20 jul 1989

4.89. DURRENHORN, LA NADELGRAT. 20-7-1989.

La Nadelgrat desde el Ulrichhorn con el recorrido en rojo.

Saas Fee, Refugio Mischabel, Windjoch, Hohbergjoch y arista noroeste.
20-7-1989.
5 h.
10 h.
Sol.
Dificultad media.
3 p.
3 d.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Nadelgrat procedente de Landerkarte der Schweig. Vía en amarillo.

            Sólo en contadas ocasiones los sueños se convierten en realidad. De esas contadas ocasiones, quizás las más quiméricas que se desechan por “inaccesibles tonterías que vagan por las mentes desocupadas de los soñadores”, tocadas por mágico polvo de estrellas, vuelven a ocupar un lugar en nuestra mente.
            Volvíamos del Posets borrachos de contestos…y si nos fuéramos a Alpes…
            En Chamonix, además de visitar la Casa de los Guías, nos hacemos la Dome de Gouter, el Montblanc y el Maldito de tacada para empezar nuestra lista de cuatromiles. Luego pasamos a Suiza.
            … tengo que frenar pues estoy a punto de meterme en Saas Fee sin levantar la barrera.
            Es 19 de Julio de 1989 y estamos en  una ciudad con cuatro aparcamientos y sin tráfico. La ciudad que no se ve desde aquí, está detrás y debajo de la plaza circular donde termina la circulación. Allí está la estación de autobuses, la oficina de turismo cerrada a estas horas, son las seis de la tarde y esto es Suiza, y el camping: un praderío alpino, irregular que cuenta con un bloque de servicios junto al aparcamiento 1.
            Tratamos de buscar toda la información posible para añadir a la que tenemos que es muy poca, damos una vuelta por el pueblo con los inevitables sustos de los silenciosos coches eléctricos que nos pisan los talones a cada instante, localizamos el camino de salida para la Cabaña Mischabel y nos orientamos gracias a un mapa mural de grandes dimensiones que hay en la oficina de turismo.
            Luego montamos nuestras mochilas, cenamos y nos empiltramos en la tienda.

Alphubel, Dom de Mischabel y Taschhorn desd Saas Fee.

            Una noche cómoda con fuerte viento de madrugada nos posiciona en el 21 de Julio. No me apetece ni abrir la tienda. Imagino una fea mañana a pesar de las buenísimas predicciones meteorológicas, pero la mañana está rediante y el Circo de Saas Fee espléndido.
            Van a ser las nueve de la mañana cuando, sin prisas pasamos por la oficina de turismo, comprobamos algunos detalles y nos vamos pueblo adelante en busca de nuestro camino: hemos comenzado una jornada a 1800 metros de altitud y nos espera un tajo de 1529 metros de desnivel, la Cabaña Mischabel se encuentra a 3229 metros de altitud. La Nadelgrat  es cara, no tiene medios mecánicos de aproximación y hay que currársela desde abajo. La aproximación ya es una ascensión en sí misma.
            Abandonamos el pueblo por la zona noroeste, atravesamos el praderío en suave ascenso y tras dejar atrás el bosquecillo de alerces, los arboles alpinos por excelencia y nos introducimos en el cono de deyección del barranco desagüe del Glaciar de Meeting.
            Tomamos el camino de la orilla izquierda del barranco que progresa por un lomo morrénico pero no estando muy conformes con este camino, creemos que tenemos que alcanzar el espolón de la otra orilla, cruzamos las dos ramas del barranco y tropezamos con unos de los múltiples caminos que cosen el circo y que une el Glaciar de Meeling con el del Fee.         
            En la cresta un cartel confirma nuestra buena decisión por lo que proseguimos ascendiendo un terreno mixto con afloraciones metamórficas oscuras principalmente gneis, micacitas y materiales esquistosos. Subimos a ritmo de 500 metros por hora a pesar de las mochilas y nos alargamos hacia arriba en compañía de pradera alpina instalada muy alta. Estamos sobre los 2800 metros de altitud.

Los dos Edificios de la Cabaña Mischabel.

            Se nos hace calorcillo y paramos a echar un trago. Luego seguimos para arriba siempre por un camino muy transitado que comienza a atravesar neveros residuales en el final de un circo orientado al este.
            A pesar de que el ascenso ha sido muy consistente el camino se empina un poco más y requiere de pequeñas trepadas siempre fáciles. Se puede progresar un poco por cualquier parte. Unas viejas  sirgas nos sirven de orientación.
            Finalmente aparece la bandera suiza pero quedan 200 metros de trepada continua. A las doce estamos quitándonos las botas.
            La Cabaña Mischable es un conjunto de dos edificios escalonados y situados en el borde de un crestón orientado al noroeste. Perfectamente cuidados y limpios, no tienen zona libre pero en cambio en lugar de chanclas hay pantuflas y las mantas tienen señalizado el lado de los pies.
            Nos apuntamos indicando la actividad del día siguiente ineludiblemente.
            Un cartel indica que el agua no está potabilizada, algo normal, y como la venden a precio prohibitivo, localizo una escorrentía del Glaciar de Hohban en un lugar difícilmente contaminable y nos vamos por agua mientras nuestra chica se queda a preparar la comida en una mesa de uno de los rincones del amplio comedor.

Bajo el Windjoch. 

            Cuando volvemos está en plena reyerta con uno de los guardas, defendiendo las judías que ha puesto a calentar en el fogón de butano, pues no es nadie ella. Nos calentarán la comida que les facilitemos y agua caliente cuanta necesitemos. Es una justa compensación a la ausencia de cocina libre.
            La tarde es enorme, nos da tiempo para todo.
            La pared noroeste tiene un concurrido banco pues se trata de un buen “magano” Allí acaloramos e incluso nos preparamos el té para el día siguiente. Luego cenamos y sin prisas nos vamos a las literas con intención de amortizar los 12 francos suizos que nos cobrarán.
            No tenemos prisas pues tenemos la intención de no madrugar demasiado ya que no conocemos el camino y mejor será ver bien. Tardamos bastante en dormirnos.
            ¡Infelices de nosotros! A las dos el personal mueve. Creemos que serán los que van a la Lenzspitze.
            Si, si; a las tres echan la luz los guardas y hacen un resaque. Nosotros quietos.

Desde el inicio del Ulrichhorn, el Windjoch y la Nordeste de la Nadelhorn por donde volveremos.

            A las tres y media somos extraditados inmisericordemente de la habitación.
            Son las cuatro y media cuando nos disponemos a abandonar el refugio y nos aborda un guarda.
            -¿Nadelgrat?
            -Si, Nadelgrat.
            -Docce, trecce auras…
            -¡Menos! Nueve o diez horas.
            -¿fortes eh?
            -¡No estamos mal…! ¡Fuertes!
            Salimos a la calle, damos la vuelta al refugio, pasamos junto a la plataforma de los helicópteros y proseguimos la dirección del ascenso del día anterior, es decir,  fundamentalmente orientados al noroeste.
            La mañana que no pasa de fresca quiere comenzar a clarear por el este, no empleamos las frontales pues nos orientan las lucecillas de algunos desperdigados en el crestón.
            Enseguida comenzamos a pasar neveros residuales aunque fundamentalmente avanzamos por roca y a adelantar personal. Entramos en calor y a buen ritmo alcanzamos enseguida la arista este de la Lenzspitze en el límite inferior del Glaciar de Hohbaln, nos ponemos los crampones y nos encordamos.

Glaciar del Ried y embarque por encima del Windjoch.

            Debemos de acceder a Windjoch pero para ello hemos de descender un poco hasta alcanzar una zona inferior del glaciar para tomar una huella que transita entre dos importantes grietas. Luego en dirección noroeste  avanzamos hasta la base de la pared defendida por una rimmalla que en pocos días se puede poner muy complicada.
            Tenemos por delante una pared de 200 metros de desnivel bastante erguida pero con un descansillo intermedio. Arriba esta el Windjoch.
            El collado se encuentra a 3830 metros de altitud y en plena arista que une la Nadelhorn con el Ulrichhorn. Nos enseña el Glaciar del Ried sin huellas tras recibirnos con un bofeton de viento helado. Es el collado del “wind”, no hay ninguna duda.
            Llevados por nuestra costumbre de no perder un metro de la altitud ganada nos vamos, con dudas, por la huella que se va arista arriba. Unos metros adelante sale una rama horizontal hacia el glaciar y la tomamos convencidos.
            Unos cientos de metros horizontales nos conducen al final de la misma en plena pared norte de la Nadelhorn y ante la disyuntiva de volver sobre nuestros o bajar directamente optamos por la segunda alternativa: vamos glaciar abajo directamente para salir del embarque.

A través del Glaciar del Ried. 

            Estamos encima de un muro bastante vertical que tiene debajo una importante grieta delatada por el cambio de tono de la nieve: una pequeña trampa.
            El escalón es corto pero bastante vertical por lo que optamos por asegurarme el descenso. Pasada la grieta, aseguro la bajada de mis socios y les hago una foto.
            Salidos del embarque proseguimos para abajo en busca de una zona más plana del glaciar a la que deberíamos haber ido directamente desde el Windjoch.
            La travesía del Glaciar del Ried para hacer la Nadelgrat es fácil y se aconseja hacerla temprano con buena nieve para evitar hacerla de regreso, tarde y con nieve más blanda. Se hace primero la parte fácil para hacer después, al final, la difícil.
            No terminamos nunca de atravesar en suave descenso el glaciar para dejar atrás pared de la Nadelhorn. Es más, para superar un espolón de la Stecnadelhorn hay que bajar más, luego para pasar bajo el Hohberghorn hay que seguir bajando y para colmo, esta zona del glaciar esta lleno de irregulares materiales de alud que dificultan un poco la marcha.

Llegando al Corredor Hohbergjoch entre Hohberghorn y Durrenhorn.

            Son las ocho menos cuarto cuando nos colocamos debajo del Durrenjoch, punto más bajo de nuestra trayectoria sobre el glaciar y por debajo de los 3700 metros de altitud.
            Los primeros 100 metros de ascenso los hacemos sobre el cono de deyección del corredor relleno de materiales bajados de la pared en dirección oeste. Bastante erguido nos mete en calores a pleno sol y nos quitamos ropa, en medio de la pared nos podemos achicharrar.
            Pasamos la rimalla fácilmente pero hemos de superar un tubo de hielo semicilíndrico de media docena de metros muy verticales. Lo hacemos con técnica de puntas y cuchilla de piolet. Luego el corredor se acuesta un pelín y nos ofrece una serie de canales paralelos fáciles con buena nieve.

En el Corredor Hohbergjoch.

            Subimos a tren y adelantamos sobre una placa de nieve dura alrededor de un bloque rocoso característico a una cordada que ha debido subir desde el Refugio Bordier pues no la habíamos visto delante de nosotros.
            Rosa tira delante como una jabalina, repitiendo la jugada de la Pared del Maldito, al encuentro de la bofetada del viento que de nuevo recibimos al alcanzar la arista en el collado, además de la inconfundible y magnífica visión del Cervino, limpio como un infante recién bañado, provocando e invitándonos a echarle un tiento aunque sabemos que no será para nosotros de momento.
            El Hohbergjoch se encuentra a 3917 metros de altitud. Dejamos las mochilas, nos abrigamos, nos quitamos los crampones y nos vamos cresta arriba hacia en dirección casi norte.
            Son poco más de 100 metros rocosos que salvamos con relativa facilidad  con un par de travesías y alguna que otra vuelta dentro de una trepada fácil en general.
            Alcanzamos la cima del Durrenhorn de 4035 metros de altitud cuando son las nueve de la mañana.

Desde la Cima del Durrenhorn la Sudoeste de la Nadelgrat.

            Nuestro primer cuatromil del día está ventilado. Contemplamos nuestra trayectoria en el Glaciar del Ried, la erizada y rota zona inferior del mismo pero lo que más nos llama la atención es la impresionante arista sur que nos espera.
            Poco después emprendemos el descenso un poco por cualquier parte ya que la arista metamórfica aunque está bastante descompuesta no se complica en ningún momento. Enseguida recuperamos el material y echamos la vista adelante con intención de proseguir pues la fiesta no ha hecho poco más que empezar.

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