La Sudeste de Gralleras.
Barranco Bacarizal y arista sur.
08-05-2010.
Salida 10 h. Llegada 13 h.
Mixto.
Fácil.
Esquís de montaña.
Mapa de Gralleras procedente de Prames. Vía en amarillo.
El
Gralleras es una cima que conforma la amable Arista del Portalet d’Aneu. No es
de las más visitadas, abrumadoramente ensombrecida por la arrogante silueta de
la campana d’Aneu, aunque poco o nada tenga que ver con ella.
Con
frecuencia y desde el Valle d’Aneu aparece siempre al lado de la Campana y la contemplación
de la amplia ladera este que es una de sus vías naturales es inseparable.
Desde
aquel día de fínales de Junio de 2003 en que estando en la cima de la Campana d’Aneu nos decimos
de hacerla a continuación, había pasado el tiempo. No le había llegado el turno
ni siquiera aquella mañana pues había sido un poco más peleona de lo previsto.
Hoy
8 de Mayo de 2010, después de desistir de salir al monte pues a las siete de la
mañana hace bastante malo, sobre las nueve se abre un poco el cielo, colgamos
nuestras tareas y nos vamos a dar una vuelta.
El
día está suficientemente incierto para ni siquiera pensar en Bacias y
preveyendo que pueda ser nuestra última jornada con esquís de la temporada, nos
llegamos al Aparcamiento de Espelunciecha.
Van
a ser las diez de la mañana cuando nos preparamos para la marcha a 1775 metros de altitud
en medio de un reducido número de esquiadores que quiere hacer lo propio,
animadas por la circunstancia de que la vertiente sur está un poco más clara
que la norte. Ellos se van hacia Espelunciecha y Faballones y nosotros hacia el
Barranco de Bacarizal limítrofe con la arista fronteriza.
La Sudeste de Peña Meytadero desde el Barranco de Bacarizal.
Cuando
vamos a introducirnos en el barranco advertimos que no será una buena idea pues
se aprecia cortado y con algunas calvas de nieve. Consecuentemente, optamos por
avanzar por la orilla derecha del mismo y utilizar si fuera preciso el lecho
de las pistas de esquí del valle pues la nieve vieja y pisada aguanta más que
si está sin pisar.
Hay
una capa de alrededor de 10
centímetros de nieve fresca y muy húmeda que ha dado una pincelada de
blanco a las zonas limpias pero hay que andarse con cuidado puesto que afloran
las rocas de inmediato. Hecha la comprobación y tras superar el resalte de
salida nos decidimos a continuar sobre el lecho de la pista como procedimiento
de asegurar nieve, idea confirmada por la presencia de una huella de descenso.
Superado
el primer resalte atacamos un segundo más largo y más erguido en el que haremos
un par de vueltas maría en la zona terminal. Nos permite contemplar, en un
claro momentáneo, la cúpula del Gralleras
muy asediado por las nieblas.
Gralleras muy atrás todavía.
Un
subsiguiente resalte también bastante largo aunque ligeramente más tendido nos
coloca ya muy arriba. Luego, el terreno se arrellana a nivel de cabecera del
valle y contemplamos el fondo del Valle de Espelunciecha en el que evoluciona
el personal un tanto desperdigado. Los Faballones, Punta Espelunciecha y Diente
de Anayet se abrigan con las nieblas en una mañana en la que no es necesario el
abrigo pues la temperatura es francamente elevada.
Siempre
en dirección oeste-sudoeste, el tránsito del rellano en el que comienza a nevar
nos conduce a un corto resalte tras el que se encuentra la llegada de la Silla de Gralleras.
Los Anayet desde Gralleras Sur.
Comenzamos
la temporada de esquí aquí en Gralleras Sur a mitades de Noviembre, con nieblas
y sin futuro y estamos de nuevo aquí en idéntica situación y a verlas venir.
Nieblas en Espelunciecha.
Aquella
mañana almorzábamos al resguardo del viento entre las nieblas y hoy también
vamos a almorzar al resguardo.
Llegan
de entre las nieblas un par de Huesca que se quieren ir ya para abajo.
Charlamos un poco mientras quitan las pieles y demás, luego otra pareja que
decide darse la vuelta y marchar para abajo y, nosotros que no hemos quitado
las pieles por si acá, aprovechando un claro en las nieblas nos vamos adelante
a toda prisa.
Remontando la Este de Gralleras Norte.
En el Hombro de Gralleras Norte.
Estamos
sobre los 2200 metros
de altitud, contorneamos ligeramente por el sudeste el Gralleras Sur casi en
horizontal y descendiendo suavemente alcanzamos un minúsculo collado en la Arista Sur del Gralleras.
Hacia
el oeste y a media ladera se puede alcanzar rápidamente el collado de acceso al
Valle d’Aneu y ligeramente al nordeste, una pala de nieve permite rodear las
afloraciones rocosas de la arista. Pasadas las afloraciones oscuramente
metamórficas una suave pala de nieve nos conduce a un hombro en la Arista Sur del Gralleras.
Nos
quitamos los esquís y nos vamos en dirección norte en busca del corredor.
Una
decena de metros mixtos nos depositan en la base del corredor que aunque
bastante erguido no tiene mal aspecto. Dejamos los bastones y nos metemos en la
trepada del mismo. Son alrededor de 25 metros que no serán más que de IIº en algún
momento pero que se hacen algo incómodos con las botas rígidas. El corredor
tiene muy buenas y sobradas presas tanto para pies como para manos y se deja
subir fácilmente. Al final del mismo aparece un reducido campo de nieve que en
suave ascenso y cómodamente nos deposita en la Cima del Gralleras a 2261 metros de altitud
cuando van a ser las doce de la mañana, hora en la que, pasado el claro, nos
engullen de nuevo las nieblas.
Cima de Gralleras o Gralleras Norte.
Caperan de Aneu.
A
duras penas hacemos una oscura fotografía al Caperan d’Aneu de los franceses, y
como ni siquiera podemos ver Cuylaret que está aquí mismo, el Pic d’Aneu ya no
existe y no digamos el Midí, nos vamos de vuelta para abajo por el mismo camino
y con idéntico cuidado.
En
el hombro, recuperamos los esquís, quitamos las pieles y con unos cortos giros
sobre nieve blanda nos vamos a pasar las afloraciones rocosas y alcanzar el
collado.
Comienza a nevar y se cierran las nieblas.
Un
suave remonte nos permite iniciar el rodeo del Gralleras Sur y alcanzada la
llegada de la silla, comienza a nevar, por lo que decidimos marchar para abajo
sin contemplaciones y a lo cómodo asegurando nieve.
Bajamos
hasta el Collado de Canal Roya y luego, prácticamente de frente pues la nieve
está muy blanda y sin relieve nos vamos para abajo.
A
la altura del Ibón de Espelunciecha nos cruzamos con un esquiador que sube y al
que le haremos un par de fotos de recuerdo y sin siquiera acercarnos al ibón
proseguimos un insulso y un tanto frustrante descenso al encuentro de la lluvia
poco más abajo.
Es
la una del mediodía cuando, sin tener que portear los esquís, alcanzamos
prácticamente el puente sobre el recién nacido Gállego tras un descenso de 500 metros justillos. La
lluvia se quiere convertir en llovizna intermitente.
Recogeremos
tranquilamente con el incierto sabor que nos ha dejado la mañana y nos
pasaremos luego por la Feria
de Bisecas para comprar unas flores de temporada
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