Sala Capitular de Sijena.
Allá
por el año 1936, un arquitecto de origen catalán, Josep Gudiol, bajo la égira e la
República, dirigió el expolio del
arrancamiento de 120 metros cuadrados de frescos del Monasterio de Sijena. De
nuevo en 1960, un historiador , Joan Ainaud, con el pretexto de una exposición,
completa el expolio arrancando otros 50 metros cuadrados más, ahora bajo el
gobierno de la Dictadura Franquista. En la exposición se citan como procedentes
de un castillo de Lérida con aviesas intenciones por lo que las citadas
pinturas pasan “por ser catalanas” hasta casi finales del siglo XX.
El
Monasterio Real de Santa María de Sijena, fundado en el siglo XII por La Reina
Sancha de Castilla, esposa de Alfonso II de Aragón que es catalogado en 1923 como Monumento Nacional,
no solamente había perdido sus murales sino también 97 obras de arte
que el obispo de Lérida, ordenó trasladar a esa provincia catalana según
la jurisdicción eclesiástica, Sijena pertenecía a ese obispado.
Vista aérea del Monasterio de Sijena.
A
finales del siglo XX comienza una batalla legal tanto por vía civil como
eclesiástica, con el objeto de que los bienes expoliados volvieran a su dueño y
a su lugar de origen. Las obras depositadas en el Museo Nacional de Arte de
Cataluña debían ser devueltas según fallo de los tribunales correspondientes en
repetidas ocasiones, pero la Generalidad de Cataluña y el Museo de Lérida
recurren sistemáticamente los fallos judiciales en su contra con el objeto de perpetuar el expolio
incumpliendo la ley mientras les sea posible.
Posiblemente
como táctica dilatoria, en Julio del pasado año permiten que se lleve a cabo
una devolución parcial de algunos de los bienes, los de menor valor que se
encontraban fuera de exposición, a la vez que la Generalidad de Cataluña niega
el traslado de los bienes restantes.
Manifestación ante el Museo de Lérida.
Hoy
11 de Diciembre de 2017 se ha tenido que ejecutar por imposición legal la
sentencia sobre los bienes que los diversos entes Aragoneses implicados habían reclamado repetidamente. Se
trata de una simple batalla ganada en contra de aquellos que incumplen
sistemáticamente la ley de manera gratuita en un país tan garantista como el
nuestro, puesto que los expolios, también sistemáticos no han terminado ni
mucho menos:
Queden
pendientes las Pinturas Murales arrancadas de la sala Capitular del Monasterio de Sijena, la devolución de otros
bienes eclesiásticos de Berbegal, Peralta de Alcofea o el Tormillo que también
tienen adopción catalana y los Papeles Aragoneses del Archivo de Salamanca que
curiosa y distraídamente se llevaron a Cataluña perteneciendo a la Corona de
Aragón y no al Condado de Cataluña; pero como tenemos unos vecinos muy amigos
de rescribir la Historia, quizás Carlomagno sea un caudillo catalán que
conquistara el Mediterráneo en los albores de la Edad Media. ¡Tenemos sarna
para tiempos!
Cajas sepulcrales.
No
me pasa desapercibida la responsabilidad de las autoridades eclesiásticas
implicadas a lo largo de los tiempos tanto Aragonesas, monjas incluidas, como
Catalanas y Romanas; ni las autoridades civiles Aragonesas poco firmes en
algunos momentos, Catalanas desoyentes de los fallos judiciales, e incluso
Nacionales que, con su silencio e ignorancia premeditada, parecían otorgar carta
de naturaleza consintiendo los repetidos expolios y su perpetuación.
Las
sentencias judiciales en un país de derecho se acatan, han de ser cumplidas por
la razón y en otro caso por la fuerza. El Poder judicial tiene a su disposición
a las Fuerzas de Orden Público, que legalizamos
y pagamos entre todos, para que hagan cumplir la ley. He corrido delante
de los grises en alguna ocasión y sabía que podía llevarme algún porrazo al
oponerme al dictado de la ley; no me
sirve que el soldado profesional me diga compungido que las balas matan. Que
los Mosos de Escuadra te pueden hacer algún bollo si estás donde no debes
oponiéndote a la ley e impidiendo que la democracia funciones, eso no es
violencia, violencia es el incumplimiento de la ley más cuando este
incumplimiento perjudica a terceros. ¡No
me creo los intencionados manejos de las redes sociales ni de los voceros que
están arrimando descaradamente el ascua a la sardina de sus inconfesables
intereses!
Uno de los alabastros.
Es
el cumplimiento de la justicia lo que ha propiciado la recuperación de los
Bienes de Sijena y no la aplicación del Artìculo 155 de la Constitución, en esa
trampa saducea tampoco debemos caer como tampoco caeremos en el pretendido
enfrentamiento de un par de comunidades autónomas vecinas y unidas por infinito
número de lazos der toda índiole.
A
pesar de todo ¡hoy puede ser un gran día! como dice Serrat.
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