El Dedo de Monteperdido de mis recuerdos. 26-6-12.
Punta de las Escaleras, Arista Sur,
Cima de Monteperdido, Corredor Oeste, Cara Sudoeste del Dedo y Cima del Dedo de
Monteperdido. Descenso al Ibón Helado, Refugio de Góriz, GR 11 a Collado de
Añisclo, Barranco de Añisclo, Sercue y Nerín.
13-07-2001.
Salida 11 h. Llegada 16 h.
Mixto.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa del Dedo de Monteperdido procedente de Prames. Vía en amarillo.
Pasamos
un corto cuarto de hora almorzando un poco en la Punta de las Escaleras y en un
instante en el que las nieblas se disipan momentáneamente, no tengo tiempo de
fotografiar al Perdido pero, sí en cambio, localizar el paso en los dos
resaltes rocosos siguientes; más arriba no parece haber mayores dificultades
que las que pueda ofrecer una pedrera bastante inclinada.
Son
las once y cuarto cuando descendemos fácil y rápidamente al Collado de las
Escaleras que rondará los 3000 metros de altitud y que está ocupado por un
plano nevero. Allí, guiados por citas
nos llegamos en ascenso a través de pedrera al paso clave del tercer resalte justo
en el lugar que he localizado.
La escalera Inferior. 16-8-09.
Se
trata de un paredón bastante vertical de
alrededor de 12 metros de altura, de roca caliza firme y lisa pero con
suficientes presas para un corredor vertical de alrededor de 7 metros de largo
que rompe la pared.
Subimos
fácil y rápidamente el paso para continuar con otro rellano inclinado de
pedrera bastante estable y en el que, de nuevo, las citas nos conducen a la
entrada del corredor que rompe la cuarta y última escalera, nosotros no hemos
hecho íntegramente lo que se conoce como la Vía de Las Escaleras, nosotros
estamos haciendo toda la Arista Sur.
La Escalera Superior desde la terraza entre escaleras. 16-8-09.
Se
trata del corredor que había localizado perfectamente desde la Punta de Las
Escaleras. Es bastante largo e inclinado con buenas presas pero tiene la
dificultad de estar muy húmedo. Rompe un paredón de alrededor de 25 metros de
altura y requiere de un paso amplio para alcanzar la salida, no dejando de ser
fácil a pesar de tener la roca bastante mojada.
En la Escalera Superior. 16-8-09.
Superado
el escalón una pedrera bastante firme y en fuerte pendiente sobre la que se van
perfilando varios tramos de camino nos permite salvar los últimos 100 metros
largos de desnivel alcanzando directamente y a buen ritmo la cima de
Monteperdido a 3355 metros de altitud, segundo tresmil del día, en medio del
viento y de la niebla cuando son las doce y media del mediodía y no hay
cobertura para el móvil.
En la Cima de Monteperdido.
Me
abrigo un poco pues he subido ligero de ropa y el orache es francamente
desapacible, y echamos unos tragos de agua mientras llegan un par de montañeros
que suben por la vía normal. Uno de ellos es el que ha venido en el autobús y
con el que hemos charlado un momento.
Estamos
escasamente diez minutos en la cima ya que no hay nada que ver. Nos hacen y
hacemos fotografías y seguidamente nos vamos para abajo.
El
pequeño casquete somital que conduce al collado norte del pico lugar donde
finalizada el corredor noroeste está cubierto de nieve blanda, luego el
corredor se limpia y la pedrera baja hasta superar el nivel de la última
escupidera, lo que parece mentira en un año de nieves como éste, pero así es.
Desde la parte alta del Corredor Oeste de Monteperdido, el Cilindro. 16-8-09.
Bajamos
la pedrera en medio de nieblas que impiden la localización del Dedo pues a
duras penas podemos ver, a ratos, toda la amplitud del corredor y los pocos
claros que se producen son siempre al sur y nuestro objetivo esta al norte.
Rebasada
la última escupidera y tras consultar el mapa, un instantáneo claro me permite
localizar los verticales torreones del Dedo de Monteperdido.
-¡Allí
esta, Miguel!
-Ves,
ya te decía que tenía que estar muy próximo al Lago Helado.
Una
travesía a media ladera sobre la nieve que aquí rellena totalmente el corredor
nos permite acercarnos al paredón rocoso que limita el corredor por su orilla
norte.
La Sur del Dedo de Monteperdido. 16-8-09.
Miguel
va delante tranquilamente son sus botas de plástico y yo voy detrás con el
piolet y con cuidado pues mis botas no tienen cantos y están muy desgastadas:
son buenas para escalar pero consecuentemente malas para la nieve.
La
nieve no está demasiado dura y con su huella que yo reafirmo me resulta
suficiente. Luego unos pasos sobre la roca y vuelta a la nieve para atravesar
un corto tramo muy inclinado que permite contornear el final este del paredón
que limita al corredor por el norte y
alcanzar el plano collado al oeste del Dedo de Monteperdido.
Las
indicaciones dicen de escalarlo alcanzando las terrazas del sudoeste, es decir
por el lugar de mayor longitud pero nosotros lo vamos a subir por una chimenea
próxima a la cara sudeste.
La
vía que ha elegido Miguel tiene 40 metros que haremos con una cuerda de 60
metros y que me ha pesado en la mochila como un auténtico moro muerto. Sube
mientras lo aseguro yo desde abajo y luego, tras recuperar la cuerda desde
arriba subo yo.
El
paso de entrada, de unos 5 metros, es fácil con una buena grieta. A
continuación y con buena roca también aunque con presas abundantes pero menores
viene una chimenea semicircular de una docena de metros que se sube bastante
bien. Al final de la chimenea hay colocado un fisurero para asegurar la vía.
Poco más arriba un pilar divide la chimenea en dos ramas. Tomo el de mi derecha
en el que se le va reduciendo el tamaño de las presas a la vez que la roca se
estropea presentando la mayoría de las presas sueltas. Un fisurero y un friend
aseguran el paso que en sus 5 últimos metros hasta la salida cuenta con una
caliza pésima y absolutamente descompuesta.
En la Cima del Dedo de M0nteperdido.
Alcanzo
la reunión con la baga que llevo a modo de arnés casi por los pies. Al subir
asegurado con comba la he llevado toda la vía caída, lo que supuesto quizá para
mí la mayor dificultad de la escalada. Una travesía en horizontal permite
alcanzar el pilar central del Dedo de Monteperdido, tercer y último tresmil del
día con sus 3188 metros de altitud.
Es
la una y media, nos hacemos mutuamente una foto sin paisaje, nos perdemos las
vistas del glaciar, que desde este balcón inimaginable deben ser fantásticas y
tras montar el rápel con un mosquetón rapelo por el otro lado del pilar que es
un estrechísimo corredor muy vertical pero con mejor roca que su gemelo hasta
alcanzar los cintajos del segundo rápel.
Dedo de Monteperdido. 2-7-06.
Espero
en la reunión a Miguel y luego hago el otro rápel hasta el lugar donde
recuperaremos el material que hemos dejado.
El Ibón Helado desde su orilla oeste. 26-6-12.
Recogemos
el material, echamos un trago y bajamos el empinado nevero directamente hasta
le fondo del corredor. Miguel lo hará rápido y bien con sus botas, y yo con las
mías lo haré despacio y de espaldas al valle como procedimiento para no hacerlo
en un culembajen no peligroso pero tampoco deseado puesto que puedo acabar
hecho una sopa.
El Dedo y el Corredor Oeste de Monteperdido. 26-6-12.
Son
las dos cuando nos reunimos, se nos ha ido una hora con el Dedo, y tranquilamente
nos bajamos hasta las proximidades del Pequeño Lago Helado sin que en ningún
momento haya podido fotografiar el pico.
Girando
hacia el sur continuamos por la vía normal
cubierta de neveros hasta el Desierto de Piedras. Fotografío la cara oeste
de la Punta de Las Escaleras aprovechando un pequeño levante de las nieblas y
mezclados con los últimos que bajan y contemplando a las “confiadas” marmotas
que no quieren perderse en modo alguno los tímidos rayos de sol a pesar de los
“molestos bípedos” que pululan por allí, nos llegamos al Refugio de Góriz
situado a 2160 metros de altitud, cuando son las cuatro de la tarde; rematando
un día con tres tresmiles, dos de los cuales han sido nuevos para ambos, en el
que hemos movido 1300 metros de desnivel.
Clásica foto de las Escupideras. En medio el Dedo. 26-6-12.
Ponemos
a secar las botas, pedimos literas y tomamos una cerveza con frutos secos. Hay
que beber y hacer hora para cenar.
A
las seis y con apetito crecido cenamos unas latas de sardinas, aceitunas, chorizo,
longaniza, queso y galletas de chocolate con abundante agua y pan, un poco de todo
mientras queda apetito. Casi echamos una hora en el asunto.
Me
molesta el estómago y se me suelta el vientre cosa que liquido con un tanagel,
y cuando son poco más de las siete de la tarde decidimos dar fin al día. Tenemos
ganas de descansar y además no nos queda nada mejor que hacer.
De
siete a nueve duermo profundamente hasta que me despiertan.
Ha llegado un grupo y luego llegará otro a dormir a
la habitación. Más adelante seguirá haciendo calor y finalmente dormiré a ratos destapado. La
noche es larga, se duerme y se descansa.
A
las seis de la mañana me despierta Miguel al sábado día 14 de Julio, fiesta
nacional francesa como recordaré en su momento. A las seis y media hemos desayunado con lo que salimos del refugio a
una mañana que está muy nublada pero de la que esperamos que eso no suponga
ningún problema para la actividad que estamos emprendiendo.
Vamos
en horizontal y en dirección este-sudeste para girar pronto al este y ascender
alrededor de 200 metros para alcanzar el Collado Superior de Góriz a 2343
metros de altitud. Allí tomamos las citas rojiblancas de la G.R.11. y con ellas
nos iremos fundamentalmente en dirección este, ascendiendo lentamente por
transitado camino hasta pasar al sur de la Torre de Góriz separándonos a la vez
del Barranco de la Fon Blanca y acercándonos a los paredones rocosos del
sudeste del Perdido y del sudoeste del Sum de Ramond.
Las
nieblas bajan a la vez que nosotros vamos subiendo por lo que seguimos con
absoluta fidelidad las citas del camino ya que se trata de nuestro
salvoconducto cuando ganamos altura entre las terrazas del sur del Sum.
Atravesamos
algún pequeño nevero plano próximos al punto más alto de nuestro periplo
llamado “Vía de las Repisas” cuando comienza a gotear sitiados por la niebla.
Pasamos por el inicio del
camino que conduce a la Punta de Las Olas y continuamos adelante
contorneando la arista sudeste de este pico 300 metros bajo su cima ya
en medio de verticales paredones tanto por encima como por debajo. Poco más adelante un potente y vertical
nevero nos cierra el paso. La nieve está algo dura y me obliga a retroceder y
ponerme los crampones ya que la niebla no permite ver ni la extensión, ni la
potencia del nevero y menos si se trata de uno aislado.
A
la vez aprovecho para ponerme el forro polar ya que el ambiente así lo
aconseja. Miguel me espera al otro lado del nevero y en la parte baja del
mismo. Me guiará a voces ya que ha localizado las citas allí. Si las perdemos
el asunto se complicaría de forma escandalosa. El nevero se pierde vertical
para abajo y la niebla nos enseña de cuando en cuando verticales paredones por
arriba.
Una
repisa muy inclinada nos permite proseguir al encuentro de otro corredor
cubierto por un nevero menos potente que el anterior y que está equipado con
unos 30 metros de cadena en su lado oeste. Subimos el corredor y en su rimaya
superior lo atravesamos para tomar otro tramo de cadena horizontal que nos saca
del corredor. La verdad es que se trata de un tramo de camino que ya he recorrido
una vez pero en el que me encuentro totalmente desorientado. Luego, a toro
pasado me daré cuenta de que aquí a la salida del corredor es dónde se inicia
la vira por la que hicimos con Biola la subida a la Punta de Las Olas y otros etcéteras.
Seguimos
descendiendo por una vira rocosa lisa e inclinada de calizas claras en la que
se aloja otro nevero que ha roto la cadena que aseguraba el tránsito por la
vira. Descendemos por allí más de 50 metros llevando a nuestra izquierda un
oscuro paredón que vomita agua por todas partes, como si estuviera lloviendo,
se debe tratar de las escorrentías de algún nevero superior que poco más
adelante se convierten en barranco y que salta en cascada sobre el camino que
resultará ser un paso obligado pues más abajo el paredón está brutalmente
vertical.
Parte alta del Barranco de Añisclo. 15-8-09.
Pasa
Miguel corriendo a cubierto con su chubasquero y yo dudo con los crampones
puestos de sí sacar o no el anorak. Parado me estoy mojando, si me quito los
crampones o me pongo el anorak, también. Así que me lanzo al trote para pasar
bajo la cascada.
A
la entrada, tendrá alrededor de 15 metros de ancho, recibo uno de esos cubos de
agua intermitentes que arroja y que me cala cabeza y todo el lado izquierdo.
Cuando estoy más allá de la mitad recibo un segundo cubo, pero que más da ya,
estoy mojado completamente y al trote y con cuidado por los crampones salgo de la cascada para quitándome la
mochila y el forro como un rayo, sacar el anorak y abrigarme antes de que
empiece a perder calor; mejor mojado que mojado y frío; mientras Miguel
pretende hacerme una acuosa foto pues chorreo por todas partes.
Continuamos
para abajo siguiendo las citas hasta que un poco después alcanzamos una suave arista
que se despeña a nuestra izquierda. Bajo el brutal paredón aparece Pineta a nuestros
pies: estamos en las proximidades del Collado de Añisclo. Poco después y
siguiendo el camino próximo a la arista alcanzamos la zona inferior del collado
a 2440 metros de altitud y al amparo del viento en la ladera norte paramos a
almorzar ya que son las 10 de la mañana.
Estoy
tan mojado que casi no me apetece sentarme, pero lo haré finalmente sobre la
cuerda que también está algo húmeda. Comemos un poco al tibio solecillo que se
agradece y que la mañana nos proporciona aquí, las nieblas se circunscriben a
las partes altas de Ordesa, de donde venimos.
Cuando
estamos recogiendo, y solamente por probar, llamo a mi chic a que me contesta,
ya que hay cobertura, cosa que no sucedió en todo el día anterior. Le digo que
estamos en el Collado de Añisclo y que nos vamos para abajo.
Y
dicho, y hecho. Nos vamos para abajo, pasando por el lugar en el que acampamos
con Biola, al encuentro del Barranco de Añisclo en la parte derecha del, aquí,
amplio circo.
La Fon Blanca. 15-8-09.
El
Valle de Añisclo es largo, según dicen, más largo de lo que uno se suele
esperar. La parte superior hasta el Barranco de la Fon Blanca se baja rápido a
través de pradera alpina fundamentalmente, tras superar el resalte calizo
superior. Es un circo amplio limitado por los impresionantes paredones de La
Suca al este y los de la Punta de las Olas al oeste, que parecen más pequeños
porque están lejos unos de otros; se va encajonando poco a poco y por el que va
descendiendo el barranco formando continuas y espumeantes cascadas. Son 700
metros que se hacen fácilmente con la ilusión de que ya has bajado la mitad.
Contemplamos
la Surgencia de la Fon Blanca y la mimetizada cabaña pastoril mientras echamos
un trago de agua y me quito ropa ya que he bajado hasta aquí con todo.
La Cabaña de la Fon Blanca. 15-8-09.
Se
continúa para abajo por la orilla izquierda hasta que se angosta el valle y se
encañona. Entonces el camino se da una vuelta por las alturas alejándose del
fondo del barranco e iniciando el tránsito por zona arbustiva.
En
la parte alta de la senda sale el camino que rompiendo la pared este del cañón
conduce al Refugio de San Vicenda y a Cuello Viceto. A partir de allí, el
camino se despeña al encuentro del barranco y del puente frente al Barranco de
Capradiza. El camino cruza el barranco y continua ya definitivamente por la
orilla derecha del mismo, entrando definitivamente en el hayedo que se acompaña
de abundante boj y tejo y alejándose del lecho del barranco.
Me
he quitado el anorak y me encuentro prácticamente seco cuando comienza a tronar
por la parte baja del cañón. Poco después empieza a llover. Me he mojado, me he
secado y parece que ahora me voy a volver a mojar.
El
barranco casi siempre allá abajo alterna balsas deliciosas y espumeantes
cascadas en un casi continuo congosto; el camino aquí arriba, profundamente
sombreado y hoy algo húmedo comienza a alargarse indefinido y por ende
transitadísimo.
Poco después atravesamos
la plana gravera del Barranco de la Pardina a nivel del barranco principal pero
luego, cada cual a lo suyo, el barranco se ahonda y el camino se vuelve a
elevar.
Puente sobre el Barranco de Añisclo visto desde la Subida a San Vicenda. 16-8-09.
Sigue
lloviendo y la gente se cobija donde puede, ”cada cueva tiene su guarda” como
dirá Miguel, pero nosotros seguimos para abajo y a muy buen ritmo ya que queda
todavía bastante para San Urbez y ahora es cuando el camino se está haciendo
largo de verdad.
Frente
a la Estiva ya ha dejado de llover y el camino se da una vuelta por los aires,
atraviesa unos cuantos barrancos pequeños y se baja hasta el fondo del
barranco. Poco después contorneamos Mondotó y alcanzamos el inicio de la senda
que conduce a Sercué y Nerín sobre los 1000 metros de altitud.
Le
había propuesto a Miguel que en lugar de descender hasta el Puente de San Urbez
para subir luego toda la carretera hasta Nerín, podíamos tomar este camino que
ahorra un poco de descenso y es más directo, aunque por aquí no parece muy
probable que podamos hacer dedo.
La
propuesta es aceptada cuando son las dos de la tarde. Hemos echado un trago y
charlado con un grupo familiar que baja.
En
veinte minutos y en sostenido ascenso siguiendo la dirección oeste nos subimos
los 200 metros de desnivel que nos sacan del cañón a través de una minúscula
brecha en la parte alta del mismo. Luego ya, llaneando, empleamos un cuarto de
hora en llegar a Sercué, un pueblo que
está prácticamente destrozado.
Pasamos
por medio del pueblo y en ligero ascenso nos llegamos hasta el Collado de Nerín
y de allí, tras un breve descenso, nos llevará hasta Nerín.
Miguel
sube flojo y los últimos repechos se le “afíncan.” Me dirá que si llegamos a la
carretera me esperará a que vuelva yo con el coche.
El
camino llega todo sobrado hasta la parte alta del pueblo a 1281 metros de
altitud cuando son las tres y cuarto. Soltamos las mochilas y nos comemos una
manzana cada uno con incalculable gula y deleite. El día se las ha traído al
fin: hemos subido alrededor de 850 metros y bajado sobre 1750 metros lo que no
está nada mal puesto que sumados los dos días han sido 2150 metros subidos y
3050 metros los bajados.
Luego
el coche y con ausencia de prisas y ganas hacemos los 67 kilómetros que
depositan a Miguel en su casa cuando son las cinco de la tarde y a mí en la
mía.
Para ver el Comienzo.
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