14 mar 2015

21-15. CASTANESA EN UNA CIRCULAR COMPLICADA. 12-3-2015.

Cornisas en la Sur de Castanesa.

Pista de la Cabaña de Ardonés, Barranco y Pinar del Ubago, Cresta de Pasolobino, Pasolobino, Castanesa, Collado de Castanesa, Loma de Cuello Gordo y Pista al Ampriu.
12-03-2015.
Salida 10 h. Llegada 18 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Castanesa procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            La noche en Cerler es absolutamente reparadora además de más larga que el descenso del día, pues dormimos como cucos en la furgo diez horazas de vellón y consecuentemente nos echamos al 12 de marzo de 2015, a las ocho de la mañana sin llorar ni nada.

            No tenemos prisa pues queremos que el sol que se ha levantado por encima del Pico Cerler casi a la vez que nosotros, haga su faena antes de que transitemos laderas orientadas al norte y al oeste.

            Desayunados al gusto preparamos los bártulos tranquilamente y nos subimos hacia el Ampriu. ¡Joder lo que sube esa carretera! Son 7 kilómetros pero al menos los primeros son al 10% y la furgo se emplea a tope.

            Pasamos la gran vuelta a derechas en la que hay un pequeño aparcamiento en la entrada de la pista que marcha a las Cascadas de Ardonés y un poco más arriba hay una furgo orillada en la carretera al otro lado del comienzo de la Pista a la Cabaña de Ardonés.

            Hemos de subir hasta el inicio del Aparcamiento del Ampriu y dar la vuelta para  bajar alrededor de un kilómetro y orillarnos en la carretera junto a la otra furgo.

La Pista de la Cabaña de Ardonés nos meterá en el Pinar de Pasolobino.

            Son las diez de la mañana cuando iniciamos el foqueo a 1880 metros de altitud. La pista a la que ya llega el sol llanea en suavísimo ascenso y en dirección norte para introducirse en el Pinar de Ardonés y rodear, también por el norte, la Cresta de Pasolobino.

La pista está muy bien nevada.

            La nieve tiene un rehielo decente y se foquea con comodidad por lo que nosotros sin prisa pero sin pausa hacemos pista hasta que giramos al este y se torna sombría al introducirse en el Ubago de Ardonés. Luego  vuelve más al este todavía y próxima al Barranco Ubago que no vemos y  se acerca al mismo hasta cruzarlo por un puente, no sin antes servirnos abundantes dudas acerca del emplazamiento de la Cabaña de Ardonés que es, en principio, a donde nos dirigimos.

            Hemos empleado alrededor de hora y cuarto con dudas incorporadas cuando alcanzamos las inmediaciones del puente sobre el Barranco Ubago. Estamos a 2020 metros de altitud y a nuestra derecha o sur  hay un nutrido grupo de viejas huellas de esquís que abandonan la pista para introducirse en el pinar a través de un claro ascendente. Habremos recorrido alrededor de 3 kilómetros y más allá del puente la pista se alargará alrededor de un kilómetro más hasta la cabaña que no hemos localizado, pero no vemos una sola huella sobre la pista.

Zeteando en el Pinar del Barranco Obago.

            La ladera cubierta de pinos negros es bastante erguida, más de lo que nos gusta a nosotros; las huellas de los esquís están duras y ante la falta de huellas hacia la cabaña decidimos seguirlas tras ponernos las cuchillas.

            Hay tres trochas algo limpias que ascienden entre los pinos. La central es la que tiene zetas de ascenso y la seguimos. Son huellas viejas pero no ofrecen dudas para seguirlas.

La nieve está dura en las huellas y la pared severa.

            Tras la suavidad del comienzo la ladera se empina medianamente, pero poco más arriba la pared se pone severa y las vueltas maría continuas se complican en algún caso, fundamentalmente bajo la salida a un pequeño rellano en el que nos recibirá el sol. Superamos la pared pero no nos ha gustado el asunto.

            Estaremos por encima de los 2150 metros de altitud y en el rellano suavemente ascendente las huellas se van al sur por una pared poco amable, limpia de pinos y con abundantes rocas  que todavía nos gusta menos; tanto poco que seguimos al sudoeste  en suave ascenso alguna desperdigada huella que asciende entre pinos.

            Poco más arriba las huellas desaparecen y nos quedamos  frente a una pared que conduce a un erguido corredor. Lo que mi chica había querido ver no era más que una ilusión.

            La idea sería cruzar el corredor y ascender por la ladera noroeste muy erguida aunque  limpia de nieve pero cruzarlo con los esquís sería demasiado problemático por lo que hemos de quitarnos los esquís y cargarlos en las mochilas. Juan marcha para arriba pues las raquetas le agarran suficiente.

Llegando a la Cresta de Pasolobino, crampones y porteando.

            Nosotros arreamos pared arriba haciendo huella con las botas de plástico hasta que aparecen algunas manchas de hierba junto a las que la nieve es hielo puro. Mi chica, falta de confianza, lo pasa regular además de que nos eternizamos en la pared hasta que decidimos poner los crampones aunque la nieve se mezcla a partes casi iguales con zonas limpias.

            Con los crampones se acaba el problema de momento hasta que alcanzamos la loma  que se amplia y arrellana presentando más zonas sin nieve que con ellas. Suerte que no se camina mal con la carga de los esquís, los crampones puestos y las botas de plástico ya que se trata de una ladera metamórfica con abundantísimas pizarras meteorizadas. Son las doce y media y estaremos alrededor de los 2400 metros de altitud.

Buscando líneas de descenso en los Barrancos Clotet y Obago desde la Cresta de Pasolobino.

            La ladera presenta una cúpula con bastante nieve que nos engaña: nos queremos engañar y debajo de la misma nos sentamos a echar un bocado; bueno, a beber porque tenemos mucha sed. Es alrededor de la una y comenzamos a rellenar las cantimploras con nieve.

Tras la mancha de nieve, fin del engaño, Castanesa y Pasolobino en la lejanía.

            Un cuarto de hora después continuamos para arriba alcanzando la cúpula nevada que no estará más arriba de los 2500 metros de altitud y que nos desvela a medias nuestro áspero futuro: Pasolobino está allá donde Cristo perdió las sandalias y más allá todavía Castanesa. La nieve empenacha algunos tramos de la cresta que es rocosa fundamentalmente, bastante suave e incluso presenta una zona de dientes rocosos bastante afilada.

            ¡Menudo panorama! Hasta las tres no llegamos a Castanesa.

            No tenemos ganas ni de quitarnos los crampones  aunque hubiera sido más práctico hacerlo. Los esquís no se van a poder utilizar y no sabemos si no será necesario utilizar los crampones en la cúpula medio rocosa de Pasolobino.

Entrando a los dientes de la Cresta de Pasolobino.

            Estamos en la Cresta de Pasolobino  y nos aproximamos a la zona rocosa y erizada con la incertidumbre de no saber si habrá alguna brecha que termine de complicarnos la existencia.

            No la hay pero hemos de destrepar un par de escalones de espaldas y pasar un par de pequeños dientes  rocosos,  lisos, escalonados y fáciles que con crampones tienen su historia y se llevan su tiempo.

            El tramo tenía un faldeo por el oeste con nieve pero no hemos querido perder altura aunque quizás hayamos  perdido tiempo.

            Más allá la cresta se amplía la roca se mezcla con zonas terrosas de pizarras meteorizadas y tras un último resalte la arista se yergue nevada hacia las rocas cimeras de Pasolobino.

La Noroeste de Pasolobino

            Subimos con pena infinita un tanto desesperanzados   pues hemos dejado pasar la primera escapatoria para bajarnos cómodamente a Ballberdera y marcharnos de vuelta por donde debiéramos haber subido.

En la Cima de Pasolobino con Castanesa tras la antecima.

            Los crampones nos van bien para ascender la nieve cómodamente entre las rocas de la arista que rematan en una pequeña cúpula nevada. Es la Cima de Pasolobino situada a 2778 metros de altitud.

            Van a ser las tres menos cuarto, hemos hecho alguna foto, echado una visual al Ampriu, al Gallinero y a las laderas por las que en teoría debería hacerse la ampliación que aparecen más limpias de nieve que el culo de un bebé recién bañado, sobre todo la zona de loma que baja al Collado Basibé y la zona de Pleta Bella y del Home que esa ni conoce la nieve. ¡Menudo negocio se van a cascar con los eurazos de los contribuyentes! ¡Bendita crisis!  Lo único esquiable y con nieve es la Zona de Ardonés pero esta tierra nuestra está llena de “listillos” que se encargarán de pulirse nuestros impuestos… aunque nuestro cerebro está al nordeste.

Pasolobino desde la Antecima Sur de Castanesa.

            Hay que perder unos metros siguiendo un estrecho pasillo  de nieve junto a la arista que cae bastante vertical hacia el sudeste, para pasar con cuidado junto a una zona acornisada pues transitamos la nieve por comodidad con crampones, hasta alcanzar una antecima  desde la que continuaremos con menos nieve hasta llegar la Cima de la Tuca Castanesa situada a 2858metros de altitud. Son las tres de la tarde. Han sido cinco horas, de las que la mitad han sido con crampones y porteando los esquís.

Cima de la Tuca Castanesa.

            En la cima, pelada de nieve y cortada al norte por un brutal paredón  comemos un poco,  bebemos otro poco y liquidamos casi toda al agua que llevamos empezando a comer nieve, Rosa lo lleva haciendo ya un buen rato.

La Arista Norte de Castanesa sigue pelada. La Sur de las Maladetas al fondo.

            Media hora después  cargamos de nuevo con las mochilas y continuamos adelante en suave descenso hay algunas manchas de nieve pero no sabemos si será continua e imaginando que no lo será como así se cumplirá,

Roques Trencades y Serra Negra por delante. Aparece la nieve pero...

            Bajamos a buen ritmo hasta el Collado de Castanesa situado a 2680 metros de altitud y muy cubierto de nieve. Aquí tenemos la opción de remontar la cúpula medio pelada de Roques Trencades para bajar luego desde allí al Collado de Cuello Gordo o tratar de descender directamente que es lo que vamos a hacer.

            Se trata de una pared de nieve blanda en la que hago huella, mi chica baja detrás y Juan que se quita las raquetas trata de aprovechar nuestra huella. Salvada la parte dura del muro la nieve se ablanda y se llena de trampas pero bajamos relativamente bien. Juan despacio y con cuidado.

Desde el Collado de Castanesa larga diagonal por la Sur de Roques Trencades.

            La pared se arrellana y nos la jugamos: quitamos crampones y nos calzamos los esquís, son las cuatro pasadas y estamos por encima de los 2550 metros de altitud en la en la Oeste de Roques Trencades.

            Hemos visualizado algunas posibilidades de descenso continuo de nieve que pasan por seguir un largo faldeo bastante horizontal para atravesar la Zona de Roques Trencades y alcanzar el Lomo de Cuello Gordo sobre los 2500 metros de altitud.

Rellano de Cuello Gordo todavía en la distancia.

            La nieve está blanda pero enseguida recuperamos el tiempo perdido en la transición hasta que alcanzamos el nacimiento de una de las ramas del Barranco Ubago que está limpia por el viento lo que nos obliga a remontar cosa que haremos poniendo las pieles de foca.

            Alcanzada la Loma de Cuello Gordo y tras pasar un corte sobre hierba iniciamos el descenso de una larga franja de nieve que en dirección sudoeste nos tiene que  bajar hacia la Pleta Negra en las inmediaciones del barranco que hemos atravesado.

Penúltima diagonal por debajo de Cuello Gordo y van...

            Deslizamos maravillosamente con las pieles de foca puestas sobre nieve primavera  hasta que nos reunimos los tres de nuevo y tras quitar las pieles descendemos unas rampas erguidas que nos acercan al barranco para proseguir  con el faldeo sin llegar al fondo del mismo completamente cubierto de nieve.

Ballberdera. Por allí deberíamos haber subido y bajado.

            Unas diagonales suavemente descendentes nos permiten rodear la zona rocosa de la parte inferior de la Loma de Cuello Gordo y nos orienta hacia la Cabaña de Ardonés a la que no llegaremos porque atajamos bajando un erguido y largo corredor relleno de nieve residual y tras una diagonal, una corta pala nos deposita en la pista, a 200 metros del Puente sobre el Barranco Obago.

Casi toda la subida de la mañana que no es el corredor directo sino el central entre pinos.

            Son las cinco y diez cuando tras fotografiar repetidamente la pared que hemos ascendido a la mañana y coger agua bajo el puente para saciar nuestra sed cerramos el bucle abierto a la maña y respiramos relajados: al final lo hemos conseguido.

            Nos quedan tres kilómetros de pista en la que tendremos que remar continuamente incluso en los tramos descendentes, ya que la nieve se ha reblandecido demasiado y nos hundimos hasta con los esquís.

            En cincuenta minutos nos llegamos a la Furgo con ganas cuando el sol se está marchando de allí, sin haber visto a nadie en todo el día pues el personal no debe transitar ya estos andurriales.

            Son las seis de la tarde, recogemos los bástulos con los 1050 metros de desnivel de la jornada y nos vamos hasta la entrada de la pista de abajo que tiene un pequeño aparcamiento plano y nos echamos unas cervezas picoteando unos encurtidos y unos mejillones picantes mientras tratamos de estomagar la jugosa jornada que remataremos con un par de horas de furgo que nos dejarán en casa a las ocho y media.

            El anunciado cambio meteorológico para el fin de semana nos ha traído un atardecer  neblinoso que proporcionará una noche de nieblas altas en las que todavía se traslucirán las estrellas.

2 comentarios:

  1. Menuda vuelta!!! Eso si que es un encadenamiento completo!!! Bravo

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  2. ¡Hola David!
    ¡Pues no os quedasteis cortos vosotros en Vignemale!
    Un descenso pírrico puede llegar a dejarnos satisfechos y eso es lo que cuenta por encima de los esfuerzos a veces poco útiles.
    Este año no hay que mirar el calendario que engaña. Tenemos nieve húmeda, primavera y cortada como si estuviéramos a mediados de Abril, los zuecos están resultando un martirio y habrá que echarle mucha paciencia al tema.
    Bueno, algún día nos tocará disfrutar un poco más y será ya la leche.
    ¡Que vaya bueno!

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