión de
promontorios transversales tras los que aparece un enorme laberinto kárstico
que hay que atravesar con paciencia y
cuidado pues la nieve rellena los huecos y las grietas. Estamos a la altura del
Collado Alto de Lenito y desde aquí creo localizar algunas citas que han subido
por la loma desde el Collado Bajo y que aparentemente van a parar al Collado de
Lenito que ya conocemos por haberlo alcanzado desde el norte.
El
lapiaz calizo se hace incómodo como todos y termina obligándonos a un pequeño
destrepe con el que alcanzamos un vallecillo transversal y paralelo a la
cabecera de la sierra y desde el que se puede elegir camino y cima.
Lo
habitual habría sido avanzar al noroeste hasta alcanzar el Collado de Lenito y
ascender al pico por la Arista Oeste
pero nosotros decidimos subir de frente y alcanzar la arista más arriba, hay
una serie de corredores en apariencia fáciles que nos permitirán alcanzar el
casquete somital.
Hay
cuatro corredores o tubos bastante nevados y equivalentes, y nosotros elegimos el situado al oeste que
es el que tenemos más cerca y parece más corto.
Ascendemos
mediana y penosamente en busca de la pared en la que se encuentra ya que la
nieve está bastante blanda y nos introducimos en una serie de placas inclinadas
medio cubiertas de nieve en las que el avance se hace delicado. Iniciamos una
travesía hacia el este para alcanzar el corredor que queremos subir pero el
tema no nos gusta demasiado y optamos por tomar de frente para arriba uno muy
estrecho pero bastante limpio de nieve.
Tendrá
alrededor de 30 metros y se va a convertir en
una auténtica ratonera. Bueno, las placas de debajo del mismo ya lo son
pues ya hemos desistido del flanqueo y no nos gustaría tener que bajar por allí.
El
tercio inferior es asequible a pesar de que se yergue bastante pero lo subimos
con cuidado alcanzando el tercio central ya muy estrecho y casi vertical en el
que tenemos que buscar presas de pies de dudosa seguridad ya que la poca nieve
que hay cede un tanto.
El
tercio superior tiene un paso clave que
sin nieve será de tercero pero en
estas circunstancias es algo más riguroso y se me multiplica el trabajo mal
sujeto para sostener a mi chica que
llevo delante y para localizarle presas de mano en un tramo que no extraploma
pero poco le falta. Suerte que es tan estrecho que me permite hacer un poco de
oposición e izarla para que gane una buena presa de manos y con ella salir del
marrón.
Es
un paso de adrenalina a porrones que nos deja a mi chica relajada tras la
salida y a mí en precario respirando hondo.
-¡Me
haces sitio o no!
-¡Espera
que esto está todo suelto!
-¡Déjalo
en paz, no vaya a ser que me arrees un peñazo!
Tira
unas piedras sueltas por nuestra derecha para colocarse y hago el paso que
tiene dos presas un poco altas pero de esas en las que puedes colgar un mundo,
la de la mano izquierda no la había visto por estar un poco más arriba.
El
corredor se ensancha y acuesta para enseñarnos la suave cúpula nevada de Lenito
y nos recuerda que estamos allí.
Peña Forca.
Cansados
y contentos pues sabemos que no habrá que bajar por allí, pateamos la nieve
blanda que nos conduce a la arista oeste del pico y por la misma, suavemente
alcanzamos la Cima de Lenito situada a 2339 metros de altitud cuando son las
doce y cuarto.
Sesques.
Lo
primero que hacemos es visualizar la fácil arista oeste y desde aquí entendemos
por qué la vía sube por la loma entre los Collados de Lenito, pero ahora ya es
lo mismo.
Hacemos
algunas fotos de las vertientes norte y este tocadas ya con el sutil traje del
invierno: la Mesa está flojilla de nieve pero el Sesques está muy blanco al
igual que el Puntal de Secús; el Midi muy oscuro, el sur azulado de invierno y
aquí, en el oeste próximo Peñaforca y el Rincón de Alano. Al este nuestro
proyectado camino que en principio dudamos puesto que después del marrón
estamos medio dispuestos a bajarnos por la vía normal.
Hacia Bisaurín.
Se
trata de una cima alargada en el sentido de la sierra y nos acercamos hasta la
zona este para ver y decidir, yo desde la salida del Pinar ya he visto un
amplio corredor que parece una buen descenso del casquete somital.
Van
a ser las doce y media cuando iniciamos el descenso por la arista este del pico
en busca de un suave collado que unos metros más abajo da paso a una serie de
torreones fáciles que conducen a una potente brecha que no creo se pueda
descender sin material. Del collado nace un amplio corredor que medianamente
inclinado se baja muy bien buscando las zonas con mayor acumulación de nieve
hasta alcanzar el resalte en el que termina.
Se
trata de un muro algo erguido pero a la vez escalonado que se baja bastante
bien con obligados apoyos de manos sobre todo es la parte baja en la que la
nieve blanda tapa las repisas y nos obliga a destrepar un pequeño crestón
escalonado. Luego una ladera suave nos conduce al fondo de un vallecillo longitudinal
y paralelo a la sierra que recorremos hacia el este en una media ladera tan
poco útil como cómoda.
Terminamos
por bajar al fondo del vallecillo colgado, sobre los 2100 metros de
altitud y progresar hacia el este en
busca de un cuello tras una suave rampa ascendente que nos sitúa en la Arista
Sudoeste del Puntal de Lenito.
Puntal de Lenito.
La
arista es cómoda y nos conduce a la base de las paredes que no tienen mayor
problema que la nieve que rellena las repisas y que de cuando en cuando cede y
nos regala cierta inquietud.
Ascendemos
suavemente en travesía al nordeste y mediante un corredor fácil y amplio además de bastante tendido nos deposita en una
antecima gemela de la Cima del Puntal de Lenito al que llegamos cuando van a
ser las dos de la tarde.
Torreones de la Oeste de Lenito.
Estamos
a 2291 metros de altitud y las vistas son similares a las de la cima anterior. Contemplamos
la Faja de Aguas sumida en las sombras del mediodía pues es una pura cara norte
y tras hacer algunas fotos, en un pispás iniciamos el descenso.
Deshacemos
camino con cuidado pero aligerando, estamos cansados y con hambre pero vamos a
bajar un poco en busca de algún lugar limpio de nieve donde poder sentarnos al
delicioso sol del mediodía. Habremos subido alrededor de 1600 metros y entre la
nieve y el karst se han hecho pesadillos.
Alcanzada
la arista sudoeste, la descendemos al trote para asomarnos a un tubo al que no
le vemos fin por lo que nos introducimos en el vallecillo colgado en busca de
la cabecera de un corredor que he localizado a la subida y que, si no me equivoco,
es el que hemos desechado para subir.
Los
primeros metros tienen una sima que hay que rodear por el oeste, descender una
zona muy rota pero fácil y alcanzar el pedregal de fondo para sentarnos en un
trozo de grava limpia a comer. Son las dos y media pasadas y estamos sobre los
2050 metros de altitud.
Antes
de las tres nos ponemos de nuevo en marcha descendiendo un pedregoso
corredor bastante variado en cuanto al
tamaño de los materiales y algo incómodo ya que la mayoría de las piedras están
cubiertas de nieve blanda,
Conforme
vamos perdiendo altitud disminuye la cantidad de nieve y más en la orilla
derecha del corredor más soleada. Bajamos un largo tramo hasta que alcanzamos
un rellano en el que aparece la hierba y desaparece prácticamente la nieve.
El
corredor prosigue amplio en un siguiente resalte que bajamos fácil y más
cómodos hasta que avistamos el praderío del refugio bastante abajo todavía.
Hemos
encontrado algunas citas de piedras pero luego las perdemos al proseguir
nuestro descenso directo al sur que nos colca tras descender un tramo estrecho
de corredor sobre las paredes del Resalte Inferior.
La
lógica nos dice que hemos de orientarnos hacia el este en busca del lugar donde el resalte pierde
potencia y la pedrera de fondo asciende al máximo. Se trata de una travesía
finalmente en horizontal que remataremos descendiendo unos pocos metros muy
escalonados que nos depositan en la base del resalte.
Ya
en la pedrera seguimos el descenso al pie de la pared que hemos atravesado por
arriba hasta que finalmente abandonamos las mismas para descender de frente al
encuentro del praderío y del inicio de un barranco ocupado por el hayedo.
Son
las cuatro de la tarde cuando pasamos junto al refugio y tomamos el camino
balizado que se introduce en el bosque.
Poco más abajo recogemos algunas setas que
hemos visto a la subida y alrededor de las cinco nos llegamos al coche finiquitando una
jornada que entre otras cosas ha sido interesante y en algún momento intensa en
un impecable día de otoño.
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