El tajo que nos aguarda desde la Tuca de la Espigantosa.
Eriste, Puente de Tramarrius, Palanca de
la Val, Cara Sudoeste, Tuca de la E spigantosa, Cota Intermedia, Tuca de la Roca
Foradada, Tucón Redondo, Refugio del Forcau, Puente de Tramarrius y Eriste.
15-10-15.
Salida 09:15 h Llegada 18:30 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
A
Benasque hay que ir de cuando en cuando,
para no empacharse, pues es
conveniente hacer recuento de posesiones
y al paso tratar de aligerar una lista poco menos que interminable que yendo
más allá de esos caminos pintados en los mapas, son infinitas.
Estamos
a 15 de Octubre de 2015, ha refrescado un pelín a juego con el otoño, hay una
ligera pintada de blanco en algunas umbrías a también a cierta altitud pero el tiempo está de vicio
por lo que vamos a aprovecharnos.
Sin
madrugar y en hora y tres cuartos estamos aparcando en la plaza de Eriste y con
mochilas reducidas tomamos, tras callejear brevemente, el Camino hacia el
Puente de Tramarrius en dirección norte.
De Eriste hacia el Puente de Tramarrius.
Un
transitado camino nos conduce entre rumores de la azequia y entre prados emparetados hacia los pinares del Tozal de la
Seca y del Tusol de Seira que limitan la Aigüeta de Eriste. Sabemos que va a
ser una jornada dura pues arrancamos a
1090 metros de altitud.
Son
las nueve y cuarto de una espléndida mañana y en suave ascenso salimos al sol
acercándonos al cauce del barranco al que llegaremos un rato después tras un
suave descenso.
Subimos
en busca de un desvío que nos conduzca hacia la Aigüeta de la Val pero alcanzamos
el Puente de Tramarrius y deducimos que nos lo hemos debido de pasar.
El Barranco de la Val es una sucesión de cascadas.
En
las inmediaciones del puente, a 1275 metros de altitud, sale un camino no
señalizado que inicia un fuerte ascenso por la Orilla Derecha de la Aigüeta de
la Val y que suponemos que más pronto o más tarde nos ha de conducir a la
Palanca de la Val.
El
barranco es una cascada continua llena de blancas espumas por lo que en algún
momento llegamos a pensar que puede ser el camino para los que descienden el
barranco, pero a través de un crecido bosque con abundante sotobosque mixto
proseguimos para arriba de manera consistente.
Alcanzamos
el barranco en una presilla para el desvío de aguas y proseguimos para arriba,
vuelta a vuelta, rampa a rampa en un camino que se puede seguir bien pero que
carece de balizas e hitos. La única pena es que la espesura de la vegetación no
deja contemplar a gusto las numerosas cascadas del barranco.
Llegamos a la Pleta de Ixordical o de Bacarizal.
Un
rato después aparecen unos hitos en una pedrera tiesa que se aleja del cauce
del barranco y que tras remontar alrededor de una treintena de metros coincide
con el camino principal del valle. Estamos a 1700 metros de altitud y son casi
las diez y media de la mañanal.
Luego
por un camino más amplio y transitado proseguimos valle adentro contemplando
las delicias ópticas del otoño y
especulando acerca de dónde se encontrará nuestro objetivo, nunca lejos del
cauce del barranco.
Creemos
recordar algo de este tramo de camino que ya habíamos recorrido en alguna
ocasión anterior y poco después alcanzamos la Palanca de la Val a 1800 metros
de altitud lugar por el que pasamos a la orilla izquierda del barranco.
El
camino remonta unos metros pero prosigue
paralelo al curso de agua para alcanzar enseguida la Pleta y Cabaña de
Ixordical o del Bacarizal, lugar donde acampamos en su día. La cabaña al menos
no está llena de estiércol como en aquella ocasión.
Iniciando la Pared de la Espigantosa.
Son
las once y media de la mañana y junto a la misma nos sentamos en unas piedras a
echar un bocado. Un cuarto de hora después proseguimos para arriba.
El
camino asciende moderadamente mientras vamos esperando la aparición de la
Cabaña del Foradet que situamos imaginariamente en el rellano que hace el
barranco poco más adelante.
Remontamos
hasta un pequeño rellano desde el que contemplamos el giro que da el barranco
al noroeste y nos encontramos ante una pared herbosa que rellena toda la ladera este del barranco
y que hace ya un rato que le habíamos echado el ojo.
Nos
olvidamos de la cabaña pues ya estamos casi a su altitud y no debe quedar muy
lejos y nos vamos para arriba.
Subiendo la Pared de la Espigantosa.
Subiremos
por cualquier parte pues toda ella es similar en su enorme amplitud. Enseguida
toma pendiente con lo que ascendemos el primer tercio que nos deja en una
segunda parte más erguida, con algunas afloraciones metamórficas bastante dispersas
que utilizaremos convenientemente y salpicada de pinos aislados.
El
tramo está bastante erguido y por encima de los 45º. Con ello nos subiremos
alrededor de 150 metros que resultan bastante cómodos ya que la pared está
llena de escalones herbosos y los apoyos son francos además de que puedes
utilizar manojos de hierba muy resistente a la tracción.
El
último tercio se va acostando paulatinamente y nos conduce directamente a una
cota intermedia entre Roca Foradada y Espigantosa. Nos hemos chupado el paretazo
que habrá tenido alrededor de 450 metros de altura.
Tuca Espigantosa desde su Antecima Oeste.
Alcanzada
la arista la tomamos al sudeste para remontar suavemente unos metros bien a
toda arista que es de andar o bien
faldeándola ligeramente al oeste por unas viras de hierba que enseguida nos
depositan en la Cima de la Tuca Espigantosa situada a 2504 metros de altitud
cuando es la una del mediodía.
En la Cima de la Tuca de la Espigantosa.
Desde
la cima contemplamos al oeste la Arista
de Cambra con la Tuca Cambra el Tozal del Box y las Lleras de Cecilia hasta el
Eriste Sur además de la zona de los Picos e Ibones del Cierco y los del Cabo la
Val. Al nordeste toda la arista que nos espera y que termina en las Agujas de
Sillerets, la Tuca de la Llantía y detrás el conglomerado de Turets, Forqueta y
Espadas que culminan en Posets.
Maladetas con una ligera mano de blanco otoñal.
Al
nordeste el Llano de los Ibones y Escorbets espectacular dominando la Aigüeta
de Eriste; más al este todo el Macizo de la Maladeta tocado ligeramente de
blanco, Castanesa, Gallinero… hasta el Turbón al sur.
Descendiendo hacia la Antecima Oeste de la Espigantosa.
Hacemos
algunas fotos y poco después emprendemos la arista ahora en dirección noroeste.
No
hay que perder más que una treintena de metros para remontar brevísimamente y
alcanzar la cota intermedia que algunos mapas nominan cono Sincorgüels y acotan
sobre los 2475 metros de altitud.
La Arista Cimera de la Roca Foradada es alargada y plana.
Unos
pocos metros más de descenso por una arista muy suave nos conducen, de paseo,
hasta un collado herboso del que arranca una pala también herbosa y que permite
remontar fácilmente unos metros hasta que se alcanza de nuevo la arista que
prácticamente llana y se alarga al noroeste
para alcanzar la poco significativa, desde aquí, Cima de la Roca Foradada
situada a 2533 metros de altitud. Es la una y media.
En la Cima de la Roca Foradada.
Vista atrás desde Foradada.
Aquí
se acaban las rebajas y la arista cambia como de la noche al día hasta el punto
de que no tenemos demasiado claro que resulte sencillito alcanzar nuestro objetivo
pues hay de por medio un rosario de gendarmes con muy mala pinta, primos
hermanos de los próximos de Sillerets, que nos pueden aguar la fiesta.
De Foradada en adelante la arista cambia radicalmente.
Descendemos
a una primera brecha apoyando las manos y nos enfrentamos al primer grupo de
gendarmes con fácil acceso a la parte alta pero que se cortan enseguida en un
paretazo que conduce a una segunda brecha.
Faldeo por el nordeste de los dientes más orientales.
Juan
se va a ver y nosotros tomamos un corredor sombrío, amplio y duro pues está
todavía helado e iniciamos un faldeo por el nordeste.
Con
cuidado, ni siquiera perderemos 50 metros, bajamos hasta la base de un espolón
e inmediatamente iniciamos el remonte por un pequeño tramo de pedrizas
metamórficas que nos conducen a una doble rampa herbosa que nos puede devolver
a la arista.
La Este del Tucón Redondo es entretenida.
La Cima del Tucón Redondo ensombrecida por la Tuca de la Llantía y la Canal Roya.
Nos
queda un segundo tramo de gendarmes y ni siquiera lo intentamos. Faldeamos el
primero muy arriba e iniciamos un largo faldeo en suave descenso justamente por
debajo de las placas cimeras. Se trata de las Canales Royas y precisamente, una
de ellas será el objetivo de nuestro faldeo que se prolongará un centenar de
metros pestosos pero asumibles y que nos depositarán en una erguida canal
herbosa por la que ascenderemos alrededor de 50 metros y que nos retornaran a
la arista fuera de las hostilidades.
La Canal Roya que utilizamos es muy erguida.
Un
par de suaves resaltes nos conducen a un casquete rocoso de potentes
placas en el que buscamos una corta
progresión para alcanzar la Cima del Tucón Redondo situada a 2642 metros de
altitud. Son las dos y media y este tramo de arista se nos ha llevado una hora.
Ni
siquiera miramos la continuación pues no nos interesa aunque no tiene mal
aspecto. Lo que hemos visto nos sirve y mucho nos tenemos que equivocar pero
bajaremos directamente sin tener que desandar la arista que acabamos de hacer y
que ya teníamos descontada.
En la Cima del Tucón Redondo.
La
cima no tiene otra especialidad más que la de contemplar en primerísimo plano
las Agujas de Sillerets y la Aguja de la Tuca de la Llantía absolutamente
espléndidas.
Comemos
brevemente al abrigo de la brisilla que deambula discreta por estos parajes
después de una complicada foto cimera y veinte minutos después iniciamos el
descenso hacia el Refugio Angel Orús o del Forcao que está allá abajo recostado
al solecillo de la tarde y en el fondo del Valle de Sillerets.
Iniciando el descenso directo hacia el Refugio del Forcau.
Hay
que descender una pala al norte del pico para orientarnos seguidamente al
nordeste a salvo de las paredes y en busca de una comba en la Ladera de los Sillerets.
Utilizamos
unas canalillas fáciles un tanto sombrías que bajamos con cuidado al encuentro
del rellano. Desde allí descendemos un resalte en diagonal al este que nos
sitúa en un amplio corredor bajo las paredes de la Norte de la Peña Foradada y
desde el que contemplamos la ventana natural que es el origen del nombre del
pico.
La Brecha de las Agujas del Forcau.
Reflejos de Escorbets desde el Ibonciecho de Espigantosa.
Hacemos algunas fotos y proseguimos con un par de resaltes fáciles
más que nos depositan en el Refugio del Forcau situado a 2100 metros de
altitud. Son las cuatro menos veinte.
Los
chicos se lo toman con calma visitando el refugio yo me quedo en la terraza al
sol como los lagartos hasta que casi media hora después he de llamarles a
capítulo: nos quedan 1000 metros por bajar y las botas me hacen bastante daño.
Luego
de reemprendido el descenso recordaremos el camino y nuestras andanzas por la
zona llegándonos al Barranco de Eriste y paralelos al mismo continuar para
abajo en busca de la Cascada de la Espigantosa a la que llegaremos finiquitando
el camino, cruzando el puente y tomando la pista.
La
cascada siempre espléndida, cada día es más difícil de fotografiar debido al
desarrollo de la vegetación circundante. Deberían cortar un par de árboles de
hoja caediza y dejar una ventanilla para las instantáneas del recuerdo.
Imagen frontal de la Aigüeta de la Val desde la pista.
Milenrama cerca de Eriste.
Nos
queda únicamente desandar el camino de la mañana que por la orilla derecha del
Barranco de Eriste nos llevará al pueblo para liquidar una espléndida jornada
con un desnivel exigente de alrededor de los 1650 metros más que menos. Son las
seis y diez y nos ha costado un par de horas del refugio hasta aquí.
En
la plaza del pueblo charlamos con un desocupado abuelo al que el sol le está
echando para casa, mientras recogemos los bártulos. Nos queda tarde, no mucha,
para echar unas cervezas, picotear unas aceitunas, cenar y descansar. Mañana
será otro día en el que nos ganaremos la comida.
Buena ruta donde es dificil encontrar gente incluso en verano, pero las vistas desde ese cordal son para disfrutarlas
ResponderEliminarun saludo!
¡Hola Luis!
ResponderEliminarPues si, buen día no como hoy que está tristón, soledad asegurada, casi no vimos ni sarrios. Hasta el guarda del Forcau estaba solo.
La verdad es que se trata de un balcón interesante con una estrella por encima de todo: la Aguja de la Llantía.
El Tucón Redondo hubo que pelearlo y eso es bueno aunque desde el Forcau no entraña ninguna dificultad.
Es una zona poco transitada por nosotros al menos y que ofrece un sin fin de opciones y también mucho tomate.
¡Que vaya bueno!
Yo..., yo..., no sabía qué pensar. Lo volví a leer, no fuera que no lo había entendido. Primero, descojone, luego, perplejidad, luego, otra vez descojone, para acabar recordando lo ya sabido; y es que mucha gente que sale al monte son en realidad, y tienen alma de turistas, no importa si llevan toda la vida subiendo y bajando montes, no importa si por cuestas de vacas o paredes imposibles.
ResponderEliminarEa, con un par: "a ver, quién sea responsable y se ocupe de estas cosas, a ver si me cortan esos árboles que me estropean la foto de recuerdo de mi gloriosa jornada montañera".
Obviamente, cortar dos árboles no va a ser la sentencia de muerte de ese bosque. Es la actitud, la mentalidad del turista-palurdo-insensato.
Lo dicho: del descojone, a la perplejidad, y de nuevo al descojone pero sin el menor atisbo de "ternura".
Como le dije a un buen amigo hace muchos años, "hace mucho que me di cuenta de lo único que tengo en común con el 99.99% de la gente que sale al monte, es que ellos y yo usamos botas, mochilas, sacos de dormir, piolets, y esas cosas".
ResponderEliminar¡Hola "anónimo"!
ResponderEliminarDeberías saber que el anonimato no merece ni la más mínima atención... pero yo incluso a los anónimos como tú, les condedo mi atencion si entran a mi blog.
No entiendas que se trata de un juicio, nada más lejos de la realidad, yo no me considero apto parta juzgar como tú, en este caso a personas que no conoces o aunque las conocieras y que pretendes calificar de "despreciables turistas" en la montaña.
No hará falta que te recuerde que incluso esos "depravados" turistas tienen derecho a la montaña igual que tú y que sus anhelos son tan respetables como los tuyos.
Pero tu eres especial, debes mear colonia por lo menos, para despreciar con tú exclusivo criterio el de los demás.
Yo abogo, entre otras cosas que no sé si conoceras, por el derecho de la gente a sacar del medio natural una fotografía y quisiera que ese fuera el mayor de los males, pues se trataría de un disfrute incruento incluso con la limpieza de un par de árboles para una foto que la harán cientos y cientos de visitantes sin "categoría."
Te diré que en mi vida habré plantado algunos miles de árboles y te recordaré que todos los días, en este planeta, se extinguen un monton de especies de seres vivos, no de ejemplares eh y no por eso te voy a responsabilizar a tí, somos coorresponsables tú y yo; claro que tu existencia viene unida ineludiblemente a la muerte de infinidad de seres vivos, ¡para que tú vivas! y te permitas el lujo de juzgar y desprreciar a los dermás.
Después de estas puntualizaciones puedes pasar del descojone a la preplejidad y te sujiero que seguidamente te pases a la educación y al respeto con ternura.
¡Ah, y leetelo un par de veces!
Y como a todos, ¡Qur te vaya bueno!