Cornisas en la Sur de Castanesa.
Pista de la Cabaña de Ardonés, Barranco
y Pinar del Ubago, Cresta de Pasolobino, Pasolobino, Castanesa, Collado de
Castanesa, Loma de Cuello Gordo y Pista al Ampriu.
12-03-2015.
Salida 10 h. Llegada 18 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Castanesa procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
La
noche en Cerler es absolutamente reparadora además de más larga que el descenso
del día, pues dormimos como cucos en la furgo diez horazas de vellón y
consecuentemente nos echamos al 12 de marzo de 2015, a las ocho de la mañana
sin llorar ni nada.
No
tenemos prisa pues queremos que el sol que se ha levantado por encima del Pico
Cerler casi a la vez que nosotros, haga su faena antes de que transitemos
laderas orientadas al norte y al oeste.
Desayunados
al gusto preparamos los bártulos tranquilamente y nos subimos hacia el Ampriu.
¡Joder lo que sube esa carretera! Son 7 kilómetros pero al menos los primeros
son al 10% y la furgo se emplea a tope.
Pasamos
la gran vuelta a derechas en la que hay un pequeño aparcamiento en la entrada
de la pista que marcha a las Cascadas de Ardonés y un poco más arriba hay una
furgo orillada en la carretera al otro lado del comienzo de la Pista a la
Cabaña de Ardonés.
Hemos
de subir hasta el inicio del Aparcamiento del Ampriu y dar la vuelta para bajar alrededor de un kilómetro y orillarnos
en la carretera junto a la otra furgo.
La Pista de la Cabaña de Ardonés nos meterá en el Pinar de Pasolobino.
Son
las diez de la mañana cuando iniciamos el foqueo a 1880 metros de altitud. La
pista a la que ya llega el sol llanea en suavísimo ascenso y en dirección norte
para introducirse en el Pinar de Ardonés y rodear, también por el norte, la
Cresta de Pasolobino.
La pista está muy bien nevada.
La
nieve tiene un rehielo decente y se foquea con comodidad por lo que nosotros
sin prisa pero sin pausa hacemos pista hasta que giramos al este y se torna
sombría al introducirse en el Ubago de Ardonés. Luego vuelve más al este todavía y próxima al
Barranco Ubago que no vemos y se acerca
al mismo hasta cruzarlo por un puente, no sin antes servirnos abundantes dudas
acerca del emplazamiento de la Cabaña de Ardonés que es, en principio, a donde
nos dirigimos.
Hemos
empleado alrededor de hora y cuarto con dudas incorporadas cuando alcanzamos
las inmediaciones del puente sobre el Barranco Ubago. Estamos a 2020 metros de
altitud y a nuestra derecha o sur hay un
nutrido grupo de viejas huellas de esquís que abandonan la pista para
introducirse en el pinar a través de un claro ascendente. Habremos recorrido
alrededor de 3 kilómetros y más allá del puente la pista se alargará alrededor
de un kilómetro más hasta la cabaña que no hemos localizado, pero no vemos una
sola huella sobre la pista.
Zeteando en el Pinar del Barranco Obago.
La
ladera cubierta de pinos negros es bastante erguida, más de lo que nos gusta a
nosotros; las huellas de los esquís están duras y ante la falta de huellas
hacia la cabaña decidimos seguirlas tras ponernos las cuchillas.
Hay
tres trochas algo limpias que ascienden entre los pinos. La central es la que
tiene zetas de ascenso y la seguimos. Son huellas viejas pero no ofrecen dudas
para seguirlas.
La nieve está dura en las huellas y la pared severa.
Tras
la suavidad del comienzo la ladera se empina medianamente, pero poco más arriba
la pared se pone severa y las vueltas maría continuas se complican en algún
caso, fundamentalmente bajo la salida a un pequeño rellano en el que nos
recibirá el sol. Superamos la pared pero no nos ha gustado el asunto.
Estaremos
por encima de los 2150 metros de altitud y en el rellano suavemente ascendente
las huellas se van al sur por una pared poco amable, limpia de pinos y con
abundantes rocas que todavía nos gusta
menos; tanto poco que seguimos al sudoeste
en suave ascenso alguna desperdigada huella que asciende entre pinos.
Poco
más arriba las huellas desaparecen y nos quedamos frente a una pared que conduce a un erguido
corredor. Lo que mi chica había querido ver no era más que una ilusión.
La
idea sería cruzar el corredor y ascender por la ladera noroeste muy erguida
aunque limpia de nieve pero cruzarlo con
los esquís sería demasiado problemático por lo que hemos de quitarnos los
esquís y cargarlos en las mochilas. Juan marcha para arriba pues las raquetas
le agarran suficiente.
Llegando a la Cresta de Pasolobino, crampones y porteando.
Nosotros
arreamos pared arriba haciendo huella con las botas de plástico hasta que
aparecen algunas manchas de hierba junto a las que la nieve es hielo puro. Mi
chica, falta de confianza, lo pasa regular además de que nos eternizamos en la
pared hasta que decidimos poner los crampones aunque la nieve se mezcla a
partes casi iguales con zonas limpias.
Con
los crampones se acaba el problema de momento hasta que alcanzamos la loma que se amplia y arrellana presentando más
zonas sin nieve que con ellas. Suerte que no se camina mal con la carga de los
esquís, los crampones puestos y las botas de plástico ya que se trata de una
ladera metamórfica con abundantísimas pizarras meteorizadas. Son las doce y media
y estaremos alrededor de los 2400 metros de altitud.
Buscando líneas de descenso en los Barrancos Clotet y Obago desde la Cresta de Pasolobino.
La
ladera presenta una cúpula con bastante nieve que nos engaña: nos queremos
engañar y debajo de la misma nos sentamos a echar un bocado; bueno, a beber
porque tenemos mucha sed. Es alrededor de la una y comenzamos a rellenar las
cantimploras con nieve.
Tras la mancha de nieve, fin del engaño, Castanesa y Pasolobino en la lejanía.
Un
cuarto de hora después continuamos para arriba alcanzando la cúpula nevada que
no estará más arriba de los 2500 metros de altitud y que nos desvela a medias
nuestro áspero futuro: Pasolobino está allá donde Cristo perdió las sandalias y
más allá todavía Castanesa. La nieve empenacha algunos tramos de la cresta que
es rocosa fundamentalmente, bastante suave e incluso presenta una zona de
dientes rocosos bastante afilada.
¡Menudo
panorama! Hasta las tres no llegamos a Castanesa.
No
tenemos ganas ni de quitarnos los crampones aunque hubiera sido más práctico hacerlo. Los
esquís no se van a poder utilizar y no sabemos si no será necesario utilizar
los crampones en la cúpula medio rocosa de Pasolobino.
Entrando a los dientes de la Cresta de Pasolobino.
Estamos
en la Cresta de Pasolobino y nos
aproximamos a la zona rocosa y erizada con la incertidumbre de no saber si
habrá alguna brecha que termine de complicarnos la existencia.
No
la hay pero hemos de destrepar un par de escalones de espaldas y pasar un par
de pequeños dientes rocosos, lisos, escalonados y fáciles que con
crampones tienen su historia y se llevan su tiempo.
El
tramo tenía un faldeo por el oeste con nieve pero no hemos querido perder
altura aunque quizás hayamos perdido
tiempo.
Más
allá la cresta se amplía la roca se mezcla con zonas terrosas de pizarras
meteorizadas y tras un último resalte la arista se yergue nevada hacia las
rocas cimeras de Pasolobino.
La Noroeste de Pasolobino
Subimos
con pena infinita un tanto desesperanzados
pues hemos dejado pasar la primera
escapatoria para bajarnos cómodamente a Ballberdera y marcharnos de vuelta por
donde debiéramos haber subido.
En la Cima de Pasolobino con Castanesa tras la antecima.
Los
crampones nos van bien para ascender la nieve cómodamente entre las rocas de la
arista que rematan en una pequeña cúpula nevada. Es la Cima de Pasolobino
situada a 2778 metros de altitud.
Van
a ser las tres menos cuarto, hemos hecho alguna foto, echado una visual al
Ampriu, al Gallinero y a las laderas por las que en teoría debería hacerse la
ampliación que aparecen más limpias de nieve que el culo de un bebé recién
bañado, sobre todo la zona de loma que baja al Collado Basibé y la zona de
Pleta Bella y del Home que esa ni conoce la nieve. ¡Menudo negocio se van a
cascar con los eurazos de los contribuyentes! ¡Bendita crisis! Lo único esquiable y con nieve es la Zona de
Ardonés pero esta tierra nuestra está llena de “listillos” que se encargarán de
pulirse nuestros impuestos… aunque nuestro cerebro está al nordeste.
Pasolobino desde la Antecima Sur de Castanesa.
Hay
que perder unos metros siguiendo un estrecho pasillo de nieve junto a la arista que cae bastante
vertical hacia el sudeste, para pasar con cuidado junto a una zona acornisada
pues transitamos la nieve por comodidad con crampones, hasta alcanzar una
antecima desde la que continuaremos con
menos nieve hasta llegar la Cima de la Tuca Castanesa situada a 2858metros de
altitud. Son las tres de la tarde. Han sido cinco horas, de las que la mitad
han sido con crampones y porteando los esquís.
Cima de la Tuca Castanesa.
En
la cima, pelada de nieve y cortada al norte por un brutal paredón comemos un poco, bebemos otro poco y liquidamos casi toda al
agua que llevamos empezando a comer nieve, Rosa lo lleva haciendo ya un buen
rato.
La Arista Norte de Castanesa sigue pelada. La Sur de las Maladetas al fondo.
Media
hora después cargamos de nuevo con las
mochilas y continuamos adelante en suave descenso hay algunas manchas de nieve pero
no sabemos si será continua e imaginando que no lo será como así se cumplirá,
Roques Trencades y Serra Negra por delante. Aparece la nieve pero...
Bajamos
a buen ritmo hasta el Collado de Castanesa situado a 2680 metros de altitud y
muy cubierto de nieve. Aquí tenemos la opción de remontar la cúpula medio
pelada de Roques Trencades para bajar luego desde allí al Collado de Cuello
Gordo o tratar de descender directamente que es lo que vamos a hacer.
Se
trata de una pared de nieve blanda en la que hago huella, mi chica baja detrás
y Juan que se quita las raquetas trata de aprovechar nuestra huella. Salvada la
parte dura del muro la nieve se ablanda y se llena de trampas pero bajamos
relativamente bien. Juan despacio y con cuidado.
Desde el Collado de Castanesa larga diagonal por la Sur de Roques Trencades.
La
pared se arrellana y nos la jugamos: quitamos crampones y nos calzamos los
esquís, son las cuatro pasadas y estamos por encima de los 2550 metros de
altitud en la en la Oeste de Roques Trencades.
Hemos
visualizado algunas posibilidades de descenso continuo de nieve que pasan por
seguir un largo faldeo bastante horizontal para atravesar la Zona de Roques
Trencades y alcanzar el Lomo de Cuello Gordo sobre los 2500 metros de altitud.
Rellano de Cuello Gordo todavía en la distancia.
La
nieve está blanda pero enseguida recuperamos el tiempo perdido en la transición
hasta que alcanzamos el nacimiento de una de las ramas del Barranco Ubago que está
limpia por el viento lo que nos obliga a remontar cosa que haremos poniendo las
pieles de foca.
Alcanzada
la Loma de Cuello Gordo y tras pasar un corte sobre hierba iniciamos el
descenso de una larga franja de nieve que en dirección sudoeste nos tiene que bajar hacia la Pleta Negra en las
inmediaciones del barranco que hemos atravesado.
Penúltima diagonal por debajo de Cuello Gordo y van...
Deslizamos
maravillosamente con las pieles de foca puestas sobre nieve primavera hasta que nos reunimos los tres de nuevo y
tras quitar las pieles descendemos unas rampas erguidas que nos acercan al
barranco para proseguir con el faldeo
sin llegar al fondo del mismo completamente cubierto de nieve.
Ballberdera. Por allí deberíamos haber subido y bajado.
Unas
diagonales suavemente descendentes nos permiten rodear la zona rocosa de la
parte inferior de la Loma de Cuello Gordo y nos orienta hacia la Cabaña de
Ardonés a la que no llegaremos porque atajamos bajando un erguido y largo
corredor relleno de nieve residual y tras una diagonal, una corta pala nos
deposita en la pista, a 200 metros del Puente sobre el Barranco Obago.
Casi toda la subida de la mañana que no es el corredor directo sino el central entre pinos.
Son
las cinco y diez cuando tras fotografiar repetidamente la pared que hemos
ascendido a la mañana y coger agua bajo el puente para saciar nuestra sed
cerramos el bucle abierto a la maña y respiramos relajados: al final lo hemos
conseguido.
Nos
quedan tres kilómetros de pista en la que tendremos que remar continuamente
incluso en los tramos descendentes, ya que la nieve se ha reblandecido
demasiado y nos hundimos hasta con los esquís.
En
cincuenta minutos nos llegamos a la Furgo con ganas cuando el sol se está
marchando de allí, sin haber visto a nadie en todo el día pues el personal no
debe transitar ya estos andurriales.
Son las seis de la tarde, recogemos
los bástulos con los 1050 metros de desnivel de la jornada y nos vamos hasta la
entrada de la pista de abajo que tiene un pequeño aparcamiento plano y nos
echamos unas cervezas picoteando unos encurtidos y unos mejillones picantes
mientras tratamos de estomagar la jugosa jornada que remataremos con un par de
horas de furgo que nos dejarán en casa a las ocho y media.
El
anunciado cambio meteorológico para el fin de semana nos ha traído un atardecer neblinoso que proporcionará una noche de
nieblas altas en las que todavía se traslucirán las estrellas.
Menuda vuelta!!! Eso si que es un encadenamiento completo!!! Bravo
ResponderEliminar¡Hola David!
ResponderEliminar¡Pues no os quedasteis cortos vosotros en Vignemale!
Un descenso pírrico puede llegar a dejarnos satisfechos y eso es lo que cuenta por encima de los esfuerzos a veces poco útiles.
Este año no hay que mirar el calendario que engaña. Tenemos nieve húmeda, primavera y cortada como si estuviéramos a mediados de Abril, los zuecos están resultando un martirio y habrá que echarle mucha paciencia al tema.
Bueno, algún día nos tocará disfrutar un poco más y será ya la leche.
¡Que vaya bueno!