Tapou y Montferrat. 30-6-05.
Cima Montferrat, Arista Sudeste, Pic de
Tapou, Montferrat, Glaiar de Ossoue, Refugio de Baisellance, Hourquette de
Ossoue, Glacier des Oulettes y Pont de Espagne.
11-08-1988.
Salida 12:30 h. Llegada 13:30 h.
Mixto.
Bastante fácil.
2 d.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Vignemale procedente del IGN. francés. Vía en amarillo.
Próximos
pero separados y descolgados quedan los Picos de Tapou. La arista no tiene
muy buen aspecto que digamos pero es tan buena hora…
Son
las doce y media y estamos en la Cima del Monferrat a 3220 metros de altitud
-Espera
aquí un poco que me voy a asomar para ver cómo está la cresta.
-No
hagas tonterías.
-No
te preocupes, me parece que está cortada allí mismo.
Vertiente Oeste de la Brecha de Tapou por la que se desciende. 28-8-07.
El
proceso de asomarse a un escalón vertical, realizar un pequeño destrepe para luego en horizontal hacer una travesía
en horizontal de vuelta a la cresta tras haber salvado el paso se repite con
frecuencia. Quiero llegar a la brecha que está próxima para saber cómo está
pues desde arriba no se aprecian bien sus dimensiones. Todavía estoy convencido
de volverme tan pronto como la alcance y la vea.
Es
impracticable como me esperaba: al oeste un terrorífico corredor de roca
astillada y menuda, al este otra pared dividida por otro corredor gemelo pero
con nieve y al frente “un paso de ave”, la brecha es una laja vertical de 8 ó
10 metros separada por alrededor de 5 metros hacia el otro lado que es la Creta
Norte del Gran Tapou, vertical y aérea pero accesible y sin dificultades
aparentes.
La Sudeste de Montferrat desde Milieu. 28-8-07.
Vuelvo
la vista atrás y todavía distingo, 150 metros largos más arriba, el rojo del
anorak de Rosa. Busco un socorrido destrepe breve pero el acceso al nevero-corredor está cortado. El dilema es claro o me vuelvo
para atrás y acabose o hay que bajar hasta el infierno para subir seguidamente
al cielo.
Una
vez más inicio el destrepe por la Pared Norte que es practicable y tras dos
intentos fallidos de pronta incorporación al nevero y de haber destrepado algo
más de 50 metros alcanzo por fin el vertical nevero que salvaré con cuatro
cuidadosos y prudentes pasos pues voy con las manos limpias. Al otro lado
respiro.
Hace
rato que he perdido de vista la Cresta de Monferrrat, pero tomo la cresta
ligeramente por la pared norte y a la carrera, fuerte de piernas y brazos me
planto en la cima bañado en sudor y sin aliento. Tomo aire y grito
entrecortadamente, grito salvajemente contento, inmensamente feliz, Rosa de pie
me ha oído.
Montferrat y Agujas de Tapou desde Milieu. 28-8-07.
Miro
el altímetro que he arreglado y me señala 3150 metros, estoy en el Gran Tapou.
Me voy al sur y para abajo por una amable y amplia cresta hasta el collado de
separación de los dos Tapous más altos.
Casi
con las manos en los bolsillos y disfrutando del paisaje inferior pues las
nieblas están altas alcanzo la Cima del Tapou Central que a la postre será el Milieu con sus 3130 metros de
altitud. Es el noveno tresmil del día y no es todavía la una y media del
mediodía.
Rápidamente
desando el camino. Los pasos difíciles se suceden ahora más fáciles y en poco
más de media hora estoy de regreso. Rosa me recibe helada y muy enfadada
amenazándome con no volver a salir a la montaña si la dejo para ir a hacer el
loco por allí. Yo conciliador la abrazo y la bailo para quitarle el frío y el
enfado. La verdad es que el día está ligeramente desapacible cosa que
comprobaremos mientras comemos un poco en la cima a la vez que esperamos
vanamente que se abran las nieblas y así poder fotografiar el circo completo
desde aquí.
Grand Tapou y Montferrat.30-6-05.
A
las dos y media iniciamos el regreso. Desandamos un buen trecho de cresta hasta
que ésta se aproxima al glaciar para alcanzarlo por un inclinado nevero, la
nieve está buena y el circo prácticamente vacío pues la gente se ha ido ya para
abajo.
Nosotros
alcanzamos la huella del Glaciar de Ossoue y con ella la zona más tiesa del
escalón glaciar. Algunos “graciosos” han patinado bajando por la huella y la
han convertido en una pista de descenso. Nos decidimos a abrir huella con los
tacones por no sacar los crampones y con cuidado, tiempo y paciencia, dejamos
atrás el glaciar para incorporarnos a la morrena terminal del mismo, surcada
ahora por una infinidad de pequeños torrentes.
Luego,
seguimos sin prisas pues el refugio está próximo y además en esta zona estamos
abrigados del viento. Hacemos un alto y nos entretenemos placenteramente, entre
otras cosas, bebiendo un vaso de leche que no habíamos bebido al mediodía pues
el momento no era demasiado propicio.
Vertiente Sur de las Agujas de Tapou. 28-8-07.
La
cuesta que nos devuelve al refugio se resiste a nuestras piernas pero solamente
es cuestión de sostener un poco más la línea de esfuerzo. Hay tránsito hacia
Gavarnie cuando llegamos al Refugio de Baysellance. Son las cinco y media.
El
refugio está concurrido. La tarde afuera, a 2650 metros de altitud es ventosa y
fría, ha concentrado dentro al personal
y de paso nos hace abrigar esperanzas para el día siguiente.
Nos
aseamos un poco, arreglamos nuestras cosas y nos despedimos del sol que se ha
asomado para despedirse. Desde la puerta contemplamos los Tapous y el corredor
de nieve que los une a Monferrat. Dentro se está mucho mejor.
Detalle de las Agujas de Tapou. 28-8-07.
Relajadamente
dejamos transcurrir el tiempo descansando cosa que, decididamente, agradecen
nuestros cuerpos. Mientras tanto se irá haciendo la hora de cenar: nos
preparamos nuestra sopa caliente y nuestros apetitosos huevos en tortilla de poquísimo
peso para nuestras costillas.
A
la hora recomendada ya hemos levantado nuestra mesa pero aprovechamos un hueco
en el comedor para quedarnos dentro pues la tarde sigue igualmente
desagradable.
Hay
un nutrido y ruidoso grupo de alemanes junto a los que nos instalamos para
tomarnos le leche caliente y a las nueve hacemos las literas juntas, así
dormiremos más calientes y tenemos suerte pues el personal de la habitación,
que va a lo suyo, coincide con lo nuestro. Rápidamente y casi sin presentación
iniciamos nuestro negocio con Orfeo.
La Este de Montferrat desde la Aguja Oeste de Tapou.28-8-07.
La
mañana es casi recién nacida cuando nos despierta un cierto tráfico en la
habitación. No sin vencer la acostumbrada pereza que se instala en nuestros
cuerpos todas las mañanas, nos ponemos en pie. Desayunamos nuestro tradicional
vaso de café con leche y galletas rodeados de la claridad de una mañana vestida
completamente de azul y seguidamente nos echamos al camino entre rocas rojas y
pizarras en dirección a la Hourquette de Ossoue. Tenemos una doble cita: por la
mañana el Glaciar de Gaube y por la tarde Gavarnie.
El
día promete ser espléndido y tomando dirección norte resbalamos camino abajo.
Voy con ganas, no compartidas por mi esposa, de ponerme los crampones y evolucionar
un poco en las pendientes de hielo del glaciar por debajo de la Barrera de
Seracs del Glaciar de Gaube. Son tan escasas las oportunidades que tenemos de
practicar en hielo que nuestra experiencia es mínima pues no buscamos
sistemáticamente tales situaciones y el Pirineo de hielo es reducido en cuanto
a espacio y a tiempo.
Pronto
abandonamos el camino para atravesar el pedregal por debajo del Glaciar de las
Nieves en dirección a la zona inferior del Couloir de Gaube. La bajada es
vertiginosa. Por arriba va una pareja entretenida con la rimaya.
Arista Este del Grand Tapou. 28-8-07.
Alcanzamos
el nevero casi horizontal que imaginamos se inclinará para saltar el escalón
que nos separa de nuestro objetivo y nos ponemos los crampones: una de las
poquísimas ocasiones que no lo hacemos en condiciones pésimas.
Es
una gozada la nieve dura todavía a estas horas. El nevero se inclina y luego se
acaba. Nos deja 100 metros encima del glaciar al que queremos llegar y en medio
de un escalón granítico que delicada y pertinazmente, a lo largo de los siglos, ha sido modelado
por el hielo. Vamos como gatos con cáscaras de caracoles en las patas, todo por
la pereza de quitar y poner crampones pero también es cierto que esperamos
alcanzar el glaciar en breve.
Pero
no será así pues el escalón se hace eterno y nos conduce a un laberinto de
granito pulido que desemboca en un inclinado nevero surcado por un amenazador
torrente que discurre por debajo. Saltamos la rimaya con sumo cuidado y pisando
sobre ascuas atravesamos el puente de nieve y respiramos al alcanzar el hielo
firme.
Cara Este de Montferrat. 30-6-07.
Son
las nueve menos cuarto cuando salimos del pequeño embarque nos quitamos las mochilas y nos vamos a
practicar sobre un hielo verdoso y negruzco que salta destrozado con las puntas
delanteras de los crampones y que está recorrido por un sinfín de reguerillos
de agua.
Luego
aparece más compacto y se nos va una
hora sin darnos cuenta, subiendo,
bajando y atravesando pendientes de hielo de entre 30 y 60 grados de
inclinación por debajo de las enormes grietas de Couloir. Es una pena no poder
disponer de todo el día y de algunos tornillos de hielo para sacar la cuerda de la mochila y haber subido un poco
para arriba pero parece ser que por esta vez nos ha de valer.
Pasamos
por los restos del último alud de hielo inmaculadamente blanco desprendido de
un serac colgante en la zona oeste y
siguiendo el camino de los enormes cubitos por la morrena frontal recorrida por
un engrosado torrente, damos por terminado el asunto; nos quitamos los
crampones y almorzamos al amor del sol que nos ha acompañado durante nuestras
andanzas por el glaciar.
Zona Inferior del Glaciar de Ossoue con Montferrat encima. 30-6-05.
Luego
atravesamos el anfiteatro morrénico, un vasto plateau surcado por diversas alineaciones de gravas y
salteado por una enorme para profusión de cantos erráticos que requieren
paciencia y tiempo para atravesarlo. Son las once cuando llegamos al Refugio de
Gaube. Vamos ajustados de tiempo para no perder la costumbre y ni
siquiera paramos, eso sí, echamos una
última visual al sur como aquel que quiere guardárselo para sí y continuamos el
camino cuesta abajo en una mañana que ya ha entrado en calores.
El
camino hacia el lago está concurrido como solamente suelen estarlo algunos
caminos franceses. Suben gentes de todas clases y se nos termina haciendo
pesado tanto física como mentalmente pues lo tomamos como un trámite que hemos
de cumplir para proseguir en nuestro proyecto. Una vez más no hemos sabido
disfrutar del descenso, que no dudamos, lleno de encantos.
Cara Norte de Vignemal. 1-7-05.
De
cualquier forma estamos en el Lac de Gaube a 1725 metros de altitud. Hacemos
nuestra gaseosa “de pito” o soda espumosa y edulcorada a la sombra de un viejo
serval que goza de privilegiado lugar en la orilla y nos encaminamos
seguidamente a la pista repleta de carteles anunciadores del riesgo de caída de
piedras de la Ladera Oeste del Pic de Gaube.
Cuando
llegamos al telesilla está subiendo un grupo de minusválidos y el descenso se
alarga con continuas paradas: la montaña es de todos.
Va
a ser la una y media cuando dejamos la silla; nuestro coche, como habíamos
previsto, esta medio a la sombra. Nos aseamos un poco en el Barranco de
Marcadau y cambiados de ropa y frescos nos damos un homenaje gracias a la
logística que permite el coche con una ensalada variada, unas judías con
chorizo y unos callos a la madrileña que
regados con unos tragos de vino podrían hacer temblar hasta a algún
circunspecto mariscal. Apurados con rigor espartano luego la fruta y el café
para llorar de puro delirio. Si la Gloria se parece a esto yo me apunto.
Couloir de Gaube y Grand Vignemale. 22-7-03.
Otra
cosa será recoger a todo trapo, reacondicionar las mochilas, echar a un cubo la
basura que hemos bajado y la que acabamos de hacer y marchar para abajo.
Cauterets
nos espera somnoliento y concurrido. Compramos unas postales por lo que somos
timados, mala aunque regular costumbre en los lugares turísticos y siguiendo
junto al Barranco de Cauterets nos vamos en busca de Pierrefitte-Nestalas,
atentos para no pasarnos el desvío a Luz St. Sauveur.
Me
pasa como al aragonés fino que después de comer tiene frío y sueño pero me
espabilaré con la creciente circulación que encontramos al cambiar de valle.
Refugio de Oulettes de Gaube. 1-7-05.
Pasamos Luz por medio. Estamos en el
Valle de Gavarnie o de Pau que no conocemos, el paisaje es bonito pero el ritmo
es lento.
Dejamos
atrás Gedre y el desvío al Circo de Troumouse y tras 10 últimos kilómetros de
caravana llegamos a Gavarnie a las cuatro y media de la tarde.
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