Edificios adosados en el Puig Castellar.
Santa Coloma de Gramenet, Cara Sur, Puig Castellar, Ermita de Sant Climet y Dolmen de Gines.
10-11-2014.
Salida 12 h. Llegada 15 h.
Nublado.
Muy fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa del Puig Castellar procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Estamos
En el límite del Area Metropolitana de Barcelona. Santa Coloma de Gramenet es
uno de esos pueblos que han crecido al amparo de Barcelona y por tanto han
terminado uniéndose a la ciudad de
manera indisoluble. Más allá se extiende el campo también bastante poblado y sobre el que se
encuentran una serie de promontorios, los puigs y los turós, todavía en
posesión de la vegetación más o menos autóctona.
Desde
el Barrio de Singuerlin se descubre en su horizonte norte una ladera sembrada
de construcciones que van desapareciendo conforme ganas altura con la vista y
culmina en el Puig Castellar, un alomado promontorio en el que se hallan los
restos arqueológicos de un asentamiento ibérico.
¿Y
qué hacer mientras esperamos a que reparen nuestra furgo?
Pues
eso. Un par de calles nos conducen a unas escalinatas mecánicas que nos sacan
del fondo de la ciudad situada sobre los 100 metros de altitud. Son las doce de
la mañana pero será buena hora para un paseo en una mañana un tanto, no sé ni
nublada o neblinosa, pues no es un medio que conozcamos.
Hay
una horrorosa urbanización en medio de la montaña y absolutamente impropia por su desmesurado
tamaño que al menos nos sirve de guía. Una calle que se convierte en carretera
ascendente nos va elevando a la vez que nos saca de la ciudad y por ella
proseguimos hasta que en una vuelta se la lleva al oeste mientras que una pista
de tierra prosigue al norte.
Pista que nos eleva hacia el Puig Castellar al fondo.
La
pista muy bien cuidada, terreno para ciclistas, corredores y caminantes, se
introduce en el Parque de la Serralada de Marina en el que la intervención
humana ha tratado de enriquecer el medio natural a estas alturas un tanto
ceniciento.
Barcelona a los pies del Puig Castellar.
La
pista deriva al nordeste cuando la
abandonamos por un camino balizado que persistiendo al norte y en mediano
estado de conservación nos conduce directamente a la Cabecera del Puig
Castellar.
llegando al Poblado Ibérico.
Hay
un pequeño rellano en el que se encuentra un mirador que nos permite contemplar
la parte este de Barcelona, Sant Adriá, Badalona y Mongat con sus pies a remojo
en un mar hoy completamente gris y neblinoso.
Entrada al recinto del Poblado Ibérico.
Panel Orientativo de Puig Castellar.
La Muralla Esterior del Puig Castellar.
Entramos
al recinto arqueológico por un camino escalonado que nos conduce a la muralla
exterior del asentamiento al que penetramos por una de las puertas de la
muralla.
Puerta de acceso al recinto amurallado de Puig Castellar.
Toque Floral en el Puig Castellar.
Calle interior junto a los habitáculos mayores.
Recorremos
la calle que articula el interior del recinto, contemplamos las viviendas,
incluso hay una restaurada con cubierta y nos llegamos a la parte alta donde se
encuentra un centro de interpretación que no funciona.
Interior reconstruido de un habitáculo en el Puig Castellar.
Casa de grandes dimensiones en el Poblado Ibérico.
Casas pequeñas adosadas una a otra.
La
Cima del Puig Castellar está situada a 300 metros de altitud y a pesar de que
no tiene demasiada altitud ofrece una vista extraordinaria hoy deslucida por la
nubosidad. Localizamos al noroeste Moncada y Ripollet pero nuestra atención se
centra en el este pues queremos visitar la Ermita de Sant Climent.
La Ermita de Sant Climent desde el Poblado Ibérico.
Es
poco más de la una del mediodía cuando descendemos en busca de la entrada del
poblado y no porque esté vallado, sino porque fuera de los caminos mantenidos
se trata de un sotobosque arbustivo bastante espinoso, que nos recuerda mucho a
Guara y con el que hay que andarse con cuidado.
En
el rellano de la entrada una pista forestal se orienta al nordeste y desciende
en busca de un pequeño collado desde el que arranca la pista de entrada a la
ermita.
Entrada a la Ermita de Sant Climent.
Una
doble hilada de cipreses escolta la pista que en suave ascenso y enseguida nos
deposita en la Ermita de Sant Climent situada a 260 metros de altitud. Es la
una y media y nos sentamos en el pórtico a comer un poco.
Flores de madroño.
Fachada Principal de la Ermita de Sant Climent.
La
ermita, que no tiene demasiado atractivo arquitectónico, está rodeada de
vegetación y poco se puede ver desde ella con la excepción de unos edificios de
aspecto grisáceo y antiguo; se trata del Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra
destinado en la actualidad como edificios de servicio de una fundación.
Media
hora después iniciamos la vuelta pues quiere empezar a gotear.
Madroño con frutos maduros.
El Puig Castellar desde cerca del Dolmen de Genis.
Comemos
unos madroños que están maduros y tomando un caminillo que desciende al
sudoeste nos acercamos a visitar un túmulo funerario que se encuentra próximo.
Dolmen de Genis.
Se
trata del Dolmen de Genis conformado por grandes bloques de granito con
cobertera apoyada al que podrían limpiar un poco los alrededores pada poder
contemplarlo mejor.
Una delicatesen en el Parque Serralada de Marina.
Gotea
y consecuentemente abreviamos al encuentro de una pista, de entre la maraña de
ellas que se asientan en la montaña, que nos permita volver en la dirección
pretendida.
Se
trata de la misma pista que hemos abandonado a la subida y que unos cientos de metros después nos
conduce al lugar en el que la hemos abandonado. Luego, deja de llover y
relajadamente nos volvemos a nuestro lugar de partida contemplando
relajadamente un paisaje que nos sumerge de nuevo en la ciudad.
Hoy
ha sido un cómodo y agradable paseo apto para cualquiera con tan solo 200
metros de desnivel y aproximadamente 5 kilómetros de recorrido.
Después un café de espera pues son las dos y
media y luego carretera de vuelta al pueblo.
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