19 nov 2006

24c-06. LA CANAL DEL PALOMO. 19-11-2006.


Canal del Palomo en Vadiello.

De abajo a arriba. Es única.

19-11-2006.

Desnivel acumulado 250 m.
Distancia recorrida 2500 m.
Tiempo efectivo 01:45 h.

Sol.

Difícil.

Caliza pulida por el paso de agua y zonas con verdín.
Vía ferrata semiequipada. Contaba con 190 clavijas y 3 grapas. No tenía sirga. Había un tramo de sirga suelta en la Placa de regreso fuera de la canal.

Mejor que no haya agua en la canal

 Juan Castejón Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.


Mapa de la canal del Palomo procedente de Prames. Vía en amarillo.

            El domingo 19 de Noviembre de 2006, está recién caída la primera nevada de la temporada, el tiempo previsto es medianucho  para el Pirineo y decidimos marchar a Guara en busca de mejor tiempo, no sin recordar la ocasión anterior en la que pillamos un remojón de los de aúpa, también en busca de buen tiempo.

            Pero en esta ocasión  se viene Juan. Nos había dicho que hacía muchísimos años que no iba por allí.

            Son las tres y cuarto de la tarde y la jornada está concluida pues hemos hecho el Mallo de San Jorge y nos hemos alargado hasta el Borón. A lo sumo… daremos un paseo por la Canal del Palomo. No será más que cosa de media hora.

            Cogemos el coche y  nos bajamos hasta el aparcamiento junto al puente por el que la carretera atraviesa el Barranco de Vadiello.

            Sin mochilas nos vamos por la orilla izquierda del barranco y enseguida alcanzamos el acceso a la canal en la base de los paredones orientados al sur. Se trata de una fisura en la roca que se prolonga sobre los verticales paredones y de la que suponemos saldremos enseguida por alguna vira utilizada al efecto

            Juan hizo la canal hace un paquete de años y nosotros no sabemos nada de ella.

Entrada a la Canal del Palomo.

            Un paso largo nos permite alcanzar el primer grupo de clavijas que ayudan a superar una placa vertical de manera fácil. Inmediatamente la fisura se ahonda y agranda mientras nosotros progresamos suavemente por su orilla derecha hasta alcanzar inmediatamente otra serie de clavijas fáciles que nos introducen en el fondo de la canal donde se aloja una primera balsa.

            La canal es sencillamente preciosa y acogedora a pesar de que se pone de pie  y comienza nuestra tarea de estirar el cuello en busca del final de las clavijas instaladas en el siguiente tramo. A la vez, la canal lleva agua y hay que poner cuidado en la incorporación a la pared para no entrar de patas en la balsa llena de cristalina agua.

            Flanqueamos la balsa con las clavijas y progresamos en la canal hasta superar el resalte que nos conduce a un nuevo pozo, el de la Abarca como luego sabremos pues investigué, pues todos tienen nombre.

            Un nuevo tramo de clavijas nos deposita a salvo del agua en un ensanche de la canal que cuenta con una amplia cueva en su orilla derecha. Y donde suponemos que estará el final de la canal pero cuando yo llego, que voy detrás dando tiempo a Rosa para que progrese cómodamente, Juan ya ha flanqueado la balsa por su orilla derecha y se incorpora sobre las clavijas del siguiente resalte de aspecto un poco más serio quizás o a lo mejor es que nos lo parece tras el desencanto que supone en nuestro cerebro la idea de que el tema se alarga y... se complica ligeramente, más después de que hemos pasado abajo junto a un cartel indicativo que reza algo así como que “pueden faltar algunas clavijas”.

            Enseguida comenta Juan que “aquí hay un paso un poco largo”. La clavija está en medio del agua y “yo te ayudo” si te hace falta.

Formas labradas por el agua en la Canal del Palomo.

            El paso resulta desagradablemente largo para Rosa pero tampoco es nada del otro jueves. ¡Con lo fácil que habría sido colocar de nuevo una clavija en lugar de un cartel!

            Superado el paso viene una nueva balsa y van ya... de tal manera que no recuerdas bien ni cuántas ni por qué lado la has pasado. Solamente tienes ganas de que termine el asunto pues vamos a pelo en unos tramos que son muy angostos, absolutamente verticales y lisos lavados por las aguas, y que ahora están mojados pues corre abundante el agua.

            Juan no recordaba gran cosa de la canal que hizo en seco y ni se sabe cuanto hace. Guardaba una imagen que tenía poco que ver con el marrón en el que estamos metidos.

            El tramo del Hospital es particularmente estrecho, vertical y le falta alguna clavija, lo que unido a un cierto cansancio que se va acumulando, empieza a complicarnos las cosas. Juan ayuda a Rosa a superar un paso ayudándole a remontar hasta la clavija siguiente que parece alejársele continuamente y yo comienzo a estar seriamente preocupado. Rosa que en estos casos le echa cojones y punto,  empieza a pelear con el terror que se instala en su mente como consecuencia de la impotencia física que le embarga.

            La canal es absolutamente espectacular y decididamente salvaje pero en nuestras condiciones no estamos para contemplaciones deleitosas aunque yo tengo tiempo suficiente para ello, pues casi siempre espero que salga Rosa del paso si no tengo que ayudar por debajo para luego ascender a todo trapo sin preocuparme demasiado de la pureza del estilo de escalada.

            De vez en cuando aparece alguna clavija doblada y eso que al principio era un problema ahora ya no tiene tanta importancia, nos preocupan más las que faltan y las mojadas. Nosotros ya hace algún rato que llevamos las botas y las manos mojadas lo que no ayuda en absoluto. Suerte que el agua y el ambiente no están fríos en absoluto.

Un pasaje en la canal del Palomo

            Una caída sería peligrosa no por la altura ni por los golpes sino porque cualquiera sabe lo que se podría uno hacerse con alguna clavija. Pensarlo me seca la garganta y bebo agua de la poza.

            La llegada al Paso Felipe es muy complicada por la falta de clavijas y porque no te puedes ni siquiera empotrar en una canal completamente mojada que se ha ampliado casualmente. Rosa está muy cansada y Juan se las ve para que pueda remontar el enorme y difícil paso tras dejarla que se descanse un poco. Yo le propongo a Juan salir por arriba o por abajo e ir a por una cuerda de los escaladores que estaban en los alrededores, pero continuamos con un tramo similar en el que Rosa pierde un pié y cae yendo a parar a la correspondiente poza sumergiéndose casi totalmente. Hay suerte que ni se estropea el móvil que lleva en un bolsillo.

            Yo que en un paso anterior ya me ha hecho el brazo de canal bajante de agua, me echo de patas a la balsa, pues ya da igual, para ayudar a levantar a mi chica que lo hace como un rayo y colocándome debajo de ella le ayudo a iniciar el remonte siguiente y aquí no ha pasado nada. Rosa chorrea agua por todas partes

            Una grapa marca el Paso Felipe y tiene incalculable valor después de un largo y expuesto tramo en el que, gentilmente, mis compañeros me regalan con un remojón de categoría: han hecho dique con las botas en el agua mientras Juan ayuda a Rosa a remontar el final y cuando Rosa saca la bota del cauce me llega la riada. Pero es igual subo el tramo como un poseso dispuesto ya a lo que sea.
            Un par de grapas enfrentadas permiten la salida de un resalte más y el tramo final es igualmente vertical, se va estrechando hasta  convertirse en una rendija en la que faltan las últimas clavijas y no hay forma de adherirse a tan resbaladiza pared. Juan saca a Rosa desde arriba y yo empotro un pié en el agua y haciendo expansión con el cuerpo y los brazos me incorporo impulsándome sobre la última clavija más con rabia que con fuerza. Es el paso final.

Tobogán superior en la Canal del Palomo.

            Cuando levanto la vista mis socios están entre la vegetación de lo que me parece un delicado jardín en el rellano terminal bajo los Murallones del Ciego que también así se llama al circo superior.

            La Canal del Palomo que acabamos de subir a pelo fue descendida en los años 50 por la élite escaladora de Peña Guara y equipada posteriormente con 199 clavijas y 5 grapas. Nosotros no habremos utilizado más de 190 clavijas y 3 grapas. ¡Lo que habríamos dado por haber utilizado las que faltan! Bueno, ¡una delicada sorpresita!

            Ante nosotros se cierra el Circo Ciego con unos espectaculares paredones sobre los que se asientan abundantes palomares, cavidades en la roca perfectamente orientada al sur. Nosotros viramos al este y nos dirigimos hacia el Paso de la Losa, una placa equipada con una sirga medio suelta pero que no ofrece más dificultad que la que uno se crea en la mente después de subir la canal y transitar no demasiado seguros con los pies hartos de agua y las botas todavía mojadas.

            Luego descendemos unas clavijas bastante aéreas que no son difíciles entre las sospechas de que vamos descendiendo hacia las paredes de escalada de la zona este de la canal y que solamente faltaría que nos llevaran a alguna vía con rápeles incluidos.

            Y en un momento así parece. Una cita mal colocada nos precipita sobre los cortados asomándonos al amplio corredor situado al este de las paredes de escalada, lugar por el que no podemos bajar.

            Vamos a dar la vuelta cuando localizamos a una pareja, el paso está un poco más arriba. Volvemos sobre nuestros pasos enseguida y alcanzamos una placa expuesta, vertical, muy bien equipada con clavijas y que no supone ninguna dificultad, que permite el acceso al amplio corredor en el que se dibuja la salida.

            Unos metros más abajo todavía media docena de clavijas permiten bajar un último resalte que nos deposita en el amplio corredor vestido de los arbustos clásicos de la zona.

            Atravesamos el resto del corredor en ascenso diagonal hacia el este hasta que, tras rodear un pequeño espolón, alcanzamos el contrafuerte en el que nos espera el camino de descenso que hemos utilizado hora y media antes.

            Un cuarto de hora después estamos de nuevo en el coche. Son las cinco de la tarde y hemos liquidado alrededor de 1000 metros de desnivel de los que 200 han sido de la Canal del Palomo, justo lo que le he dicho a Juan a la salida. En Guara, está claro que hay que ir con cuerda e incluso para la Canal del Palomo con algún cordino que utilizar como escalerilla, o mejor no ir ni con paraguas, total por ce o por zeta siempre sales remojado.

Ai quieres puedes ver el Comienzo.


           

           

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