Sombrero, Lecherines y Pico de la Garganta de Aisa desde Tortiellas Alto.
Aparcamiento de Candanchú, Paso de
Tortiellas, Paso de la Garganta de Aisa, Punta de la Garganta de Aisa, El
Sombrero, Pico y Collado de Lecherines, Paso de la Garganta de Borau,
Tortiellas Bajo y Alto y Paso de Tortiellas.
07-09-2015.
Salida 08:45 h. Llegada 17 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de los Murallones de Tortiellas procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Habíamos
vuelto de Dolomitas y como si no hubiéramos tenido suficiente ración de calizas
nos vamos a los Murallones de Tortiellas. Es el 7 de Septiembre de 2015.
Murallones de Tortiellas desde Rioseta.
La mañana está fresquilla y con la Raca
entrando del norte cuando nos metemos en camino en Candanchú. Hemos dejado el
coche en el aparcamiento a 1570 metros de altitud y, por medio de las pistas,
nos vamos hacia la Rinconada.
Remontando directamente entre nieblas hacia el Paso de Tortiellas.
Enseguida
estamos llaneando en dirección sur y orientados hacia el Paso de Tortiellas
incluso atajamos ascendiendo por debajo del tendido de la silla para alcanzar,
no sin esfuerzos pues hay una gravera muy empinada e inestable, la rampa final
que nos lleva al paso situado a 1976 metros de altitud, mientras contemplamos
como se ha quedado bajo nosotros un espeso mar de nubes que entrando desde
Francia penetra bastante hacia el sur.
Llegando al Paso de Tortiellas.
Rodeamos
la cabecera del Circo de Tortiellas Alto siguiendo la pista que asciende hasta la Tuca Blanca mientras contemplamos la cara nordeste de los
murallones que defienden los picos que vamos a recorrer. Trataremos de
encadenar las tres cimas situadas entre los Pasos de Aisa al oeste y de Borau
al este.
Tras
fotografiar las paredes y las cimas por las que vamos a transitar abandonamos
las pistas de esquí y continuamos por el camino que se utiliza para afrontar
los Corredores de la Norte del Aspe. Hay que seguir remontando suavemente para
acercarnos a la parte alta del Rellano de Tortiellas Bajo.
Dos Aspes y la Punta de la Garganta de Aisa.
Contemplamos
el siempre espléndido y arrogante Aspe con su Arista de los Murciélagos con
nuestro recuerdo a Rabada y Navarro, hasta que tenemos que iniciar un suave
descenso por viras de calizas claras que nos aproximan al Barranco de
Tortiellas.
Cruzamos
el barranco y una serie de promontorios que configuran la parte alta del
rellano siempre con la vista puesta en el Corredor que conduce al Paso de la
Garganta de Aisa.
Vertiente Norte del Corredor del Paso de la Garganta de Aisa.
Conozco
el corredor ya que lo hice tanto el día de la Arista de los Murciélagos como el
que subí hasta el Sombrero. Se trata de mantenerse sobre un dorso central que
divide un poco al amplio corredor y que presenta los materiales más
estables y cómodos para transitar
sabiendo que finalmente habremos de entrar a la pedriza alta del corredor.
Se
puede subir un poco por cualquier parte pero nadie te salvará de ascender casi
300 metros ni de las pedrizas a las que
se llega ya muy arriba y que se suelen
afrontar un poco en diagonal de noroeste
a sudeste.
Volúmenes del Pico de la garganta de Aisa.
Desde
bastante debajo del paso se contempla tanto la espectacular estructura de la
Punta de la Garganta de Aisa, la faja que bordea por el nordeste al casquete
somital del pico y por donde discurre la vía normal al pico por su vertiente
norte, así como el corredor nordeste que pretendemos utilizar para alcanzar la arista cimera.
Los
rebecos campan por encima de nosotros y
cuando nos encontramos ya entrando en la faja superior y a la altura del Paso
de la Garganta de Aisa, un pequeño grupo que se ve un poco acorralado se tira
para abajo entre nosotros propiciando un buen susto a Rosa que está debajo en
medio de las pedradas que sueltan dos parejas de cabras con sus
correspondientes retoños.
La terraza en la norte del Casquete Somital del Pico de la Garganta de Aisa.
Ya
en la faja ascendemos hasta la base de las paredes y junto a las mismas y con
algún paso penoso debido a que se encuentra muy descompuesta buscamos la
entrada del corredor que ya hiciera hace algunos años en descenso.
Desechamos
uno por no verlo demasiado claro y entramos en el más próximo a la cima de la
Punta de la Garganta de Aisa, pues desde la entrada se ve que progresa hasta la
parte superior de las paredes.
Avanzando por el Corredor Noroeste del Pico del paso de la
Garganta de Aisa.
El
corredor resulta fácil con algún apoyo de manos. Tiene huellas de tránsito de
rebecos y un solo problema: tiene muchísima basura y hay que andar con todos
los cuidados del mundo para tirar poca.
Pasado
el primer tercio se estabilizan algo los materiales y se progresa con más
comodidad tras enderezarse un poco el
corredor entre grandes bloques. Una rampa larga y medianamente inclinada que
subimos aprovechando los materiales sólidos de su orilla derecha nos llevan a
las paredes de cierre.
El Corredor Noroeste desde la salida.
Ya
en las paredes un quiebro al este nos conduce a un último tramo de corredor con
muy buena caliza que se sube muy bien ofreciéndonos dos alternativas: trepar directamente
a la arista por muy buena roca y sobradamente fisurada o tomar una vira herbosa
que al este también conduce a la arista.
Vertiente Noroeste del Pico de la Garganta de Aisa.
En
la arista todavía descenderé unos metros para comprobar que hemos utilizado el
corredor correcto y desde allí ascendiendo una treintena de metros alcanzar la
Cima de la Punta de la Garganta de Aisa situada a 2502 metros de altitud. Son
las once y cuarto de la mañana y hemos liquidado uno de los compromisos de la
jornada, que no el único.
Cima del Pico de la Garganta de Aisa con lo que nos aguarda detrás.
En
la cima contemplamos una muy desfigurada Arista de los Murciélagos al noroeste
y que poco o nada tiene que ver con la realidad, hacemos algunas fotos,
contemplando las Puntas de Esper como continuación de la Tuca Blanca e
iniciamos un suave descenso continuando nuestro tránsito por la arista que se
gira un tanto al este.
No
tendremos que perder ni siquiera 50 metros que hacemos hacia el sol con un
horizonte de arista amable hacia el Sombrero.
Hacia el Sombrero.
Se
trata de una arista amable y suavemente inclinada que se puede hacer a toda
cresta o ligeramente al sur de la misma y que alterna calizas claras y ocres
con reducidos asentamientos de pratenses que son las delicias de los rebecos.
Es
un relajado ascenso en el que nos entretenemos asomándonos de cuando en cuando
a los paredones del norte y que enseguida nos depositan en la Cima del Sombrero
situada a 2562 metros de altitud. Son las doce menos cuarto y nos sentamos al
amor del sol a echar un bocado.
Desde la Cima del Sombrero el Aspe y delante el Pico de la Garganta de Aisa.
Picoteamos
un poco lo de siempre aderezado con cierta inquietud que nos proporciona la
contemplación de la Arista Norte del Pico de Lecherines o también llamado Pico
de la Garganta de Borau aunque para nosotros el Pico de la Garganta de Borau
sea el situado al sudeste del Paso de la Garganta de Borau.
A por la Norte de Lecherines.
Media
hora después continuamos por la arista
que en suave descenso se va girando al sur y que enseguida nos coloca en
el arranque de la arista que pretendemos recorrer ya que la vía normal al Pico
Lecherines es por el sur a partir del Collado de Lecherines.
Hay
dos potentes franjas de calizas claras y otra de calizas ocres que hemos de
superar para tomar la arista somital. Se puede ascender la inferior por un
corredorcillo fácil un tanto descolgado al oeste, se puede hacer lo propio con
la segunda faja utilizando un amplio corredor de verduras un tanto erguido y tratar de progresar ascendiendo la franja
de calizas ocres para alcanzar la arista, pero antes de hacerlo hay que probar
la propia arista desde el collado de arranque.
Una
vira llana parece que abraza a la
arista. Alcanza la vertical de la misma bajo un extraplomo de la franja
inferior y nos invita a echarle una
ojeada. Desde allí podremos ver un buen tramo de la pared oculta desde aquí y
quién sabe.
Por la vira inferior alcanzaremos la arista pasando sobre el túnel.
La
vira horizontal rodea el extraplomo y se prolonga hacia el centro de la pared
pero enseguida aparece un covacho que o mucho me equivoco o permitirá el faldeo
de la franja caliza inferior.
Así
será. El covacho tiene salida hacia la arista primero en descenso para pasar
sobre el inicio de una galería que conduce hacia abajo en busca de un corredor
de la cara nordeste y desde el que entra luz. Luego una rampa terrosa y algo
inclinada nos permite alcanzar la arista que buscamos. Hay un vago hito que
reafirmo mientras llegan los socios.
Solventada
la primera franja un fácil tramo de arista
ligeramente al oeste del filo nos permite ascender la segunda franja de
calizas claras y la franja de calizas ocres depositándonos en el filo de la
arista. Tenemos muy claro que la subida va por aquí.
Remontando la Arista Norte del Pico Lecherines.
No
tocaremos el filo de la arista para nada aunque sea transitable, ascenderemos
por una inclinada rampa ligeramente al este del filo y que muy escalonada
nos permite un ascenso agradable. Nos depositará en la Punta Este del Pico de los Lecherines
situada a la misma altura que su gemela del oeste a 2566 metros de altitud
cuando no es todavía la una del mediodía.
Cima del Pico Lecherines.
Hemos
liquidado la segunda incógnita del día y hacemos algunas fotos contemplando un
dilatado paisaje con nubes de evolución distantes y del que destacan al sudoeste la estampa
impecable de los Mallos de Lecherines y el Cordal de la Magdalena. Aspe sigue
allí ocultando a las Llenas y abrazando amablemente a la Punta de la Garganta
de Aisa, el Sombrero se individualiza un poco más al norte aunque no presente
la altiva figura que ofrece desde el oeste.
Mallo de Lecherines y Cordal de la Magdalena desde Lecherines.
Recordamos
muy vagamente el descenso al Collado de Lecherines pero no supondrá ningún
problema. Hay que continuar un poco la arista hacia el sur para posteriormente
abandonarla e irse introduciendo en los corredores que bajan hacia el Collado
de Lecherines.
Siempre
fácilmente y entre diversas posibilidades bajamos sin recordar nada de nuestro
pasado tránsito. Tan apenas apoyaremos las manos para alcanzar el caminillo que
lleno de gravilla conduce enseguida al Collado de Lecherines situado a 2386
metros de altitud.
En el Lapiaz de Lecherines Alta
Juan
se quiere quedar por allá arriba con la idea de alcanzar directamente el Paso de la Garganta de Borau pero yo
recuerdo que la ladera oeste del corredor tiene una franja de paredes
verticales y no me consta que tengan rotura nada más que muy abajo en el
corredor. Por lo que veremos luego
quizás tenga razón pero es algo que hemos de comprobar en otra ocasión ya que
bajaremos atravesando el Lapiaz de Lecherines en descenso bastante por debajo
del Collado de Lecherines.
La Punta de la Garganta del Paso de Borau al este del paso del miosmo nombre.
Pero
cometemos el error de atravesarlo un poco a media ladera en lugar de bajar
hasta la hierba que lo limita por el sur en su parte baja pues siempre se va
con la idea de no perder demasiada altura suponiendo que al acceso posterior al
corredor no estará tan abajo.
El fácil descenso del Lapiaz al Corredor del Paso de la Garganta de Borau.
La
realidad nos indica que tras los líos del lapiaz que no agradan en absoluto a
mi chica, perderemos más tiempo del debido, probaremos una incorporación
complicada al corredor y terminaremos bajando hasta cerca de los 2000 metros de
altitud para tomar la herbosa y fácil entrada al Corredor Sur del Paso de la
Garganta de Borau.
A
partir de allí y por la base de las paredes remontamos al norte sin alcanzar el
fondo del corredor, pasamos por la entrada de la Cueva de la Garganta de Borau
y proseguimos en suave ascenso para alcanzar el paso en travesía horizontal
por debajo de la rampa inclinada que pretendía tomar Juan desde arriba.
En
el collado, son las tres menos cuarto, nos sentamos a comer; el día sigue
espléndido.
Media
hora después iniciamos el descenso del Corredor Norte del Paso de la Garganta
de Borau.
Descendiendo el Corredor Norte del Paso de la Garganta de Borau.
No
es un corredor muy transitado y sólo de cuando en cuando aparecen leves trazas
de camino en la orilla izquierda del mismo. Así que nos lo bajaremos bolo a
bolo por donde mejor nos parezca.
El
corredor es amplísimo, está relleno de pedrizas no patinables y medianamente inclinado en sus dos tercios
superiores. Luego, tras un breve descansillo en el que aparecen las pratenses
vendrá el tercio inferior del corredor esta divido por un dorso rocoso en el
que no localizamos camino y que bajamos por su rama derecha aprovechando
inclinadas rampas de verdura.
Ya
muy abajo abandonamos la vertical del corredor e iniciamos a media ladera un
suave faldeo hacia el noroeste con el propósito de no tocar el fondo de
Tortiellas Bajo y ganar altura suavemente
para incorporarnos a la pared que defiende Tortiellas Alto donde
cerraremos el bucle abierto a la mañana.
Remontando hacia Tortiellas Alto con el corredor descendido detrás.
Ganamos
altura poco a poco siguiendo caminillos de animales, cogemos agua en una
surgencia y tras atravesar el Barranco de Tortiellas algo más abajo que a la
mañana, nos incorporamos a la ladera herbosa de la orilla izquierda del
barranco.
Nuestro
ascenso nos lleva a un estrecho y erguido corredor muy bien escalonado y con
pratenses entre bloques calizos ocres que nos permite ganar alrededor de 50
metros y nos deposita en la la Zona de Ibonciechos de Tortiellas Alto, junto al
lugar donde hemos abandonados las pistas de esquí a la mañana con lo que
cerramos el bucle.
Luego
no queda más que seguir por la pista en suave descenso hacia el Paso de
Tortiellas y echarnos pista abajo hacia la Rinconada de Candanchú mientras
contemplamos como vuelve la raca a sus andadas y nos refresca la tarde.
Macrolepiotas en la Rinconada de Candanchú.
Alrededor
de las cinco, en lugar de llegarnos al coche nos entretendremos en recoger unas
macrolepiotas, no hay muchas, que poco después nos haremos en casa y tomaremos
acompañadas de unas cervezas mientras nos relajamos un poco de los alrededor de
1600 metros de desnivel movidos, mientras rumiamos el tema del desnivel para
hacer cualquier novedad interesante. Moverse con cierta libertad nos resulta
carillo. ¿Será ese el precio?
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