Hacia los Tajos de la Virgen.
Hoya de la Mora , Collado de la Carihuela ,
Tajos de la Virgen ,
Tajos del Nevero, Fraile Capilleira, Tosal del Cartujo, Tajos Altos, Cerro
Caballo, Tajo de los Machos y Refugio de la Carihuela.
Salida 09 h. Llegada 19 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de la Hoya de la Mora a la Carihuela por el Cerro Caballo procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Bajar
a Granada nos cuesta ocho horas… llegar a las Granjas de Astau, cuatro.
Aquellos franceses del refugio de Tucarroya hasta se reían del sol español en este
malísimo verano del 2002
Tenía claro que alguna vez había que
bajar a Sierra Nevada. Habíamos pasado por Granada en nuestro viaje al Atlas y
habíamos visto, de lejos, aquellas montañas, había hojeado el libro de Pablo
Bueno... ¡¿cuatro días para ida y vuelta
sobre el cordal…?!
El lunes día 26 de Agosto comienza a las seis y cuarto de la mañana.
Rosa ha salido del trabajo se cambia y tratará de dormir en el coche.
El Río Genil baja con agua, lo que nos llena de esperanza. La
información que nos facilita por teléfono la Federación Andaluza
de Montaña es poca y mala en relación con la existencia actual de agua en la
zona. En internet nos ponemos un poco al corriente del tema de refugios, no
conocíamos pirineos3000. Una pobre descripción de la travesía en cuatro
días nos sirve por toda referencia,
nosotros disponemos de un cordal de 16 kilómetros de
tresmiles para hacerle en cuatro días ida y vuelta.
Pasado el Barranco de las Víboras encontramos el Centro de Interpretación
del Parque del Dornajo en el inicio de la carretera hacia Güejar Sierra. Charlamos
con Pepe que parece ser el responsable del centro, un montañero de la vieja
escuela, amable, buen conocedor de su montaña, que nos ve enseguida y nos
facilita rápidamente información a nivel de nuestras necesidades.
Luego nos llegamos al Aparcamiento de la Hoya de la Mora. La barrera está en
la vuelta siguiente y al conductor de uno de los autobuses pequeños que hacen
el servicio de allí para arriba le pregunto y me dice que el primer viaje sale
a las ocho de la mañana de la barrera y que vale 6 euros ida y vuelta.
Hay unos cuantos chiringuitos prácticamente cerrados y hacia ellos nos
vamos en busca de algún lugar para poder plantar la tienda. Los alrededores están
llenos de basura pero en la parte de atrás de los chiringuitos hay una manguera
que canaliza una surgencia fresquísima. ¡Bravo!
Estamos a 2550 metros de altitud,
cogemos agua y nos vamos para abajo en busca de algo adecuado para nuestras
pretensiones. Será una terracita plana y vestida de pinarra a la entrada de un
pequeño pinar en el desvío de la carretera que baja a Maitena y allí nos
quedamos.
Al sol de la tarde tenemos tiempo para todo, cenamos, plantamos la
tienda y contemplamos una puesta de sol sobre un horizontal mar de brumas. A
las nueve nos empiltramos al abrigo que nos ofrece el pinar y que a Rosa le
sentará de maravilla.
DE
LA HOYA DE LA
MORA A
LA CARIHUELA POR
EL CABALLO.
A las siete menos cuarto de la mañana iniciamos el martes día 27. A las ocho menos diez
estamos aparcando en la Hoya
de la Mora y
seguidamente nos echamos las mochilas al hombro y nos vamos hasta la barrera para
montar luego en el autobús un tanto refrescados pues la mañana está algo
ventosa y ligeramente fresca. Son las ocho y cuarto.
Hacia el Balcón del Veleta.
El viaje dura alrededor de media hora en la que se recorren
aproximadamente 8
kilómetros y nos deposita en uno de los miradores del
Corral del Veleta desde el que se contemplan los paredones de la cara norte del
mismo.
A la sombra, la mañana es fría y ventosa, son las nueve menos cuarto y
estamos a 3100 metros
de altitud. Así que, sin pérdida de tiempo, partimos carretera arriba en suave
ascenso, en dirección sur, con cierta prisa y con ganas de entrar en calor.
Pasamos bajo el tendido de alguno de los arrastres más altos de la
estación de esquí, también junto a una retroexcavadora que está trabajando la
parte superior de la pista de descenso, abandonamos poco después la carretera
que sigue para arriba y nos introducimos a nuestra derecha en una pista que se
alarga casi horizontal hasta el Collado de la Carihuela del Veleta.
Allí nos recibe el sol. Subimos cuatro pasos y llegamos al Refugio de la Carihuela situado a 3200 metros de altitud.
Son las nueve y cuarto.
Deshacemos las mochilas, preparamos un par de ellas muy ligeras,
extendemos los sacos de dormir y a las nueve y media abandonamos el refugio.
Iniciamos la actividad del día en dirección prácticamente oeste
subiendo y bajando fácilmente un primer resalte que nos deposita en el collado
al este de unos paredones importantes. Son los Tajos de la Virgen.
Faenando en los Tajos de la Virgen.
Enseguida tenemos que emplear las manos sobre todo para situarnos
sobre los primeros dientes bastante lisos y algo erguidos pero con buena roca.
No son pasos de dificultad pero se lleva su tiempo alcanzar nuestro
primer tresmil de la jornada los Tajos de la Virgen con 3237 metros de altitud.
Hacemos una fotografía y contemplamos sobre la ladera norte los
Lagunillos de la Virgen
y poco más allá la Laguna
de las Yeguas, única represada de todas las que hay en la zona, situada sobre la
cabecera de la estación de esquí.
Desde los Tajos de la Virgen hay un largo camino hasta el Caballo.
El cresterío se puede faldear por ambas laderas pero nosotros hemos
venido a hacer la cresta siempre que sea posible para nosotros.
La cresta se aloma en suave y claro descenso que nos conduce enseguida
a otro collado en el que se inicia un tramo erizado que es el de los Tajos del
Nevero.
Caballo, Tajos Altos y Cartujo.
De entre una serie de dientes fáciles destaca su punto culminante que
es el Pico del Fraile Capileira de 3160 metros de altitud.
En el segundo tresmil del día hacemos una nueva fotografía y seguimos
adelante por una loma suavemente ondulada de materiales metamórficos oscuros y
bastante meteorizados que se transitan muy bien. Parece ser que la buena roca
está situada donde es necesaria.
La cadena axial de Sierra Nevada es de origen metamórfico con una
reducida variedad de materiales sobre los que predominan los esquistos micáceos
brillantes y fácilmente erosionables, que se convierten en arenillas “maravillosamente
brillantes” y que nos recuerdan a los materiales que encontramos en el Circo de
Saas Fee, aunque de tonos generalmente más oscuros. Originarán mayoritariamente
laderas muy transitables y lomas redondeadas, aunque de cuando en cuando,
materiales un poco más resistentes originen pequeñas paredes y finas aristas
que aquí las llaman crestones y raspones, y que nos servirán para recordarnos a
nuestro Pirineo.
Nos advirtieron ayer que cuidáramos con el viento. Bueno, viento hace
pero no es nada a tener en consideración especial. Cuando se nos hace calor en
el lado sur nos pasamos al norte y enseguida nos refrescamos. El día está
sensacional para caminar y el horizonte próximo absolutamente limpio.
Ruinas del Refugio Elorrieta.
Poco más adelante y tras un tramo de suave ascenso alcanzamos el
Refugio de Elorrieta situado a 3192 metros de altitud, unas extrañas
edificaciones con aire militar compuestas por una serie de habitáculos medio
derruidos de los que alguno todavía está
habitable. Fueron excavados en la roca y la cubierta, en algunos casos,
practicada a base de cubrir con mortero la roca.
Aquí se abre la arista en dos ramas separadas por el Río Lanjarón. Nos
vamos en descenso por una amplia pedrera
hacia un collado en el que hay un cuadro de enormes proporciones alisado con la
intención de convertirse en un jardín botánico que nunca lo fue y en el inicio
de la arista que se orienta más al noroeste nos paramos para almorzar un poco.
Son las once y cuarto.
Tajos Altos.
Un cuarto de hora después reemprendemos el camino en ligero ascenso,
dejamos abajo y a nuestra izquierda la Laguna de Lanjarón y el río que se va a ir
ahondando poco a poco en dirección sudoeste y alcanzamos enseguida la cima del
Pico del Tosal del Cartujo situado a 3152 metros de altitud,
tercer tresmil del día.
Veleta, Elorrieta, Alcazaba y Mulhacén.
El suave descenso del pico por una loma amplia nos introduce en una
serie de puntones interminables en los que tan pronto estás subiendo como
bajando de ellos. Se trata de un camino inequívoco y tedioso a la vez que nos
aproxima poco a poco, ahora ya en dirección sudoeste, a nuestro claro objetivo
que visualizamos continuamente.
Tajos Altos y Cerro del Caballo siempre al fondo.
Cerca ya de nosotros se yergue sobre una serie de prominencias de 3111 metros , 3109 metros y 3004 metros el Pico de
Tajos altos, una fina cúpula de 3201 metros de altitud a la que subimos
fácilmente. En el descenso avistamos a media altura en el Valle del Lanjarón la
delicada Laguna Cuadrada y poco antes, en el fondo del río el original Refugio
del Peñón Colorado, constituido por tres tramos semicilíndricos unidos.
EL Lanjarón y el Cerro del Caballo ya más cerca.
La marcha se alarga un tanto cuando alcanzamos nuestro último punto
bajo en la arista situado ligeramente por debajo de los 2900 metros de altitud.
De allí para arriba, en dos oleadas sucesivas, hemos de ganar el punto más
occidental de nuestra travesía.
Cerro del Caballo.
Virando ya al sur y a través de un caminillo bastante transitado sobre
meteorizada pedrera metamórfica en la que encontraré un diminuto cristal de
roca nos subimos el centenar largo de metros que nos depositarán en la cima del
Pico del Caballo de 3015
metros de altitud, nuestro quinto tresmil del día y el
más sudoccidental de Sierra Nevada. Es la una y media.
En el Cerro del Caballo con el Valle del Lanjarón.
Junto al vértice geodésico hacemos una foto, contemplamos la suave
arista que se baja hacia el Refugio Ventura, echamos una vez más la visual
hacia lo que hasta ahora era hacia atrás y nos vamos para abajo por el mismo
camino para alcanzar poco más de media ladera.
Laguna y Refugio del Caballo.
Luego atajando por medio de la pedrera, en dirección nordeste nos
llegamos a la Laguna
del Caballo situada a 2850
metros de altitud y junto a la misma nos disponemos a
comer y beber pues se hace sed con el camino y el viento cuando son las dos de
la tarde.
Media hora después, tras echar una visual al Refugio del Caballo
situado en la orilla oeste de la laguna y encontrarlo limpísimo, un tanto viejo
y con una capacidad para unas diez personas, continuamos para abajo en
dirección este-nordeste al encuentro de un camino que aproximándose al cauce
del río remontará junto a éste el valle.
Laguna Cuadrada.
Cerca del río encontramos a un pastor dando sal a un pequeño rebaño de
ovejas. Lo saludamos y atravesamos el menguado barranco a una altitud de 2725 metros y en
dirección sudeste iniciamos el ascenso de la ladera izquierda del río al
encuentro de la parte superior de la
Loma del Cañar.
Son 300 metros
de desnivel que subimos pacientemente utilizando los tramos más firmes de
pedrera y algunos retazos de verde sobre pequeñas surgencias.
Atravesamos el camino que horizontalmente transita esta ladera, se nos
hace largo el final cuando se acuesta la pendiente y alcanzamos la parte
superior del cordal un poco al sur de la zona de los Tajos de los Machos, hemos
empleado en el ascenso cuarenta minutos
Cerro Caballo, laguna y refugio.
Luego, en dirección prácticamente norte pasamos la cota 3056 metros y tras un
suave descenso por amplia loma ascendemos suavemente al segundo puntón que es
el Pico Tajo de los Machos situado a 3081 metros de altitud
cuando son las cuatro menos cuarto. Hemos hecho el sexto y último tresmil del
día.
Una foto más y continuamos adelante bien por la parte superior de la
loma o bien un poco por su ladera oeste fundamentalmente en suave ascenso hacia
el collado al oeste del Refugio Elorrieta.
He contado 37 prominencias desde el Refugio Elorrieta hasta el
Caballo, con razón el camino de la mañana nos ha resultado un tanto tedioso.
Desde Elorrieta el Veleta y el Mulhacén.
Van a ser las cinco de la tarde cuando bajo el refugio nos sentamos un
poco a echar un buen trago de agua. La tarde va pasando.
Luego tenemos que remontar un poco hacia la arista para salir de los
paredones del norte del collado y alcanzar el camino que saliendo del refugio
transita toda la ladera norte de los Tajos y nos ha de conducir al Collado de la Carihuela.
El camino muy transitado pierde bastante altitud hasta aproximarse al
más alto de los Lagunillos de la
Virgen , lugar en el que Juan se acerca para reponer el agua
en todos los recipientes que, unos llenos y otros vacíos hemos traído
preveyendo la posibilidad de llegar al refugio aprovisionados ya de agua.
En los Lagunillos de la Virgen. El agua siempre preciosa.
Juan tarda lo suyo pues llena en una surgencia con mi cantimplora y
con paciencia mientras Rosa se larga camino adelante e inicia el ascenso del
amplio corredor que conduce al collado.
Luego los dos juntos pasamos junto a dos lagunillas casi desecadas e
iniciamos a buen ritmo la subida del corredor.
Hemos de ascender por encima de 200 metros de desnivel
que al sol de la tarde en tan abrigado lugar nos meten en sudores por primera
vez en el día. A las seis y media alcanzamos la pista en el collado y nuestro
refugio, liquidando un día que hemos saldado con 1277 metros subidos y 1155 metros bajados
además de una muy considerable distancia recorrida y no gratuitamente, en la
montaña todo tiene su precio.
Seguimos solos en el refugio y aprovechando el sol de la tarde apostados
en uno de los laterales del refugio liquidamos las cervezas y la bolsa de
olivas que para eso hemos subido hasta aquí, a la vez que se secan un poco
nuestras ropas humedecidas por el sudor.
Pero a esta altitud y a estas horas el sol hace ya relativamente poco
por lo que al rato optamos por entrar al refugio, abrigarnos bien e ir
preparando la cena.
El refugio es semicilíndrico y de piedra con dos hileras superpuestas
de literas en las que se pueden acostar 20 personas tranquilamente. Delante de
las literas hay un espacio único con un banco de piedra adosado a la pared,
perchas sobre él y una enorme mesa de madera con un banco a cada lado a juego
con la mesa. En el banco de piedra hay una despensa con bastantes restos de
comida en caso de necesidad y sobre la mesa preparamos nuestra abundante cena
que hemos traído gracias a que sabíamos que era poco lo que teníamos que
portearla.
Cenamos sobre las siete y media, contemplamos a unas cabras que han
venido, se supone, a cenar con nosotros, hasta las inmediaciones del refugio y
a las ocho y media, utilizando las dos colchonetas de gimnasia que hay, y para
placer de mi señora en la hilada baja de las literas, nos empiltramos
Mapa de Sierranevada procedente de Iberpix.
El calorcillo que nos proporciona los sacos junto al fresco ambiente
del refugio a estas horas nos precipitan de inmediato a un profundo sueño del
que, una hora después, nos despiertan los golpes en la puerta de un montañero
al que se le ha hecho tarde para bajar hasta el coche y ha decidido pasar la
noche aquí.
Le damos agua pues llega seco, le ofrecemos hasta la tienda pues no
lleva saco y sobre las tablas tiende su esterilla, se abriga y a dormir todo el
mundo.
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