Aguja Juncadella por la vertiente de Coronas.
Ibón Bajo de Coronas, Collado de Cregüeña, Pico Aragüels, Collado de
Aragüels, Punta de Cregüeña, Aguja Juncadella , Aguja Haurillón, Ibón Inferior
de Coronas y Refugio del Puente de Coronas.
20-8-03.
Salida 08 h.
Llegada 15 h.
Mixto.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa del Circo de Coronas procedente de Prames. Vía en amarillo.
La noche
resultará movida con truenos que yo no oigo y con la entrada de Miguel a la
tienda ya que sobre las cuatro y media llueve.
No será mucho y
un rato después que ya ha pasado la lluvia y el cielo se vuelve a sembrar de
estrellas Miguel se sale para afuera hasta que a las siete y veinte tenemos que
precipitarlo al miércoles 20 de Agosto de 2003.
No tenemos demasiada
prisa ya que las nieblas acampan en la parte alta del circo asentadas sobre los
3100 metros de altitud.
Se nos hacen
las ocho y diez cuando cogemos las mochilas y en dirección nordeste bajamos para
pasar junto al desagüe del Ibón Inferior de Coronas y tomar el camino que
remonta hacia la cubeta lacustre superior dando una vuelta considerable.
Arista de Llosas desde el Barranco de Aragüels.
Alcanzamos el
enorme corredor que baja del Collado de Cregüeña y abandonamos el camino para
continuar hacia el collado sin bajar al fondo del mismo.
Siempre por su
orilla derecha ganamos altura hasta colocarnos a nivel del collado y faldear en
horizontal hasta la parte alta del mismo. Van a ser las nueve y hemos subido al
final con sol.
Arista Cimera de Aragüels.
Dejamos las
mochilas y tomando uno de los múltiples caminos que surcan la cara sudeste del
Pico Aragüells nos vamos para arriba próximos a la arista. Miguel no quería
subir pero al final se viene con nosotros.
La pendiente es
fuerte subimos a ritmo fácilmente y en diez minutos alcanzamos la cima del Pico
Aragüells a 3037 metros de altitud.
Cregüeña desde Aragüels.
Perdiguero y Maupas desde Aragüels.
Son las nueve y
diez. Contemplamos la Cubeta Lacustre de Cregüeña y recordamos nuestras
respectivas estancias por los alrededores. Enseguida emprendemos el descenso
hacia el collado pues tenemos intención de rematar la jornada al mediodía.
Piedras Albas desde Aragüels.
Cresta de Cregüeña desde Aragüels.
Son las nueve y
veinte cuando recuperamos las mochilas y bajando a la parte inferior del
Collado de Cregüeña a 2905 metros de altitud nos vamos en dirección nordeste
hacia la Punta de Cregüeña que es la primera aguja a partir del collado.
Iniciamos la
subida ligeramente al este de la arista por terreno fácil, ascendemos unas
viras inclinadas y buscando siempre el mejor camino en terreno medianamente
amplio ganando altura con relativa facilidad.
Desde la Aguja de Cregüeña tempestades, Margálida y Rusell.
Luego la
pendiente se allana y enseguida alcanzamos la cima de la Punta de Cregüeña de
3021 metros de altitud.
Son las diez
menos veinticinco, las nieblas se han echado un poco para arriba y confiando en
el tiempo nos alargamos hasta el extremo nordeste transitando enormes bloques
graníticos que, en unión al perfil que hemos visto antes, no auguran ninguna
facilidad.
Llegados al
extremo, no divisamos el collado sino un par de resaltes muy verticales, además
de que para llegar a ellos tenemos un par de rápeles como poco.
El asunto tiene
un aspecto que no nos gusta gran cosa y la alternativa que localicé ayer cuando
bajábamos es aceptada: volvemos sobre nuestros pasos hasta la cima e iniciamos
el descenso en busca de un amplio
corredor que nace cerca de la arista.
Tratamos de
alcanzarlo directamente pero tendremos que faldear a través de unas placas algo
lisas e inclinadas, retrocediendo un poco más con alguna pequeña complicación
en medio de la pared. Luego el corredor se llena de piedras y aproximándonos a
su orilla izquierda bajamos a la vez que contorneamos el pico por su lado
sudeste.
Buscando la
posible salida de un corredor sobre el que hemos especulado al darnos la vuelta
y que no localizaremos con certeza, alcanzamos un punto bajo en el faldeo
situado alrededor de los 2925 metros e iniciamos un suave ascenso por la pedrera
para ir faldeando los dientes del collado, observar las complicaciones del
mismo y alcanzar el collado justo al inicio de la aguja siguiente.
El inicio de la
arista es delicado. Miguel se ha dejado en la tienda las indicaciones que
teníamos sobre la actividad y tomamos la alternativa que creí localizar ayer,
iniciamos el ascenso un poco por el flanco de Coronas mediante un corredor que permite encaramarnos
a lo alto de unos grandes bloques. Luego, proseguimos por una sucesión de repisas escalonadas y rampas
inclinadas, siempre por el lado sudeste que nos permiten ir ganando altura con
relativa facilidad. Supero, sin buscar alternativa una placa bastante lisa, con
pocos agarres y algo expuesta y arriba coloco una cita por si volvemos por el
mismo lugar, ya que el destrepe del paso puede resultar complicadete, a no ser
que utilicemos la cuerda. Luego, un par de pasos en adherencia sobre unas lajas
muy verticales nos conducen a un terreno más amplio y menos inclinado que
remata inmediatamente en la cima de la Aguja Juncadella.
Aragüels desde Juncadella.
Estamos a 3043
metros de altitud y son las diez y veinticinco.
Cresta del Medio desde la Aguja Juncadella.
El descenso es
bastante vertical pero a la vez amplio por lo que suponemos que puede
ofrecernos alternativas. La forma segura sería montar un par de rápeles que no
se ven montados, pero dispuestos a no dejar material por la montaña se decide bajar por la misma vía empleada
para subir.
Descendemos
fácilmente hasta la cita que he hecho sobre el paso y tras comprobar que
destreparla es “mucho difícil” decidimos intentar algún paso alternativo.
Hay un corredor
inmediatamente al norte del mismo que ni esta fácil alcanzarlo ni claro salir
del mismo a una rampa herbosa que parece ser la solución a la zona de placas
verticales del paso.
Me voy en busca
del corredor con cierta dificultad, para luego en el mismo destrepar dos
repisas sucesivas muy altas y detenerme ante la tercera que se encuentra 3
metros largos más abajo. Alcanzar la rampa se las va a traer más de lo visto.
Intento un
faldeo a mi derecha por una vira
inclinada y estrecha que tiene buenos apoyos de manos hasta que la vira se
acaba y me deja colgado sobre una placa extraplomada de la que no sé como voy a
continuar adelante.
La solución la
encuentro empotrando la mano derecha en una fisura y lanzando la pierna izquierda
para alcanzar una estrecha vira que se encuentra a mi izquierda al nivel de la
cabeza.
Luego por ella
destrepo fácilmente hasta el inicio de la rampa herbosa ascendente. Miguel está
desliando la cuerda para rapelar mientras Juan busca otra alternativa ya que
les digo que el tema está regularcillo y todavía no he salido de la
complicación.
Prosigo con
relativa facilidad bajando entre lajas verticales ahora buscando a mi derecha
el camino que hemos utilizado al subir, pero he bajado demasiado sin conseguirlo
y ahora me encuentro sobre los verticales paredones más bajos y no puedo ir a
tomar el corredor de entrada. Por tanto tengo que remontar volviendo sobre mis
pasos.
Una decena de metros más arriba está Juan. Han encontrado
un diedro con las presas invertidas y lo han destrepado con cierto cuidado
solventando la papeleta. Yo creo saber a dónde he de ir, ya que me encuentro un
poco desorientado en medio de una pared
muy vertical, desconocida y sin referencias.
Asciendo una par de metros por una vira estrecha y lisa
hasta que puedo alcanzar una fisura casi ciega que al menos me ofrece garantías
de seguro. Con ella hago una travesía de otro par de metros hasta una pequeña
repisa en la que nace una fisura vertical de 4 metros en medio de una laja
granítica joven, clara, lisa y vertical.
Allí me voy a jugar la salida: a media altura de la
fisura nace una barra vertical de 1 metro de alto. La tanteo con fuerza después
de inspeccionar con detenimiento su anclaje a la pared y me parece firme. Me
cuelgo de ella y me yergo sobre la misma
hasta alcanzar la parte superior. Coloco los pies sobre ella y alcanzo la presa
de salida a la amplia repisa en la que se encuentran los socios.
Bajamos el corredor de entrada y alcanzamos el collado.
Yo creo que me ha salido más cara la salsa que los caracoles.
La Sudoeste de la Aguja Haurillón.
Faldeamos también por el sudeste esta aguja con intención
de acercarnos a la siguiente brecha más para ver que para otra cosa. Miguel
está muy cansado y Aguja Haurillón tiene un aspecto terrorífico.
El faldeo es un poco más largo y nos baja sobre los 2950
metros de altitud, luego remontamos primero pedrera, luego unas lajas
inclinadas y escalonadas y por último un corto corredor lleno de basura que nos
deposita en la brecha.
La primera parte de la pared tiene un buen largo de
cuerda en la propia arista y hacia el lado de Coronas los paredones son todavía
más largos y verticales.
El largo se
articula en dos tramos bastante verticales que, según Miguel ofrecen
posibilidades y permiten alcanzar una pequeña brecha en el gendarme bicéfalo en
el que termina. Detrás del gendarme se adivina un pequeño collado en el
que nace una amplia rampa tendida que
desemboca en las proximidades de la cima.
Queda por ver,
oculto por la arista, lo que imagino como un empinado, claro y por tanto
descompuesto corredor que, según mis cálculos puede llegar a la parte trasera
del gendarme.
Miguel está
hecho polvo pero Juan y yo, como un par de Boys-Scauts recién salidos de casa, queremos ver y nos
vamos corredor abajo en la vertiente de Cregüeña, primero junto a la pared
derecha de la misma y luego un poco por el centro.
Unos metros más
abajo, no queremos bajar hasta la quinta puñeta en la que se encuentra el
nevero, iniciamos un faldeo horizontal para superar un par de espolones
próximos que rematan con la pared del corredor que estamos bajando y
constituyen el espolón izquierdo del corredor que, imaginado, buscamos.
Con ciertas
dudas y dificultades accedemos al interior del corredor, que por cierto existe
y que desemboca en el nevero 40 metros más abajo.
Tenemos que
subir un corredor de alrededor de 100 metros que tiene dos salidas bloqueadas.
Nos lo miramos y remiramos.
Ya sé que Juan prefiere la dificultad pura y
dura en buena roca, pero yo me manejo en mal terreno y tengo que animarlo
vivamente pues lo tengo claro.
-Mira, Juan:
por aquí... por allí... y luego... Medio lo convenzo de puro aburrimiento. Hago
una cita para la bajada, por si acá, y arreamos para arriba jurándonos no tirar
ni una sola piedra. Bueno, en esto y como en otras muchas cosas, Juan es un
auténtico caballero y si tira alguna piedra siempre avisa. Yo subo detrás
tranquilo.
El corredor
tiene una primera parte bastante vertical, llena de basura y en la que escasean
las presas seguras, por lo que progresamos lentamente y con todo el cuidado del
mundo. La segunda parte es un tanto más erguida, más limpia y con mejores
presas que pasamos bien. A continuación tenemos una tercera parte igual de descompuesta que la primera y que
también pasamos con muchísimo cuidado pero con seguridad, tras advertir que en
la zona izquierda del corredor arranca
una vira prácticamente horizontal que sale del corredor y se incorpora al
espolón izquierdo y que, por cierto, no probamos. Y la cuarta parte, la más larga
de todas, es vertical, está limpia pero el granito viejo tiene mucho material
poco seguro y lleno de líquenes negros.
Desde abajo he
advertido una salida hacia el espolón izquierdo del corredor bajo el bloque
empotrado y así mismo sucede. Salimos del corredor bajo el bloque empotrado
y tras escalar un pequeño corredor
atlético y un monolito pequeño alcanzamos un pequeño rellano tras el gendarme
bicéfalo.
Parte Superior de la Aguja Haurillón.
El rellano se
continúa con la rampa amplia y mixta además de fácil y en un visto y no visto
nos presentamos en la cima de la Aguja Haurillón. Son las once y media y
estamos a 3075 metros de altitud, es nuestro cuarto tresmil del día y con él
rematamos la Arista de Cregüeña.
Saludamos a
Miguel que está en el collado en un lugar visible y tras hacerme Juan una
fotografía, salimos para abajo.
Bajo delante y
tras el rellano hago los dos pasos bajo el mismo y me voy el espolón pues hay
una vira muy inclinada, llena de basura pero transitable que baja bastante
abajo.
Al final de la
vira aparece un trozo de arista bastante vertical pero que tiene un destrepe
aceptable y que conecta con la vira que he advertido al inicio del tercer
tramo.
Derrumbo un
bloque que estaba en equilibrio precario y que se desploma con enorme estrépito
y, a mano, tranquilamente alcanzamos el corredor justo por encima del segundo
tramo que hemos subido.
Pocos minutos
después alcanzamos la cita, faldeamos el espolón por idéntico camino e
iniciamos el ascenso al collado por medio del corredor.
En la salida
del corredor Juan se desquita del pasito que me he marcado yo, poco antes, al
subir la Aguja Juncadella y con alguna dificultad escala un bloque vertical muy
alto que tiene una buena presa en la parte superior. Presa que yo no puedo
alcanzar, evidentemente no tengo ni sus brazos ni sus piernas, si no es con su
ayuda, pero para eso están los amigos. ¡Qué menos!
Juntos los
tres, bajamos unos metros y protegidos del viento del collado paramos a
almorzar. Son las doce menos cuarto.
Aragüels, Cregüeña y Juncadella bajando a Coronas.
Luego, en
dirección sur atravesaremos en descenso toda la pedrera de materiales con
enormes proporciones que Miguel pasará con pocas ganas y que nos depositará
junto a los vivacs del desagüe del ibón mayor. Desde allí siguiendo el camino
de descenso nos llegamos al desagüe del ibón inferior y en suave ascenso hasta
la tienda cuando es la una y diez.
Como hemos
almorzado hace poco rato, no vamos a comer ahora como teníamos previsto. Por
tanto nos liamos a recogerlo todo, montar las mochilas y emprender el descenso
hacia el Puente de Coronas.
Cabaña de Coronas 18-8-03.
Bajamos pronto
y siguiendo el camino transitado hasta la Pleta de Coronas. Debajo de la
cascada nos entretenemos un rato cogiendo arándanos y chordones que están de
vicio lo que alarga un poco el descenso. A pesar de todo, a las tres de la
tarde llegamos al Puente de Coronas.
Tenemos tiempo
sobrado para pegarnos un remojón en el Barranco de Vallibierna que agradecen
especialmente nuestros pies. Luego, a la sombra de un copudo pino negro comemos
mientras hacemos hora para coger el autobús y vigilamos la cola para tomar el
mismo: cogimos ida y vuelta y no es cuestión de quedarse en tierra en caso de
que haya demasiados viajeros.
Para montarnos
en el autobús, un cuarto de hora antes de la hora hay que hacer cola, darle un
toquecito al chofer que pretende utilizar el tráfico de influencias con unos
amiguetes suyos y sentarnos, sin más problemas, en el autobús. Al final hasta entrará la gente de las seis y todos
para abajo.
Comienza a
llover y esperamos que no suceda lo de anteayer: una tormenta de consideración
impidió realizar el viaje de las seis y, se supone, que el personal tuvo que
bajar andando pues los barrancos que cruzan la pista la habían hecho
impracticable. Cuando nosotros subimos se notaba la pista recién arreglada por
las máquinas en algunos tramos.
Hay tiempo para
hacer arqueo del día que se ha saldado con 871 metros subidos y 1596 metros bajados, lo que nos lleva a un
total de 2860 metros movidos en menos de 48 horas. Además, nos ha permitido
hacer 19 tresmiles de los que no había hecho nunca 12 de ellos. Un trabajillo
decente, aunque a alguno le hayan quedado ciertas minucias pendientes, quizás
como excusa para volver.
En Senarta, sin
prisas, comemos una fruta y montados en el coche nos bajamos hasta Seira para hacer una parada y echar una cerveza en
el albergue, además de contemplar la majestuosa secuoya y el impresionante
cedro que tienen a la entrada.
Luego pasamos
el Puerto de Foradada sin más problemas y desde Boltaña marcharemos hacia
Cotefablo. No suelo pasar por allí casi nunca y de paquete se va bien.
A las ocho
menos cuarto me descargan en casa. Estoy cansadillo pero contento. Al menos por
una vez en este desdichado verano ha salido algo decente.
Puedes ver el Comienzo.
Puedes ver el Comienzo.
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