De Peña Roya a Sabocos.
Aparcamiento
de Santa Elena, Ermita de Santa Elena, Collados Chico y Grande, Pinarillo, Cara
Sur, Peña Rapita, Arista Sudoeste, Peña Blanca, Peña Roya, Sabocos, Cara Sur,
Collado de Gavín y Barranco Asieso.
28-06-2013.
Salida 07
h. Llegada 18
h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.
Juan
Castejón, Rosa
Mª. Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa de Peña Roya procedente de Iberrpix. Vía en amarillo
La
Arista de Santa Elena es el origen natural de la Sierra de Tendeñera por el
oeste. Moja sus pies en el Gállego y culmina en Peña Blanca donde se incorpora
a la arista principal de la Sierra de Tendeñera.
Yo
quería conocer esta arista que había contemplado repetidamente tanto desde el
valle como desde Peña Blanca, lugar donde culmina y además quería ascender a
Peña Rapita o Fajalata que es como se le conoce en Tierras de Biescas. Pero
cuando salimos de Sabi, no imaginaba que nos embarcábamos en una circular como
la que nos esperaba.
Son
las siete y diez de la mañana del 28 de
Junio de 2013, cuando aparcamos en la entrada al Barranco de Asieso en las
inmediaciones del Puente sobre el Gállego. La mañana está espléndida a 960
metros de altitud.
Cruzamos
el puente contemplando el río en tan majestuosa excavación fluvial practicada
sobre la Morrena Glaciar de Santa Elena y
comenzamos la pista que conduce, tras unas cuantas revueltas, al Fuerte
de Santa Elena, sabemos que allí se inicia el Camino de Fajalata.
Nos
acercamos hasta la Ermita de Santa Elena y por el caminillo lateral ascendemos
suavemente hasta el Fuerte. En la parte trasera del mismo nace nuestro camino.
Una
pequeña cita de piedras marca un poco transitado camino que se inicia hacia el
norte como en busca de la arista, en medio de un bosque mixto bastante espeso.
Se trata del viejo camino utilizado por los pastores para subir a sus rebaños a
los praderíos de Fajalata.
Pero
el camino no encuentra a la arista puesto que inicia un faldeo en la ladera
sureste y un tanto paralelo a la misma se va, vuelta a vuelta y en ascenso por
medio del bosque mixto con crecido sotobosque de boj. Nos guían algunas citas de
piedras y unas casi perdidas balizas rojiblancas del GR 15 que transita hacia
el Portillo Exetro para pasar a la vertiente norte de la sierra.
Un
rato después nos muestra las primeras imágenes al contraluz de la mañana de las
Agujas de Asieso y prosigue en ascenso y en dirección casi nordeste en busca de
un primer descansillo en el Cuello Chico situado a 1525 metros de altitud.
Sobre el reducido y verde pradillo domina el florido asfódelo rodeado de pinos
robles y abedules.
Van
a ser las ocho y media cuando proseguimos el faldeo camino adelante alternando
pequeños descensos al encuentro de un
segundo collado siempre a través de un bosque al que le han aparecido
majestuosas hayas. Se trata del Cuello Grande situado sobre los 2600 metros de
altitud.
Un
praderío más amplio que el anterior es atravesado por un difuso camino que en
dirección este se alarga muy llano para mostrarnos un extenso prado de flores
de lys en el inicio de su periodo de floración.
Flor de lys.
Poco
más allá aparece la genista horrida establecida sobre una ladera con profusas efloraciones
calizas que el camino atraviesa con frecuentes y suaves descensos y el que
aparecen algunos tramos artificiales practicados para el paso de pequeños
torrentes hasta que el bosque se decide a convertirse en pinar.
Allí
el camino se deja de tonterías, se gira al norte y emprende un ascenso
consistente por la parte alta de la loma. Estamos a 1750 metros de altitud y se trata del Pinarillo por el que
ascendemos unos metros hasta que se despide el pinar y nos deja en medio de una
amplísima ladera de calizas claras y genistas.
La
franja que recorro brevemente hacia el nor-noroeste es el camino directo a
Fajalata y a la Peña de Hoz, no lo sabemos pero luego lo advertiremos. Nosotros
proseguimos torrente arriba ya que al estar limpio de vegetación se asciende de
maravilla y ganamos altura en busca de la segunda franja rocosa bajo el Casquete
Somital de Peña Blanca.
Peña Rapita o Fajalata.
Desaparece
el barranco y seguimos citas claras en dirección norte y en consistente ascenso
por una ladera en la que ha desaparecido la genista a la vez que se asoma a
nuestra vista la herbosa ladera que se encumbra suavemente hasta el collado
situado al norte y la Cima de Rapita o Fajalata.
Un
herboso y plano collado situado por encima de los 2100 metros permite un suave
ascenso en dirección noroeste para alcanzar la Cima de Fajalata situada a 2156
metros de altitud. Se trata de una plana cima con tres prominencias vestida de
verdura por el sudeste y cortada a pico por brutales paredones en su vertiente
noroeste. Es una “modesta” cima de fuste ya que no en vano hay que salvar un
desnivel 1200 metros.
A
partir del herboso collado la arista se viste de calizas claras y en ellas
reaparecen las balizas. Son ya las diez y media y nos sentamos a echar un
bocado en medio de una espléndida mañana en la que, por fin, ha desaparecido el
viento de estos días atrás.
Veinte
minutos después continuamos para arriba en dirección nordeste ganando altura en
una arista escalonada y fácil que nos conduce a la base de la Muralla. Se trata
de un resalte vertical bicéfalo que tendrá por encima de los 100 metros de
pared. Se puede faldear por el oeste utilizando una amplia, vertical y
descompuesta rampa de sarrios ocupada parcialmente por neveros residuales pero
el faldeo más normal es por el sur hacia el que nos orientan las balizas.
Recorremos
la base de la pared en dirección este y pasada la torre inferior la pared pierde casi toda su potencia y
aparecen tres corredores. Yo me subo por el primero, vertical, corto y fácil
mientras que mis socios siguiendo las balizas se van a subir por el tercero más
tendido y largo.
Alcanzamos
un rellano kárstico en el que anidan neveros residuales y mientras que ellos
prosiguen directos a la cima por las paredes somitales, yo las faldeo por
debajo y alcanzo la arista ya por encima de la cima de la Muralla sobre los
2400 metros de altitud. Se trata de un camino mucho más interesante ya que
ofrece paisaje de cabecera de pared
hacia el Valle de Tena y además te ventilas del calor del repecho.
Peña Rapita desde Peña Blanca.
La
arista, siempre fácil en la que apoyas las manos por no buscar pasos asciende
suavemente hasta que ya muy arriba se arrellana en las inmediaciones de la Cima
de Preña Blanca situado a 2557 metros de altitud. Son las once y media.
Foto de cima premonitoria de la continuación hasta Sabocos.
Enseguida
llegan los socios que han abandonado la pared y se han venido a la arista sudoeste.
El Corredor Trsarriu.
Vertiente Norte del Portillo Exetro.
La
primera parte de la arista es prácticamente llana, amplia y sin ninguna
dificultad más que la de superar suaves resaltes hasta alcanzar un promontorio
intermedio en el que la arista se complica ligeramente con la aparición de
algún diente ya más aéreo y que se faldea invariablemente por el sur
Transitamos
a toda cresta contemplando la Cuenca Lacustre de Panticosa con los Ibones de
Asnos y Sabocos y tras el promontorio citado descendemos unos metros e
iniciamos el faldeo de una serie de dientes siguiendo un camino fácil que se
asoma a la arista de cuando en cuando, ya en ascenso en busca de un resalte
intermedio vestido por un nevero residual que se puede faldear. Los neveros que
llegan a la cresta están vestidos de nieve blanda y aunque llevamos botas
blandas no suponen problema alguno.
Desde
la cabecera del resalte contemplamos la arista cimera que aunque bastante erguida resulta fácil a
toda cresta o en los ligeros faldeos de la misma que incluyen la trepada de un
estrecho corredor también fácil y con roca excelente.
La arista nos permite subir los últimos
100 metros y cuando se arrellana en la confluencia con la arista por la que se
llega en la vía normal, unos pocos metros llanos nos depositan en la Cima de
Sabocos a 2755 metros de altitud cuando es la una y media del mediodía.
Acabamos nuestra subida de 1950 metros de desnivel. Luego habrá que bajarla.
Hacemos
algunas fotos y especulamos con la larga vuelta para llegar sin tener que
atravesar muchos neveros pero Juan recuerda que cuando subió la cara sur no
tuvo problemas pues se trataba de una ladera inclinada y transitable. Nosotros
nos acordamos de la Canal de Palomo pero nos vamos directamente para abajo por
la cara sur.
Iniciamos
el descenso por el dorso limpio de nieve dejando el clásico nevero cimero al
este. Se trata de una ladera pedregosa y medianamente inclinada que se pone
tiesa paulatinamente y limpia entre neveros que ocupan pequeñas depresiones al
este y una gran depresión al oeste de nuestra vía que se ahonda más deprisa que
nuestro camino y de la que nos separa ya potentes paredes. Suerte que no nos
interesa porque este amplio corredor está completamente relleno de nieve.
Descendemos
algunos escalones con apoyos de manos y sobre los 2500 metros de altitud nos
sentamos a comer en una pequeña terraza herbosa. Solamente nos preocupan las
vueltas que nos obligue a dar alguna supuesta pared que aparezca en nuestra
línea de descenso.
Son
las dos de la tarde y media hora después reemprendemos el descenso sabedores de
que nos queda un buen chorizo.
El
cielo está un tanto neblinoso y mitiga los rigores del sol que en esta época y
orientación suelen ser considerables. Es por ello que nuestro descenso no se
hace, de momento, ni pesado ni desagradable. Seguimos alternando rampas con
pequeños corredores en los que hay que apoyar las manos, algún nevero corto en
el que se hace bien la huella sobre la nieve blanda e incluso bastante abajo
pedrizas descompuestas que tratamos de esquiar
con alguna dificultad.
Con
todo y pacientemente solventamos un zócalo calizo surcado por algunos
corredores fáciles lo que nos deposita en la pedriza que hemos de atravesar, incluido un nevero
bajo, en dirección oeste para alcanzar en travesía la parte alta del Collado de
Gavín o Paso de la Loba.
La
vertiente este del Collado de Gavín es bastante herbosa y amable, en cambio, la
vertiente oeste del es erguida,
descompuesta y carente de vegetación en la parte alta en la que se inicia el
barranco entre inclinadas laderas margosas y astilladas que conforman una
profunda barranquera en el inicio.
Nosotros
iniciamos la aproximación al cauce del barranco por la ladera derecha del mismo
aprovechando unas rampas herbosas que permiten bajar con facilidad pero no podemos acceder al fondo del barranco ya
que se va ahondando paralelamente a nuestro camino. Consecuentemente
proseguiremos en descenso hacia el este y paralelamente por la orilla derecha
del barranco hasta que el pinarcillo
lateral sucumbe a la aparición de otro barranco que baja de la ladera derecha
del principal. Utilizando este barranco lateral, margoso, descompuesto y poco
agradable lo bajamos con cuidado y alcanzamos el Barranco de Asieso sobre los
1750 metros de altitud.
El
barranco es muy lineal y desciende muy suavemente prácticamente sin agua. Está
lleno de piedras sueltas caídas de las laderas y de restos vegetales
provenientes de aludes cuya nieve ya se ha fundido. Será algo más de un
kilómetro cómodo hasta que se incline ligeramente, aparezca relleno de bloques
un poco mayores y la nieve de grandes aludes que no se ha deshecho todavía.
La
nieve nos vendrá bien en principio ya que nos ofrece un tránsito bastante
regular por la irregularidad natural del barranco pero un rato después aparecen
cortados y agrietados los neveros y nos obligan a zigzaguear barranco
abajo obligándonos a cuidar por la
creciente presencia de agua.
Bajamos
algunos resaltes establecidos por rocas dispersas de considerable tamaño,
faldeamos tramos cortos y obligados por laderas arenosas e inestables y
empezamos a contar con vegetación nacida en el cauce y con restos de árboles
arrastrados por los aludes con lo que el descenso del barranco se empieza a
poner incómodo y nuestro ritmo se ralentiza.
En
un momento determinado aparecen citas en mitad del cauce. Son recientes y
llegan hasta la zona este de las Agujas de Asieso. El cauce del barranco sigue
creciendo y hay que contar con esa dificultad además de que el fondo del
barranco se ha ampliado y las masas vegetales de las laderas alcanzan el lecho
del mismo.
Seguimos
las citas, luego aparecen algunas trazas de camino entre pinos y sauces y
perdemos las citas que recuperaremos en la margen izquierda del barranco con
una vieja pista que en lugar de bajar llanea por lo que hemos de abandonarla y
por un barranco lateral alcanzar el barranco principal.
El
tramo final del barranco se hace tedioso, hemos de atravesar el cauce
repetidamente y pelear con la vegetación de rivera para alcanzar el Refugio
Alto de Asieso situado a 1400 metros de altitud cuando son las cinco y media
pasadas.
Nos
queda todavía alrededor de 4 kilómetros de pista que bajamos cansinamente
primero por la orilla izquierda del barranco y luego por la derecha. La pista
es muy suave salvo en dos o tres grupos de curvas y contracaras en los que
desciende de manera más considerable. Los tramos con sombra no se bajan mal
pero al sol se hace bastante calor en esta perfecta orientación al oeste.
Ramonda myconi u oreja de oso.
Con
la marcha de resistencia que solamente desconectamos para fotografiar una
preciosa acumulación de orejas de oso en flor, alcanzamos la barrera y el
rellano en el que se asienta en Dolmen de Santa Elena. Cinco minutos después
llegamos con ganas al coche. Son las seis y media y han sido casi once horas efectivas
de caminar con un desnivel de casi 2000 metros. Estamos cansadetes.
Todavía fotografiaremos al Dolmen de Santa Elena.
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