Bajando a Estaón.
Dorve,
Collada de la Sierra ,
Collado de Montcalvo, Estaón, Bordas Nibros, Collado de Lleret, inmediaciones
de Lleret, Aineto y Tavascán.
15-07-2004.
Tiempo efectivo 09:00 h.
Sol.
Fácil.
Mapa de Dorve a Tavascán procedente de Prames. Vía en amarillo.
Es jueves 15 de Julio de 2004, hemos pasado la noche en Dorve, en
medio de la soledad de un pueblo abandonado, nos despertamos y levantamos a las seis y
media. Parece ser que tengamos prisa en comenzar la segunda mitad de nuestra
travesía, pero no se trata precisamente de eso, lo cierto es que ha hecho una
noche estupenda, no hay mojadura y tampoco nada que nos retenga dentro de la
tienda.
Desayunamos cómodamente con todo casi recogido y a las siete y
cuarto cruzamos el pueblo hacia arriba y siguiendo las balizas rojiblancas
vamos ascendiendo en dirección nor-nordeste primero, por algunos prados
abandonados sacados de la pendiente, y luego ya por una ladera herbosa que se
viste de una genista bastante crecida que nos va a traer alguna que otra
complicación. Bueno, la retama unida a una regular señalización del camino.
Perdemos de cuando en cuando el camino, dudamos un poco ya que el
matorral no se puede pasar si no es por camino pero al final lo recuperamos y
así alcanzamos la Collada
de la Sierra
situada a 1740 metros
de altitud. Son las ocho y media.
En este lugar el camino gira y se orienta al este y por la
cabecera de la sierra nos introducimos en el pinar y nos vamos para arriba en
suave y constante ascenso.
Hemos subido animados por la sombra hasta el collado y ahora un
delicioso camino también a la sombra del pinar nos conduce a la estiva húmeda
en la que pasta un rebaño de ovejas y termina depositándonos en las
proximidades del Collado de Montcalvo.
Allí nos volvemos a perder continuando por uno de los múltiples
caminillos que transitan el ascenso hasta Montcalvo por la arista vestida de
viejo pino negro.
Hemos de volver enseguida sobre nuestros pasos, recuperar las
balizas y pasar con ellas a la vertiente sur. Por ella y prácticamente de llano
alcanzamos finalmente el amplio y herboso collado situado a 2207 metros de altitud
y allí nos detenemos para almorzar. Son las diez menos cuarto.
Inicio del descenso desde el Collado de Montcalvo. Fondo Collado de Lleret.
Contemplamos una dilatada vista retrospectiva de nuestro camino
desde la Ratera
pasando por Superespot y el restaurante semicircular y, más abajo, parte del
camino de la tarde anterior.
Pasadas las diez alcanzamos el collado y nos vamos un poco al sudeste
pero la falta de balizas nos aconseja volver sobre nuestros pasos y tomar a la
izquierda del collado el camino que se va a perder para abajo en medio del
pinar, evidentemente mucho más seco que el anterior debido a la orientación del
mismo.
Al sol de la mañana descendemos en dirección este. Primero
fuertemente y luego la pendiente se suaviza, entra en claros de pradera alpina
y finalmente pasa junto a una borda donde encontramos una fuente sensacional.
En la parte superior del descenso he adivinado la arista que se
convierte en loma en el lugar en que se podría faldear para ir de valle a valle
sin pasar por Estaón. No lo vamos a intentar puesto que hemos de comprar pan,
pero a pesar del profundo barranco que llevamos a nuestra izquierda el faldeo
es de libro.
El camino desciende largamente por una zona de retamas como la de
la mañana pero evidentemente mucho más tórrida
y va girando en dirección sur por un camino que bordea un importante
paredón sobre el fondo del barranco.
El pueblo se esconde a nuestra derecha y cuando estamos ya en el
fondo del valle y no antes, aparece a nuestra vista perfectamente mimetizado
con el medio que le rodea.
El precioso Caserío de Estaón.
Son las once y media cuando llegamos a Estaón, pueblo situado a 1240 metros de altitud,
casi caídos de cabeza en el albergue, que por cierto está cerrado hasta las
tres.
El pueblo está medio abandonado en plena fase de reconstrucción
turística. No hay gentes ni tiendas por lo que tengo que echar mano de mi
astucia.
A unas personas mayores que escucho hablar en un huerto junto a
las casas voy a preguntarles por la posibilidad de comprar pan. El señor me
pregunta en medio de la conversación si ya han terminado la pista a Dorve, con
lo que deduzco que, como en todas partes, se hacen las pistas cuando ya se ha
deshabitado el pueblo, que es la mejor manera de hacer país.
La conclusión es que una de las señoras me vende un trozo de pan
congelado y a otra cosa. Media hora después salimos del pueblo, carretera abajo
hasta el puente del barranco que baja de la Sierra de Camprime, junto al que tenemos que
continuar nuestro camino.
Echamos un trago de agua en la sombra del soto del barranco y ya
estamos otra vez para arriba. Es el destino de las travesías cuando enlazas dos
jornadas. Estaón es el segundo punto bajo de los cuatro infernales que nos
vamos a beneficiar.
Subimos por la pista de la orilla izquierda del barranco hasta que
esta desaparece definitivamente y se convierte en un, sombreado a trozos y
fangoso, camino que va ascendiendo en dirección norte, poco a poco y
siempre por la orilla izquierda del barranco por cuyas lados se eleva el
pinar aunque más por la de la derecha que por la de la izquierda del mismo.
Una hora después, es la una del mediodía, alcanzamos la zona de
las Bordas de Nibros a 1480
metros de altitud y a la sombra junto al barranco nos
detenemos a comer, a refrescarnos y a descansar un poco tanto del sol del
mediodía como del camino.
Por encima de las Bordas de Nibros hacia el Collado de Lleret.
Comemos tras hacer un poco de colada. Es una hora que resulta
deliciosamente corta y a las dos levantamos la mesa y continuamos por la orilla
izquierda del barranco hasta que poco después el camino gira algo más de 90º y
en fuerte ascenso se orienta al sudeste para ascender de manera consistente al
sol de esta despejada ladera sobre pradera abrasada y nunca mejor dicho, puesto
que, pasadas un par de bordas hemos de atravesar un tramo asolado por un
incendio.
Hace un calor importante pero todo nos va de cara al objeto de
ampliar nuestro adelanto. Además, a estas alturas ya he madurado el final de la
travesía: no pasaremos el collado alto para bajar hasta Tor sino que haremos
ida y vuelta por Vall Ferrera sin peso y así dispondremos de un valle más
transitado y por tanto, con más posibilidades para nuestra vuelta.
Cuando queremos darnos cuenta estamos en el Collado de Lleret a 1830 metros de altitud.
Son las tres de la tarde, echamos una visual hacia atrás y nos vamos sin más
para abajo.
Descendemos suavemente hasta que el camino conduce a un abrevadero
de agua limpísima pero nosotros no estamos para aguas porque tenemos una
considerable polca a causa del “jodido móvil” que solamente sirve para dar mal.
Es ya el colmo que nos marchemos ocho días de casa y nada más surjan que
problemas.
¿El “maldito móvil” al que le tengo un paquete de la leche no
servirá para otra cosa?
En el abrevadero nace una pista que vuelta a vuelta a media ladera
en dirección casi norte nos baja hasta Lleret, pueblo situado a 1381 metros de altitud
cuando son las cuatro y cuarto de la tarde.
En medio de las diversas secuencias de nuestra discursión tengo
una percepción maligna: ¿no tendremos mañana que subir el valle que tenemos
ahora al frente? Vamos, que casi me jugaría el cuello.
Bajando a Tavascán.
El camino se pegará una pasada en dirección nordeste por la orilla
izquierda del valle del Río Lladore hasta Tavascán para volver en dirección
sudeste hasta alcanzar similar posición en la otra orilla del valle. Hago la
foto convencido de que ese será nuestro valle de ascenso a la mañana siguiente.
El camino que ni siquiera entra en Lleret prosigue al nordeste por
un camino colgado en la brutalmente inclinada ladera, practicado para ir de
pueblo a pueblo sin pasar por el fondo del valle principal. Como todos esos
caminos, tan pronto sube como baja pero nunca va de llano puesto que busca los
tramos más favorables en medio de la pendiente. Pero nosotros nos hemos dado
cuenta de la jugada y estamos cansados y aburridos con el trazado del GR. en
esta parte, lo que va a convertir un camino interesante ciertamente en algo
evidentemente penosos.
Al final, cerca ya del hastío en camino se decide a bajar y pasar
por Aineto a 1220 metros
de altitud. Y el camino prosigue tras atravesar un pueblo cimentado entre la
roca metamórfica y el abismo en medio de la vertiginosa pared.
Hay que perder todavía 100 metros de desnivel que se hará a través de
un inimaginable camino en medio de la pared. Encontramos a un pastor que cuida
su rebaño de cabras a las que ha debido de sacar seguro de accidentes y
charlamos. Nos dice que el GR. está muy mal trazado, nos confirma nuestro
presentimiento sobre el camino para el día siguiente y nos dice que a Andorra se puede llegar en
un día de marcha y no dando tanta vuelta como da el GR.
Ha sido guarda forestal y nos sugiere ascender hasta el Puerto de
Boldís y sin bajar a Areo, pasar a Andorra más al oeste del Collado de Baiau
que es a donde vamos nostros; a lo que yo le contesto que con fotocopias de
mapas no se puede arriesgar uno a hacer variantes desconocidas.
Nos despedimos, nos desea buen viaje y nos aconseja caminar fuera
de las horas de sol y llevar un palo, “la tercera pierna.”
Enseguida llegamos a Tavascán situado a 1120 metros de altitud
cuando son las seis y cuarto.
Puente Románico en Tavascán.
En el pueblo, que no hay cobertura, telefonea Rosa desde un bar a
casa, dando instrucciones definitivas a nuestra hija al respecto del problema
surgido. Luego nos sentamos a la sombra de una terraza, pedimos unas cervezas
con limón y pasamos cuentas de la jornada recién liquidada: la cuarta etapa que
ha sido más corta pues solamente hemos caminado alrededor de 19 kilómetros pero ha
sido particularmente intensa puesto que hemos subido 1517 metros y hemos
bajado1767 metros. Claro que, once horas dan cumplidamente para todo eso.
Poco después dejo a Rosa con su cerveza y me voy en busca de lugar
para acampar. Pretendo hacerlo, si es posible, junto al camino continuación más
que buscar al principio o al final del pueblo puesto que entre el río y la
carretera no espero que haya muchos espacios adecuados.
El camino es prácticamente
vertical en la ladera izquierda del valle. Hay unos huertos en ese lado del río
pero o están regados o con la hierba sin cortar y muy poco discretos. Por lo
tanto hay que ir un poco para arriba y enseguida encuentro unas fajas
abandonadas, muy estrechas, con hierbas altas y algo inclinadas pero una de
ellas tiene un pequeño trozo casi plano junto a una pequeña higuera que nos
cubre de las vistas del pueblo y allí nos podemos quedar.
Vuelvo a la terraza y no teniendo
nada mejor que hacer, llenamos nuestros recipientes de agua fresca de la fuente
y nos vamos a nuestro lugar de campamento que no gusta a mi chica, como ya
podría imaginar, pero que limpio de unas ramas secas y tras pisotear
concienzudamente la larga hierba y cortar con la navaja unas tiernas ramas de
rosal silvestre queda bastante decente para nuestros intereses. Lo único que no
puedo evitar es la compañía de los mosquitos que nos darán algo de tarea y las
hormigas que parece ser han encontrado en Rosa un delicioso manjar.
Esquema Etapa 4.
Son las siete y media pasadas cuando
nos disponemos a hacer la cena y a cenar tranquilamente mientras contemplamos a
los críos del lugar con sus juegos en la zona deportiva que hay frente a
nosotros.
Nos hacemos nuestro vaso de leche y
aprovechando que el follón de la gente menuda ha desaparecido y que el lugar es
muy discreto, plantamos la tienda con cuidado de no compartirla con gusano o
insecto alguno y tras recogerlo prácticamente todo dentro de la misma, nos
introducimos nosotros también.
Hace calor tanto como fuera pero
ahora podemos descansar ligeros de ropa. Satisfechos y relajados nos dormimos sobre
las nueve y media, antes de que se haga de noche, con el benéfico propósito de
aprovechar la mañana del día siguiente.
Puedes ver la Continuación.
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