Un soneto como un brindis para el recuerdo.
CUATRO DE SEPTIEMBRE, TARDE ROMANA.
Declina el sol en su atardecer lento,
todo cumplido presente se hace,
aquel sueño de vieja estampa luce,
la ilusión hecha momento a momento.
Qué sublime es contener el aliento
cuando un mundo alrededor se mece,
cuando a tus ojos un futuro nace
y es más realidad que pensamiento.
De amor y caricias el equipaje,
rojas rosas presentes y mañana
dulce calor para un eterno viaje.
Invitar en silencio a la fortuna,
de presencia y murmullo hecho el lenguaje,
cuatro de Septiembre, tarde romana.
De Eros y quimeras II. 7594. Asimiroasiveo
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