14 ago 1988

10-88. PICOS DE ASTAZU. 14-8-1988.


Cara Oeste del Gran Astazu. 19-8-02.

Gavarnie, Refugio de Espugettes, Cabaña de Pailla, Rochers Blanques, Collado de Astazu, Astazus Petit y Gran, Collado de Astazu, Hotellería du Cirque y Gavarnie.
14-08-1988.
Salida 19:30 h. Llegada 18:30 h.
Sol.
Bastante fácil.
4 p.
2 d.
Ascensión.
Rosa Casas, Gabriel Miranda, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Astazu procedente de Geoportail. Vía en amarillo.

            En el Puerto de Bujaruelo montamos en el coche y nos vamos sin pérdida de tiempo para abajo. Qué bien se está sentado pero nos queda todavía un buen repecho por delante.
            Paramos en Gavarnie, recogemos una bolsa con comida y tras atravesar el pueblo nos dirigimos hacia el circo por la derecha del barranco hasta el aparcamiento de un restaurante muy próximo al comienzo del camino que hemos de hacer.
            Las mochilas pesan bastante a estas horas y si pesan por la jornada que llevamos encima, pesan todavía más porque nos encontramos por debajo de los 1400 metros de altitud en un día francamente cálido en el que hemos de subir por encima de los 2000 metros.

Hay que abandonar el Fondo del Ciro de Gavarnie para remontar al Refugio de Espuguettes. 10-4-17.

            El camino se empina pronto en dirección este y se introduce en el Bosque de Arribama, lo que haya que hacer mejor hacerlo pronto. Un par de jinetes que suben a caballo por el transitado camino nos llenan de envidia.
            Poco después alcanzamos el Plateau de Pailla y enseguida avistamos el refugio perdido allá arriba. Hemos salido del bosque y la pradera alpina se inclina salvajemente obligando al camino a dar un considerable rodeo serpenteando hacia el norte, el atajo queda de frente.
            Me decido por el atajo: sudo como un búfalo y estoy loco por terminar el día pero estoy dispuesto a liquidar los 250 metros de desnivel que nos quedan lo antes posible.

Astazus y Picos de la Cascada de Gavarnie. 30-6-05.

            Son veinte minutos de brevísimas paradas para tomar aire y continuar con un ritmo que me parece infernal. He cometido el error de subir con camisa y camiseta que llegarán empapadas, me las quito y las pongo a secar en unas piedras, luego llegarán los demás desperdigados.
            Mi filosofía montañera me indica que las nueve menos cuarto de la tarde es tarde para rematar una jornada que hemos comenzado a las siete de la mañana, que algo ha fallado y que habrá que arreglarlo de alguna manera. De momento está cayendo la noche, sabemos las costumbres de los refugios y lo único con lo que contamos es que tenemos literas para dormir.
            Todos estamos cansados después de esta jornada y con pocas ganas de preparar la cena. La suerte es que el Refugio de Espuguettes es poco convencional y el comedor está con luz hasta las diez. Así que preparamos la cena y cenamos tranquilamente para luego preparar las mochilas del día siguiente a la vez que charlamos con un grupo de españoles que vienen a ser los hijos de los que hemos encontrado en Marboré. Ellos quieres subir por la Cresta de la Hount Blanque y nosotros por el Collado de Astazu, camino que desconocemos y del que nos indican lo que recuerdan que no es demasiado.

La Norte de los Astazus y el Corredor Swan desde Pailla. 14-8-88.

            Nos vamos a las literas a las diez bastante pasadas, los siete en la misma habitación con lo que se prolonga la conversación y el jolgorio toma considerables proporciones por lo que hemos de cortarlo pues al día siguiente todos tenemos tajo.
            ¡Con qué facilidad cerramos los ojos y dejamos que nuestros pensamientos se evaporen al calor de las mullidas colchonetas!
            Algún reloj ha sustituido al tradicional gallo. Nos enteramos entre mantas que está lloviendo este 14 de Agosto de 1988. Es temprano todavía, así no hay prisa pero una vez despiertos y con el sueño hecho polvo nos levantamos.

Astazus desdeel Balcón de Pineta. 9-7-06.

            La mañana nublada, casi tenebrosa, está movida por un viento del sur que esperamos empuje  a los nubarrones que tenemos al norte pero nuestros compañeros se empiltran de nuevo pues con la roca mojada no quieren saber nada.
            Desayunamos y damos tiempo a que la mañana se decida pero seremos nosotros los que tomemos la iniciativa.
            El sur está bastante claro y confiamos en nuestra fortuna y en que nuestro camino no discurre demasiado lejos del fondo del Circo de Gavarnie. Si la cosa se pone fea tenemos la Cabaña Pailla o la Hotelleríe del Circo para poder cambiar de ruta y conocer el Fondo del Circo de Gavarnie con la Gran Cascada y sus alrededores.

Ordesa desde el Prequeño Astazu. 

            Desandamos camino bajando hasta la Cabaña de Pailla perdiendo unos buenos 250 metros con lo que nuestro altímetro se sitúa sobre los 1780 metros gravando negativamente nuestra actividad. Van a ser las ocho cuando salimos del Plateau de Pailla para entrar en el pinar que rodea la Hount Blanque. Vamos hacia el sur y el cielo se aclara.
            El final del pinar está cubierto de flores de nieve de extraordinarias dimensiones. No podemos evitar la tentación de coger unas cuantas y guardarlas entre las hojas del mapa. Dejamos el pinar cuando la ladera se había puesto absolutamente abrupta y nos incorporamos a las Rocas Blancas  ganando un sendero perfectamente señalizado con abundantísimas señales de pintura amarilla y roja que destacan sobre el blanco lechoso de la caliza.
            El camino se convierte en un laberinto de solución inimaginable que alterna repetidas trepadas por canales descompuestas y verticales con travesías aéreas y horizontales  para salvar un par de espolones verticales por medio de un camino que es un tratado completo de imaginación. Ahora entendemos el cuidado que nos habían recomendado en este tramo, en  el que señales de pintura, incluso con cortos intervalos de 5 metros, lo hacen imperdible.

Gran Astazu desde el Pequeño. 19-8-02.

            Son las nueve y media cuando dejamos atrás el laberinto y comenzamos a subir el pedregal calizo que ha de desembocar en el amplísimo corredor que separa a Marboré de los Astazu.
            Hemos ido ganando altura  pues desde el inicio de las paredes rocosas no hemos dejado de subir y cuando cruzamos el barranco estamos sobre los 2400 metros de altitud. Ahora el camino se allana momentáneamente y nos coloca en el centro del corredor, queda mucho tajo y el ritmo que llevamos es algo lento por lo que yo no voy cómodo ni mental ni físicamente.
            Paramos a almorzar pues vamos a llevar tres horas de camino. La mañana se termina de aclarar aunque todavía es fresca en los lugares donde aún no ha llegado el sol.

Pimenes desde el Collado entre los Astazu. 9-7-06.

            Lo que viene después del almuerzo es peor pues cogemos una pedrera de gravas absolutamente inestables de alrededor de 200 metros de desnivel y con una pendiente que nos sabe a 60º, de esas que hay que superar a base de generosísimo esfuerzo, pues si no das el paso siguiente de inmediato corres el riesgo de perder el anterior y que subimos dando media docena de pasos casi a la carrera para detenerte a respirar en el lugar seguro que has elegido previamente. Gabriel sube muy flojo, Rosa a su lado y nosotros vamos descargándonos mutuamente nuestros nervios.
            Por medio del infierno del canchal alcanzamos el nivel del nevero terminal que defiende el collado. No hay huellas en el nevero y por el centro que es la zona que hemos supuesto como más accesible hay una decidida pared con una fisura no apta para nosotros.
            Sabemos que hay paso y con paciencia franciscana recorremos metro a metro con la vista la pared del circo y el nevero y adivinamos más que vemos la solución en la parte izquierda del mismo justamente donde el nevero es más largo y está más empinado. De haberlo sabido hubiéramos girado más al este con lo que hubiéramos pillado la pedrera más transversalmente y podríamos haber salvado la parte final del nevero al que nos dirigimos.

Desde la Cima del Gran Astazu. 

            Con cuidado abro huella en el nevero en dirección a una chimenea que surge del mismo y que cada vez con más seguridad parece practicable. Alcanzada la misma localizamos viejísimas y casi imperceptibles huellas en una ruta que confirma su escaso tránsito.
            La trepada es entretenida e interesante. Nos lleva en un momento hacia la fisura central del circo como si quisiera que contempláramos las dificultades vencidas por algún rápel que atestigua un lazo de cordino en la parte superior de la misma. Luego vuelve a la izquierda de nuevo para acostarse después y facilitarnos un buen camino al este para alcanzar por la loma de esquistos calizos el plano y nevado Collado de Astazu.
            Son las doce y estamos a 2950 metros de altitud. Al este se abre, encajonado por Astazus, Cilindro y Perdido el grisáceo anfiteatro morrénico que remata en el brutal tajo del Balcón de Pineta. En el nevero están fresquísimas las huellas de un par de rebecos que huyen de nuestros ruidos hacia la base del Cilindro de Marboré  poniendo nieve de por medio.

El enorme Rellano del Balcón de Pineta desde el Gran Astazu. 9-7-06.

            Por cresta fácil salvamos el breve desnivel que nos separa del Pequeño Astazu y sus 3012 metros de altitud. El tajo al norte es impresionante pero la cresta se alarga hacia el este y el pliegue ligeramente inclinado hacia el sur por el que transitamos se pone  vertical por lo que hemos de recorrer un delicado pasillo al norte de la arista hasta alcanzar un nuevo tramo suavemente descendente que nos lleva a la salida del Corredor Swan, poco practicable a estas alturas de la temporada ya que la nieve solamente cubre algunos tramos del mismo.
            Sin perder mucho tiempo  continuamos por entre media ladera y la cresta para acabar finalmente a toda cresta en la Cima del Gran Astazu a 3080 metros de altitud. Una pequeña cruz de hierro arrancada de su lugar original se encuentra sobre un gran hito de piedras dominando la cima. Poco más adelante hacia la Brecha Tucarroya hay un pequeño enterramiento de basura, es una mala solución pero antes de que quede esparcida… yo prefiero bajarla para abajo.
            Es la una y cuarto, el día está seguro aunque por el sur aparecen discretas pero consistentes masas nubosas. El Marboré, el Cilindro, el Cuello del Cilindro, El Perdido, El Glaciar Norte del Perdido y el Ibón de Marboré son solamente para nosotros: la postal no tiene precio.

Pequeño Astazu desde el collado entre los Astazu. 19-8-02.

            Iniciamos la vuelta con algún pesimismo por mi parte pues no me salen las cuentas horarias. No puedo remediarlo, estoy cansado, nervioso y aburrido y lo que debería ser un sudado placer se está convirtiendo en un desastre a un ritmo excesivamente lento y no se trata de una apreciación personal sino que lo denuncia la hora.  Se trata de desandar el mismo camino sin embarques  ni improvisaciones.
            Alcanzado el inicio del destrepe Gabriel cambia de marcha de tal forma que en lugar de descender luego el pedregal lo hacemos por la nieve y al trote de tal manera que  alrededor de las tres menos cuarto estamos comiendo en el barranco algo más abajo de donde hemos almorzado y con eso está todo dicho.
            Estamos contentos, nos remojamos los pies y liquidamos todas nuestras provisiones haciendo la del pobre: “antes reventar que sobre” y  nos bebemos casi medio barranco. Ha cambiado completamente el panorama.

Collado de Marboré y Pequeño Astazu. 19-8-02.

            Continuamos a ritmo decente el descenso de las Roches Blanques. Ganado el camino en la inclinada pradera lo abandonamos por el que baja directamente al Hotel del Circo de Gavarnie, Gabriel y Rosa lo conocen.
            Lo que parecía una senda poco transitada desaparece enseguida y a su encuentro nos vamos pared abajo. No la encontramos  en unos tramos que de cuando en cuando se ponen casi verticales lo que nos obliga a cambiar de dirección con frecuencia.
            Derivamos hacia un barranco que se resuelve con un escalón impracticable y vuelta para atrás. Dando vueltas, tumbos y resbalones por un pinar seco inhóspito e inclinado alcanzamos finalmente el fondo del circo 200 metros más abajo de la hospedería. Son las seis menos cuarto.

19-8-02.

            El último tramo ha resultado desconsolador y nos ha castigado las rodillas cosa que notaremos pista abajo. Mi cansancio también es mental pues me esperan tres  horas de coche y me acostumbra a tentar el sueño desesperadamente.
            Empujamos nuestras anatomías por entre una multitud de viandantes y unas interminables reatas de burros, mascando el polvo y presas de la pesadez de una tarde tórrida  que se ha nublado alcanzamos el coche, son las seis y media.
            Montamos en los coches nos echamos carretera abajo. Gabriel va delante  mientras yo tengo miedo de que me visite el sueño al amor de la comodidad.

El Circo de Gavarnie.23-8-14.

            Nos han aconsejado volver por Lurdes y vamos a cambiar de ruta y así no cruzaremos ni el Soulor ni el Aubisque. Llegamos a Lurdes que circunvalamos casi interminablemente y eso que no bajamos de 100 kilómetros a la hora. Pasamos Betharram, echamos las luces y nos enfrentamos al torrente de coches que vienen de la frontera pero no me pega el sueño.
            Estamos a las nueve en el Portalet, echamos un trago en Escarrilla y ya de noche, llegamos  borrachos de ganas, a Sabi con nuestro regalo a petición de nuestra hija: una cantimplora de “agua de nieve.”

Para ver el Comienzo.

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