14 jul 2004

18c-04. DEL REFUGIO DE SABOREDO A DORVE. PIRINEO DE LERIDA POR EL GR11. ETAPA 3. 14-7-04.


Los Encantats y San Mauricio bajando de la Ratera.
 
Refugio de Saboredo, Puerto de la Ratera de Espot, Estany de San Mauricio, Espot, Camping la Mola, Jou, La Guingueta y Dorve.

14-07-2004.

Desnivel ascendido 815 m.

Desnivel descendido 1754 m.

Distancia recorrida 27000 m.

0Tiempo efectivo 09 h.

Mixto.

Fácil.

Travesía.

 Agua en los estanis y barrancos altos, en las fuentes de San Mauricio, en Espot, Jou, la Guingueta y en Dorve. Esta última de inestimable valor por lo que se convierte en uno de esos pocos puntos obligados de paso y es conveniente saberlo.

 Con esta jornada dejamos la alta montaña y nos introducimos en la montaña media con su gran inconveniente ya sabido: los puntos bajos de las travesías por los que hay que pasar tras un importante descenso para salir de ellos inmediatamente con otro considerable esfuerzo.  El primero la Gingueta.

 Rosa María Martínez y Mariano Javierre.

Mapa del Refugio de Saboredo a Espot procedente de Prames. Vía en rojo.
 
Mapa de Espot a Dorve procedente de Prames. Vía en amarillo.
 
La noche resulta cálida a pesar de que la habitación del refugio estaba fresquilla al entrar. Dormimos de lo lindo después de dos noches de coche.

Llueve a las siete de la mañana cuando amanecemos al miércoles 14 de Julio de 2004. Nos habían pedido encarecidamente que no madrugáramos por el ruido ya que el refugio era pequeño y el personal no era de mucho trote.

Es la Fiesta Nacional Francesa y nos trae a la memoria algún día de paso por Francia de camino a los Alpes  vivaqueando en la campiña gala con fuegos artificiales. Pero hoy es otra cosa.

Con sumo sigilo preparamos el desayuno hasta que al rato aparecen las guardas.

Pagamos, recogemos y aprovechando que no llueve demasiado, nos ponemos las capas y a las ocho partimos.

No tenemos demasiado problema para echarnos al monte ya que no llueve demasiado y aunque las nieblas nos aguardan creemos que con las balizas no tendremos problemas para pasar La Ratera. Luego esperamos que valle abajo la cosa mejore.

Salimos en dirección sur para atravesar el rellano lacustre, dejando al este la zona de los mayores estanis y pasando junto al último de los del rellano nos engullen las nieblas.

Tenemos que ascender poco más de 200 metros  hasta que encontremos las balizas del GR11. que suponemos habrá pasado ya por el Puerto de la Ratera de Colomers y siguiéndo con ellas  a nuestra izquierda llegar al Puerto de la Ratera de Espot.

Ascendemos un rato, pasamos junto a un minúsculo estany que dejamos a nuestra izquierda y parcialmente desorientados por las nieblas y por nuestro altímetro dudamos.

Estanis de Saboredo subiendo al Puerto de la Ratera.
 
Dudamos y damos la vuelta sobre nuestros pasos hasta un lugar en el que las balizas se perdían un poco y las recuperamos girando a nuestra derecha que es exactamente lo contrario de lo que nos han indicado en el refugio y de lo que dice la lógica, o así lo hemos entendido.

Comprobamos que no nos habíamos pasado la incorporación y convencidos de que ha sido el altímetro que ha subido más deprisa que nosotros volvemos sobre nuestros pasos anteriores y proseguimos adelante ascendiendo por un espolón rocoso muy balizado. Poco después, creemos girar un poco a nuestra izquierda y comenzamos a transitar un desconocido e invisible paraje fundamentalmente llano y compuesto de afloraciones graníticas que emergen de la nieve del fondo por la que vamos siguiendo la huella.

Poco más adelante surge un poste indicador de entre las nieblas. Estamos en el Puerto de la Ratera de Espot a 2534 metros de altitud cuando son las nueve y media de la mañana, un poco tarde pero contentos ya que aunque nos hemos comido el teórico adelanto de ayer hemos salido del contratiempo meteorológico.

Ahora es cuando tomamos las balizas del GR. que serán sustituidos por piquetes de balizamiento artificial en lugares estratégicos e iniciamos el descenso en dirección confluyente con el Refugio de Amidges.

Atravesamos la cabecera de algunos neveros que se pierden en la niebla muy inclinados entrando en el Parque Nacional de San Mauricio y Aguas Tuertas.

En el Estany Obago de la Ratera. Al fondo siempre Encantas.
 
El descenso transita la orilla izquierda del Valle de Ratera hasta dejar a nuestra derecha el Estany del Puerto de Ratera sobre un lomón en el que está el desvío hacia el Refugio de Amitges.

Hemos encontrado a una pareja de chicas que venían desde el refugio y nos indicamos mutuamente nuestros correspondientes futuros. Luego proseguimos bajando una amplia ladera entre regachos   en los que informaremos a una pareja de excursionistas, para luego seguir bajando por pedreras graníticas hasta alcanzar un rellano.

Aquí pasamos a la orilla derecha del recién nacido barranco y junto al mismo iremos bajando a base de vueltas y más vueltas de un transitado camino sobre el pinar que nos enseñará su joya más preciada: los Encantats. Las nieblas se han quedado atrás.

Bajamos largamente, remontamos  incluso un poco en la orilla izquierda del barranco, pasamos junto al Estany Obago de la Ratera  hasta que finalmente alcanzamos el Estany de Ratera cuando el camino se convierte ya en pista.

Poco más adelante, en la orilla derecha del barranco y junto a la pista paramos a almorzar a pleno sol. Son las diez y media de una mañana de buena predicción meteorológica, como habían dicho en el refugio.

Agujas de Amidges desde el Estany de la Ratera.
 
Hemos visto la pista que baja del Refugio de Amitges, luego nos dírían que el susodicho refugio es uno de los negocios más boyantes del Pirineo Catalán y tras seguir un poco la pista para abajo, en los umbrales de la cubeta lacustre en la que se asienta el Estany San Mauricio, la abndonamos y tomamos un camino que ha de bajar más directamente hasta el estany.

Así será puesto que a tramos baja absolutamente despendolado a través de la pendiente ladera en la que está instalado un precioso pinar.

El camino se acerca al Barranco de Ratera para enseñarnos la espumosa cascada del mismo y proseguir ya claramente al este y bastante horizontal para contornear el estany por su orilla norte.

La llegada a la presa se hace larga en esta ya calurosa mañana pero al final, cuando son las doce menos cuarto, alcanzamos la presa y la caseta de información junto a la misma a 1920 metros de altitud.

El antiguo aparcamiento está vacío, los coches han de quedarse unos kilómetros más abajo, solamente los todoterrenos del “negoci” te pueden llevar hasta el Refugio de Amitges.

Echamos un trago de agua de la fuente del monolito y sin más nos vamos pista para abajo. Algo imaginábamos pero comenzamos en ese momento un tramo de nuestra travesía que poco o nada se iba a parecer a lo que habíamos hecho hasta ese instante y lo que es peor, que nos iba a ofrecer poco atractivo y menos placer.

 


Los Encantats cerca de San Mauricio.

La pista desciende por el valle en dirección este, deja a la derecha el Refugio Mallafré, al que no vamos, y enseguida para junto a la Capilla de San Mauricio que cuenta con una pequeña zona de refugio abierto y fuente.

Luego, recuperamos la pista y continuamos bajando unos ratos por pista, otros por camino, siempre en sentido contrario a la gente que sube.

Paramos a descansar en una profunda sombra y aprovechamos para poner a secar al sol las capas y recogerlas. Estamos dispuesto a descansar quizás subconscientemente en previsión de los siguientes esfuerzos a realizar al calor de tórridos valles.

Pasamos por un tramo de camino adaptado con madera para discapacitados, serán alrededor de 400 metros de longitud y al final del mismo alcanzamos el aparcamiento de vehículos.

Cascada en el Barranco de la Ratera.
 
Nada más abandonar el emplazamiento del aparcamiento y por carretera asfaltada, localizamos un par de preciosos gamos, creo que se trata de gamos pero no juraría que fueran corzos, en el fresco bosque de la orilla izquierda de la carretera. Bastante discretos, no se asustan gran cosa puesto que tras contemplarnos mutuamente ellos se introducen en la espesura y nosotros proseguimos nuestro camino en su ausencia.

La carretera se hace larga más por el calor que realmente por la longitud, pues serán alrededor de 8 kilómetros los que separan el Estany de San Mauricio del Pueblo de Espot al que llegamos por la carretera que fuimos a reconocer el domingo por la tarde.

Son las dos menos cuarto cuando entramos en el pueblo situado a 1320 metros de altitud. Hemos entrado por la orilla derecha del Río Peguera y en la plaza de la fuente paramos a coger agua y a telefonear a nuestra hija Biola pues hay cobertura.

No nos ponemos de acuerdo en el lugar para comer pero hay que hacerlo antes de recoger nuestros materiales depositados en el cámping.

Al final en el prado convertido en aparcamiento al sudeste del pueblo y a la sombra lo haremos.

Son las dos de la tarde y comemos lo de siempre y con intención de acabar con nuestras provisiones ya que bastante peso tenemos que recoger. Además también comemos la satisfacción de saber que nuestro ligero adelanto sobre los horarios previstos comienza a cristalizar y se trata de un bocado ciertamente agradable.

A las tres menos cuarto continuamos la marcha. Hemos abandonado el GR. y por la carretera nos vamos directamente para abajo hasta el Cámping La Mola que se encuentra 2 kilómetros debajo del pueblo.

-¡Habéis venido pronto!

-Bueno, no nos ha ido mal. Charlamos y comentamos con el dueño del cámping acerca del tiempo, del monte, del verano y del turismo. Este año va flojo de gente. No sabe qué pasará.

Pasamos un rato agradable de charla y de descanso para nosotros mientras echamos un trago en el bar. No nos acepta la invitación que le hacemos ni nos quiere cobrar por lo que liquidamos el tema con una cumplida propina consistente en las vueltas del trago. Nos acompaña al almacén para que recojamos la bolsa y nos despedimos agradecidos deseándonos mutuamente buen verano.

En un lado de la salida del cámping a la sombra de un crecido fresno deshacemos nuestras mochilas y el paquete y lo enmochilamos todo de manera adecuada y satisfactoria como tenía previsto, se nos va casi media hora en la faena.

Son las cuatro de la tarde cuando echamos las mochilas, que pesan como rayos pues además llevamos la pesada cena de la noche para más “inrri”, al hombro y saliendo a la carretera tomamos el desvío que nos ha de llevar en dirección primero sudeste hasta el desvío a Estaís y luego fundamentalmente norte hasta Jou.

Cae un sol de estricta justicia, pesan las mochilas lo suyo pero lo llevamos bien al principio. La carretera sube en lugar de ir de llano. Luego bajará y en conjunto dará una considerable vuelta para quedar prácticamente a la misma altitud del cámping, lo cual no es más que una enorme puñetería ya que hemos de bajar luego 350 metros de desnivel.

Además, mucho me tendría que equivocar, o estamos viendo el valle por el que habremos de subir al día siguiente, casi con completa seguridad, al otro lado de la carretera y del Río Noguera Pallaresa.

¿Por qué nos sugieren dar una vuelta tan inútil hacia el norte cuando el valle por el que continúa el GR11. se encuentra enfrente del de Espot, si además en ambos casos hay que caminar por asfalto y finalmente  hay que pasar por un mismo punto bajo colocándonos los repechos que hay hasta el desvío de Estáis?

Yo creo que para dar vida a los pueblos. ¡Siempre el jodido negoci!

El camino hasta Jou que esperábamos llano se hace largo a pesar de que son solamente 5 kilómetros. Así pues. A las cinco llegamos a Jou situado a 1306 metros de altitud.

No sé que tiene que ofrecer el pueblo a los caminantes. A nosotros, hartos de ver pueblos de la montaña, no nos dice nada puesto que parece semidesértico. Una carpintería está funcionando y poco más adelante el camino abandona la carretera y se pierde valle abajo por la margen izquierda del Barranco de Jou en dirección este.

Llegando a la Guingueta hay que cambiar de vertiente.
 
Se trata de un camino sabio de pueblo que baja despendolado por un terreno árido, seco y escabroso y que en treinta y cinco minutos nos descarga en medio de La Guingueta de Aneu a 945 metros de altitud.

El pueblo no tiene un aspecto muy agradable que digamos hasta incluso nos quita las ganas de echar una cerveza en algún sitio fresco y descansar un poco ya que pensamos continuar un poco más. El pueblo está bañado de sol y el personal debe andar por la “mosquera.”

Recorremos la carretera hacia el sur y llegando al puente sobre el Río Noguera Pallaresa, aquí recogido por el Embalse de la Torrassa, non paramos un poco a la sombra mientras concretamos intenciones.

Poco después cruzamos el puente y en el inicio de la pista que se eleva y aparta enseguida del agua nos sentamos a descansar a la sombra con la esperanza de que suba algún cacharro pista arriba.

Tenemos muy claro, por otra parte, que es dificilísimo que vaya nada para arriba por lo que realmente lo que estamos haciendo es recoger fuerzas: sabemos que nos esperan 450 metros de desnivel en un paretazo orientado al oeste y machacado impíamente por el sol implacable de la tarde.

Son las seis cuando iniciamos la larga y fuerte pendiente con la que la pista sale del fondo ganando altura sobre una vertical pedrera en la que han tenido que poner la máquina a conciencia para trazar la pista. Se trata exáctamente del camino que habíamos visto desde la carretera a Jou, por lo que lo que va a venir sobradamente lo conocemos. No nos extraña que la gente que hace la travesía tomo un taxi en Espot que los deje en Dorve.

Las primera cuesta en recto subirá cerca de 70 metros de desnivel. Pasada ésta ya estamos en calores y en sudores suficientes como para meter el piloto automático y, a pesar de todo, relajadamente irnos para arriba. Creo que empezamos a encontrarnos en forma como así esperábamos, con lo que se empiezan a cumplir favorablemente los presupuestos que animaron nuestra programación: primero rápidos sin peso y luego ya en forma con peso también rápidos. Unos ratos por la pista y otros por el camino que ataja de frente para arriba, primero vamos al este y luego viramos al norte en una pared metamórfica. El granito se ha terminado en Espot.

Paramos a echar un trago cuando sabemos que tenemos bastante “esmediada” la cuesta y ya, echamos la última pechada que nos deposita en la arboleda en la que se debe encontrar el pueblo.

Fin del repecho y entrada en Dorve.
 
Dorve tiene mal aspecto en medio de un paraje muy seco a pesar del arbolado. Vemos unos caballos y enseguida nos damos cuenta de que debe estar prácticamente abandonado lo que confirmamos inmediatamente a la llegada a la plaza del pueblo. Son las siete y diez, nos encontramos en Dorve, a 1390 metros de altitud y en la plaza hay una inestimable fuente de pueblo.

Plaza de Dorve desde la fuente.
 
Creemos estar en auténtica soledad, en medio de esa enorme soledad que solamente la proporciona los pueblos abandonados, la plaza está limpia, el suelo está cubierto en su mayor parte de hierba cortísima asediada por las hortigas que han invadido callejones y casas derruidas, la pileta que a la vez es abrevadero está limpia, mana un chorro enorme de agua fresca y penetra el sol entre la casas: nos pegamos un remojón campanillero casi como los patos y nos quitamos de encima los 27 kilómetros que hemos recorrido con sus 815 metros subidos y los 1745 metros bajados. Hemos empleado para ello once horas y diez minutos.

Nuestro baño sin sales en la Fuente de Dorve.
 
Hacemos un poco de colada, plantamos la tienda en la plaza sobre la hierba, comprobamos que tan solo una casa debe estar medio habitada por el pastor y dejamos caer el sol y la tarde mientras cenamos. La cena resulta especialmente suculenta ya que, no en vano es la que habíamos previsto tomar sin necesidad de transportar en las costillas. La hemos llevado encima casi medio día pero ha merecido la pena.

Esquema Etapa 3.
 
A las nueve y media nos empiltramos dispuestos a pasar una noche cálidamente celestial, amenizada por el incesante murmullo del agua al caer sobre la superficie de la pila. La molestia del ruido es constante pero no nos importa demasiado. Ya de madrugada caeré en la cuenta de que colocando una piedra sobre los hierros de sujetar los cántaros hubiera podido eliminar la mayor parte del ruido, pero terminamos pasando la noche con esa musiquilla que nos conduce a otros tiempos y lugares.

Puedes ver la Continuación.

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