Al Oceano, diferente de la mar, como dicen los franceses, no vamos últimamente y
no conviene perder las buenas costumbres;
así que disfrutamos brevemente de
la Concha que está guapa como siempre pero la dejamos con su semana de glamur
cinematográfico y nos vamos a Orio aprovechando que ya se han pasado las
aglomeraciones del verano.
Playas sin bañistas.
Puertos de aguas profundas y tranquilas.
Neblinas matutinas promesa de un espléndido día.
Luego viene la señorial y clásica Zarautz para terminar con la recoleta y marinera Getaria.
Bajamares luminosos.
Faenas marineras.
Verde sobre azul.
El Oceano siempre ofrece un relax institucional que no
desconocen los franceses y algunos de nosotros del que, desde hace tiempo, disfrutamos aunque sea muy de tarde en tarde.
Gaviotas.
Hola Mariano.
ResponderEliminarMaravillosa la costa vasca, me encanta esa mezcla de mar, montaña y preciosos bosques.
Y lo bien que se come, en sus pueblos marineros.
Un saludo
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarComparto totalmente tu opinión y si además no hay aglomeraciones y el tiempo acompaña pues ni te cuento.
¡Esas escapadas no tienen precio!
¡Que vaya bueno!