¡FELICIDADES!
Parece que fue ayer cuando recogía en el parque unas violetas para
bajároslas a San Jorge. Habías nacido ayer y en el juzgado había dicho que te
llamabas Biola María, pues no eras el chico que habían dicho que serías.
¡Cuántas cosas han pasado, en
un suspiro, desde ayer hasta hoy!
Hoy cumples dieciocho años. ¿Los que
querías? ¿Los que queríamos?
Tus dieciocho años que
esperabas han llegado y como habrás podido comprobar, casi nada ha cambiado.
Las cosas, la mayoría de las cosas, son ansiadas y esperadas hasta que llegan y
no todas se disfrutan; algunas, más de las que nos parece, se padecen en lugar
de disfrutarse o es el padecimiento una sofisticada forma de disfrute.
Nosotros esperamos que los
disfrutes, que te sirvan para algo que no debas esconder sino de lo que puedas
presumir.
Deseamos que seas capaz de llenar cada
una de las horas de tu vida con esas infinitas cosas que te han de hacer
“grande”, de esas y algunas otras que nosotros hemos querido para ti y por las
que hemos peleado para que fueran tuyas
Que la
felicidad de este día no te conduzca a olvidar que todavía tienes mucho que
hacer para convertirte en esa persona que todos esperamos de ti.
Abril
2001.
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