Recorridos Azul, Rojo y Opcional Verde.
08-11-2022.
Desnivel ascendido150 m.
Distancia recorrida 2500 m.
Tiempo efectivo de marcha 45 minutos.
Mixto.
Muy fácil.
Rosa Mª. Martinez y Mariano Javierre.
No es que el Monasterio de Piedra quede lejos de Sabi, que si lo está, sino que nosotros llegaremos tras darnos un garbeo de varios días, para disfrutar de la arquitectura medieval castellano-extremeña tanto civil como religiosa. Yendo a tiro fijo visitaríamos: Medinaceli, Sigüenza, Torija, Alcalá de Henares, Coria, Cáceres, Mérida, Trujillo, Guadalupe, Talavera de la Reina y Toledo; algunos lugares ya eran conocidos y otros resultarían excelentes nuevas. Íbamos a disfrutar de objetivos concretos en unos casos y en otros de lo que el azar nos regalara sabiendo que siempre obtendríamos un disfrute placentero.
Por supuesto que en Mérida y en Medinaceli nos dimos un baño de arte romano que no románico conocido y entrañable. Se quedaron en el camino infinitos lugares de similar valor, pero todo es imposible. Nos encanta la piedra de sabor rancio y tuvimos hasta hartarnos.
De cualquier forma son las nueve de la mañana del 8 de noviembre de 2022, habíamos comenzado seis días antes, cuando entramos al recinto de los Jardines del Monasterio de Piedra, un espectacular lugar que ya conocemos, pero queremos recordar. La mañana está agradablemente manchada de nubes.
El contraste de algunas zonas de pinar y tierras secas con el frondoso bosque de ribera que se establece junto al cauce del Río Piedra es notable y desde fuera nadie puede imaginarse lo que se va a encontrar.
La visita se realiza siguiendo un camino, guiado por flechas azules y rojas que conforma un ocho. Además hay un breve recorrido extra, que aporta muy poco, balizado en verde. También hay abundantes carteles informativos.
Un suave camino, limpio y cuidado con esmero desciende introduciéndose en el Rellano del Vergel bajo una fronda vegetal que hoy otoña agradablemente pero que en medio de la canícula veraniega no tiene precio.
Enseguida aparece el agua que es la auténtica protagonista y con ella la Cascada de Los Baños de Diana, una doble cascada, de lo más espectacular del lugar.
El recorrido no es llano, con un desnivel entre puntos extremos de alrededor de 100 metros y ahora toca remontar en busca de las sucesivas cascadas de la Caprichosa y los Fresnos a la vez que el recorrido nos muestra pequeñas cuevas que se han formado con un agua extraordinariamente caliza.
Luego contemplaremos, en un tramo espectacular con un camino subterráneo lleno de escalones, la Gran Cueva de Iris y un gran boquete por el que se observa la Cascada de la Cola de Caballo a cuya base se llega tras otro tramo de túnel horizontal. La cascada tiene un salto de alrededor de 50 metros.
Seguidamente el río se arremansa en los estanques y el lago del Espejo y tras un especio de recreo rodeado de paredes vuelve por otro túnel al cauce principal. Allí de nuevo habrá que remontar de nuevo para contemplar los Chorreaderos, una preciosa cascada en la que las espumosas aguas juegan con el verde conformando un rincón delicioso.
De nuevo en la Zona del Vergel se puede añadir el circuito adicional en el que aparece un mirador para contemplar la Cola de Caballo y terminar la visita al Jardín del Monasterio.
Hemos estado completamente solos, el personal no madruga, en una primera vuelta en la que hemos empleado poco más de una hora y todavía nos daremos otra ahora sí con la gente que va llegando, no en vano es un lugar que atrae a visitantes de todas partes, especialmente provenientes de su extensa zona limítrofe y en todo tiempo particularmente en verano.
Se trata de un complejo privado al que hay que añadirle el Monasterio de Nuestra Señora de Piedra, un edificio de estilo entre Románico y Gótico en el que destaca su claustro y sus sótanos que albergan tres pequeños museos temáticos, casi todo en buen estado de conservación salvo una parte destruida.
Hay mucho aparcamiento, pero solamente se puede utilizar de las 8 a las 18 horas y es una actividad que puede hacerse con niños y con la única pretensión de relajarse si las aglomeraciones no lo impiden.
Hola Mariano.
ResponderEliminarBuena vuelta la que disteis para acabar en el Monasterio de Piedra, nosotros la última vez que estuvimos, fue para dar un paseo con Adrián, que el agua siempre es un elemento que gusta a los chicos.
Al lado, en Calmarza, está muy bien el barranco de la Tejera y el cañón del río Mesa. Sigüenza, me quede con las ganas de conocerlo.
Un saludo
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarEl Monasterio de Piedra es un lugar que hay que recorrer, nosotros ya lo conocíamos, para disfrutardel agua y más si comparas el contraste con el medio que lo rosea y eso que está el embalse allí mismo.
Queríamos disfrutarlo un rato al igual que el recorrido previo sin otro objetivo. De cuando en cuando merece la pena hacerlo relajadamnente sin grandes objetivos sabiendo que será algo muy parcial pero altamente gratificante.
¡Que vaya bueno!