29 abr 2006

4-06. EL PUNTAL DE SECUS. 29-4-2006.


 

 

 
Puntal de Secús, cara sudeste.


Refugio de Lizara, Refugio de los Forestales, Plana Mistresa, Cara Sur y Arista Este. Al descenso vuelta por parte alta del Valle de los Sarrios.

29-04-2006.

Salida 18 h. Llegada 15 h.

Mixto.

Bastante fácil.

2 d.

Ascensión.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa del Puntal de Secús procedente de Prames. Vía en amarillo.

 

            Había Llegado la Primavera y mi rodilla seguía igual de mal. Bueno, lo único que había cambiado con mi ”reposo” era que tras el fallido intento de volver a jugar a fútbol sala había tomado la decisión, consecuentemente, de ir al traumatólogo para ver qué pasaba por allí.

            El último fin de semana de Abril tenemos fiesta y el viernes  a las cinco y media estamos en el coche y nos vamos al monte.

Nieblas en Mistresa desde el Refugio de Lizara.
 
            A las seis y veinte estamos aparcando junto al Refugio de Lizara pues nos vamos al Puntal de Secús.

            El tiempo previsto es regular para Pirineos con alguna nubosidad irregular pero con el ventarrón que corre no creo que sea estable aunque posiblemente aparezcan nubes de estancamiento en la cara norte y pueden penetrar algo hacia el sur por los puertos, como sucede ahora por aquí.

            Estamos a 1540 metros de altitud y en dirección norte partimos cuando son las seis y media de la tarde. Atajamos por la pradera en suave ascenso hasta coincidir con el camino que se va hacia el Bisaurín por el Collado del Foratón.


            Diez minutos después alcanzamos el ancho camino para dejarlo de inmediato en la divisoria de caminos e introducirnos en dirección nordeste en un pequeño pinar mezclado con boj y con enebro rastrero, a la vez que vamos dejando abajo a nuestra derecha el Plano de Lizara.

Desde el refugio d Oldecua todo sigue igual.
 
            El camino en suave ascenso sale del bosque y pasa junto al pequeño refugio pastoril de Oldecua asentado bajo los murallones de la cara sur del Bisaurín.

            Está abierto y en regulares condiciones pero puede valer perfectamente para pasar la noche allí aunque a nosotros no nos interese pues queremos ir más arriba.

            La tarde que esta soleada además de algo ventosa en esta abrigada zona se va a estropear un poco conforme nos adentremos en la garganta por el que discurre el barranco que baja de Mistresa: el sol se amortigua, las nieblas vienen barranco abajo y la ventolera se convierte en vendaval consistente y frío.

Barranco de Audelca.
 
            Caminamos por la senda que discurre por la orilla derecha del barranco y a través de la pedrera ganamos el primer resalte del mismo en el que encontramos el primer nevero. Luego el barranco se angosta y el camino discurre entre pequeños resaltes de rocas calizas salpicadas de neveros y verdura, pero nosotros esperamos pronto alcanzar el refugio y cogemos agua ya algo arriba como forma de no tener que ir a buscarla luego de propio, aunque sabemos que el barranco pasa unos metros por debajo del refugio.

Debajo del Refugio de los Forestales.

            Son las ocho de la tarde cuando alcanzamos el Refugio de los Forestales situado a 1975 metros de altitud. Es el fin de nuestro trayecto por hoy. Solamente teníamos que subir 435 metros y ya están hechos.

Coqueto Refugio de los Forestales.
 
            El refugio que tiene una estampa encantadora como pocos recordamos en este Pirineo, está bastante limpio pero tiene restos de nieve en su interior que sacamos afuera de inmediato. Lo que no podemos es quitar el charco del suelo pero el banco está limpio al igual que un trozo del suelo de hormigón más que suficiente para nosotros.
 
Nieblas persistentes sobre la Sierra de Bernera.

            Hace fresco aquí en el límite de las nieblas y el ambiente está algo húmedo por lo que nos acordamos de no haber traído la pasta.

            Cenamos con tortilla de patatas y unos filetes de  jamón, nos bebemos a duras penas una cerveza, que por cierto no está demasiado fría  y nos tomamos un vaso de café con leche caliente. A las nueve menos cuarto preparamos la piltra y nos metemos con nuestros sacos dentro de la funda vivac. Hace frío y nada nos retiene en pie.

            Forrados de ropa entramos en calor enseguida aunque a Rosa le cueste un poco más que a mí. Charlamos largamente de casi todo y especialmente de los malos indicios que tenemos para mañana: el viento sigue soplando inclemente.

            El cemento está muy frío pero como la mayor parte del cuerpo la tenemos aislada por media esterilla no se nota demasiado. A pesar de ello nos dormimos con la cabeza cubierta y se produce algo de condensación por lo que terminamos por salirnos fuera de la funda. El resto de la noche pasará bien. Bueno, bien… se hace larga además de ruidosa. El viento sopla fieramente y el ventanuco de la puerta golpea con los embates más fuertes. Pero todo carece de importancia pensando en la amenaza de las nieblas y el viento para la mañana siguiente.

            No hay diferencia entre el sábado y el domingo 29. El viento sigue igual a las siete de la mañana cuando se quiere colar cierta claridad dentro del refugio.

            Permanecemos en los sacos esperando que cese el viento pero a las ocho y media pasadas nos levantamos para lo que sea.

            El cielo está claro al sur y al oeste pero las nieblas están en el este y el norte.

            Recogemos y desayunamos de caliente que se enfría de inmediato. Yo voy por agua al objeto de calentarme las manos antes de abandonar el refugio.

            Nos forramos a tope con todo lo que llevamos incluso con las polainas y nos echamos a la calle cuando son las nueve y cuarto de la mañana. El viento nos zarandea en el tramo encajonado que conduce a la Plana  Mistresa. Suerte que no son más de cinco minutos lo que nos cuesta llegar hasta allí y entrando en lugar más amplio y menos enfilado el viento pierde casi toda su intensidad.

Primer resalte hacia el Collado se Secús.
 
            Giramos al oeste y nos enfrentamos al amplio corredor que conduce al Collado de Secús iniciando la travesía de la Plana Mistresa por su orilla sur.

            Los neveros cubren la mayor parte del corredor y se asientan en el fondo de la plana así que decidimos progresar en diagonal por el nevero de fondo y tomar los espolones rocosos  de la parte izquierda del mismo para ganar altura en el primer resalte. La alternativa consistía en ponerse los crampones y tirar por la nieve de frente.

            Subimos bien trepando un poco pero al final hay que atravesar un nevero en media ladera con nieve un poco dura y retrocediendo unos metros nos ponemos los crampones cómodamente y al abrigo del viento.

            Luego, atravesamos la media ladera y alcanzamos el nevado final del primer resalte. La nieve está dura pero estupenda para los crampones.

Cúpula de Bisaurín desde el Primer Resalte.

            El corredor impecablemente nevado se arrellana para coger impulso hasta el Collado de Secús 200 metros más arriba. Es una comba preciosa rematada por una elegante cornisa pero lo que más nos interesa es ver el mejor acceso al Puntal de Secús: es preferible la arista este que la sur que nace en el collado. Por tanto habrá que abandonar pronto el fondo del corredor e irse encaramando poco a poco en larga cara sur del pico.

En el rellano por encima del primer resalte.
 
            La Pared tendrá alrededor de 200 metros  e inmediatamente se pone de pie. Buscamos y no encontramos una parte mejor que otra y decidimos progresar a media ladera en ascenso.

             En lo más tieso de la pared utilizamos hasta la cuchilla del piolet y tras hacer una travesía complicadilla en horizontal viramos un poco más al norte y encontramos un pequeño abrigo en el que se modera la pendiente. Hemos salido del muro inicial y aunque sigue la pared bastante erguida ya es otra cosa.

Ascendiendo la Pared Sur del Puntal de Secús.

            Encontramos una débil capa de nieve recién caída que se pega un poco a los crampones pero que no dificulta la progresión y alcanzamos altura en la pared a la vez que va entrando de nuevo el viento y las nieblas cubren completamente el casquete somital del pico que, por suerte, ya hemos visto con anterioridad.

Bisaurín y el Corredor Nordeste desde la Sur del Puntal de Secús.
 
            Ya en la amplia y alomada arista vamos ganando altura, algo cegados por las nieblas, pero seguros hasta que, poco más arriba, la pendiente se acentúa de nuevo y nos alargamos por la nieve lo más arriba posible, el resto muy venteado está mixto.

            Los últimos 50 metros los hacemos con cuidado ya que el pedregal calizo está débilmente pintado de nieve reciente y no queremos quitarnos los crampones por si acaso.

Milagrosa foto de Bisaurín desde la Cima del Puntal de Secús.

            Son las once cuando alcanzamos la alargada y afilada cima del Puntal de Secús situada a 2512 metros de altitud.

            En la punta viento y nieblas para no variar. Alguna foto milagrosa de la cara norte del Bisaurín y ni siquiera podremos ver el Puntal de Aguerri, ni Aguas Tuertas, ni Estanés, ni nada. Solamente hemos podido ver con claridad el corredor de subida al Bisaurín que tiene muy buena pinta. En cambio, la arista norte del Bisaurín que también hemos podido ver es una trepada continua no muy difícil pero tiene algún que otro resalte que la puede hacer entretenida y por ello no se recomienda para la subida.

            La bajada hasta el Collado de Secús no está demasiado clara con las nieblas, lo mismo que el interés por subir hasta Bisaurín y probablemente no ver nada. Por lo tanto, la decisión está tomada: nos vamos para abajo por el mismo camino, el Bisaurín puede esperar para mejor ocasión. Si hace bueno nos daremos un paseo por la Plana Mistresa.

            Quince minutos después abandonamos la cima, bajamos con cuidado el tramo mixto y alcanzada la pala de nieve buscamos unas  rocas de la arista y aprovechando que no hace ahora demasiado viento nos paramos a comer un poco.

            Echamos algún trago de té con limón que no apetece demasiado y diez minutos después continuamos con el descenso tratando de seguir la misma vía.

            Bajamos con cuidado puesto que mi rodilla, de cuando en cuando, me avisa que está allí sin llegar a molestar pero la tengo un poco cansada quizás de la tensión en los tramos más erguidos.

            Casi por la misma vía alcanzamos el fondo del corredor y despidiéndonos del Bisaurín nos vamos directamente para abajo por el nevero.
 
De vuelta en Plana Mistresa.
 
            En el umbral del primer resalte nos encontramos con una pareja que sube, charlamos un poco y cada cual a lo suyo.

            A las doce y cuarto alcanzamos la Plana Mistresa y nos quitamos los crampones además de aligerarnos un poco de ropa.

            Luego continuamos en dirección este iniciando el suave ascenso hacia el collado central del Valle de los Sarrios a pesar de que las nieblas se apelmazan en las paredes del Circo de Olibón.

Hacia el Valle de los Sarrios.
 
            Dejamos las mochilas junto a unas rocas y tranquilamente nos vamos hasta la divisoria de aguas lugar desde el que divisamos la otra boca del valle. Hacemos alguna fotografía llena de nieblas y nos volvemos para abajo contemplando los verticales paredones de la cara norte de Ruabe Bernera y los delicados juegos de las nieblas. El Bisaurín está cada vez más cubierto y nuestra decisión creo que ha sido acertada.

Nieblas sobre las paredes de la Norte de Ruabe Bernera.
 
            Recuperadas las mochilas llegamos al Refugio de los Forestales cuando es la una y media y amparados en la puerta, perfectamente orientada al sur, comemos al sol del mediodía pero sin vernos libres del viento.

Circo Colgante en la Sudeste de Bisaurín.

Agujas en el Contrafuerte Oeste de Ruabe Bernera.
 
            Sobre las dos y cuarto iniciamos el descenso empujados por el viento que ahora nos da en la espalda.

El Collado del Foratón sobre pastizal de gencianas.

Más abajo del Refugio Oldecua encontramos a tres mozos que suben muy cargados para pernoctar allí. Les indicamos que hay gente y que más arriba tienen otra posibilidad y  tranquilamente nos llegamos al Refugio de Lizara cuando son las tres y media. Hemos liquidado 1060 metros de altitud en dos medias jornadas.
 
Manojo de gencianas acaulis en Labati.

            Echamos un café con leche, “refitoleamos” las fotos y los mapas de las paredes del comedor del refugio y nos vamos al coche y a casa llegando a las cinco.
 

           

 

             

 

 

 

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