De vuelta en el Collado de Aglios o Anglos.
Puente se Salenques, Lacs de Anglós, Collado de Riu Gueno, Collado de
Ballivierna, Embalse de Llauset, Collado de Anglós y Puente de Salenques.
12-07-2004.
0Tiempo efectivo 08:30 h.
Sol.
Fácil.
Travesía.
Agua en los estanis, barrancos y escorrentías pues no había indicios
de ganado.
Rosa Mª Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Llauset procedente de Prames. Vía en amarillo.
El
verano 2004 se inició el domingo 27 de Junio: marchábamos a Marruecos en un
viaje de ocho días.
El
día 4 de Julio, domingo volábamos de Marrakech a Madrid para llegar en la
madrugada del lunes día 5 y el avión se ponía las pilas y nos dejaba en Barajas
con media hora de antelación. ¡Estupendo!
¿Y
para qué tanta prisa si teníamos todo el verano por delante?
Pues
muy sencillo: disponíamos de los días 5 y 6 para terminar de preparar las
últimas cosas ya que nos marchábamos el día 7 a los Alpes para hacer en 14 días la travesía
desde La Berarde
hasta Bourg St. Pierre.
El
año pasado la habíamos tenido que abandonar antes de iniciarla debido al estado
de salud de la madre de Rosa y este año
retomábamos el proyecto con renovadas ilusiones.
Pero
ya es sabido que una cosa es proyectar y otra muy distinta es secundar los
proyectos, y el destino se encarga una vez más de hacernos notar la diferencia,
cuando nos llama por teléfono Juan el día 5 por la noche nos dice que está en
Monzón cuidando a su madre y que sintiéndolo mucho no va a poder ir con
nosotros a los Alpes.
Nosotros
sabemos que esto podía suceder por cualquier causa pero, en ese momento nos
quedamos fríos y bastante descolocados. Por supuesto que la primera decisión es
olvidarnos del tema por este año a pesar de que estaba prácticamente todo
preparado, de que a Juan le hacía muchísima ilusión y por encima de las
trifulcas que había tenido mi chica en el trabajo para coger las vacaciones con
posibilidad de hacer lo de Marruecos y lo de los Alpes.
Ahora
teníamos veintidos días por delante, todo su permiso, y... había que reconducir
el tema de las vacaciones.
El
día 7 nos vamos a Salou hasta el viernes 9. Estaremos en la playa toda la
familia y de esta forma aprovecharemos
el mal tiempo que hace en la montaña.
En
la montaña hace un tiempo casi infernal y en la playa regular, pero yo tengo
suficiente tiempo para montar nuestra travesía por el Pirineo de Lérida que
será nuestra alternativa a los Alpes. ¡A Rey muerto, Rey puesto!
Hacía
ya tiempo que el tema de la travesía del Pirineo de mar a mar me iba por la
cabeza. La provincia de Huesca la habíamos hecho en un par de tramos ya hace
bastante tiempo y hacía un par de años que hicimos el tramo desde Isaba hasta
Canfranc, cuando ya disponía de información acerca de todo el GR11.
Con
esa información y teniendo en cuenta nuestras disponibilidades habíamos pensado
en llevarla alguna vez a cabo pero por partes y de ningún modo en una tacada.
También
teníamos la idea de que el tramo Irún a Isaba era un palo poco o nada
interesante y, desde luego, mejor para hacerlo en primavera o en otoño. Lo
mismo podría suceder con el tramo correspondiente a Gerona. En consecuencia,
quedaba Barcelona y Lérida con sus más y sus menos y nos decidimos rápidamente
por hacer desde Benasque hasta Andorra, es decir, toda la Provincia de Lérida.
Lo
primero que hago es elaborar un gráfico
de distancias y desniveles que me ayude a la distribución de etapas en base a
la información que poseo. No tenemos problemas de tiempo pero tampoco estamos
dispuestos a eternizarnos en el monte. Lo nuestro queremos que sea un poco lo
de siempre: una actividad de deporte competitivo con nosotros mismos que poco o
nada tenga que ver con el turismo de montaña que tanto se practica, y esto
requiere concentración, esfuerzo continuado y planificación.
Enseguida
salta a la vista que las etapas en las que se organiza el GR. no se ajustan en
absoluto a nuestras pretensiones, lo que nos catapulta a tratar de hacerlas de
dos en dos y, consecuentemente, nos someterá a un trabajo intenso y continuado.
Poco
después surge el inconveniente de que habrá que abandonar el coche y las
dificultades para recuperarlo en función del lugar en el que lo abandonemos.
Luego,
una vez que he entrado un poco en el estudio de la ruta y la logística
correspondiente se advierte que hay una primera parte que podríamos calificar
como de alta montaña en el Pirineo y otra de media montaña con pasos a 1000 metros de altitud
y carente de refugios fuera de los pueblos.
Al
final las variantes y las dificultades son muchas pero nuestros recursos son
más y la solución a nuestro estilo es posible: la actividad la organizaremos en
tres partes con un avituallamiento intermedio y utilizando el coche hasta el
inicio de la segunda parte.
Decidimos
avituallarnos y recoger el material de vivac en Espot; partir de la boca sur
del Tunel de Viella y no de Benasque, con lo que la primera etapa ha de ser de
ida y vuelta; utilizar el coche como base para las dos primeras noches; y
terminar volviendo por Vall Ferrera o
por Tor tras llegar hasta Andorra con lo que la última etapa también puede ser
de ida y vuelta en el primer supuesto. Todo esto supone medio día de
aproximación y avituallamiento, seis días de actividad y un último medio día de
actividad y vuelta hasta el coche.
En
Salou, tres días me dan de sobra para hacer mis deberes, de tal forma que
vueltos a casa el viernes por la tarde, el domingo día 11 montamos el coche con
ciertas dudas y más que nunca ya que el tema ha ido un tanto improvisado por la
rapidez y después de comer, sobre las dos y media de la tarde, nos vamos. El
viaje es largo.
Cruzar
el Pirineo a principios de este siglo XXI sigue siendo tarea épica. Lo sabemos
y por ello no resulta ninguna sorpresa. Por tanto se nos va una hora pasada en la Guarguera , luego
recuperamos algo sobre lo acostumbrado en el Puerto de Foradada ya que las tres cuartas partes de la misma
está remodelada, después subir hasta
Castejón de Sos no se hace demasiado largo a pesar de la circulación, luego viene
el Col de Fadas con el aliciente de ser menos conocido y las dudas a la hora de
incorporarnos a la carretera que viene de Pont de Suert y, para remate, veinte
minutos más y ya estamos en el Puente de Salenques.
Comprobamos
el inicio del camino para el día siguiente, oteamos en los alrededores del
Embalse de Senet y hasta el Túnel de Viella las posibilidades para dormir y
continuamos, ya que hemos de hacer el depósito de materiales y vituallas.
Para
ello hemos de pasar el Túnel de Viella, bajar hasta Viella recordando nuestro
paso por allí, subir y bajar el Puerto de la Bonaigua con nieblas,
algo que no es nada agradable, seguir bajando hasta La Guingueta e iniciar poco
más adelante la subida hasta Espot.
Ya
en Espot, recorremos el pueblo, vemos la llegada desde el Lago San Mauricio,
lugar por el que hemos de bajar y no viendo gasolinera y sí un cámping en la
entrada del camino hacia Jou, 2 kilómetros más abajo del pueblo, decidimos
dejar allí los materiales en depósito.
El
dueño del Cámping La Mola
accede aunque no es su costumbre y nosotros agradecidos nos despedimos hasta el
miércoles por la tarde, hora en la que tenemos previsto pasar a recoger el
material.
La
continuación es evidente, hemos de volver para pasar el Puerto de la Bonaigua para llegar a
Viella.
En
Viella buscamos y encontramos información sobre transporte público en el Valle
del Noguera Pallaresa. Es muy sencillo, solamente hay un autobús que pasa a la
una menos diez por Llavorsí con destino a Viella. Luego pasar el túnel es otra
cosa, aunque creo que no habrá más de un par de viajes al día.
Nos
dicen que la semana ha sido infernal y que esperan que cambie la
situación, y nosotros nos subimos a
cruzar el Túnel de Viella.
Son
las siete y media pasadas cuando aparcamos junta al Hospital de Viella,
reconocemos el inicio del camino para el martes y nos bajamos en busca de un
lugar abrigado para pasar la noche.
El
refugio de pescadores está destartalado, en el estacionamiento de espera para
vehículos por los cortes de tráfico hay algunas cosas, pero como tenemos el
coche nos vamos a la orilla izquierda del río y en un ensanche bifurcación de
la pista y bajo un haya nos quedamos. Es justamente el lugar por el que el GR.
transita directamente hacia el Puerto de Rius sin pasar por el Hospital de
Viella.
Montamos
unas reducidas mochilas para la mañana siguiente, cenamos y tras pegar un
cumplido repaso a la parte más próxima de nuestra actividad nos acostamos en
los “tumbados” asientos delanteros del coche.
El
lunes día 12 de Julio de 2004 llega, como solución a una noche cálida y larga
por ser medianamente cómoda, a las siete menos cuarto. Recogemos, nos
calentamos el desayuno y a las siete y media iniciamos la marcha bajándonos por
la carretera hasta el Puente de Salenques a 1460 metros de altitud.
En
dirección oeste y por la orilla derecha del Barranco de Riu Güeno transitamos
un delicioso hayedo suavemente inclinado en un par de kilómetros hasta la
confluencia del Barranco de Salenques lugar en el que el camino comienza a
ganar desnivel sobre la pared sudoeste de las Molas de Anglós a la vez que el
hayedo va siendo sustituido por el abedular. Se trata de un par de resaltes
separados únicamente por un pequeño descansillo y con los que nos metemos 500 metros de desnivel,
y a pesar de que no llevamos casi mochilas la pendiente resulta peleona pues
asciende inmisericordemente al encuentro del pino negro.
El
segundo resalte termina en el inicio del rellano sobre el que se asientan los
Ibones de Anglós. El camino perfectamente balizado de rojo y blanco se aproxima
al barranco y nos deposita en el Gran Ibón de Anglos a 2200 metros de altitud
cuando van a ser las diez de la mañana.
Pasamos
por la orilla sur del ibón y echamos una charradeta con una pareja que viene
desde San Sebastián, acaban de abandonar el Refugio de Anglós y pretenden bajar
hasta el Hospital de Viella o si ella se encuentra mejor hasta la Restanca.
Nos
orientamos hacia el refugio que es una cabaña de madera un tanto desvencijada
pero que puede ser perfectamente útil para pasar la noche y seguidamente
pasando por medio de los dos ibones contiguos proseguimos por la orilla derecha
del barranco transitando en suave ascenso la enorme cubeta lacustre en la que
se asientan varios ibones.
Poco
más adelante el camino vira un poco hacia el norte y se orienta hacia el
Collado de Riu Güeno.
Alcanzamos
enseguida los Ibones de Cap de Anglós y junto al más alto, sobre los 2400 metros de altitud
nos paramos a almorzar. Son las diez y veinte y al sol de la espléndida mañana
se está de cine. Sobre el horizonte este en el que localizamos la zona de los
Besiberris hay una cierta nubosidad asentada alrededor de los 3000 metros de altitud
que irá moviéndose a lo largo del día pero en ningún momento supondrá peligro
cierto; parece ser que el tiempo ha mejorado ostensiblemente.
Estanis de Anglós desde el Collado de Riu Güeno.
Un
cuarto de hora después proseguimos adelante ya en fuerte ascenso por un enorme
pedregal granítico junto al nevero del fondo del corredor. El material pierde
dimensiones conforme aumenta la pendiente pero enseguida alcanzamos el Collado
de Riu Güeno cuando son las once de la mañana.
Estany de Cap de Llauset y hacia atrás el Collado de Riu Güeno.
Hay
que perder alrededor de 100
metros que luego hasta la confluencia de caminos serán
unos pocos más y lo hacemos siguiendo las balizas para pasar por la orilla
oeste del Ibón de Cap de Llauset.
Hemos
de vencer la tentación de atacar el corredor que sube directamente hasta el
Collado de Ballibierna que es nuestro objetivo pero giraremos hacia el sudoeste hasta la bifurcación de
caminos, para describir luego una profunda lazada sobre la ladera derecha del
corredor que nos ha de depositar en el mismo, al inicio del tercio superior ya
en pleno imperio del metamorfismo.
Ibones de Ballibierna desde el collado del mismo nombre.
Una vez en el corredor nos
incorporamos a la huella que hay sobre el nevero aunque no sea muy necesaria ya
que la nieve está estupenda y en unos minutos alcanzamos el Collado de
Ballibierna a 2710
metros de altitud.
Estanis de Coma de Arnau y Llauset desde Ballibierna.
Son las 12 y contemplando un
paisaje ya conocido del que destacan los Ibones de Ballibierna de imborrable
recuerdo y la arista sur y todo el Macizo de los Russell, se nos va algo más de
media hora: un lujo para nuestra costumbre.
Bajando de Ballibierna a Llauset.
Me
opongo a subir hasta los Ballibierna, lo mismo que he desechado la idea de
atacar el corredor directamente por una razón que considero superior a casi
todo en momentos como este en el que tenemos por delante una enorme misión que
cumplir y para la que supongo necesarias todas nuestras energías. Entiendo que
ser conservador en estas circunstancias es un aval para la consecución de
nuestro objetivo general. Sucumbir a los dispendios de energía que
caprichosamente sugiere Rosa no me parece una táctica inteligente y el tema se ha
de repetir.
Estany de Botornas.
Iniciamos
el descenso siguiendo nuestros mismos pasos hasta alcanzar la confluencia de
caminos. Allí, tomamos dirección sur y continuamos bajando para pasar por el
lado este del Ibón de Boltornás y tras continuar con un fuerte descenso alcanzamos
la cola del Embalse de Llauset a 2200 metros de altitud.
Tuca dels Bous sobre el Embalse de Llauset.
Aquí
giramos al este y transitamos la orilla norte del embalse. Bueno, la orilla o
el rompepiernas que supone el camino que nos conduce al final de la pista que
sube por el Refugio de Llauset hasta la presa.
Ballibierna desde Llauset.
Entrada al Túnel de Llauset.
Llegados
a la boca del túnel sobre la presa, son las dos de la tarde, el camino gira al
nordeste y se empina salvajemente para superar un paredón primero sobre pradera
alpina y luego sobre pedregal que orientado al sur y en pleno mediodía supone
un considerable esfuerzo.
Antes de iniciar el repecho
Son
casi 250 metros
de desnivel los que nos sitúan en el Collado de Anglós a 2429 metros de altitud,
lugar en el que damos por rematados los esfuerzos correspondientes a los
ascensos del día. Ahora toca perder todo lo ganado en esta última subida y, a
través de una ladera en fuerte pendiente sobre la que de nuevo aparece el
granito, nos vamos bajando para dejar a nuestra izquierda el Ibón Obago, no sin
antes detenernos a comer. Son las tres y cuarto.
La
inconsistente nubosidad que va de tránsito, se va a encargar de refrescarnos la
comida y no digamos del baño de mi señora que termina de comer medio
“pajarita.” La brisilla que campa es casi desagradable.
Media hora después y con el
propósito firme de parar a descansar un rato en algún lugar idílicamente
abrigado de los que se dan pocas veces en la montaña y que cuando se dan no hay
tiempo que perder, nos vamos hacia el Ibón Grande y de allí para abajo al ritmo
que marca la pendiente del camino.
Estanis de Anglós desde el Collado de Anglós.
Contemplando con un poco más de
tranquilidad que a la mañana las espumosas aguas del barranco alcanzamos la confluencia de los dos y ya en
la parte baja, entrando al hayedo nos paramos un ratillo a descansar que no a
tomar el sol, ya que, como es de esperar, en esos momentos no luce demasiado.
El rato resulta agradable pues para primer día de marcha estamos un pelín
sobados, no en vano hemos movido alrededor de 1650 metros de desnivel
lo que como ración no está nada mal.
Se nos va casi media hora en un
suspiro además de que no tenemos ninguna prisa en llegar al coche pues queda
mucha tarde para no tener que hacer prácticamente nada.
Luego poco a poco seguimos para
abajo hasta alcanzar el Puente de Salenques cuando van a ser las seis de la tarde. Han sido casi diez
horas y media y ahora solamente nos queda tomar la carretera y llegarnos al
coche diez minutos después.
Croquis Etapa 1.
La tarde está soleada y se hace
calorcillo en este abrigado lugar. Tenemos tiempo de asearnos, reorganizar las
mochilas para el día siguiente, secar lo húmedo y poner a refrescar unas
cervezas. Luego llegará una copiosa cena puesto que para eso tenemos el coche y no ha sido
necesario portear nada.
A
las nueve nos empiltramos. Casi no se ha ido el sol pero nosotros no tenemos
nada mejor que cerrar las jornada y descansar en
espera del día siguiente.
Puedes ver la Continuación.
Puedes ver la Continuación.
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