Balneario
de Panticosa, Mallatas Baja y Alta, Cara Sur y Cara Oeste de Garmo Negro.
Descenso al Collado Superior de Argualas, Algas Norte, Algas, Argualas y
Collado Inferior de Argualas.
18-08-2013.
Sol.
Fácil.
5
p.
1
d.
Ascensión.
Oscar
Layos, Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano Javierre
El
3 de Septiembre del 88 subíamos con nuestra hija Biola al Garmo Negro. Bueno,
terminaríamos haciendo el circo, de manera un tanto atípica, incluyendo
Argualas. Eran de los primeros tresmiles que hacía Biola con 5 años. El tiempo
vuela.
Hoy 18 de Agosto de 2013, el personal
quiere hacer un tresmil y vamos a estrenar a Oscar con el Garmo Negro.
Son
las siete y media de la mañana pasadas cuando llegamos al Balneario de
Panticosa y nos ponemos en marcha a 1630 metros de altitud para tomar el Camino
de las Argualas que se eleva por la orilla izquierda del barranco del mismo
nombre.
El
camino, vuelta a vuelta y en dirección oeste abandona la cubeta lacustre
deprisa; bueno, según la marcha que
meten algunos fogosos con lo que poco después alcanzamos la entrada a la
Mallata Baja tan pronto como el camino se toma un respiro arrellanándose sobre
los 1870 metros de altitud.
Allí,
el camino se orienta al noroeste y enseguida vuelve a subir aunque con algo más
de pausa acercándonos hacia el Barranco de Arnales. Antes de alcanzarlo cogemos
agua de unas surgencias que cruzan nuestro camino y giramos de nuevo al oeste
para ascender un corredor con transitado camino que nos muestra nuestro objetivo adornado con la
Aguja de Pondiellos ya iluminado por el sol de la mañana que, por cierto, está
espléndida.
Enseguida
se nos termina la verdura que sucumbe a la pedrera granítica mientras
proseguimos en mediano ascenso aunque consistente dejando allá abajo el fondo
de la Mallata Baja y los Ibones de Ordicuso.
A
ratos por camino y otras por libre vamos desarrollando una travesía ascendente
enseguida orientados por las Pedrizas de la Cara Este del Garmo Negro que se
van encumbrando vestidas de neveros residuales hacia el Collado Inferior de las
Argualas.
Siempre
a buena marcha aunque no tan fogosa ganamos altura, pasamos por una última zona
de praderío que conocemos bien y recordamos mejor. Enseguida dejamos a nuestra
derecha el Collado de Pondiellos y nos introducimos en la pedrera
definitivamente.
Seguimos
casi siempre por camino más o menos rotundo y estabilizado para atravesar la
pedriza bajo los paredones acercándonos a los menguados neveros residuales que
pobremente defienden el collado.
Llevamos
piolets y crampones consecuentemente con lo observado hace seis días desde el
Pico Labaza pero las tormentas de anteayer no solamente han limpiado
considerables partes del camino que hemos traído sino que se han llevado más de
la mitad de la extensión de los neveros con lo que el asunto se puede liquidar
con la travesía de dos lenguas de nieve y el cruce de un nevero residual con
huella suavemente ascendente, el resto a la piedra suelta de la derecha del
corredor por el que transita la huella.
Atravesamos
las dos lenguas de nieve y tomamos un poco marcado caminillo que se orienta
hacia la rimaya izquierda del corredor coincidiendo con un par de vascos.
Por
la rimaya ascendemos unos metros hasta que desaparece cuando el nevero se
cierra en la pared bastante erguido.
Hay
una vira bastante definida que a priori permite ganar bastantes metros, no
parece complicada pero no ofrece seguridad de solución y Juan n o se lo piensa
dos veces y se mete vira arriba.
La
entrada tiene muy buena roca y unas excelentes presas para empezar a trepar y
como todos tenemos cuatro patas pues eso. Rosa sube con Biola y yo con Oscar
pues Biola hace ya mucho tiempo que no practica y para Oscar es su primer día
de montaña fuera de alguna excursión con amigos. Uno de los vascos que jamás se
ha visto en estos berenjenales se pega a mostros como una lapa y el otro dice
que detrás va bien.
Seguidamente
aparece un tramo un poco más descompuesto pero suficientemente amplio para que
el asunto siga siendo un entretenimiento hasta que poco más arriba se amplía y
se arrellana un poco apareciendo hasta algunos claros asentamientos de
pratenses.
La
continuación es un tramo de corredor estrecho y erguido pero con muy buena roca
metamórfica que agarra como ninguna otra y con ello nos ponemos por encima del
umbral del Collado Bajo de Argualas y de bajar al fondo para continuar con el
camino normal pues nada de nada, tenemos verticales paredes tanto por arriba
como por debajo.
Continuamos
con un nuevo tramo de nuevo amplio y tendido además de que cuenta con
asentamientos de pratenses y restos de la última pedregada. Hay alguna
posibilidad de tomar la vía normal pero ahora preferimos continuar en busca de
la pared Sur del pico progresando por roca madre estable. Hemos entrado a la
vira sobre los 2850 metros de altitud y alcanzamos la pared sobre los 2975
metros.
De
esta manera alcanzamos la Pared Sur de Garmo Negro por encima del tercio
inferior y lejos de atravesarla para alcanzar el camino más transitado que la
recorre por su parte centro oeste, proseguimos en dirección norte de frente y
para arriba. Solamente variamos la línea por la aparición de tramos con roca
madre que vamos buscando para hacer más cómoda la progresión.
Frondiellas.
Ya
muy arriba alcanzamos el camino cuando la pared está prácticamente terminada.
Unos metros por el mismo nos depositan en la Cima de Garmo Negro situada a 3051
metros de altitud. Son las diez y cuarto y sin proponérnoslo hemos subido
bastante rápido.
La
cima está llena de recuerdos para nosotros y un paisaje además de espectacular
conocido y entrañable: la Pared Oeste de los Infiernos con su espléndido
corredor, el espectacular Balaitus mostrándonos su vertiente sur y por debajo
los Ibones de Pondiellos y la foto repetida veinticinco años después con ellos;
el balneario allá abajo, la Aguja de Pondiellos aquí mismo y todo el Macizo de
Panticosa y Tendeñera arropado por el macizo de Vignemal. Al sur como telonera
asoma la cabeza la Partacua detrás de las Argualas, Collarada, Escarra, Pala de
Ip… Midi de Ossau.
Charlamos
con los agradecidísimos vascos, y sentados al espléndido sol de la mañana
almorzamos tranquilamente.
Se
nos va una hora y eso que no sacamos el champán para celebrar. Luego nos vamos
para abajo sin objetivos definidos.
Algas Norte y Algas.
Hacemos
el descenso siguiendo el camino establecido sobre la descompuesta pared sur del
pico hasta que a media altura decidimos acercarnos hasta el Collado Superior de
Argualas siguiendo un caminillo prácticamente horizontal.
Con las Marmoleras de los Infiernos.
Foto para Oscar en su iniciación como tresmilista.
Aquí tomamos el caminillo que en dirección oeste
va a recorrer la arista en suave ascenso. Enseguida hemos de apoyar un poco las
manos y alcanzamos, un cuarto de hora después y sin dificultad alguna la Cima
del Algas Norte situada a 3032 metros de
altitud cuando ya nos pasábamos de largo. Hacemos algunas fotos con el personal
desperdigado por la arista y girando al este con la arista proseguimos
adelante.
Vamos
en busca del gendarme característico que señala la salida del Corredor Oeste
del Algas y nos fotografiamos en el “pijorro” recordando nuestro ascenso y
descenso del verano pasado. Luego, empleando un poco las manos proseguimos
ascendiendo una arista erizada pero fácil y con buena roca que enseguida nos
deposita en la Cima del Pico Algas situada a 3036 metros de altitud.
En
la cima nuevas fotos y viejos
recuerdos mientras contemplamos una buena parte de nuestro ascenso de la
mañana y en el horizonte la arista que se alarga al este en busca de las
Argualas.
A
partir de aquí la arista pierde altura algo más aérea y hay que apoyar las
manos frecuentemente además de ir buscando un poco camino cómodo que se aloja
en la vertiente norte. Lo suyo hubiera sido retroceder desde la cima unos
metros e iniciar el faldeo de la arista pero no lo hacemos sabiendo que, aunque
no tan cómodamente, podremos descender hasta la pedriza en la que se asienta el
camino que faldea un tramo de arista muy aéreo.
Alcanzada
la base de la pared Biola y Oscar se sientan a la sombra de la pared mientras
que nosotros nos alargamos en un periquete hasta Argualas. Hay que retornar,
por un corredor muy transitado, a la arista y allí avanzar sobre algunos
gendarmes o faldearlos por el sur y
tomar un corredor que nos devuelve a la arista e inmediatamente a la descoyuntada
cima situada a 3046 metros de altitud. Es la una menos cuarto.
En
la cima, fotos, recuerdos y comprobación de que no hay buen sitio para
vivaquear pero… La vuelta no tiene más historia que unos cortos diez minutos de
camino apoyando las manos y el viejo recuerdo del “terrorífico” faldeo obligado
del gendarme tras el que se alcanza la arista para abandonarla seguidamente.
Recogemos
las mochilas y continuamos con el descenso para ir a buscar la cabecera del doble corredor que articula el Collado
Inferior de las Argualas.
Atravesamos
el nevero del corredor situado más al sur y nos llegamos a la cabecera del
corredor por el que discurre la vía normal de ascenso y descenso a este circo
colgado.
Nos
entretenemos un poco en la nieve con el manejo del piolet y continuamos para abajo por el nevero hasta
que, en la parte baja del mismo cogemos agua y echamos unos buenos tragos ya
que en día está rabiosamente cálido.
Luego
proseguimos para abajo por el inclinado terrero al sur del nevero y alcanzada la huella lo atravesamos en suave
descenso.
Vista de la vía de ascenso.
Se
tira Juan sobre el nevero para enseñarles cómo detenerse con los bastones con
tan mala suerte que no advierte la presencia de una piedra superficial que le
hace un corte tremendo por encima del codo.
La
hemorragia es importante, lo curo con una venda y unas tiras de esparadrapo
ampo que por suerte llevamos hoy y arreando para abajo. La hemorragia se ha
detenido y el asunto se zanjará en Sabi
con ocho puntos de sutura.
Lo
peor será que pensando disfrutar de la tarde a la bajada tenemos que descender
medio al trote y Biola y Oscar lo pasan regular ya que llevan los pies y
piernas bastante castigados. Sobre las dos y media he terminado de curar a Juán
y a las cuatro menos cuarto estamos en el coche. A las cuatro y media cosido.
Hace veinticinco años.
Había que repetirla hoy.
Luego,
celebraremos con Champan los primeros tresmiles de Oscar sin armarlo caballero
ni nada y otro día más.
.
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