Biiguinnoussene y el Corredor Este desde Ikhibi Norte. 31-7-99.
Canpamento Le Neltner, Corredor Noroeste y Col Tadat.
02-08-99.
Salida 07 h. Llegada 09 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Croquis de Biiguinnoussene. Vía en amarillo.
Estamos en el Atlas y es el noveno día de actividad, 2 de Agosto de 1999, lunes. ¡Quién lo diría!
Una de las buenas cosas que tiene la montaña en estas condiciones es que te olvidas del mundo como el que se olvida las llaves; así, sin querer y sin trascendencia, aunque a veces puede traer este olvido desagradables consecuencias. Y para que tan relajante olvido no resulte muy caro, todo habrá tenido que ser tomado en cuenta a la hora de la programación sabiendo que si la actividad varía de la programación no quedará otro remedio que pagar en caso de olvido.
Nosotros pues, comenzamos la semana más o menos a nuestra hora: las seis y media de la mañana, tres y media en Canarias.
Las maniobras son las mismas de todos los días y automatizadas en el mismo lugar nos cuesta lo mismo. A las siete y cinco atravesamos el campo hacia la fuente, es decir, hacia el noroeste. Es de noche todavía y funcionamos con la luna que ya no es llena del todo.
Valle hacia Imlil. 31-7-99.
Tomamos un caminillo de los muchos que hay en la pedrera y nos acercamos al espolón derecho que domina el corredor por el que vamos a subir.
Mis socios ganan el fondo del seco barranco, yo voy después. En dirección oeste comenzamos a transitar el fondo del mismo y a ganar altura a buen ritmo. Subimos mejor por el fondo que por los caminillos que aparecen y desaparecen a ambos lados del barranco.
Se ha hecho ya de día, casi sin darnos cuenta, y de idéntica forma nos subimos
Al Circo de Toubkal se asoma el Bigginnoussene. 2-8-99.
Poco más arriba el barranco se abre y se convierte paulatinamente en un enorme y empinado pedregal que se sube con cierta dificultad. Pero un camino bien trazado nos conduce, alargándose un poco, al collado situado a
El camino de la parte final estaba perfectamente trazado y se veía muy transitado, se trata de la vía directa entre el Refugio Le Neltner y el Refugio Lepiney, desde luego no tiene pérdida ni puede confundirse uno: el “pijorro” del collado está allí, lo hemos visto desde todos los lugares a los que hemos ido. Es un gendarme de enormes proporciones que no tiene punta afilada como veíamos sino que está bastante truncado.
Nuestra vía en el Corredor Este de Biiguinnoussene.
Frente a nosotros, unos
Gendarme característico en la Arista Nordeste de Biiguinnoussene. 2-8-99.
En el Col Tadat viramos al sur-sudoeste y por la arista nos vamos a contornear el gendarme por su cara este, recobrar la arista inmediatamente y ya un tanto al oeste o bien por la misma arista, ascender el casquete somital del Pico Biiguinnoussene situado a
Desde Biiguinnoussene. 2-8-99.
Permanecemos diez minutos en
la cima, que es un pedregal de enormes proporciones, contemplando los
alrededores. Echamos un trago y Rosa y yo nos vamos en busca del collado que
hemos visto desde el Col Tadat, para lo cual hay que bajar parte del camino que
hemos hecho en ascenso y tan pronto como se pueda, descender por la pedrera lo
más directamente posible al collado, ya que se trata del único paso visible en
toda la arista nor-noroeste. Juan se queda un poco en la cima y nosotros
abreviamos.
Cima de Biiguinnouessene con Akioud, Afella, Ras y Timesguida. 2-8-99.
Bajamos un tramo por donde hemos venido y enseguida nos vamos, buscando zonas de pedrera intermitente al encuentro de la pedrera continuada del final en la que hemos visto trazado el camino que buscamos.
Con cuidado porque van apareciendo continuamente en la pared afloraciones de roca firme inclinadísimas y desprovistas casi de gravas con tramos de gravera fina y que conforman una pedrera mixta bastante peligrosa para ganar tiempo, llevamos a pesar de todo un buen ritmo y alcanzamos el camino muy próximos ya al collado nor-noroeste del Biiguinnoussene al que llegamos cuando son las diez menos diez.
Calculo que estaremos a 3700 metros de altitud,
y en las piedras del estrecho collado nos sentamos a esperar que llegue Juan.
El collado se despeña en dirección oeste-noroeste. No es lo que yo esperaba: una vuelta a media ladera que nos dejara en la parte inferior del valle que sube del Refugio Lepiney, el Arhzane.
Devanando la duda entre esperar a Juan que no nos ha alcanzado todavía, lo que nos extraña, y el interés por ganar tiempo en el descenso ya que el día va apretado de programa, esperamos cinco minutos y le llamamos pero no contesta.
Al fin nos tiramos para abajo convencidos de que en cualquier momento llegará como una moto.
Se trata de bajar un severo y sombrío corredor limitado por enormes paredones verticales y oscuramente sombreado.
Al principio bajamos suavemente y bajo los paredones de la derecha del corredor. A continuación el camino se introduce en la pedrera y baja lo que tiene que bajar y lo que no ha bajado antes mientras llaneaba. Y ya puestos a bajar, dejamos el camino y bajamos resbalando de frente por la pedrera hasta que, casi en el fondo, nos aproximamos a los paredones de la izquierda, de los que nos separa un angostísimo y profundo canal en el que cae toda la piedra que pierde su lugar de equilibrio y que no parece, de ningún modo, ser vía practicable para nosotros; además que el camino que retomamos abajo se aleja horizontalmente de la canal en la que únicamente se puede recibir alguna pedrada y en el que posiblemente todavía quede hielo. A continuación no queda más remedio que bajar dos potentes escalones gracias a un camino inimaginable pero perfectamente práctico además de posible, pero todavía no alcanzamos la pedrera inferior.
Dando vueltas en Biiginnoussene. 2-8-99.
Juan no llega. Hemos vuelto la vista para atrás ni se sabe la de veces. Habremos bajado por encima de
Rosa se queda y yo abandonando el camino me voy por una vira que se incrusta en la pared derecha del corredor unos
Lo cierto es que lo que desde allí veo es lo mismo que veía antes aunque un poco mejor y llego a la conclusión de que ese corredor que veo, tan estrecho y tan inclinado no puede ser parte del amplio valle, el Arhzane, al que nos tiene que conducir. Y ante continuar bajando más, pues ha de estar más abajo el valle buscado y sin Juan, lo prudente nos aconseja desistir a pesar de lo que se nos viene encima, lógica y consecuentemente:
-Dile adiós al Afella, nos vamos para arriba.
-¿No has visto nada?
-Nada, lo mismo. Ese no debe ser el corredor que buscamos, no puede ser.
-Sí, mejor será que volvamos.
Nos damos la vuelta como unos condenados a cadena perpetua. Si es necesario, lo sabemos, hay que volver a subir al Biguinnoussene, total, solamente unos
Son las diez y veinte pasadas. Con la marcha de resistencia y conformados con nuestra suerte iniciamos el ascenso del corredor. Lo vamos a hacer a muy buen ritmo pese al pesimismo que nos embarga.
A las once estamos de nuevo en el collado y contentos a medias. Hemos subido llamando de cuando en cuando a Juan y volvemos a hacerlo al llegar al collado.
No recibimos respuesta por su parte pero tampoco es un lugar muy apropiado que digamos para que nos oiga un poco lejos y menos hacia lo alto. Por tanto, continuamos nuestro camino para arriba ahora hacia el Col Tadat.
Me parece oír alguna voz lejana, pero Rosa, que tiene oído de “cochín flaco” me dice que no se ha enterado de nada. Yo llamo varias veces antes de continuar para arriba.
Ahora si que no tengo dudas, hemos salido de la sombra acústica de la parte baja de la pared y oímos a Juan pero muy lejos y alto. Busco con la mirada y lo localizo inmediatamente muy próximo a la cima. También nos ha oído y nos indica que subamos. ¡Toma Biiguinnoussene otra vez! Son las once y media.
Bueno, pues para arriba y en regulares condiciones pues Rosa pelea con las pedreras de la descompuesta cara norte del pico del que hemos bajado hace un rato solamente. Falta de fuerzas resbala más que avanza y se enfada no sé con quien, yo no tengo la culpa. Subo bastante bien con la fuerza suficiente en las piernas para dar cuatro o cinco pasos malos y parar en algún firme antes de resbalar.
Entre ir a la arista nor-nordeste y subir de frente, se nos va la pared, sobretodo cuando abandonamos la zona de graveras.
Biiguinnoussene desde Afella, nuestra vía de descenso. 2-8-99.
Veinte minutos más tarde estamos con Juan de nuevo en la cima del Biiginnoussene.
¿Qué ha pasado? Pues hemos subido por segunda vez el Biiginnoussene
Algo muy sencillo a la vez que casual: Juan se ha quedado en la cima y se ha ido a la parte sudoeste a ver si encontraba paso por allí. Ha visto
Nos llama asomándose hacia donde supone que nos encontramos, pero nosotros hemos abandonado el casquete somital y estamos bajando las pedreras por lo que el ruido de las piedras no nos permite escuchar sus llamadas.
Juan de ningún modo piensa que
hayamos bajado por donde hemos bajado realmente, cree que habremos tomado algún
corredor y que estaremos bajando directamente hacia el Arhzane. Por tanto, toma
su corredor y se va para abajo, allá nos encontraremos. Pero espera en vano y
no nos encontramos. Entonces piensa que nos hemos quedado enrallados en algún
corredor y se repasa un buen número de ellos en la arista de Clochetons llamándonos
un poco a la desesperada ya que, de ninguna manera nosotros hemos podido ir por
allí, en todo caso podemos estar más abajo en la arista nor-noroeste.
Llamando, llamando llega de nuevo a la cima, da vueltas más que un canario en una jaula, nos busca hasta bajo las piedras, llama, espera, y al final nos oye donde menos puede imaginarnos.
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