Chornaleras desde Peña de Ordiso.
San Nicolas de Bujaruelo, Cabaña y Barranco de
Ordiso, Cara Norte, Peña de Ordiso, Grallera de Ordiso, Ibones de Ordiso, Punta
Chornaleras y Cabaña de Otal.
17-05-2015.
Salida 09:15 h. Llegada 18 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Chornaleras procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Pasado
el finde, el tiempo mejora y aunque hay
nubosidad de retención anunciada marchamos a Bujaruelo con programa abierto. Estamos
a 17 de Junio de 2015 un miércoles de deliciosa soledad para el monte.
Nos
llegamos sin prisas a San Nicolás de Bujaruelo aparcando a 1338 metros de
altitud en medio de una soleada y ventilada mañana. Las nubes de retención
están copando la arista fronteriza, suponemos que al norte un enorme mar de
nubes nos aportará material a granel y nos olvidamos de Saint Andre y Lourdes y
nos vamos a Ordiso.
Peña de Ordiso y Garmo Azurillo desde Bujaruelo.
Son
las nueve y cuarto de la mañana cuando tomamos la pista cerrada al tráfico y que transita en dirección noroeste por la Orilla Derecha del Ara hasta alcanzar
el ramal que se sube al valle de Otal, por el que bajaremos, mientras que
nosotros proseguimos de llano hasta el Puente sobre el Ara.
Abandonamos
la pista y nos introducimos en un camino herboso y húmedo pues esta noche ha
debido de llover algo, que transita la orilla izquierda del río y que se
incorpora a la pista en el inicio del Congosto de Ordiso.
La
pista llanea colgada en la orilla izquierda del río, nos enseña la Cascada de Pich
y nos deposita tras una hora de camino en el Refugio de Ordiso donde muere a
1600 metros de altitud.
Puente de Ordiso.
Entre
recuerdos de aquel pastor que nos dijera aquí hace una montonera de años: “Ola, busatros no
alcontrarez ixe camin… ye muito zarrau” nos bajamos hasta el puente para
introducirnos en el camino que recorre el Valle de Ordiso por la orilla
izquierda del barranco.
Se
trata de un transitado camino de animales que asciende suave y paulatinamente
hasta que se allana a la entrada del puerto lugar en el que se aproxima al
barranco, nos muestra una pequeña y deliciosa cascada y nos invita a atravesar
el barranco sobre los 1700 metros de altitud, antes de que alcancemos la Cabaña de Ordiso
que está situada algo más adentro en el circo y con aspecto de estar deruida.
Ladera Norte de la Peña de Ordiso.
Hemos
ascendido en dirección noroeste y a partir de aquí nos orientamos al sudoeste para
ascender una ladera amplia de verdura ya que el Hayedo de Ordiso se ha quedado por debajo.
El
crecido praderío sigue húmedo, corre el agua por cualquier parte a pesar de que la nieve ha desaparecido
prácticamente y ganamos altura en la ladera sin buscar camino y sin objetivo en
nuestro horizonte.
Una
serie de breves resaltes escalonados nos terminan depositando cerca de un
abrevadero bajo el collado de separación entre el Garmo Azurillo y la Peña de
Ordiso que es nuestro objetivo inicial.
Geranio robertiano en Peña Ordicuso.
Agradecemos
la disminución de talla de la hierba y bajo el abrevadero nos sentamos en unas
piedras a echar un bocado. La mañana está ligera, las nubes de retención siguen
en su sitio y nosotros disfrutamos de un sol intermitente y de una brisa asidua
que nos invita a abrigarnos un pelín.
Son
las doce menos cuarto de la mañana cuando reemprendemos la subida tras un corto
cuarto de hora de parada.
Fenez y Otal desde Peña Ordiso.
La
ladera va perdiendo hierba que es sustituida por calizas muy meteorizadas y
poco después alcanzamos un amplio collado de separación entre el Garmo Azurillo, una amable pirámide de
verdura que emerge del hayedo y que ostenta un crestón calizo en su vertiente
sur, visible desde San Nicolás y una arista suave y amable que se eleva paulatinamente
al oeste.
Cima de Peña Ordiso.
La
arista que presenta trazas de camino de animales carece de dificultad y tras ascender
alrededor de un centenar de metros nos deposita en la Cima de la Peña de Ordiso
situada a 2319 metros de altitud cuando son las doce y media.
Contemplamos
la esplendorosa Norte de Peña Otal y la
parte superior de las Placas de Fenez al sur mientras que hacia el este y norte
las nubes de retención secuestran las cabeceras de la sierra. Hacemos algunas
fotos con el móvil ya que no llevo la cámara y proseguimos por la arista en
dirección oeste que se afila hasta conducirnos a la cabecera de un escalón que
se faldea cómodamente por el sur y que enseguida nos deposita en un amable
collado entre las Puntas de Asnerillo.
Hacia la Grallera de Ordiso.
En
el Circo de Ordiso convergen las aguas
de un barranquillo que desaloja las aguas del Ibón de Ferreras por el norte y
un triple ramal que recoge las aguas del oeste. Hemos localizado desde abajo un
puente natural por encima de la cabecera del curso acuático situado más al norte
de los tres y vamos a visitarlo. Para ello, desde el collado al que acabamos de
acceder, iniciamos un faldeo de la arista en dirección prácticamente oeste y
que en muy suave descenso nos va a permitir atravesar las dos primeras ramas de
barranco hasta alcanzar un collado muy verde desde el que accederemos al
barranquillo que baja del puente natural.
Boca Este de la Grallera de Ordiso.
El
espumoso barranco, es el más caudaloso de las 4 ramas citadas, sale de la
cavidad del puente natural. Se trata de la Grallera de Ordiso y está situada a
2150 metros de altitud.
Consta
de una gran ventana o boca orientada al este a la que se accede con alguna
dificultad ya que el curso de agua rellena la base del cauce y las paredes del
mismo está pulidos por el paso del agua durante siglos.
Puente Natural de la Grallera de Ordiso.
Con
cuidado accedemos al interior del puente natural cuya base es una pedrera
inclinada y descompuesta en la que el agua corre por su orilla sur surgiendo de
una profunda y oscura cueva situada en
dicha orilla.
La
pedrera sigue en ascenso algunos metros ya al descubierto puesto que hay una
enorme ventana superior en la que revolotean las chobas piquigualdas,
“grallas.”
Desde el interior de la Cueva de la Grallera de Ordiso.
El
receptáculo está cerrado por verticales paredes de calizas muy descompuestas no
presentando más que una comprometida salida que pasará del IV y que desechamos
evidentemente.
Azurillo y Ordiso desde la Grallera de Ordiso.
Por
tanto, hemos de bajar la pedrera, cruzar el barranquillo recién nacido y salir
por donde hemos entrado para remontar la ladera fuera de las paredes y
colocarnos encima del puente natural de tal forma que visualizamos la cavidad
desde arriba y certificamos la dificultad de la salida directa. Es la una y
media, se nos ha ido una hora en el periplo de la Grallera pero ha merecido la
pena reconocer este paraje del que no teníamos noticia alguna.
Hacia Cardal.
La
continuación es en suave ascenso y en dirección sudoeste al encuentro de los
Ibones de Ordiso. Lo hacemos por un ondulado valle lateral suspendido en las
laderas inferiores de Mallaruego y Ferreras que todavía quedan colgadas algo
arriba.
Ibón de Ordiso.
Media
hora después alcanzamos el Ibón de Ordiso situado sobre los 2350 metros de
altitud y en que estuviéramos hace la intemerata de años. Se trata de un ibón
irregular y poco profundo en el que todavía beben algunos neveros residuales.
Lo
bordeamos por su orilla este y abandonamos la cubeta lacustre en ascenso por
una ladera de verdura en la que ganaremos altitud con destino a Chornaleras.
La Este de Chornaleras.
Un
poco al sudoeste del ibón grande se encuentra el Ibón Medio de Ordiso situado
en otro escalón glaciar sobre los 2500 metros de altitud que nosotros dejamos a
nuestra izquierda al proseguir
claramente en ascenso con dirección al Collado Chornaleras o Puerto de Ordiso situado entre este pico y
el Mallaruego.
El
Valle Colgado de Ordiso es extraordinariamente irregular y todavía cuenta con
otro ibón, El Ibón Pequeño de Ordiso situado al sur del Ibón Medio y que
visitaremos al descenso. Además el barranco que sinuosamente lo recorre en su
parte baja se filtra en un punto inferior y nos hace suponer que es el que
aparece de nuevo en la Grallera. Un valle con peculiaridades.
Alcanzamos
el Collado de Chornaleras situado sobre los 2550 metros de altitud y tras
contemplar una espléndida y esperada imagen de la Este de Escuellas tomamos la
loma al sur y nos vamos para arriba.
Tendeñera y Ripera desde Chornaleras.
Se
trata de una ladera amable que asciende alrededor de 50 metros y que nos
deposita en la también amable cima de Punta Chornaleras situada a 2561 metros de
altitud. Son las dos y media y nos sentamos a comer al abrigo de la brisilla
cimera.
De Ripera o la Blanca a Sabocos desde Punta Chornaleras.
Comemos
lo de costumbre aderezado con una cumplida ración de la Norte de Tendeñera y
con un toque especial de Forato que llevo dando vueltas por la cabeza algo más
de un par de años.
Media
hora después iniciamos el descenso hacia el Valle de Otal teniendo muy presente
que esta amable cima no lo es tanto en sus vertientes sur y oeste compuestas por un par de escalones calizos
vestidos de paredes que arrancan del Collado de Tendeñera.
Ibón Pequeño de Ordiso.
Destrepamos
un corto tramo de arista y alcanzamos un amable hombro desde el que descendemos
por la ladera en dirección este orientados por el Ibón Pequeño de Ordiso que
ocupa la parte baja de este vallecito suspendido.
Collado de Tendeñera desde las Paredes de Chornaleras.
En
la divisoria sur del vallecillo arrancan las paredes del resalte superior por
lo que no queda otro remedio que alcanzar el barranco desagüe del ibón en el
que anida un nutrido rebaño de cabras. El barranco tiene un final liso y mojado
por lo que lo descenderemos por las inmediaciones de su ladera izquierda, hay
una pared de verdura asequible y escalonada.
Situados
en la siguiente terraza, proseguimos nuestro rumbo este para recorrerla casi
completamente y alcanzar su desagüe por el que nos desmontaremos de la misma
transitando unas gradas también en su orilla derecha a la que van a parar las
paredes inferiores que arrancan del Collado de Tendeñera.
Descenso desde Punta Chornaleras.
Creo
que se trata del camino más fácil para acceder a la Zona de Ordiso-Mallaruego
si se parte del Collado de Tendeñera.
Atravesamos
el cono de deyección del barranco y nos introducimos paulatinamente en el
praderío que de aquí para abajo rellenará todo el puerto.
En
el rellano al que inmediatamente accedemos encontramos las balizas del GR que
seguiremos mientras llanean puerto hacia el este. Atajamos algunos trozos de
camino iniciando el descenso hasta que finalmente decidimos abandonarlo para
iniciar un descenso persistente por medio del praderío en el que alternaremos paretazos
de verdura crecida y demasiado basta como consecuencia de no ser comida por el
ganado y algunos breves descansillos en el que recuperamos las rodillas.
Vista atrás desde la Cabaña de Otal.
El
descenso se hace largo pues parece que nuca vamos a llegar a la Cabaña de Otal
cosa que finalmente haremos cuando son las cinco de la tarde. Estamos a 1700
metros de altitud.
La
cabaña está hecha una cochambre y en poco se parece a la que conociéramos y
disfrutáramos hace una treintena de años. Sin ningún mantenimiento tiene poco
futuro pero no debe ser problema, quizás esperen a que se caiga para hacer otra
nueva con alguna subvención y dejan los escombros y la basura en medio del
valle, lo que no sería la primera vez; no será robo pero si un despilfarro más
de los dineros de los contribuyentes y para el caso…
Como
la pista solamente es transitada en la actualidad por los ganaderos, sus
allegados y los allegados de algún que otro guarda forestal de la zona, nos la
chuparemos a calcetín para recordar la distancia al Cerrojo de Otal al que
llegamos tras cruzar el Barranco de Otal.
El
Barranco se marcha hacia el norte, la pista hacia el sur y nosotros tomamos el camino de en medio que ataja la pista y que
nos deposita enseguida en la misma cuando estamos en las inmediaciones de San
Nicolás de Bujaruelo.
El
último descenso ha sido breve pero a pesar de ello son las seis de la tarde
cuando llegamos al coche liquidando una circular que además de larga nos ha
obsequiado con 1500 metros de desnivel.
Una
cerveza en el Mesón de San Nicolás y una horica más de coche para casa con lo
que liquidamos una jornada más de acierto en la decisión a la hora de fijar
objetivos. La flexibilidad no tiene precio y las nubes de retención siguen
rapiñando el paisaje.
Maja vuelta Mariano, bastante más larga que la que hice yo hace unos años por esa zona y con el aliciente de la Grallera. Habrá que tomar nota para visitarla algún día.
ResponderEliminarSaludos.
¡Hola David!
ResponderEliminarLa Grallera es espectacular y merece la pena la visita y más en época en la que la surgencia tenga agua.
Si quieres salir por arriba llévate algún material puesto que la mitad superior está muy delicada. Nosotros nos la miramos y la dejamos.
Se pueden hacer todas las variantes que se quiera conociendo un poco el terreno pero claro, el precio va en forma de esfuerzo y a veces nos empieza a resultar carillo. De hecho también pensábamos hacer Mallaruego pero como ya habíamos estado hace algunos años lo dejamos.
¡Que vaya bueno!
desconocia esa Grallera, tomo nota para ir a visitarla!
ResponderEliminarEs una zona no demasiado visitada y que nos guarda una de las muchas agradables sorpresas de este Pirineo tan enorme y en muchas ocasiones tan desconocido.
ResponderEliminarEs un rincón espectacular y similar al Arco natural del Fraile en Collaradeta.
¡Que vaya bueno!