17 oct 2015

69-15. TUCAS DE LA ESPIGANTOSA Y DE LA PEÑA FORADADA Y TUCON REDONDO EN CIRCULAR. 15-10-15.

El tajo que nos aguarda desde la Tuca de la Espigantosa.

Eriste, Puente de Tramarrius, Palanca de la Val, Cara Sudoeste, Tuca de la espigantosa, Cota Intermedia, Tuca de la Roca Foradada, Tucón Redondo, Refugio del Forcau, Puente de Tramarrius y Eriste.

15-10-15.

Salida 09:15 h Llegada 18:30 h.

Sol.

Bastante fácil.

Ascensión.

Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Espigantosa a Redondo procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            A Benasque hay que ir de cuando en cuando,  para no empacharse,  pues es conveniente  hacer recuento de posesiones y al paso tratar de aligerar una lista poco menos que interminable que yendo más allá de esos caminos pintados en los mapas, son infinitas.

            Estamos a 15 de Octubre de 2015, ha refrescado un pelín a juego con el otoño, hay una ligera pintada de blanco en algunas umbrías a también  a cierta altitud pero el tiempo está de vicio por lo que vamos a aprovecharnos.

            Sin madrugar y en hora y tres cuartos estamos aparcando en la plaza de Eriste y con mochilas reducidas tomamos, tras callejear brevemente, el Camino hacia el Puente de Tramarrius en dirección norte.
De Eriste hacia el Puente de Tramarrius.

            Un transitado camino nos conduce entre rumores de la azequia y entre prados  emparetados hacia los pinares del Tozal de la Seca y del Tusol de Seira que limitan la Aigüeta de Eriste. Sabemos que va a ser una jornada dura  pues arrancamos a 1090 metros de altitud.

            Son las nueve y cuarto de una espléndida mañana y en suave ascenso salimos al sol acercándonos al cauce del barranco al que llegaremos un rato después tras un suave descenso.

            Subimos en busca de un desvío que nos conduzca hacia la Aigüeta de la Val pero alcanzamos el Puente de Tramarrius y deducimos que nos lo hemos debido de pasar.
El Barranco de la Val es una sucesión de cascadas.

            En las inmediaciones del puente, a 1275 metros de altitud, sale un camino no señalizado que inicia un fuerte ascenso por la Orilla Derecha de la Aigüeta de la Val y que suponemos que más pronto o más tarde nos ha de conducir a la Palanca de la Val.

            El barranco es una cascada continua llena de blancas espumas por lo que en algún momento llegamos a pensar que puede ser el camino para los que descienden el barranco, pero a través de un crecido bosque con abundante sotobosque mixto proseguimos para arriba de manera consistente.

            Alcanzamos el barranco en una presilla para el desvío de aguas y proseguimos para arriba, vuelta a vuelta, rampa a rampa en un camino que se puede seguir bien pero que carece de balizas e hitos. La única pena es que la espesura de la vegetación no deja contemplar a gusto las numerosas cascadas del barranco.
Llegamos a la Pleta de Ixordical o de Bacarizal.

            Un rato después aparecen unos hitos en una pedrera tiesa que se aleja del cauce del barranco y que tras remontar alrededor de una treintena de metros coincide con el camino principal del valle. Estamos a 1700 metros de altitud y son casi las diez y media de la mañanal.

            Luego por un camino más amplio y transitado proseguimos valle adentro contemplando las delicias ópticas del otoño  y especulando acerca de dónde se encontrará nuestro objetivo, nunca lejos del cauce del barranco.

            Creemos recordar algo de este tramo de camino que ya habíamos recorrido en alguna ocasión anterior y poco después alcanzamos la Palanca de la Val a 1800 metros de altitud lugar por el que pasamos a la orilla izquierda del barranco.

            El camino remonta unos metros pero  prosigue paralelo al curso de agua para alcanzar enseguida la Pleta y Cabaña de Ixordical o del Bacarizal, lugar donde acampamos en su día. La cabaña al menos no está llena de estiércol como en aquella ocasión.
Iniciando la Pared de la Espigantosa.

            Son las once y media de la mañana y junto a la misma nos sentamos en unas piedras a echar un bocado. Un cuarto de hora después proseguimos para arriba.

            El camino asciende moderadamente mientras vamos esperando la aparición de la Cabaña del Foradet que situamos imaginariamente en el rellano que hace el barranco poco más adelante.

            Remontamos hasta un pequeño rellano desde el que contemplamos el giro que da el barranco al noroeste y nos encontramos ante una pared herbosa  que rellena toda la ladera este del barranco y que hace ya un rato que le habíamos echado el ojo.

            Nos olvidamos de la cabaña pues ya estamos casi a su altitud y no debe quedar muy lejos y nos vamos para arriba.
Subiendo la Pared de la Espigantosa.

            Subiremos por cualquier parte pues toda ella es similar en su enorme amplitud. Enseguida toma pendiente con lo que ascendemos el primer tercio que nos deja en una segunda parte más erguida, con algunas afloraciones metamórficas bastante dispersas que utilizaremos convenientemente y salpicada de pinos aislados.

            El tramo está bastante erguido y por encima de los 45º. Con ello nos subiremos alrededor de 150 metros que resultan bastante cómodos ya que la pared está llena de escalones herbosos y los apoyos son francos además de que puedes utilizar manojos de hierba muy resistente a la tracción.

            El último tercio se va acostando paulatinamente y nos conduce directamente a una cota intermedia entre Roca Foradada y Espigantosa. Nos hemos chupado el paretazo que habrá tenido alrededor de 450 metros de altura.
Tuca espigantosa desde su Antecima Oeste.

            Alcanzada la arista la tomamos al sudeste para remontar suavemente unos metros bien a toda arista que es de andar  o bien faldeándola ligeramente al oeste por unas viras de hierba que enseguida nos depositan en la Cima de la Tuca Espigantosa situada a 2504 metros de altitud cuando es la una del mediodía.
En la Cima de la Tuca de la Espigantosa.

            Desde la cima  contemplamos al oeste la Arista de Cambra con la Tuca Cambra el Tozal del Box y las Lleras de Cecilia hasta el Eriste Sur además de la zona de los Picos e Ibones del Cierco y los del Cabo la Val. Al nordeste toda la arista que nos espera y que termina en las Agujas de Silerets, la Tuca de la Llantía y detrás el conglomerado de Turets, Forqueta y Espadas que culminan en Posets.
Maladetas con una ligera mano de blanco otoñal.

            Al nordeste el llano de los ibones y Escorbets espectacular dominando la Aigüeta de Eriste; más al este todo el Macizo de la Maladeta tocado ligeramente de blanco, Castanesa, Gallinero… hasta el Turbón al sur.
Descendiendo hacia la Antecima Oeste de la Espigantosa.

            Hacemos algunas fotos y poco después emprendemos la arista ahora en dirección noroeste.

            No hay que perder más que una treintena de metros para remontar brevísimamente y alcanzar la cota intermedia que algunos mapas nominan cono Sincorgüels y acotan sobre los 2475 metros de altitud. 
La Arista Cimera de la Roca Foradada es alargada y plana.

            Unos pocos metros más de descenso por una arista muy suave nos conducen, de paseo, hasta un collado herboso del que arranca una pala también herbosa y que permite remontar fácilmente unos metros hasta que se alcanza de nuevo la arista que prácticamente llana  y se alarga al noroeste para alcanzar la poco significativa, desde aquí, Cima de la Roca Foradada situada a 2533 metros de altitud. Es la una y media.

En la Cima de la Roca Foradada.

            Hacemos una foto de cima enmarcando la espléndida aguja de la Tuca de la Llantía y contemplamos  el resto de arista que nos ha de llevar a las inmediaciones del paso de la Llantía tras alcanzar el Tucón Redondo.

Vista atrás desde Foradada.

            Aquí se acaban las rebajas y la arista cambia como de la noche al día hasta el punto de que no tenemos demasiado claro que resulte sencillito alcanzar nuestro objetivo pues hay de por medio un rosario de gendarmes con muy mala pinta, primos hermanos de los próximos de Sillerets, que nos pueden aguar la fiesta.
De Foradada en adelante la arista cambia radicalmente.

            Descendemos a una primera brecha apoyando las manos y nos enfrentamos al primer grupo de gendarmes con fácil acceso a la parte alta pero que se cortan enseguida en un paretazo que conduce a una segunda brecha.
Faldeo por el nordeste de los dientes más orientales.

            Juan se va a ver y nosotros tomamos un corredor sombrío, amplio y duro pues está todavía helado e iniciamos un faldeo por el nordeste.

            Con cuidado, ni siquiera perderemos 50 metros, bajamos hasta la base de un espolón e inmediatamente iniciamos el remonte por un pequeño tramo de pedrizas metamórficas que nos conducen a una doble rampa herbosa que nos puede devolver a la arista.

La Este del Tucón Redondo es entretenida.

            Queriendo aprovechar el viaje, atravesamos en diagonal ascendente en busca de alcanzar la arista del corredor más lejano sin darnos cuenta de que el colladito no pertenece a la arista que vamos recorriendo sino a un  contrafuerte que sale hacia el nordeste. Llegado a este punto tendremos que trepar el gendarme de más que habíamos faldeado y retornar a nuestra arista a la que llega Juan que también ha tenido que faldear los gendarmes por el sudoeste. Nos dirá que el muro se podía descender pero es algo que ha visto desde abajo.
La Cima del Tucón Redondo ensombrecida por la Tuca de la Llantía y la Canal Roya.

            Nos queda un segundo tramo de gendarmes y ni siquiera lo intentamos. Faldeamos el primero muy arriba e iniciamos un largo faldeo en suave descenso justamente por debajo de las placas cimeras. Se trata de las Canales Royas y precisamente, una de ellas será el objetivo de nuestro faldeo que se prolongará un centenar de metros pestosos pero asumibles y que nos depositarán en una erguida canal herbosa por la que ascenderemos alrededor de 50 metros y que nos retornaran a la arista fuera de las hostilidades.
La Canal Roya que utilizamos es muy erguida.

            Un par de suaves resaltes nos conducen a un casquete rocoso de potentes placas  en el que buscamos una corta progresión para alcanzar la Cima del Tucón Redondo situada a 2642 metros de altitud. Son las dos y media y este tramo de arista se nos ha llevado una hora.

            Ni siquiera miramos la continuación pues no nos interesa aunque no tiene mal aspecto. Lo que hemos visto nos sirve y mucho nos tenemos que equivocar pero bajaremos directamente sin tener que desandar la arista que acabamos de hacer y que ya teníamos descontada.
En la Cima del Tucón Redondo.

            La cima no tiene otra especialidad más que la de contemplar en primerísimo plano las Agujas de Sillerets y la Aguja de la Tuca de la Llantía absolutamente espléndidas.

            Comemos brevemente al abrigo de la brisilla que deambula discreta por estos parajes después de una complicada foto cimera y veinte minutos después iniciamos el descenso hacia el Refugio Angel Orús o del Forcao que está allá abajo recostado al solecillo de la tarde y en el fondo del Valle de Sillerets.
Iniciando el descenso directo hacia el Refugio del Forcau.

            Hay que descender una pala al norte del pico para orientarnos seguidamente al nordeste a salvo de las paredes y en busca de una comba  en la Ladera de los Sillerets.

            Utilizamos unas canalillas fáciles un tanto sombrías que bajamos con cuidado al encuentro del rellano. Desde allí descendemos un resalte en diagonal al este que nos sitúa en un amplio corredor bajo las paredes de la Norte de la Peña Foradada y desde el que contemplamos la ventana natural que es el origen del nombre del pico.

La Brecha de las Agujas del Forcau.

            Luego salimos un poco al sol y de resalte en resalte, todo ellos herbosos y fáciles vamos  bajando el vallecillo, mientras contemplamos la menos conocida de las estampas de las Agujas del Forcau,  hasta que tras describir una pequeña diagonal al este alcanzamos el emplazamiento de un ibonciecho en el que se origina el Barranco de la Espigantosa.
Reflejos de Escorbets desde el Ibonciecho de Espigantosa.

             Hacemos algunas fotos  y proseguimos con un par de resaltes fáciles más que nos depositan en el Refugio del Forcau situado a 2100 metros de altitud. Son las cuatro menos veinte.

            Los chicos se lo toman con calma visitando el refugio yo me quedo en la terraza al sol como los lagartos hasta que casi media hora después he de llamarles a capítulo: nos quedan 1000 metros por bajar y las botas me hacen bastante daño.

            Luego de reemprendido el descenso recordaremos el camino y nuestras andanzas por la zona llegándonos al Barranco de Eriste y paralelos al mismo continuar para abajo en busca de la Cascada de la Espigantosa a la que llegaremos finiquitando el camino, cruzando el puente y tomando la pista.

            La cascada siempre espléndida, cada día es más difícil de fotografiar debido al desarrollo de la vegetación circundante. Deberían cortas un par de árboles de hoja caediza y dejar una ventanilla para las instantáneas del recuerdo.

Imagen frontal de la Aigüeta de la val desde la pista.

            Luego, pista abajo, tras pasar por el aparcamiento en el que hay un solo coche, nos recorreremos los casi tres kilómetros de la misma hasta alcanzar el Puente de la Tramarrius y cerrar el bucle que habíamos abierto a la mañana. Hay que decir que si se sube con vehículo por la pista hasta el pequeño aparcamiento de las inmediaciones del puente, se puede evitar medía hora de subida y otra media de bajada.
Milenrama cerca de Eriste.

            Nos queda únicamente desandar el camino de la mañana que por la orilla derecha del Barranco de Eriste nos llevará al pueblo para liquidar una espléndida jornada con un desnivel exigente de alrededor de los 1650 metros más que menos. Son las seis y diez y nos ha costado un par de horas del refugio hasta aquí.

            En la plaza del pueblo charlamos con un desocupado abuelo al que el sol le está echando para casa, mientras recogemos los bártulos. Nos queda tarde, no mucha, para echar unas cervezas, picotear unas aceitunas, cenar y descansar. Mañana será otro día en el que nos ganaremos la comida.

5 comentarios:

  1. Buena ruta donde es dificil encontrar gente incluso en verano, pero las vistas desde ese cordal son para disfrutarlas
    un saludo!

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  2. ¡Hola Luis!
    Pues si, buen día no como hoy que está tristón, soledad asegurada, casi no vimos ni sarrios. Hasta el guarda del Forcau estaba solo.
    La verdad es que se trata de un balcón interesante con una estrella por encima de todo: la Aguja de la Llantía.
    El Tucón Redondo hubo que pelearlo y eso es bueno aunque desde el Forcau no entraña ninguna dificultad.
    Es una zona poco transitada por nosotros al menos y que ofrece un sin fin de opciones y también mucho tomate.
    ¡Que vaya bueno!

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  3. Yo..., yo..., no sabía qué pensar. Lo volví a leer, no fuera que no lo había entendido. Primero, descojone, luego, perplejidad, luego, otra vez descojone, para acabar recordando lo ya sabido; y es que mucha gente que sale al monte son en realidad, y tienen alma de turistas, no importa si llevan toda la vida subiendo y bajando montes, no importa si por cuestas de vacas o paredes imposibles.
    Ea, con un par: "a ver, quién sea responsable y se ocupe de estas cosas, a ver si me cortan esos árboles que me estropean la foto de recuerdo de mi gloriosa jornada montañera".
    Obviamente, cortar dos árboles no va a ser la sentencia de muerte de ese bosque. Es la actitud, la mentalidad del turista-palurdo-insensato.
    Lo dicho: del descojone, a la perplejidad, y de nuevo al descojone pero sin el menor atisbo de "ternura".

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  4. Como le dije a un buen amigo hace muchos años, "hace mucho que me di cuenta de lo único que tengo en común con el 99.99% de la gente que sale al monte, es que ellos y yo usamos botas, mochilas, sacos de dormir, piolets, y esas cosas".

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  5. ¡Hola "anónimo"!
    Deberías saber que el anonimato no merece ni la más mínima atención... pero yo incluso a los anónimos como tú, les condedo mi atencion si entran a mi blog.
    No entiendas que se trata de un juicio, nada más lejos de la realidad, yo no me considero apto parta juzgar como tú, en este caso a personas que no conoces o aunque las conocieras y que pretendes calificar de "despreciables turistas" en la montaña.
    No hará falta que te recuerde que incluso esos "depravados" turistas tienen derecho a la montaña igual que tú y que sus anhelos son tan respetables como los tuyos.
    Pero tu eres especial, debes mear colonia por lo menos, para despreciar con tú exclusivo criterio el de los demás.
    Yo abogo, entre otras cosas que no sé si conoceras, por el derecho de la gente a sacar del medio natural una fotografía y quisiera que ese fuera el mayor de los males, pues se trataría de un disfrute incruento incluso con la limpieza de un par de árboles para una foto que la harán cientos y cientos de visitantes sin "categoría."
    Te diré que en mi vida habré plantado algunos miles de árboles y te recordaré que todos los días, en este planeta, se extinguen un monton de especies de seres vivos, no de ejemplares eh y no por eso te voy a responsabilizar a tí, somos coorresponsables tú y yo; claro que tu existencia viene unida ineludiblemente a la muerte de infinidad de seres vivos, ¡para que tú vivas! y te permitas el lujo de juzgar y desprreciar a los dermás.
    Después de estas puntualizaciones puedes pasar del descojone a la preplejidad y te sujiero que seguidamente te pases a la educación y al respeto con ternura.
    ¡Ah, y leetelo un par de veces!
    Y como a todos, ¡Qur te vaya bueno!

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