Pico Royo desde la Travesía de la Norte de Otal.
Cámping de Bujaruelo, San Nicolás de
Bujaruelo, Cabaña de Otal, Norte de Otal, Collado y Pico Royo, Cara Sureste y
Barranco del Turbón.
07-11-2017.
Salida 8:45 h. Llegada 15:45 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa del Royo procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Al
Pico Royo, primigenio estandarte de la Sierra del Turbón, se puede subir tanto
por el Norte desde el Valle de Otal como desde el sur por el Barranco del
Turbón. Nosotros aunaremos ambas vías realizando una circular de esas que tanto
nos gustan aunque no sea el momento más
adecuado para realizarla.
Especulamos,
sobre la marcha mientras viajamos hacia Torla, sobre el sentido de la circular
sabiendo que las pasadas nevadas todavía pintan de blanco la cara sur de los
Pirineos y suponiendo que las nortes conservarán nieve para toda la temporada
ya.
Detalle de la Sur de Bernatuara o Gabiet.
Podríamos
subir por el Turbón al solecito de la mañana pues estamos a 7 de Noviembre de
2017 y se agradecería el calorcillo en la espalda pero también tenemos que hacer la larga Travesía
de la Norte de Otal y mejor en ascenso; así que aparcamos encima del Cámping
del Valle de Bujaruelo a 1270 metros de altitud y nos vamos hacia el Valle de
Otal.
El Camino del Barranco del Turbón
está indicado no con un poste acartelado sino con una piedra escrita en la
cuneta de la Pista de Bujaruelo, así que, hay que ir al loro si se quiere tomar
este camino. Nosotros aparcamos frente a la misma y nos vamos pista arriba en
medio de una mañana fresquita en la que se agradecen los guantes pues ha helado
bastante.
La Pista de Otal está helada.
Tras
un par largo de kilómetros de pista en dirección nordeste nos llegamos a San
Nicolás de Bujaruelo situado a 1330 metros de altitud. Charlamos con una pareja
que quiere hacer algo de travesía por Gavarnie y proseguimos pista adelante en
dirección noroeste peleando con el hielo que tachona la misma. Kilómetro y medio
más adelante y en la bifurcación de la pista nos vamos al sudoeste iniciando el
ascenso al Valle de Otal, la otra rama marcha a Ordiso.
Aguja de la Cerbillona desde la Pista de Otal.
Tras
las dos revueltas inferiores tomamos el camino que ataja las siguientes y al
encuentro del sol de la mañana
alcanzamos el Cerrojo del Valle de Otal a 1620 metros de altitud, son
las diez de la mañana.
Valle de Bujaruelo desde el Cerrojo de Otal.
Perdemos
unos pocos metros con la pista y al llegar al puente no cruzamos el Barranco de
Otal sino que proseguimos de frente por su orilla derecha hasta que bastante
adelante lo atravesamos y nos vamos directamente hasta la Cabaña de Otal tras
comprobar que el praderío ha sido labrado cumplidamente por los jabalíes.
Avanzaremos por la Orilla Derecha del Barranco de Otal.
El
refugio pastoril se encuentra a 1620 metros de altitud, está abierto y en regular estado pero nos
recuerda aquella vieja celebración familiar en la época en la que se llegaba hasta aquí con los coches.
En la Cabaña de Otal de gratos recuerdos.
Hay
una posibilidad de ascender desde aquí hacia el Collado Royo de manera muy
directa pero la pared medio cubierta de nieve y posiblemente alguna presencia
de hielo no nos anima, así que, retrocedemos unos metros, cruzamos el barranco que
está bastante helado y proseguimos en dirección oeste-sudoeste hasta terminar
el rellano por su parte sudoeste en la que el praderío ha dejado lugar a una
pedrera caliza bastante plana.
Hacia el Collado de Tendeñera.
Tenemos
por delante una rampa mixta se va elevando progresivamente contenida entre dos
zócalos rocosos y por allí proseguiremos. Ascendemos pacientemente la rampa
bastante escalonada buscando la progresión más cómoda mientras vamos negociando
la irregular capa de nieve que la cubre.
Terminada
la rampa proseguimos al oeste orientados por una parte con el Collado de
Tendeñera, los Resaltes de la Norte de Tendeñera un poco al sudoeste, ambos
distantes todavía y los Paredones de la Norte de Otal que estamos rebasando
mientras que el Collado Royo se va quedando algo atrás. Sabemos que hay que
proseguir ganado altura hasta que la ladera se arrellane y nos permita
iniciar la Travesía de la Norte de Otal
que es la llave de acceso al Collado Royo.
Hay que describir un tremendo bucle para alcanzar el Collado Royo o de Otal.
Se
trata de evolucionar entre la necesidad de buscar camino y la certidumbre de
encontrarlo y, quizás por no dar más rodeo, tendremos que superar un par de
resaltes muy incómodos que en otras circunstancias hubieran carecido de
significación. Bajo la hierba o la nieve empieza a aparecer el suelo helado con
lo que el agarre de las botas es algo precario.
Superados
los dos resaltes en los que hay que emplear las manos para agarrarse a todo,
pequeños rododendros incluidos, salimos al sol y nos paramos a echar un bocado.
Estaremos sobre los 2150 metros de altitud.
Resalte tras resalte ganamos altura en el Valle de Otal.
No
perderemos demasiado tiempo pues comemos de pie y alrededor de las doce y
cuarto continuamos evolucionando hacia arriba y al sudoeste, al paso que nos
seguimos alejando del Collado Royo todavía.
Tras
un pequeño resalte sobre los 2250 metros de altitud nuestro panorama se despeja
e iniciamos la Travesía de la Norte del Pico Otal, nuestro destino aparece
lejano y debemos realizar un tránsito a través de los múltiples barrancos que nacen de las
paredes y que sin ser demasiado significativos, nos van a obligar a elegir
entre la ladera helada o las acumulaciones de nieve “farinosa”: el viento ha
barrido la nieve polvo de manera inmisericorde.
Atravesando la Norte de Otal.
Un
continuo sube y baja en el que nos ayudan las afloraciones calizas limpias nos
permite ganar ritmo en nuestra travesía mientras especulamos por cuál de los
dos corredores accederemos al collado.
En
principio y mientras buscamos el punto bajo de la travesía que estará sobre los
2200 metros de altitud, nos inclinamos por el de nuestra derecha: estrecho,
sombrío y vestido de calizas claras que se incorpora ya a la Arista Este de
Otal pero conforme nos acercamos preferimos el otro, más próximo al Pico Royo,
más amplio y medio iluminado con el sol aunque para ello hay que alargar la travesía
al este.
Remontando el Corredor Norte del Collado Royo o de Otal.
Transitamos
un tramo de pedrizas claras y limpias de nieve y faldeamos en horizontal en
busca de los crestones de calizas ocres. Son dos, tienen buena roca y con su
tránsito ascendente ganamos unos metros en busca de paso fácil.
Alcanzado
el amplio corredor que se pierde en las
paredes del sur de la Cabaña de Otal, buscamos el sol y ascendiendo un largo tramo
muy escalonado alcanzamos el Collado Royo o de Otal situado a 2350 metros de
altitud. Es la una y cuarto pasadas.
Llegando al Collado Royo.
Desde
el collado al que ya no volveremos contemplamos nuestra lóbrega travesía en la
Norte de Otal, la Arista Este del Pico Otal y el Valle del Turbón bañado por el
sol en su parte superior y al nordeste una pequeña arista que tenemos que
remontar.
La Sudoeste del Pico Royo.
La
Arista Sudoeste del Pico Royo se viste de inmediato de paredes de calizas
ocres, de allí su nombre en contraposición con las claras de Otal, pero su
aspecto es bueno. Alcanzadas las mismas aparecen una serie de corredores
encadenados que ligeramente al sur permiten superar el primer resalte, bastante
vertical y nos dan perspectiva sobre la
cima.
En la Sudoeste del Pico Royo.
Hay
que superar fácilmente un par de dientes sucesivos siempre un poco al sur de la
arista o sobre la misma y en mediano ascenso alcanzar la Cima del Pico Royo
situado a 2394 metros de altitud. La guinda del pastel ha sido de lo más
agradable del mismo.
La Nordeste de Otal desde el Royo.
Es
la una y media y en la alargada, plana y estrecha cima en la que ni siquiera
hay hito contemplamos un paisaje amplio: al oeste tenemos la mole de Otal que
se prolonga hacia Tendeñera y tras el Collado de Tendeñera aparecen
Chornaleras, Mallaruego, Ferreras, Bila, Vignemale algo distante, Bernatuara
espléndido como a la mañana y Ordesa desde Punta Escusaneta hasta los Miradores
del Molar, en primer plano las Fajas de Escuzana y la del Mallo, Punta Narronal
es el eje de las mismas conformando los Murallones de la Gatera.
En la Cima del Pico Royo.
Fenez desde el Royo.
Ya
al sur aparecen muy distantes Cotiella, Montañesa y Guara y aquí mismo el
Cebollar y Fenez. Hacemos algunas fotos, levantamos un hito cimero y tras
contemplar nuestro lóbrego camino desde
la Cabaña de Otal al fondo de un mar de sombras nos vamos para abajo.
Hacia Gabietos desde el Royo.
Hito cimero que hacemos en el Royo con Tendeñera detrás.
La
ladera sur del pico muy soleada, está cubierta de verdura con neveros
residuales. Se puede bajar un poco por cualquier parte a pesar de estar muy
inclinada y nosotros lo haremos con cuidado en dirección sudeste pues no es
demasiado buena la combinación de una ladera herbosa húmeda y con manchas de
nieve que el sol deshace en esta orientación.
Iniciando el descenso hacia el Valle del Turbón.
Alrededor
de los 2200 metros nos sentamos en unas piedras a comer al sol del mediodía que
agradecemos mientras contemplamos las Placas de Fenez en la Zona de las
Gralleras y una preciosa ventana a los Pimenes que fotografiaré
convenientemente.
Deliciosa ventana a Pimenes desde la Sur del Royo.
Alrededor
de las dos y media reanudamos descenso permaneciendo lo más largamente posible
en la Ladera Norte de la Sierra del Turbón antes de alcanzar el fondo del
barranco ya a la sombra.
Alcanzamos
el fondo del barranco sobre los 1900 metros de altitud y en la rama derecha del
mismo localizamos los hitos que jalonan el camino incorporándonos al mismo.
A punto de entrar a la sombra en el Valle del Turbón.
Hay
que decir que el Barranco del Turbón es un tiro de 1000 metros de desnivel
uniforme en el que solamente insignificantes tramos en su parte central
arrellanan de manera casi imperceptible. Entre estos dos minirellanos se
articula el único resalte más consistente del mismo que descendemos por la
orilla derecha del barranco, que se ahonda sombrío y nevado, para pasar a su
izquierda y entrar de inmediato en el pinar sustituido por el hayedo en un
visto y no visto. Contemplaremos nuestro particular descenso de Fenez al Cebollar
de contrapuestos recuerdos.
Entrando al angosto del Valle del Turbón.
Ya
dentro del hayedo el camino no se anda con eses ni zarandajas, se va de frente
y para abajo lleno de hojarasca haciéndose hasta incómodo en medio de un
profundo hayedo que conserva todavía las hojas altas.
Bajando el Hayedo del Turbón.
Son
las cuatro menos cuarto de la tarde cuando alcanzamos la Pista de Bujaruelo y
nuestro coche tras una jornada se siete horas interesante y entretenida. Hacía
tiempo que quería hacer esta circular que hoy hemos saldado con 1200 de desnivel acumulado hechos con unas de
las peores condiciones que se pueden encontrar. Solamente nos hubiera faltado
niebla y precipitación para hacerla imposible. En este mundo todo es mejorable
y también puede ser peor, así que no merece la pena magnificar las cosas sino
disfrutarlas y padecerlas según corresponda.
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