La Maladeta desde debajo de la Renclusa.
Plan de Están, Aparcamiento de la
Besurta, Refugio de la
Renclusa , Glaciar de la Maladeta , Collado de la Rimaya y Arista Oeste.
22-5-10.
Salida 08 h Llegada 17 h.
Sol.
Fácil.
Esquí de Montaña.
Mapa de la Maladeta procedente de Prames. Vía en amarillo.
Si
nuestro primer tresmil fue, por una casualidad de la vida, el Aneto, el primero
que hacemos con los esquís es el Maladeta y no por casualidad. Tampoco
pretendemos coleccionarlos como, de alguna manera, terminaríamos haciendo con
los otros.
Para
unos aprendices del esquí de travesía, la temporada había estado llena de
salidas asequibles a nuestro nivel pero uno, que siempre sueña…
Mulleres
no, me había dicho mi buen amigo Carlos, “Balaitus”, vete a Maladeta.
Es
muy tarde pues estamos a 22 de Mayo de 2010, ya habíamos pensado en dar por
terminada nuestra temporada de esquí pero nos despertamos a las siete de la
mañana en Senarta y abreviando nos subimos hasta la Besurta que está bastante
concurrido.
Hemos
de dar la vuelta y retroceder hasta la parte alta del Plan de Están. Allí
preparamos los bártulos, desayunamos un poco y a las ocho nos ponemos en marcha
con los esquís en la mochila. Estamos a 1850 metros de altitud.
Un
trozo de asfalto hasta el aparcamiento y luego camino hacia la Renclusa en dirección sur
sureste hasta que atravesamos el barranco y por camino transitadísimo nos
acercamos a la nieve en la Pleta
de la Renclusa. Llevamos
gentes delante y detrás, va a ser una jornada concurrida, lo sabemos.
Imaginando
cortada la primera pala, subimos a pie el resalte inferior y sobre los 1950 metros de altitud
nos ponemos los esquís, la nieve parece continua ya.
Ha
habido un buen rehielo nocturno y en dirección sur comprobaremos enseguida la
conveniencia de colocar las cuchillas, cosa que nos cuesta ya que también es la
primera vez. Comprobaremos que con ellas, las vueltas maría son más seguras.
Entre
unas cosas y otras, nuestra salida al sol nos pilla en la parte trasera del
Refugio de la Renclusa
son las nueve y cuarto. Es tarde pero, en principio, mejor para nosotros que
preferimos dar tiempo a que el sol faene la nieve ya que pretendemos subir muy
altos.
Tuca de Paderna.
Nos
muestran el camino continuamente. Bueno, hay tantos caminos que tenemos que
elegir el nuestro y ese será el más suave posible.
Ibones de Paderna, Sacroux, Monteñeta y Salvaguardia.
Salidos
de la Renclusa
la primera pala se nos hace un poco ”muro” pero la solventamos sin contratiempo
pensando que otra cosa será el descenso. Luego, las palas se suavizan un poco a
la vez que vamos haciendo camino hacia el Portillón Inferior que dejaremos
claramente al este para proseguir campas
arriba.
Por debajo del Portillón Inferior.
La
llegada a las inmediaciones del Portillón Superior cuenta con algún resalte que
recordaba pero lo superamos en diagonal de oeste a este y así es más fácil, la
nieve está estupenda y la mañana avanza.
A la altura del Portillón Superior.
Frente
al Portillón Superior que de nuevo dejamos al este se nos abren los preciosos y
amables campos de nieve del Glaciar de la Maladeta que también recordábamos. Aquí nos vamos
a encontrar más a gusto.
Unas
largas lazadas al agradable sol de la mañana nos van a permitir acercarnos
hasta la base del Corredor de la
Rimaya que puede ser nuestra estación término pues mi chica,
que tiene hambre, sube medianamente fundida.
Bajo el Corredor al Collado de la Rimaya.
Son
las doce y cuarto cuando nos quitamos los esquís en las inmediaciones del
corredor. Formamos parte de la concurrencia que disfruta del espectáculo del
mogollón del corredor.
-¡Si
quieres lo dejamos!
-No,
lo que quiero es comer un poco y quitarme estás botas que me están machacando
las espinillas.
¿Vamos
pues…?
Se
nos va media hora comiendo, bebiendo y cambiando de botas que yo aprovecharé
para recoger las pieles y dejar los esquís listos para el descenso. De paso
damos tiempo a que se desaloje un poco el corredor.
A
la una menos cuarto, hay mogollón todavía pero o vamos para arriba o lo
dejamos.
Los
primeros metros son amplios y están libres la nieve está estupendamente blanda
y enseguida nos ponemos a la cola del grupo que no sabemos muy bien su sube o
baja.
Pacientemente
progresamos unos pocos pero eternos metros hasta que nos damos cuenta de que el
tapón lo hace un grupo que lleva un crío al que deberían haberle puesto un
quitamiedos, pues calculo que le costará más de una hora bajar el corredor.
Tráfico en el Corredor del Collado de la Rimaya.
Le
animamos un poco, también a su madre que no va demasiado suelta pero… esto hay
que solucionarlo y la solución está en que me salgo de la cola y tomando la
orilla derecha del corredor me hago mi huella y me voy para arriba dejando en
el patatar al personal: al trío, a un par de cordadas que bajan también y a una
pareja que va encordada casi sin verse. Están en la parte intermedia un poco
más erguida. Más arriba hay otro grupo que tampoco se decide a bajar.
¡Ale, Ale,!
Rosa
se queda en la cola hasta que finalmente decide olvidarse de que está en la
zona más erguida, me hace caso y me sigue.
La Oeste de la Maladeta.
Reunidos
arriba, en cinco minutos, una transitada huella en suave ascenso y en dirección
este nos deposita en la cima de la
Maladeta a 3308 metros de altitud. Va a ser la una y
media.
Cregüeña.
Un
montañero que ya se va para abajo nos hace una foto, hacemos fotos,
contemplamos un paisaje conocido y grandioso, recordamos momentos vividos por
los alrededores que son imborrables y diez minutos después nos vamos para abajo
en busca del corredor.
En el Collado de la Rimaya.
En
el Collado de la Rimaya
hay gente con la que charlamos un poco, sin demasiadas prisas puesto que el
corredor se ha despejado. Hoy está siendo un día de charlas breves pues hay
gentes y tiempo para todo.
En
poco más de cinco minutos nos bajamos el corredor comprobando que, a pesar de
todo, todavía hemos recuperado media hora del tiempo estimado a priori. Son las
dos de la tarde.
Nada que ver con el tumulto de la subida.
Comemos
otro poco, bebemos y charlamos con un par de cordadas mientras nos disponemos
para el descenso.
Alrededor
de las dos y media, montados en los esquís iniciamos nuestro descenso. La nieve
está estupenda para nosotros, incluso un pelín blanda aquí a 3150 metros de altitud,
lo que no hace presagiar nada bueno para la zona baja del descenso.
Descendiendo la parte alta del Glaciar de la Maladeta.
Los
giros altos son estupendos pero antes de alcanzar la altura del Portillón
Superior la nieve ya ha blandeado demasiado y no se gira tan bien.
La
bajada entre postillones la vamos negociando alternando giros en nieve bastante
blanda y largas diagonales que te van llevando para abajo.
Cerca de la Renclusa.
Luego,
por debajo del Portillón Inferior, la nieve está penosa y solamente los
expertos la van trampeando. Nosotros la padecemos a nuestra manera sabiendo que
es el peaje que hemos de pagar queriendo huir de la nieve dura de la mañana,
pero hemos hecho un descenso siguiendo al pié de la letra la ruta de ascenso y
nos quitamos los esquís en la
Renclusa.
Son
las tres y media de la tarde, paramos a descansar un poco, hemos bajado un poco
con unos zaragozanos, aquí charlamos con unos madrileños, ¡lo que tira la Maladeta !
Nos
acercamos a la Capilla
de la Virgen
de las Nieves y luego sesteamos un poco
al delicioso sol de la tarde recordando la jornada que era medio impensable
para nosotros.
Alrededor
de las cuatro y media y “un poco crecidos” nos vamos para abajo con nuestra
sorpresa de encontrar la nieve mejor que la que llevábamos por encima del
refugio. Como hay menos espesor pues está un poco más compacta.
Saliendo de la nieve bajo la Renclusa.
Nos
quitamos los esquís en el corte final y nos bajamos el último tramo de nieve
andando. Luego, fuera de la nieve el camino se hace pestoso. Bueno, lo que
ocurre es que han sido 1460
metros de desnivel movidos con los esquís la mayor parte
y nosotros no estamos acostumbrados a tanto desnivel con las tablas. No por
ello dejaremos de contemplar y deleitarnos con una maravilla floral del diente
de perro nacida casi bajo la nieve.
Diente de perro.
A
las cinco y cuarto nos llegamos al coche poniendo fin a una jornada
multitudinaria. Mañana buscaremos la soledad.
Puedes ver más fotos.
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