11 ago 1987

1-87. TRAVESÍA BENASQUE-ORDESA. PERDIGUERO 87. 11-08-1987.


Perdiguero desde el Hito Este. 13-9-02.

Plan de Baños, Valle y Portal de Remuñé, Ibón de Literola, Collado Obago, Arista Este, Hito Este y Perdiguero, Collado Obago, Valle y Refugio de Estós.
11-08-1987.
Salida 06:45 h. Llegada 20:30 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa del Perdiguero procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Casi nunca se llega a saber,  cuándo un proyecto está ya perfilado, el momento en el que apareció con cierto carácter de posibilidad en nuestra mente. No sabes si fue en esos momentos anteriores al sueño donde tu mente cabalga lúcidamente los más anhelados espacios, o sugerido por una sencilla conversación pendiente debajo de un monte. Será original o no, pero lo que sí está asegurado es que con el tiempo, y todo requiere su tiempo, aquella idea se convierte en un ser querido.
            Como mínimo y después de aquella mañana tormentosa de finales de Julio del 85 en el que se veía frustrada la cabalgada  entre Ordesa y Pineta, el proyecto había nacido con fuerza. El Invierno del 86 lo alimentó y puso término: Benasque.
            Sesiones de mapas para ajustar recorridos y tiempos y comentarios con amigos lo van haciendo más nuestro y más próximo.

Baños de Benasque. 13-10-07.

            Lo más embarazoso de nuestro Pirineo son las comunicaciones: malas carreteras, peores pistas,  ferrocarril en un solo punto y ausencia casi total de líneas de autobús son una auténtica maravilla para la imaginación y  terminar diciendo “esto  son lentejas, si quieres las comes y si no… comes lentejas” La travesía hay que organizarla teniendo estas “gracias” en cuenta y no contando con todo el tiempo del mundo.
            Salimos de nuestro error inicial y decidimos partir de Benasque y vuelta a recalcular, a hacer listas, a pesarlo todo pues la experiencia nos dice que las mochilas serán finalmente un auténtico chollo, llevando primero lo imprescindible, después lo necesario para una interesante autonomía y comodidad, luego lo justo para un sobrio placer,  lo de siempre para el recuerdo y después… no hay después pues nos quedamos sin travesía.
            Otra lista con recortes casi dolorosos pues la batalla entre lo deseable y lo posible está en todo su fragor y al final se impondrá la fría realidad de las distancias y los desniveles que permiten dejar el asunto visto para sentencia.

Cresta de Canaletes y un resalte por debajo de la Pleta des Capellans. 21-8-17.

            El tiempo tormentoso no acompaña, la víspera pesamos las mochilas y la báscula nos martillea con sus 30 kilos a repartir para dos que en una tarde de tormenta  con las esperanzas por los suelos, es mucho peso y los últimos partes meteorológicos nos precipitan para aplazar la travesía y marchar a la playa pues nuestra caravana está preparada.
            Serás quince días de sol, agua, luz, calor y relax con nuestras mentes en mayores altitudes. El tiempo mejora y se estabiliza pues “no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.” La decisión un acierto.
            Recomponer las mochilas es cuestión de minutos. El tiempo es bueno y salimos para Huesca, a media tarde. Visitamos a nuestro amigo Jaime, dejamos el coche en su casa y nos cargamos las mochilas en una soleada tarde de San Lorenzo pues es 10 de Agosto. Tomaremos el Autobús de Benasque que en tres horas nos llevará hasta allí.

Valle de Remuñé. 21-8-17.

            El cielo se cubre hacia el Congosto del Ventamillo, un accidente de tráfico intrascendente nos detiene media hora en la carretera y se echa la noche encima. En Benasque vamos a buscar el único taxi que hay para que nos suba al Plan de los Baños pero la tienda está a tope  y allí está su negocio. Ni siquiera atendemos demasiado sus explicaciones que no son necesarias  y ligeramente contrariados por no utilizar otros términos, nos echamos a la carretera para llegar andando hasta alguna área de acampada si fuera necesario haciendo autoestop sin siquiera detenernos.
            El destino parece querer compensar nuestros infortunios y a la salida del pueblo, un matrimonio que está hospedado en un cámping,  nos para. Cuando vamos a llegar a Linsoles y sabemos cuál es su destino les decimos que se han pasado y se dan la vuelta dejándonos en la Entrada del Plan de Senarta.


Tuca de Ixeia, Posets y Portal de Remuñé desde Mall Barrat. 21-8-17.

            Mientras decidimos si bajamos a acampar o proseguimos andando hasta el Plan de los Baños, una pareja de jóvenes nos para y nos deposita suavemente  en la Parte Alta del Plan de los Baños, ellos están acampados muy abajo y nosotros marcharemos para arriba… menos mal que somos gente medianamente educada y damos las gracias antes de salir del coche.
            Buscamos un claro en medio del bosque de tiendas y caravanas acampadas en torno a un potente foco de luz, plantamos nuestra tienda en medio de la concurrencia infantil, nos comemos nuestro preparado bocadillo y nos quieren invitar pero nuestro contento es mayor que nuestro apetito. Preparamos el desayuno mientras les comentamos nuestro proyecto y nos desean suerte pues la vamos a necesitar piensan y pensamos.
            Bajo un cielo de nubes  que dejan traslucir para nuestra esperanza, el tenue rutileo de algunas estrellas, nos metemos en nuestra tienda con cierta sonrisa de agradecimiento por nuestro destino y la inquietud anhelante por el futuro. Nos arropan los conversaciones, intrascendentes para nosotros, de nuestros vecinos.



Valle de Remuñé desde el Portal de Remuñé. 16-8-04. 

            Son casi las seis de la mañana del 11 de Agosto de 1987. Ahora es nuestra hora.
            Desayunamos sin apetito, recogemos la tienda y nuestros enseres y sigilosamente abandonamos nuestro primer campamento. Cuando llegamos a la carretera echamos la vista al plan que sigue oscuro y dormido. Una hora de asfalto después estamos en la Entrada al Valle de Remuñé iluminado por el sol que para nosotros es como un pájaro que recién nacido vuela a ras de tierra acompañado para nuestra suerte de un cielo bastante azul. Cojo con el Tomavistas el Plan de Están y la Entrada a Remuñé  mientras mi esposa marcha valle adelante decidida. Son brevísimos metros empinados que nos recuerdan la jornada que nos espera, que como suelo decir yo, será valiente. Hemos despegado a 1500 metros, la Cima del Perdiguero se ve lejos y apenas se puede imaginar uno al Refugio de Estós.

La Este del Perdiguero. 18-7-09.

            Avanzamos por la orilla izquierda del barranco por camino conocido del año pasado pues nuestra amiga Rosa tenía ceguera especial con el Perdiguero y habíamos ido a estirar la nariz por el valle que hasta hace relativamente poco era raramente conocido y por demás encantador. Ahora nos guías la Forca de Remuñé aunque el valle no tiene pérdida.
            Hay un abrigado nevero en la zona de los ibones aunque se trata de un rellano en el que sestea vagamente el barranco,  el sol se emboza entre grises y uniformes masas nubosas y la brisa que va valle abajo nos pone los anoraks para almorzar.
            Hemos previsto un desayuno ligero para unirlo a un pequeño almuerzo a mitad de mañana haciéndolo coincidir con un rato de descanso: un poco de pan con algo de embutido y queso, somos paniceros y qué le vamos a hacer.

El Perdiguero desde uno de nuestros campamentos en el Ibón Blanco de Literola. 16-8-04.

            Se nos va cerca de media hora sin darnos cuenta entre especulaciones de por dónde vamos a continuar ya que no lo conocemos y la documentación consultada tampoco lo indicaba. De cualquier forma se trata de una ruta poco transitada como comprobaremos.
            Atacamos por la derecha del barranco en dirección al centro para dejar la Forca a nuestra derecha. La subida se realiza por un pedregal granítico del que conocíamos de vista los primeros 400 metros de desnivel. Pasados estos, enseguida seguiremos por terreno mixto con nieve blanda
            Hemos encontrado a un par de alemanes y a un grupo de franceses cuando alcanzamos el Portal de Remuñé vigilados por el Perdiguero. De aquí al Collado Obago nos queda una faena corriente de la orografía pirenaica: hay que bajar hasta la Cubeta de los Ibones de Literola, por encima de los 100 metros de desnivel que resultarán, cuando menos entretenidos para tomar el espolón sur que arranca en el Collado Obago y recuperar la altura perdida cuando menos. Total que estamos a 2800 metros y en una hora delicada: mala para comer y no demasiado buena para proseguir pues habíamos  determinado dejar aparcadas las mochilas y hacer el pico sin peso ya que llevábamos seis horas con ellas a las espaldas y se empezaban a notar además de que era camino de vuelta.

Hito Este del Perdiguero y Perdigueret desde la Cima del perdiguero. 12-6-05.

            Con un cielo gris y ligeros como plumas sin peso continuamos la ascensión por el ya familiar pedregal del espolón sur. Subimos por cualquier sitio pues es piedra grande con lo que se facilita la progresión aunque requiere un generoso esfuerzo.
Saludamos a una pareja de montañeros, parecen padre e hijo; debe ser en el promontorio del Hito Este del perdiguero y enseguida alcanzamos la Cima del Pico Perdiguero a 3221 metros cuando el reloj está cerca de las dos de la tarde.
            Respiramos pues son ya 1800 los metros subidos que pesan lo suyo a pesar de ser el primer día de marcha. El paisaje está un tanto cerrado  pero a pesar de eso podemos ver la Cresta de los Portillones, el Ibón de Oo, el Macizo de la Maladeta, la Depresión de Cregüeña y el Valle de Estós con el Posets como testigo. Pasamos media hora en la cima contemplando los alrededores y tomando vistas y fotos. El Posets descubierto se resiste lo suyo.

Valle de Estós. 6-9-13.

            Desandamos la cresta yéndonos un poco al este y contemplando el Ibón de Literola espléndidamente azul que es blandamente navegado por un agonizante y desmoronado nevero.
            Son las cuatro de la tarde cuando, recogidas las mochilas buscamos un reguero con agua y nos disponemos a comer. No tenemos demasiado apetito pero estamos un poco tocados. Sardinas, quesitos y un vaso de leche acompañados por el viento que se ha levantado nada más llegar al collado, lo que es interpretado como una buena señal.
            Ajusticiada toda la comida nos disponemos para lo que prevemos como un largo descenso. No nos equivocábamos: el descenso no será largo, se nos hará interminable, cierto es que bajamos con ritmo lento.

Ibón de la Escrpinosa, Cresta de Gargallosa y Perdiguero.13-7-16.

            Poco a poco han dejado de doler los hombros y ahora molestan las rodillas denunciando con descaro la paliza. Nos detenemos en el Ibonciecho del Perdigueret buscado personales alivios de la fatiga: yo me limito a descansar. También se puede tomar un recuperador baño helado entre remotos sonidos de tintineantes esquilas.
            La Cabaña del Turmo se convierte en una pesadilla pues caminamos con acentuada malagana. Para colmo y en una barrera rocosa en el límite del roquedo con la pradera alpina nos embarcamos con unos arriesgados pasos en lugar de perder un poco de tiempo buscando el camino que, por cierto, estaba al lado. Llegamos a la pradera enfadados con nosotros mismos por cabezudos.
            Un joven acampado que tampoco conoce no nos aclara nada  y proseguimos con un considerable descenso hacia el barranco que rumorea muy profundo. Pasamos junto al Sistema de Turmo.

Aguja de Bardamina y Pinaré llegando al Refugio de Estós.20-7-09.

            Cuando alcanzamos el Barranco de Estós está la tarde caída y con nuestra maltrecha moral, un tanto recompuesta continuamos valle arriba, sabedores de que el final de nuestra larga etapa está próximo.
            Avistamos finalmente el Refugio de Estós entre dos luces a 1850 metros de altitud. Nos queda una cuesta que se nos hará interminable y llegaremos a las ocho y media de la tarde después de más de trece horas de marcha.
            En el Refugio de Estós pedimos inmediatamente literas pues además de que no tenemos demasiadas ganas de montar la tienda nos permitirá descansar un poco más ahorrando algo de tiempo.

Croquis de la primera etapa de la travesía.

            Se trata de un hotel más que un refugio de montaña y ya es hora de que se hagan las cosas bien donde se puede hacer bien, está bastante concurrido pues colma muchas aspiraciones montañeras. Nos colamos en la cocina libre donde nos preparamos nuestra cena pasada por el butano: dos platos calientes y un vaso de leche ídem.
            Mi señora se tomará una “reconfortadora” ducha con agua del tiempo que a mí me arruga hasta el ombligo, me libraré yo de esos placeres acuosos tanto como de hacerme pipí en la litera. Prefiero asearme racionalmente y por partes mientras ella alerta al refugio con sus chillos y resoplidos bajo la ducha.
            Luego nos perdemos en la segunda planta del refugio, acompañados de una de las guardas, en medio del follón monumental que impera por allí, nuestro rollo es otro. Son las diez y cuarto y probablemente, aunque se caiga todo el Posets acompañado de las Espadas sobre el refugio, igual ni nos enteramos.

Para ver la Continuación.

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