30 ago 2002

17-02. LA INTEGRAL DE SIERRANEVADA. ETAPA 4. DE LAS CALDERETAS A LA HOYA DE LA MORA Y FIN. 30-8-02.

La Este de Mulhacén.

Lagunas de las Calderetas, Collado de Siete Lagunas, Collado del Ciervo, Puntal de la Caldera, Loma Pelada, Crestones de Río Seco, Collado de la Carihuela y Hoya de la Mora.
30-8-02.

Salida 09 h. Llegada16 h.
Sol

Bastante fácil.

Ascensión.

Juan Castejón, Rosa María Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de las Calderetas a la Hoya de la Mora procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
La noche resultará regular. Rosa se levanta a las cuatro y diez a hacer un pis, momento que aprovecharé para felicitarla por su santo y nuestro aniversario de bodas y nos desvelamos todos individualmente. El resto se hará largo y lo negociaremos con vueltas y más vueltas dentro del saco para notar con marcada suficiencia la dureza del suelo en nuestras caderas.

El sol nos saca de la tienda a las ocho menos diez del viernes 30 de Agosto.

Puntal de Vacares y Lagunas de las Calderetas, nuestro vivac.

Es un día de vuelta que hay que hacer y a las ocho y media, en medio de una cálida mañana, iniciamos la marcha.

Nos despedimos del trío que me facilita una página web para disponer de buena información sobre Sierra Nevada: nevasport.com, y casi en dirección sur nos volvemos sobre idéntico camino que a la llegada para remontar y bajar sucesivamente el contrafuerte sur del Puntal del Goterón.
Almorzando en el Collado Nordeste de Mulhacén detrás Puntal de la caldera, Crestones de Rio Seco y Veleta.

En el rellano siguiente nos vamos perdiendo la mínima altura al encuentro de la pedrera para abordarla a media ladera y en horizontal e incorporarnos a la pared nordeste de la Alcazaba.

Hemos especulado con una ruta que no nos obligue a subir al pico y que nos permita alcanzar el rellano antecima del Siete Lagunas y la Alcazaba. Descartamos la opción de entrar al Circo de Siete Lagunas por el sur y elegimos una vía que a media ladera pasa sobre unas afloraciones rocosas, asciende la pedrera bajo unas surgencias verdosas y o bien por ellas en las que la pared se escalona claramente o bien por una marcada vira al norte de las surgencias, que no convence demasiado a Juan, nos permita erguirnos sobre la pared de la Alcazaba.
Corredores de descenso de la Norte de Mulhacén.

Nada más comenzar la pedrera bajo la pared encontramos huellas de paso que se pierden en la zona de piedra grande pero que recuperamos de inmediato hacia la vira que yo había propuesto.

La vira es de libro y la dejaremos amojonada convenientemente. De izquierda a derecha transita una faja alta, se encajona sobre unos pequeños paredones y rompe el tramo final de pared por un fácil corredor. La cita que colocamos en el final de la pedrera superior e inicio del corredor en la pared es casi “otro tresmil de Sierra Nevada.”

Recorremos en ascenso suave y en dirección oeste  la antecima plana de la Alcazaba hasta enfrentarnos al casquete somital del Siete Lagunas, siguiendo el camino que aproximadamente llevaba la pareja que bajó de la Alcazaba cuando comíamos dos días atrás tras bajar del Siete Lagunas.
Mulhacén desde Lomo Pelado.

Se trata de una impresionante losera en la que se pueden encontrar las mejores y más impresionantes losas que jamás haya visto. Una losera que se hace larga hasta que alcanzamos la entrada de la vira que nos bajará al Circo de Siete Lagunas.

El descenso por la vira corredor es conocido y nos permite describir una trayectoria  similar a la que describimos con Rosa a la ida. Con ella circunvalamos la Laguna Altera y nos incorporamos a la transitada huella que conduce, tras unos pocos metros terrosos al Collado de Siete Lagunas que ya había inspeccionado Juan.

Son las diez y media, un poco pronto, pero nos paramos a almorzar en el collado contemplando la arista norte de Mulhacén y el inicio del corredor que baja hasta la Laguna de la Mosca o de Mulhacén.
Mulhacén desde el Puntal de la Caldera.

Son las once menos cuarto, estamos sobre los 3250 metros de altitud e iniciamos en dirección oeste el descenso, por transitado y terroso camino, de un amplio corredor al que le salen piedras enseguida. Poco después una serie de lazadas cortas dulcifican la inclinación del corredor y lo conducen a un estrechamiento sobre materiales firmes.

Desechamos la posibilidad de tomar unas terrazas horizontales sobre la pared norte de Mulhacén y proseguimos para abajo ahora por un estrecho corredor de paredes firmes y verticales y que cuenta con un lecho lleno de basura sobre la que se trazan minúsculas lazadas como procedimiento para no bajar a salto limpio.

El corredor se estrecha y ahonda todavía más, resulta algo lóbrego y húmedo pero enseguida desemboca en la pedrera de su cono de deyección en la que se pierde el camino ya que unos irán hasta la Laguna de la Mosca, origen del Río Valdecasillas y otros faldearán a su libre albedrío en busca del Collado del Ciervo o de Mulhacén.
Laguna de la Mosca desde el Puntal de la Caldera.

Nosotros faldeamos a media ladera toda la pedrera bajo los paredones de la Norte de Mulhacén, especulamos con otro corredor que lleva agua y que baja de la vertical del pico, tocamos el hielo de un nevero residual fuera de las caricias del sol y perdiendo la mínima altitud, pasaremos sobre los 2925 metros, iniciamos el ascenso del amplio corredor que culmina en el Collado de Mulhacén.

El ascenso con el sol en la espalda después de haber pasado un buen rato a la sombra y en descenso lo vamos a hacer utilizando el pedregal de la parte sur, fuera del camino que transita la parte norte. Previamente hemos desechado la idea de cruzar el corredor y por la pedrera del lado norte pasarnos de largo el collado y elevarnos hasta el Pico de la Caldera. Iremos paso a paso.

La subida de la pared no resulta excesivamente costosa y enseguida alcanzamos el Collado del Ciervo a 3128 metros de altitud.
Laguma de la Caldera desde el Puntal de la Caldera.

Seguidamente tomamos la arista en dirección noroeste o ligeramente en su ladera noroeste y continuamos en ascenso.

Antes de alcanzar el casquete somital rocoso y blanquecino del  pico transitamos la fácil arista para trepar fácilmente por lisas y fáciles placas a la cima. El Puntal de la Caldera situado a 3226 metros de altitud.

Hacemos alguna foto, dejamos el Pico del Juego de Bolos perdido allá abajo en la arista norte y proseguimos arista adelante, ahora en dirección oeste.

El camino que hicimos por abajo en la pedrera, contorneando la Laguna de la Caldera, vamos a hacerlo en sentido contrario pero por arriba. Comprobaremos de inmediato que no tiene nada que ver el uno con el otro.
Laguna y Crestones de Rioseco un rato entretenido.

Nos enzarzamos en una afilada arista en la que van a salir dientes por un tubo. Algunos, fáciles los escalamos a toda cresta, otros  no tanto, nos obligan a realizar fáciles y transitados flanqueos por el lado norte. Por tanto, la progresión se hace lenta. Vamos relajadamente, tenemos tiempo, disfrutamos del paisaje norte en el que destaca majestuosamente la Laguna Larga  de imponente azul cielo a la sombra del mediodía. Para “aligerar” más la marcha vamos cogiendo té. Si ya había poco, aquí hay menos todavía.

Empleamos las manos con cierta asiduidad y alcanzamos, digamos que en ligero ascenso, el Pico  Norte de Loma Pelada de 3187 metros de altitud, segundo tresmil del día y gemelo del pico sur.

Decidimos continuar adelante enfrentándonos a los Crestones de Rioseco, la roca es más oscura y en principio parece más consistente. Pasamos algunos dientes fáciles, hemos de faldear algún otro y alcanzamos el punto culminante de los Crestones de Rioseco a 3198 metros de altitud, tercer tresmil y último del día cuando es la una y cuarto pasadas.
Detalle de los Crestones de Rioseco

Pretendemos ir crestones adelante hasta llegar a la pista pero poco más adelante, uno de ellos tiene un paretazo importante para bajar del mismo. Hemos de contornearlo por la cara sur pero viendo que la continuación va a resultar entretenida, con aire de marcha, en lugar de incorporarnos de nuevo a la cresta nos sentamos al tornasol del día para comer antes de abandonar la arista. Son las dos menos veinte.

Comemos lo de siempre aderezado con Raspones de Rioseco que se encuentran próximos  en dirección sur y al otro lado de la pista, contemplamos a los “domingueros” que deambulan por la pista, quién sabe si hacia o de Mulhacén, la Meca de Sierra Nevada y a las dos algo pasadas nos bajamos por cualquier parte de la pedrera hasta la pista y ¡se acabó!
La Sur del Veleta y nuestra vía de descenso del pico.

Recorremos tramos de pista ya pisados y otros que pasamos por arriba, ninguno medianamente plano y alguno bastante estropeado pues no se debe hacer mantenimiento de la pista, pasamos la “falsa brecha”, hacemos alguna foto de nuestro descenso del Veleta y ascendemos cansinamente desde las proximidades de la Laguna de Aguas Verdes, un tanto sucia pues se encuentra muy cerca de la pista a 3050 metros de altitud, hasta el Collado de la Carihuela.

Son las tres de la tarde, el refugio está vacío y no nos queda otra cosa que hacer que recoger nuestra basura que dejamos escondida y continuar pista abajo al encuentro de la carretera.
Veleta, Zacatín y Machos desde las inmediaciones de la Carihuela.

A las cuatro menos cuarto y a buen paso llegamos al autobús y nos sentamos poniendo otro punto final en nuestra actividad. Habíamos apalabrado la vuelta para las dos de la tarde pero no hay problema ahora en el de las cuatro. Hemos rematado nuestra jornada montañera con 1004 metros subidos y 901 metros bajados para hacer tres nuevos tresmiles.

De camino para abajo el mismo guía tiene las mismas ganas que a la subida, no nos aclarará casi ninguna duda de las que le sugieren nuestras preguntas. ¡Consultará!

            A las cuatro y cuarto cargamos con nuestras mochilas y nos llegamos a nuestro coche en la Hoya de la Mora.

            La tarde está cálida, recorremos un poco la urbanización de Prado Llano, visitamos y charlamos de nuevo con Pepe en el Dornajo que tampoco nos aclara todas nuestras dudas pero nos regala el pin del Plantago de Sierra Nevada, símbolo de la sierra y a las siete y media de la tarde, sentados al sol sobre las sillas playeras, a 2050 metros de altitud y con 18 º de temperatura iniciamos las celebraciones con Heineken helada y aceitunas La Española.

            Después del trago relajado viene la cena, fruta, sidra, dulces, café y copa.

            Brindamos. Brindamos como siempre, por la próxima. No hemos terminado ésta que ya estamos locos por la próxima. También por las montañas para que nos sigan regalando tanta felicidad como sudores y por nosotros, sin nosotros no hay fiesta.

Croquis general de la travesía.

            Caída ya la noche nos empiltramos con la mente llena de ilusiones y con una cierta pena por abandonar estas agradables montañas.

            Nos levantamos a las siete menos cuarto y recogemos con prisa, hay que hacer la vuelta por carretera y es 31 de Agosto.

            Paramos en Guaromán, tenemos autovía con pésimo firme y marroquíes que vuelven de las vacaciones y un día no demasiado cálido.

            Poco antes de entrar en la Provincia de Soria, es la una y media,  paramos a comer pues yo me canso de conducir. A la fresca sombra de un pino corre una brisa celestial que nos hace pensar en que la gloria debe ser algo parecido a esto.

            Comemos relajadamente con bebida fresca pues hay hielo en la nevera todavía. Luego reclino el asiento y me echo una siesta de cuarenta minutos que no la iguala un recién nacido, cambiado y después de tetar.

            Entre tanto mis socios han hecho café que tomo todavía caliente y tras echarme una copa de pacharán a la salud de los de tráfico nos ponemos en carretera. A las seis y media llegamos a Sabiñánigo

            Y ya, fin de la fiesta que se ha saldado con 4523 metros movidos en 4 días en los que hemos hecho 23 tresmiles de Sierranevada, una colección nada despreciable; además de haber acertado de pleno con el tema del tiempo que ha resultado maravilloso mientras que por Pirineos ha sido sencillamente infernal, a juego que este verano que nos ha tocado soportar.


           




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