Valle de Estós desde el Puerto de Gistaín. 4-8-06.
Refugio de Estós, Collado de Gistaín,
Granjas de Biadors, Virgen Blanca, Bordas de Llicierte y Urdiceto.
12-08-1987.
Desnivel ascendido 1600 m.
Desnivel descendido 1050 m.
Distancia recorrida 23500 m.
Tiempo efectivo de marcha 09:15 h.
Sol.
Fácil.
Senderismo.
Hay alguna posibilidad de transporte
público tanto al inicio como al final de la travesía pero será conveniente
consutar en cada momento.
Agua en los refugios y en los torrentes
y ríos del recorrido según costumbre y temporada.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Estós a Biadós procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Mapa de Biadós a Urdiceto procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Nos
despiertan a las seis y media de la mañana del 12 de Agosto de 1987. Es de
noche todavía y miramos con incertidumbre el cielo pues ha sido un verano tan
lluvioso que ni siquiera nos creemos el buen tiempo.
Desayunamos
tranquilamente pues queda mucho día por delante para la “guerra” y presumiendo
que tendremos todavía un buen rato de sombra nos cargamos las mochilas en los hombros
y se nos despejan dos de las incógnitas importantes que teníamos: no nos
molestan gran cosa las mochilas y el cielo está uniformemente despejado.
Salimos
alrededor de las siete, suavemente y por sendero bien marcado y valle arriba,
la jornada promete ser entretenida pero
nos hemos recuperado mucho, quedan por delante bastantes incógnitas menores pero
con las pilas cargadas llevamos la moral a tope.
En el tramo final de subida al Collado de Gistaín.
Del
Puerto de Gistaín nos separan unos escasos 800 metros de desnivel de los que
los primeros 500 son por una marcada senda instalada sobre la pradera alpina
que se continúan con un incierto pedregal para convertirse finalmente en una
empinada y fina gravera que se subirá con relativa facilidad gracias al sendero
trazado en la misma. Se nota el tránsito aunque no sea a estas horas.
El
camino se acuesta sobre la hierba y nos regala la brisa del noroeste que nos
permite recuperar la respiración tras el último repecho confirmándonos que
estamos en el collado. El altímetro marca 2600 metros.
-¡Calla
y échate al suelo!
-¿Qué
pasa…? Serán 100…
-Creo
que pasarán de los 200 o 300…
-¡Qué
manada de “sarrios”, rebecos, más preciosa!
El
mullido camino y el viento en dirección contraria han disimulado nuestra
presencia a una enorme manda de rebecos que pastan distraída y confiadamente en
el praderío que ocupa el collado. Luego, después de observarlos un buen rato
nos dejamos ver aunque lo único que produzcamos sea un ligero desplazamiento de
los ejemplares más próximos, lo que nos invita a pensar que debe tratarse de
una zona de reserva donde los cazadores no los han escarmentado. Nunca habíamos
visto tantos juntos.
Vado de Machimala. 3-10-12.
A
las nueve y media dejamos el collado junto al Forau de Gistaín en el que se
precipitan las aguas recogidas en el amplísimo rellano del collado y que
aflorarán más abajo engrosando al Cinqueta de Añes Cruces y nos detenemos al
abrigo del viento para almorzar un poco mientras contemplamos la subida de tres
jóvenes por el camino que nosotros hemos de bajar, detrás la imponente Mole de
Machimala con su aspecto amable además de inhóspito. Otra vez será.
El
valle hacia la Cabaña de Añes Cruces, orientado de este a oeste está vestido
predominantemente por praderío en el que el descenso por camino bien marcado es
bastante continuado de tal forma que fácilmente nos vemos en la Señal de Biadós
para despedirnos de Machimala y orientarnos claramente al sur continuando valle
abajo. Pero ahora el descenso es más leve, el barranco se ahonda y se empieza a
advertir la presencia del Posets a nuestra izquierda.
El
sol ya en lo alto está vivo y comenzamos a cruzarnos con excursionistas.
Nosotros bajamos con ganas de alcanzar el fondo del valle y pronto aparecerán
las Granjas de Biadós tan llenas de actividad. Este valle nos resulta un tanto
curioso debido a la importante actividad de los ganaderos que distribuyen el
día entre faenar con la hierba en los prados y bordas con el arreo de las vacas
de aquí para allá.
Hacia Biadós desde la Virgen Blanca.
Entramos
en camino conocido y me acerco al Refugio de Biadós para dejar un recado a
nuestro amigo Luis, que no se creía nuestra “locura” cuando le contamos al amor
de las llamas del hogar de su casa de Plan nuestro proyecto. Le harán llegar la
nota a su destinatario.
Entre
tanto, mi esposa que ha marchado por delante pista abajo y que está harta de
recorrer ciudades europeas a golpe de plano y es capaz de confundirse yendo de
un lado a otro de un simple canto rodado cuando no pone la debida atención, se
marca una de las suyas: está bajando con un único horizonte en el Rellano del Campamento
de la Virgen Blanca y se marcha hacia el Refugio de Tabernés.
Bajo
hasta el puente, no la veo, la espero, la
busco… teníamos que haber llegado a la vez… por fin, allá baja. Tendremos nuestra correspondiente marimorena
que terminamos en medio del Ejército Español que tiene tomado el Rellano de la
Virgen Blanca.
Aquí
y ahora es tanto el calor que hasta yo me decido a ahogar el cabreo en el río
que como imaginaba, acuchilla. Son unos chapuzones relampagueantes, Rosa no
tanto a pesar de que lleva los pies un tanto castigados y nunca se precipita
pisando gravas descalza.
Montó y el Refugio de Biadós. 17-7-10.
En
bañador y a pleno sol, estamos a 1500 metros de altitud, nos secamos tranquilamente
mientras comemos nuestra repetida comida buena para transportar, conservar y
con un peso aceptable: sardinas, frutos secos, chocolate, galletas, quesitos y
un vaso de café con leche, somos tradicionales y quedamos de cine más después
de una hora de descanso total, lo que se
traduce en pereza a la hora de levantar el vuelo.
Después
de comer hemos restaurado con esparadrapo los pies de Rosa pero estoy
preocupado porque le he visto poner excesivo cuidado en el descenso que no ha
sido precisamente rápido.
A
muy buena hora pues son las dos y media, abandonamos la plana, verde y rumorosa
Orilla del Cinqueta de Añes Cruces para emprender la Ladera Sur del Montó por una
pedregosa y soleada pista que clementemente se introduce en un bosque de pino
silvestre y fresno de camino a las Bordas de Llicirte. El tiempo parece que se
ha estabilizado definitivamente.
Llegando al Campamento de la Virgen Blanca. 3-10-12.
El
camino desconocido y no muy claro nos invita antes de virar demasiado al oeste
a preguntar en una borda. Nos confirman el Camino a Urdiceto saliendo del
sesteo del mediodía y nos invitan a un trago de vino de bota; menean la cabeza
al saber lo nuestro y nos desean suerte no sin advertirnos que podemos acabar
en Francia a poco que nos descuidemos. Buena gente que echa la siesta al sol
acostados sobre las piedras de las paredes de los prados con la cabeza
cubierta.
Seguimos
al noroeste por unas lomas verdosas y arboladas, dejamos al sur un profundo y
precioso valle y descubrimos a lo lejos la Cabaña de Cubridors. Estamos en un
auténtico rompepiernas en el que tan pronto ganamos 50 metros como los
perdemos. Vamos animados aunque el sol ajusticia impío.
La
tarde se dilata y el camino comienza a vagar por el Barranco Montarruegos.
Echamos nuestras correspondientes “gaseosas de pito,” sodas en lugar de litines, para matar la sed,
el calor, el cansancio, la ansiedad y el aburrimiento. Mientras no acabemos en
Francia. Nos salvará que el Puerto de Plan está 200 metros más alto que el de
Urdiceto.
La
Cresta de Formigons, además de volver loca a la brújula más pausada pone a
prueba nuestra resistencia. Bien se vale que hemos encontrado algún hito.
Valle de sallena desde el Collado de Urdiceto. 3-10-12.
Sabemos
que momentos como éstos llegan: el altímetro se para, las botas se vuelven de
plomo, paras más que andas, tienes la moral por los suelos y no ves solución de
continuidad pues para colmo has imaginado el camino por otro lugar.
Un
ligerísimo vientecillo nos saluda cuando la Cresta de Formigons se allana en el
Cau y el altímetro marca los 2300 metros. El ibón tiene que estar allí por
narices.
Encontramos
a un grupo de una treintena de jóvenes montañeros que están haciendo la
travesía en sentido contrario y prácticamente sin equipo por lo que deducimos
que la ayuda logística debe ser absoluta y nos confirma nuestra buena dirección. El eterno camino conduce al Paso
de los Caballos desde el que avistaremos el Ibón de la Solana de Urdiceto y
alcanzaremos la pista.
Los
200 metros de pista se hacen infinitos. Son las seis y cuarto de la tarde
cuando llegamos al Lago de Urdiceto con lo que termina nuestra segunda jornada.
-¡Mira,
un camión!
-Sí,
y lo bien que estaríamos sentados en la caja, ¡yo con estos pies no tengo ganas
de nada!
-Anda,
que si hubiera algún coche… pero estarán llenos, seguro.
Refugio del Collado del Paso del Caballo. 29-8-98.
De
estas lindezas hablamos. Me acerco a la orilla del lago para coger agua y me
sobresalta el sonido del motor de un vehículo que no hemos visto pues está
detrás de un barracón.
Subo
a todo trapo a la pista, se para…
-¡Vamos, que nos
bajan!
En
un instante, recogido lo poco ensanchado y calzada Rosa, estamos sentados en el
coche y pista abajo. Son unos trabajadores que realizan reparaciones en la
presa y con los que hablamos un poco de todo pues habrá tiempo de sobra hasta
para adelantar al camión y dar incontables tumbos en una pista que está
infernal.
Llegados
a Bielsa, ellos van más abajo, no aceptan nuestra invitación pues van con
prisa, nos dejan en la carretera debajo del pueblo cuando son las siete y poco.
Cetral de Urdiceto. 29-8-98.
Estamos
en Bielsa, mirando al Valle del Cao que era nuestro previsto desayuno para el
día siguiente y acampamos sin mirar demasiado entre la carretera y el Cinca,
limpiando de maleza el lugar para poder plantar la tienda. El lugar es malo
pero sabemos de la dificultad de acampar cerca de un pueblo de montaña en el
que cada metro cuadrado es un prado explotable para la obtención de hierba.
Cenamos
con enormes mosquitos librándonos muy bien de que se cuelen dentro de la tienda
pues nos podrían dar una noche toledana; luego, casi nos adueñamos del bar del
hotel próximo, tomamos unas cervezas, utilizamos los aseos, repostamos agua y
después la prensa y un café con leche. Hemos ganado solamente tres horas que
suponemos nos costaría bajar por el Ibón del Cao pero los derrotados de hace
tan solo tres horas somos unos animados ganadores que llevan una pequeña
ventaja pero nos preocupan los pies de
Rosa más teniendo en cuenta que nos esperan platos francamente fuertes.
Para ver la Continuación.
Para ver la Continuación.
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