Hacia Sotlló.
Collado Verdaguer, Cara Sur, Pico Verdaguer, Coll de
Riufred, Arista Nordeste, Montcalm, Coll de Riufred, Cara eEte, Pic Sotllo,
Arista Sudoeste, Esdtanis de Estats y Sotllo y Refugio de Vall Ferrera.
07-08-1998.
Salida 10 h. Llegada 18 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.
Juan
Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Sotllo procedente de Alpina. Vía en amarillo.
Alrededor
de las diez de la mañana del 7 de Agosto de este año 98 continuamos nuestra
marcha sabedores ya de que el circo nos costará menos de lo que anunciaba Juan
Buisé.
En la Cima del Jacinto Verdaguer con Ontcalm detrás. 7-8-98.
En esta
zona sí que hay personal que transita del Montcalm a la Pica.. Nosotros nos
vamos hacia el collado de separación con el Pico Verdaguer. Hemos de descender
por un pedregal alrededor de 100 metros para ascender también por pedregal
otros tantos metros que nos faltan para alcanzar la cima del Pico Verdaguer
situado a 3131 metros de altitud, cuarto
tresmil de la jornada. Son las diez y
cuarto de la mañana, de una espléndida mañana que posiblemente por abajo
corresponda a un día asfixiante.
En la
cima, un montañero que ha hecho una escapada en solitario nos hace una
fotografía.
Hacia el Coll de Riufred.
Prácticamente
sin pausa, pues no es necesario ni interesante, por medio de la pared
convertida en un inestable canchal metamórfico nos dirigimos directamente y en
dirección casi este hacia el Collado de Riufred, paro lo que habrá que bajar
sobre 150 metros. Hacemos un par de citas innecesarias, curiosas e
intrascendentes que no pasarán el invierno con dos barras de piedra espectaculares por su forma y
dimensiones.
Montcalm desde Verdaguer.
La
subida al Montcalm se hace por la apacible arista nordeste que se convierte en
loma suave pintada delicadamente al blanco níveo. Se trata del único pico en el
que han permanecido restos de la última nevada del verano.
Cima de Montcalm.
Son unos
fáciles 100 metros que ni siquiera nos quitan el aliento los que nos depositan
en la apacible cima del Montcalm a 3077 metros de altitud cuando son las once
menos cuarto.
Gabarró, Estats y Verdaguer desde Montcalm.
En la
cima hay dos grupos de franceses. Con uno de ellos charlaremos y bromearemos un
poco, nos harán y haremos unas fotografías y uno de ellos nos indicará algunos
picos lejanos que desconocemos como el Puigmal, el Canigó, el Carlit... Pasamos
casi media hora disfrutando del pico y
del día.
Sotllo y Estats en el fondo del circo de Estats.
Volvemos
al Collado de Riufred y siguiendo la huella en neveros residuales del fondo nos
vamos en dirección oeste y perdiendo altura hacia los Ibones de Barz
pasando bajo los verticales paredones de la cara norte del Pico Verdaguer.
Montcalm desde la Norte de Verdaguer.
Probamos
un nevero que no ha recibido todavía el sol y la falta de tres huellas nos
obliga a contornearlo por debajo, al grande ya no vamos desde aquí y arrancando
de los 2770 metros aproximadamente, nos vamos directamente de frente hacia la
cima de nuestro último objetivo, el Pico Sotllo en dirección sur.
Nevero persistente en la Norte del Verdaguer.
Cara Nordeste de Sotllo.
Ascendemos
un espolón pedregoso y soleado, absolutamente inestable y fácil que nos acerca
a la arista este del pico que nace en el
Collado de Sotllo a 2894 metros de altitud. De allí para arriba, la pared,
absolutamente descompuesta se empina bastante pero mentalizados subimos, Rosa
va picada, de ello me he encargado, como motos.
Cima del Sotllo.
Con
algún apoyo de manos es suficiente, y
nos ha sobrado con una hora desde la salida de Montcalm, con lo que hemos
pulverizado todas las previsiones e incluso nuestros propios cálculos, son las doce y cuarto cuando alcanzamos la
cima del Pico de Sotllo situada a 3077 metros de altitud, sexto y último
tresmil del circo y del día.
Montcalm, Verdaguer, Estats y Gabarró desde Sotllo.
Hacemos
alguna foto y echamos un buen trago mientras llegan unos vascos por la arista
que nosotros vamos a utilizar en el descenso. Nos hacen y hacemos unas fotos.
Monteixo al sur de la Pica.
Un
cuarto de hora después iniciamos el descenso por la arista sur hasta el collado
sur para alcanzar nuestra tienda. El
barranco que nace del collado es
impracticable en su parte inferior con lo que hemos de atravesarlo y bajar por
las campas herbosas y escalonadas que se reparten por la pared del contrafuerte
que separa el Circo de Sotllo de la Coma de Estats.
Cuando
lo estamos atravesando localizo una manada de rebecos. Juan que va delante se
va hacia ellos que huyen no de muy buena gana. Pronto me doy cuenta que se ha
quedado separado uno pequeño. Está ciego. Juan se acerca, lo persigue con
cuidado y terminará haciéndole una foto en primer plano, luego lo dejará
marchar. Hay que ver cómo se defiende, a pesar de estar ciego, en un medio tan
abrupto y difícil como éste y que instinto de conservación tienen. En un
momento hemos pensado que se despeñaría barranco abajo, pero bien, que si
quieres, allí se ha detenido ante el vacío. La manada lo ha observado todo de
cerca.
Deberíamos
de haberlo despeñado. Nosotros hubiéramos comido rebeco y el no acabará
infectando a toda la manada.
En el Estany de Sotllo.
Alcanzamos
a Rosa cuando ya va a llegar a la tienda, se ha ido para abajo mientras nosotros
maniobrábamos con el rebecoo. Son las dos menos cuarto.
Hemos
bajado al trote y cuando llegamos al ibón, lo primero que hacemos es capuzarnos
en el mismo, el agua está fresca pero como tenemos calor se puede soportar.
Mientras
se nos secan los bañadores comemos al sol parte de la cena y comida sobrante y
recogemos tranquilamente la tienda.
Enmochilado
todo y sin prisas, a las tres y cuarto salimos para abajo.
El
camino de descenso se hace largo al sol. Hace un día de justicia y bajamos
despacio. Nos entretenemos con una vívora que he localizado en el camino y que
Juan cogerá para estudiarla de cerca, nos cruzamos con unos abuelos que suben
ilusionados como críos a La Pica, y en medio de un calor cada vez más creciente
nos llegamos al Refugio de Val Ferrera cuando son las cinco y media.
El
refugio es una casa de pequeñas dimensiones, con un comedor, recepción y cocina
en la planta baja y con la parte superior para dormitorios. Los aseos están
fuera pero sin agua y la ducha va con monedas. Estamos en Cataluña.
Poco o
nada tenemos que hacer aquí y consecuentemente nos vamos ya con ganas al
encuentro del coche. Son las seis cuando soltamos las mochilas, la sombra acaba
de llegarle. Mientras nos descalzamos comemos una fruta y descansamos de la
movida que se ha saldado con 1900 metros movidos. La escapada de este verano
nos ha salido barata en los Pirineos, hemos pagado con 3200 metros subidos.
Nos
vamos pista abajo al encuentro de algún buen lugar para acampar. Yo recuerdo un
pequeño prado segado junto al río que puede ser maravilloso, pero a mis socios
no les parece tan bueno para plantar la tienda ya. Por lo tanto. Nos llegamos
casi hasta Arreu y atravesando el precario puente del que sale la pista hacia
El Monteixo, en un trozo de abandonada pista que la unía con el vado, junto al
río acampamos. Son las siete menos cuarto y estamos a 1300 metros de latitud.
Lo primero que haré será baldear el
coche que está lleno de polvo, luego ponemos a refrescar las cervezas, secamos cosas humedecidas por el sudor,
preparamos la cena y cenamos tranquilamente con menú no previsto pero mejorando
ostensiblemente al que nos correspondía.
Brindamos
con cerveza a la temperatura del río: El Noguera de Val Ferrera a la vez que
les insinúo a mis socios el tema del Atlas
para el verano próximo. No recibiré ni siquiera el clásico y socorrido
“oído, cocina”, pero el asunto no se ha perdido entre los rumores de las
espumeantes aguas del barranco.
Los
mosquitos andan finos. Hay una legión de microscópicos volátiles que nos
quieren amargar nuestro merecido relajo. Nos tendremos que vestir del todo y al
final terminaremos por meternos en el coche a escuchar las noticias mientras
esperamos que se haga de noche, pues no queremos dormir con compañía no
deseada.
A las
diez menos cuarto ya ha llegado la oscuridad y nos empiltramos. La noche será
larga como todos y más ésta en la que Rosa se propone dormir hasta que le
despierte aquí el sol.
Desde
luego que no será así. A las seis y media estamos Juan y yo despiertos y a las
siete menos cuarto comentamos delicadamente ese asunto relativo al prometido
chocolate que mi esposa no deja de escuchar.
Desayunamos
con chocolate deshecho y sin pérdida de tiempo nos metemos en el coche y en la
carretera pues este día 8 de Agosto no tiene mayor objetivo que colocarnos en
nuestras respectivas casas al mediodía.
Y así
será, la carretera tiene poca circulación a estas horas de la mañana: Alins,
Llavorsí, Sort, Pobla de Segur y Tremp pasan pronto. Luego nos metemos en una
carreterica que nos llevará a través de un desierto en el que podemos
contemplar una granja de avestruces hasta Benabarre. Allí tomaremos ya buena
carretera y en el cruce de la nueva
carretera con los túneles bajo el Pantano de Barasona paramos a echar un bocado
y un trago, aprovechando para coger un poco de hinojo.
Poco
después continuamos para abajo hasta Barbastro y con algo de circulación nos
llegamos hasta Huesca. A las doce estamos en casa de Juan. Hemos realizado la
vuelta en menos tiempo del previsto lo que siempre es de agradecer.
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