Paredes del Fondo del Circo de Pineta.5-10-11.
Cuello de Robiñera, Ibones y Barranco de
la Larry, Pineta, Gran Cascada, Balcón de Pineta, Breha Tucarroya y Rellano del
balcón de Pineta.
14-08-1987.
Desnivel ascendido 1268 m.
Desnivel descendido. 1650 m.
Distancia recorrida 21000 m.
Tiempo efectivo de marcha 09 h.
Sol.
Fácil.
Senderismo.
Jornada exigente si se ha de hacer con
carga.
Agua en el Cuello de Robiñera, en los
Ibones y Barranco de la Larry, en Pineta, en el Ibón de Tucaroya y en el Cinca.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa del Collado de Robiñera al Balcón de Pineta procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Empieza
a clarear el alba cuando nos levantamos al 14 de Agosto del 87. Estamos a 2850
metros de altitud en el Cuello de Robiñera y la temperatura es impensable.
Pasamos revista con nuestros ojos y todo está en su sitio: el Perdido
despierto, los Ibones de la Larry medio
dormidos y nosotros, con el sueño de quedarnos aquí, desayunamos, recogemos los
bártulos e incluso algunas piedras dispersas en el praderío, lo dejamos todo
impoluto como es nuestra costumbre abrigando la esperanza de que quede mejor de
lo que lo hemos encontrado. Tenemos costumbre de arrimar piedras a los abrigos,
barrer los refugios si se es posible… se pueden hacer tantas cosas que cuestan
tan poco…
Salimos
a las siete y media derrumbándonos pedregal abajo hacia los ibones. El cielo se
araña de nubes de escaso desarrollo vertical que nos van a filtrar el sol con
lo que el agradable fresquito de la mañana se va a prolongar un rato pues hemos
de bajar 1500 metros de desnivel.
Ibones de La Larry desde el Cuello de Robiñera. 6-8-03.
Tras
despedirnos del ahora oscuro y acantilado Cresterío de la Munia, al amparo del
Pico Robiñera llegamos a la vacía y extraña cubeta lacustre donde se asientan
los dos Ibones de la Larry. Se respira una soledad especial en el lugar.
Acompañamos
al barranco valle abajo hasta encontrarnos con la pradera alpina salpicada de
hitos hechos con estacas de madera que sin duda guiarán a los campistas que
saliendo de entre la multitud de Pineta se atreven, más arriba de los llanos,
con los ibones.
Hemos
descendido 800 metros, nos cruzamos con
los más madrugadores y nos detenemos para almorzar vigilados por el Perdido. Un
sudoroso montañero, el repecho es importante, se detiene junto a nosotros y
conversamos. Nos dirá que pasaron el glaciar sin crampones, nosotros le
informamos de la zona a la que va y de la que venimos.
Robiñera tras los Ibones de la Larry. 13-9-13.
Se
va disipando la nubosidad a la vez que aparecen las primeras huellas de la
calima con lo que el día puede ser una copia del anterior.
Seguimos
bajando y nos precipitamos vertiginosamente en la herbosa y vertical pared
norte que cierra el Circo de los Ibones de la Larry para recorrerlo
posteriormente por un pateado sendero.
Es
mediodía cuando desde el límite superior del arbolado contemplamos el Parador
de Pineta y la multicolor acampada de la que huiremos mientras podamos, lo
nuestro es otra cosa y decididos a perder el mínimo de altura iniciamos el
descenso del sendero boscoso cuando aparece un camino forestal muy transitado
que se dirige al oeste.
La Munia y el Ibón Sur de la Larry desde el Collado de las Puertas. 13-9-13.
Dispuestos
a pasar si fuera preciso hasta el barranco a nado lo tomamos dándonos cuenta
inmediatamente de que se trata de un camino perfectamente acondicionado por los
equipos de conservación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en cuyos
límites hemos entrado.
Dulcemente
sombreado es recorrido por un buen número de paseantes nos conduce e incorpora
al camino general del valle, concurrido y polvoriento en extremo pues la Gran
Cascada atrae.
Decidimos
ganar altura y a falta de sombras
acerarnos al frescor del agua pulverizada que se despeña desde el Balcón de
Pineta formando un rosario sinigual de cascadas.
Llanos de la Larry, Punta Blanca y la Munia. 16-10-10.
Fuera
de la vorágine de los visitantes y sumergidos en el fragor de las espumosas
aguas, nos aseamos y comemos en bañador mitigando los rigores de un sol de
auténtica justicia mientras nos concentramos en la tarde que nos espera.
Son
las dos cuando abandonamos la orilla del barranco y comenzamos a remontar el
circo. Nos separa del balcón de Pineta 1100 metros de vertiginoso y decidido
desnivel por un hollado y serpenteante camino que hemos visto en fotografía.
A
estas alturas de la travesía pensamos que o la has abandonado o que te echen lo
que quieran: nos encontramos fuertes como osos y subimos suavemente a un ritmo
de 500 metros por hora con paradas cada 200 metros y el altímetro se está
llevando su palo con los rigores de nuestra espléndida forma.
Llanos de la Larry. 22-6-05.
Contemplamos
elevados la sinuosa senda por la que hemos ido ascendiendo, queda perdida allá
en el fondo la recóndita Pradera de Pineta y ya muy altos nos comemos el limón
que llevábamos por si surgía alguna pájara.
La
gente baja apresurada y nosotros sin problemas, a las cinco y cuarto estamos en
la Cruz de Marboré.
Echando
pestes por la cantidad de basura que encontramos, posiblemente por su aspecto
proveniente de Pineta y que no ha vuelto al lugar de dónde salió, avanzamos a
través de un impresionante caos calizo que suavemente se eleva hacia el Collado
de Astazu. Contemplando las enormes magnitudes de la cubeta nos acercamos al
ibón.
Ibón y Brecha Tucarroya. 6-10-11.
Dejamos
las mochilas y casi en bañador continuamos hacia el ibón de camino a la Brecha
de Tucarroya. Hay tiendas acampadas en la orilla sudoeste.
Pasamos
por las huellas y los restos de las obras para represar brevemente el Ibón de
Marboré cuyo entorno se ha convertido
hoy en un basurero donde destaca la chatarra que tardará cientos de años en
desaparecer si la educación y la cultura de este país no lo remedia y
francamente, no llevamos camino de ello. Claro que la sociedad que lo explotó no
sé si sigue haciéndolo, sí estuvo presta para recoger los beneficios económicos
de la explotación aunque no tuvo la misma presteza para recoger sus basuras y
adecentar el lugar y es que una sociedad especulativa como la nuestra no está
para esas zarandajas. En Respomuso y Bachimaña la misma película.
El
ibón, si se mira desde la presa, está allí como si llevara siglos comprimido a
la Pared de Tucarroya y petrificado testigo del caos de gris silencio calcáreo
que las últimas glaciaciones del cuaternario regalaron al Pirineo.
En la Brecha Tucarroya. 14-8-87.
Nos
sentimos definitivamente minúsculos ante las colosales dimensiones que pasan
desapercibidas hasta que no llegas a dominar la vastísima extensión del caos
rocoso de Marboré y el ibón que a primera vista parece una charca grande,
adquiere su definitiva magnitud al rodearlo para llegar por el este a la Brecha
de Tucarroya. Allí está el refugio, pequeño y sucio, guardando su intemporal equilibrio
de venteado y minúsculo collado. En un lugar internacional, internacionales
basuras que no deben acumularse en mayores cantidades debido a que se
precipitan a ambos lados del collado. En todas partes cocemos las mismas habas.
Glaciar en la Norte del Perdido desde el Ibón de Tucarroya. 6-10-11.
La
chimenea que se despeña hacia el Circo de Estaube es vertiginosa, luego se
dilata el panorama con las estribaciones del Pico Monferrant. Los Astazus de
amable aspecto te conducen por su cuello al recordado e imaginado Circo de
Gavarnie y cara al sol, te encuentras con la inevitable y colosal pared que,
ahora ya tan próxima, se ha llenado de relieves y colores y aquellas manchas
blancas desde el Cuello de Robiñera se han convertido en enormes escalones de
un glaciar que en franco retroceso defiende aguerrido la Cara Norte del
Perdido.
Desandamos
largamente nuestros pasos perdiéndonos
de nuevo en la inmensidad de la cubeta. Hemos recogido nuestras mochilas y nos
sumergimos en la sombra que proyecta ya la gran pared para plantar nuestra
Mckinley en mitad de la cubeta próximos a un torrente, quizás en una de las
brevísimas manchas de verde frente al Glaciar de Monteperdido y en un lugar inmaculado en el que hay
protectores para fuegos por lo que
deducimos que se trata de un lugar habitual para acampar. Por suerte no todo
está perdido.
Hacemos
la cena bajo la supervisión del Cilindro de Marboré, serio y circunspecto. Es
nuestra comida caliente del día que agradecen nuestros estómagos más si cabe ya
que no hemos consumido nuestras vituallas de media tarde.
Croquis etapa cuatro de la travesía.
El
silencio es absolutamente sagrado siempre que no te aproximes al lecho del, a
estas horas, tumultuoso barranco que podríamos decir se encuentra en plenos
ejercicios de calentamiento antes del impresionante salto que precipitarán sus
aguas al llano de Pineta.
Unos
franceses dormitan ya en su tienda a pesar de que la tarde es agradabilísima y
el marco además de incomparable es sobrecogedor. Nosotros nos empiltramos
cuando son poco más de las nueve y todavía no se asoman las estrellas.
Para ver la Continuación.
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